El comercio. Se desarrolló enormemente gracias al control de las rutas marítimas y terrestres (calzadas), y al uso de la moneda (as de bronce, denario de plata y áureo de oro). Roma mantuvo un intenso comercio con sus provincias de las que se abastecía de materias primas. También comerció con territorios fuera de sus dominios en el norte y este de Europa. Allí compraban ámbar, trigo, esclavos y pieles. De África traían esclavos, oro y marfil. Y de Asia obtenían especias, sedas y perfumes.
Mapa de las rutas comerciales Romanas