el ciclo de regeneracion i �Pocas favorables el 23 de septiembre de 1846, neptuno, el planeta m�s exterior, fu� descubierto a cerca de cinco mil millones de kil�metros del sol, en un lugar se�alado anteriormente merced a deducciones matem�ticas puras. posteriormnte se encontr� que este planeta ten�a un tama�o intermedio entre el de los planetas interiores y el de los gigantes saturno y j�piter. parec�a extremadamente rarificado, que generaba su propio calor interno y, sobre todo, que pose�a una atm�sfera de metano puro. ahora bien, si recordamos la idea de que la atm�sfera es aquella parte de los planetas mediante la cual transforman y retransmiten la luz solar, este hecho resulta muy interesante. por que de todos los gases principales de los que se ha hallado trazas en las atm�sferas planetarias, el metano es el m�s fino, el menos denso. en tanto que el bi�xido de carbono de marte y venus tiene un peso molecular de 44, el ox�geno (o2) y nitr�geno (n2) de la tierra, 32 y 28 respectivamente, y el amonio de j�piter 17, la cifra para el metano es s�lo de 16. por lo cual neptuno posee el mecanismo transformador m�s 'delicado' en el sistema solar. y podemos creer que su influencia corresponda a aqu�l. en el diagrama del cuerpo humano, donde encontramos que las distintas gl�ndulas endocrinas se hallan en una espiral que irradia desde el coraz�n, en orden que corresponde al de los planetas, notamos que la gl�ndula situada m�s exteriormente era la pineal, instalada en el centro del cerebro. hasta donde pudimos ver, esta gl�ndula no funciona en el hombre ordinario o, al menos, s�lo rinde una peque�a parte de sus funciones posibles. y, puesto que las gl�ndulas est�n distribuidas en orden creciente a su intensidad de energ�a, esto parec�a tener explicaci�n en que el hombre no dispone ordinariamente de la suficiente intensidad de energ�a para lograr poner en funciones a esta gl�ndula m�s exterior y de mayor alcance. otros indicios sugirieron que su funcionamiento estaba realmente relacionado con la regeneraci�n de todo el ser del hombre y con la aparici�n en �ste, de nuevos poderes y percepciones. si existe alguna conexi�n o influencia desde el planeta neptuno que gobierna la gl�ndula pineal y su funci�n potencial, nada podemos saber a este respecto en relaci�n al hombre individual. pero para el conjunto de la humanidad debiera existir alg�n efecto visible del acrecentamiento y la mengua de esta influencia. el ciclo de neptuno es de unos 165 a�os. y aunque neptuno est� tan alejado que su influencia resulta casi constante, de cualquier manera debe haber dentro de este ciclo una �poca durante la cual esta influencia se encuentra en su mayor fuerza, o quiz�s en su conjunci�n m�s favorable con otras fuerzas en el universo, como las provenientes del centro gal�ctico; y otra �poca en la cual se encuentre en su menor fuerza. �cu�l podr�a ser el efecto en la humanidad, del momento m�s favorable de esta influencia? se creer�a que es posible encontrar en general, un inter�s m�s profundo que el ordinario, en la idea de regeneraci�n, una b�squeda m�s extensa sobre la humanidad, de un nuevo camino, una nueva vida, un escape hacia lo desconocido. y, tambi�n se podr�a esperar que el mayor n�mero de hombres o, mejor dicho, que algunos hombres llegar�an a alcanzar la regeneraci�n, lograr�an ser transformados en nuevos seres. sin embargo, sobre esto es dif�cil hablar porque con mucha frecuencia, aunque no siempre, por el hecho de su transfigura. ci�n desaparecen del curso ordinario de la historia y dejan de ser visibles. como quiera que sea, pueden quedar ciertas trazas de su existencia. una vez que han logrado llegar a regenerarse o transformarse, su labor consistir� en organizar 'escuelas de regeneraci�n', acerca de las cuales pr�cticamente nada se sabe de ordinario. pero tales escuelas pueden, tambi�n, haberse enfrascado en alguna expresi�n externa de su labor, como en la construcci�n de templos, la redacci�n de escrituras, la conducci�n de la investigaci�n cient�fica, etc. y es merced a estos coproductos, por as� llamarlos, que podemos tener un indicio de las �pocas en que existieron muchos o quiz�s algunos hombres conscientes.
probablemente algunas escuelas siempre existen en una u otra forma. pero en �pocas no favorables, pueden existir en forma muy oculta y concentrada, del modo como en invierno permanece escondida y concentrada la vida de una planta en la semilla. por otra parte, en �pocas favorables, aunque la escuela interior se halle todav�a oculta y concentrada, sus escuelas preparatorias y su labor o efecto externos pueden alcanzar grandes proporciones y hasta afectar fundamentalmente el curso de la historia visible. en tales �pocas algunos de los hombres que han logrado alcanzar en s� mismos el objetivo de la escuela, pueden a�n aparecer como figura famosa en car�cter de sacerdotes, santos, arquitectos, pintores, etc. aparte de esto habr� gran n�mero de escuelas de imitaci�n que se levanten espont�neamente del inter�s general por la regeneraci�n, pero que carecen de hombres consciente conectados con aqu�llas y que, por tanto, tienen que contentarse con el estudio de la literatura antigua, la invenci�n de m�todos fingidos y, en general, con pol�micas sobre la idea de regeneraci�n. pero, curiosamente, son �stas las que frecuentemente nos proporcionan el mejor indicio de la existencia de per�odos favorables. entonces, podr�ase decir, la autoperfecci�n es una idea en boga. �c�mo son las verdaderas escuelas, c�mo est�n organizadas, cu�les son sus reglas y m�todos, c�mo se obtienen los alumnos apropiados o la materia prima del curso general de la vida? lo ignoramos. evidentemente, uno de sus principales requisitos es el secreto y lo an�nimo, as� como es necesario un lugar oscuro, oculto y encerrado del suelo para la germinaci�n de la semilla. porque, aunque podamos suponer la existencia de una escuela en funciones -como en los misterios de eleusis, en ciertas �pocas, o entre los grupos de constructores de catedrales todos cuentos se relacionan con aqu�llas, nos son completamente desconocidos como individuos. 1 como en el caso de la germinaci�n de la semilla, esto es bien comprensible. la germinaci�n o regeneraci�n de los hombres s�lo se puede iniciar en un medio imperturbado y favorable, apartado de interferencias exteriores. en realidad, casi toda nuestra muy reducida informaci�n acerca de 'escuelas de regeneraci�n' y de su conocimiento original nos llega de disc�pulos renegados o merced a circunstancias excepcionales que algunos disc�pulos interpretaron como la liberaci�n de sus votos. por ejemplo, gran parte de nuestro conocimiento sobre los misterios orficos nos proviene de aqu�llos, como clemente de alejandr�a y athen�goras, que fueron ap�statas de grados elementales de los misterios para convertirse al cristianismo y, luego, utilizaron su informaci�n parcial para delatarlos. otro caso curioso concierne a la escuela conducida en alejandr�a, en el siglo iii, por el misterioso amonius, vendedor de sacos. aparentemente una de las reglas de la escuela era que nada deber�a escribirse y los principales disc�pulos de amonius herrenius, origen el cristiano y plotinus- hab�an aceptado esta condici�n. empero, herrenius, rompi� su voto, raz�n por la cual tanto origen como plotinus creyeron que les incumb�a corregir una falsa impresi�n. en la actualidad nada queda de los escritos de herrenius, m�s plotinus ha quedado como nuestra principal fuente de indicaciones acerca de la ense�anza interior de las verdaderas escuelas neoplat�nicas. en ocasiones parece que ciertas escuelas dejan escapar intencionalmente conocimientos por medio de alg�n intruso o merced a alg�n cient�fico, profesional o escritor simpatizante. por ejemplo, una de las mejores exposiciones de las teor�as cosmol�gicas secretas de los rosacruces del siglo xvii, se debe a un doctor ingl�s, robert fludd. fludd es por naturaleza un grandilocuente porfiado, pero al haber interpretado ret�ricamente esta teor�a cosmol�gica y al haber denostado violentamente a su oponente materialista, john kepler, dejar caer una curiosa observaci�n: "�pero, cree ud. realmente que es imposible para un hombre, mediante la virtud divina, crear un nuevo universo llamado microcosmos? si esta es vuestra opini�n, est�is enteramente equivocados.... pero mejor es que el zapatero no deje su horma. en eso confieso no saber nada; me conformo con mi investigaci�n de la naturaleza".
fludd se refiere a la posibilidad de crear un nuevo hombre, de la regeneraci�n, y admite que �l no pertenece a la 'escuela de regeneraci�n', sino que s�lo algo se le ha dado de su teor�a cosmol�gica. en alguna otra parte describe c�mo le fueron mostrados ciertos experimentos por hombres "que, sin duda, son mil veces preferibles a fludd y kepler en los misterios filos�ficos y en su profundo y verdadero conocimiento de la armon�a c�smica". 2 tales revelaciones accidentales del conocimiento especial de 'escuelas de regeneraci�n' por medio de disc�pulos renegados o de expertos invitados desde el exterior, es en cierto sentido la fortuna de quienes llegan m�s tarde a la historia, como nosotros mismos. si no fuera por esto, nada sabr�amos acerca de las escuelas o de su conocimiento, excepto a trav�s de lenguaje altamente cifrado de ciertas 'escrituras' dejadas por ellas, o por medio del simbolismo de ciertas escrituras o construcciones especiales, as� que estas revelaciones s�lo pueden referirse a ciertos conocimien. tos te�ricos del universo y de la fisiolog�a del hombre. nunca pueden conducir los m�todos y pr�cticas de tales escuelas, a�n cuando deseara revelarlas el escritor. al tratar de relacionar el desarrollo y la contracci�n renovados de las 'escuelas de regeneraci�n' en el ciclo de neptuno, nuestra primera dificultad est� en saber por d�nde empezar. ciertas tendencias generales son claras, pero el a�o preciso del m�ximo desarrollo es dif�cil encontrar. probablemente los ejemplos m�s claros en �pocas hist�ricas est�n ligados a la consolidaci�n de las escuelas de las catedrales g�ticas, alrededor de 1125, y el momento m�s manifiesto de la escuela alquimista de los rosacruces, alrededor de 1620, a partir de la cual la referida escuela 'devino secreta', desapareciendo toda referencia en la literatura. si tomamos per�odos de 165 a�os desde estos dos puntos de referencia, tenemos marcados los a�os 30 a. c., 135 d. c., 300, 465, 630, 795, 960, 1125, 1290, 1455, 1620 y 1785. incidentalmente, en estos a�os neptuno se halla en el punto central de libra, esto es, se halla en la direcci�n del centro gal�ctico, cualquiera que sea el significado que esta conjunci�n pueda tener. 3 aunque �ste no es lugar para examinar en detalle este desarrollo de movimientos esot�ricos en relaci�n con la historia, muchas de las fechas citadas recuerdan de inmediato el surgimiento de una influencia completamente nueva de esta naturaleza. el a�o 135 d. c. marca el renacimiento sorprendente del budismo, que en esa �poca se lanza s�bitantes desde la regi�n originaria y hace surgir al nordeste hasta la china y al oeste hasta el afganist�n. alrededor de 300 d. c. el desarrollo de la vida anacoreta en el desierto egipcio provey� una puerta inesperada de escape del mundo romano, arruinado y en quiebra, y el principio de un nuevo aspecto de cristiandad. un ciclo m�s tarde san benedicto crea en monte cassino un modelo para todo el sistema mon�stico de occidente, en tanto que en 630 d. c., mahoma hab�a dado cima a los preparativos conducentes a la extensi�n del isl�m desde la india hasta el atl�ntico. todav�a otro ciclo y padma sambhava introduc�a en el tibet esa influencia que hab�a de convertirse en el punto matriz del conocimiento esot�rico hasta nuestros propios d�as. acerca de los efectos de aquellas escuelas que en el principio del siglo xii dise�aron las catedrales g�ticas y remodelaron la sociedad y las costumbres medioevales de arriba abajo, tenemos quiz�s m�s materiales que en todos los dem�s casos. por doquier apreciamos su influencia en arquitectura, m�sica, arte, ritual eclesi�stico, en la extensi�n de la paz pol�tica, en la acertada organizaci�n de castas y gremios, hasta en la sabidur�a popular de leyendas y proverbios. sobre la estabilidad as� creada, europa contin�a existiendo en memorias vivientes. quiz�s ninguna otra corriente esot�rica en la historia haya creado un efecto de tal manera tan profundo y duradero. sin embargo, debemos recordar al mismo tiempo, que todos estos son en realidad, s�lo efectos muy remotos de la verdadera labor de esas escuelas. los hombres que produjeron esos cambios en la vida exterior y en la historia y cuya existencia podemos verificar, probablemente no pertenecieron a estas escuelas. ellos pudieron haber sido influ�dos o guiados por hombres de escuela, o simplemente pudieron haber imitado a otros que ya hab�an tenido esa influencia de segunda mano.
en cualquier caso podemos estar pr�cticamente seguros de que aquellos que formaron los c�rculos internos de tales escuelas, permanecen tan invisibles para nosotros como fueron, sin duda, a�n en su propia �poca. porque la verdadera y �nica labor de tales hombres es regenerar a otros hombres, esto es, ayudar a algunos hombres escogidos a crear almas conscientes. esta es una labor muy especial e intensa que s�lo puede conducirse aislada, por decirlo as�, de las �speras influencias disgregadoras de la vida. porque aunque los hombres que producen estas escuelas, deben ser suficientemente fuertes para volver a la vida mundana e influirla, puede haber etapas en su desarrollo en las que son muy vulnerables, m�s que los hombres comunes y durante las cuales toda la labor puede ser anulada por influencias que los �ltimos, protegidos por su caparaz�n de h�bitos e indiferencia, no llegan siquiera a notar. el bienestar material de la sociedad moderna es producto de m�quinas cuya existencia depende a su vez de la industria comparativamente peque�a pero de gran precisi�n requerida para fabricar herramientas con qu� hacer m�quinas. precisamente en la misma forma, todos los efectos verdaderamente civilizadores son producidos indirectamente por hombres conscientes. m�s, ellos dependen a su vez de la existencia de escuelas para crear hombres conscientes. y estas son las que nunca podemos ver. tal es la relaci�n entre el mejoramiento visible, producidopor las influencias civilizadoras en la historia y la labor invisible de escuelas de regeneraci�n. hasta qu� altura penetra esa labor invisible es cosa que no podemos saber. pero podemos encontrar un indicio en los principios reconocidos de la ense�anza acad�mica. supongamos que cincuenta hombres buenos de la vida ordinaria, pueden ser dotados de justa comprensi�n por un hombre para quien el alcance de la conciencia se ha convertido en rasgo permanente de su esencia. y supongamos que cincuenta hombres de este �ltimo nivel sean instru�dos por un hombre de alma consciente. �qu� categor�a de hombre ser�, entonces, necesario para conducir una escuela para cincuenta hombres conscientes? nuevamente somos incapaces de responder. pero podemos comprender, a partir de este principio, que la '�poca de oro' m�s grandiosa ciertamente puede crearse por no m�s de cincuenta hombres conscientes que, a su vez, pueden depender de la presencia en el mundo, en ese tiempo, de un solo hombre de una categor�a desconocida pero todav�a m�s alta. en papeles hist�ricos, tales como los de cristo, buda, mahoma, parece que vemos por lo menos la traza de esos �ltimos hombres. desde el punto de vista de los hombres comunes, la caracter�stica de los per�odos favorables ser� que en ellos es m�s f�cil responder a influencias superiores. sin embargo, visto desde arriba, el punto principal sobre esos per�odos puede ser que ciertas condiciones c�smicas permiten entonces la entrada en el mundo de un hombre de desarrollo nor. malmente inconcebible y que todo lo dem�s depende de �l. en realidad, estas dos ideas son igualmente valederas e igualmente importantes. al mismo tiempo debe recordarse que los per�odos favorabls y desfavorables en s� mismos no cambian nada para el hombre ordinario. nunca se nos ocurre imaginar que un mosquito que vive en un asoleado d�a de mayo, sea un mosquito mejor al que vive en un d�a nublado de septiembre. s�lo que aqu�l es m�s afortunado. la diferencia reside sencillamente en que en mayo el sol se hace relativamente visible a los mosquitos, as� como en los tiempos de los festivales dram�ticos de los misterios de eleusis o de las peregrinacione organizadas por los constructores de catedrales, la verdad era relativamente visible para los hombres comunes. estas ideas parad�jicas est�n bien expresadas en un relato que nos llega desde los tiempos de los ermita�os egipcios, precisamente uno de los per�odos favorables antes mencionados. un anacoreta tuvo una visi�n. parec�a estar junto a un ancho mar, desde cuya cercana playa, mientras miraba, se elev� un monje y volando con poderosas alas se remont� derechamente hacia una playa distante y casi invisible. en tanto el ermita�o contemplaba esto, se levant� un segundo monje, pero con alas mucho m�s d�biles, as� que apenas pod�a mantenerse por encima de las ondas y, s�lo despu�s de esforzado trabajo y demasiados peligros, lleg� por fin al otro lado.
sin embargo, mientras contemplaba, se levant� un tercer monje, pero con un vuelo tan d�bil que cay� una y otra vez al mar, escapando de ahogarse s�lo tras un gran esfuerzo. empero, al final, contra toda posibilidad, este monje alcanz� tambi�n la playa distante. despu�s de considerarlo mucho, el ermita�o fu� con su superior y le narr� la visi�n. el superior di� esta interpretaci�n. "el primer monje que viste, es el que aspira a subir al cielo en nuestro tiempo -es relativamente f�cil; el segundo monje representa a aquellos que intentan la tarea en el tiempo que nos seguir�ser� mucho m�s dif�cil; el tercer monje es uno que trata de llegar al cielo en el futuro muy distante, cuando es casi imposible lograrlo. al�grate que vivas en nuestro tiempo; pero no olvides esto - el esfuerzo del tercer monje vale por el de los dem�s". ii la obra de las escuelas aunque es poco lo que sabemos de las escuelas de regeneraci�n, no podemos omitir un aspecto de su labor. dijimos que su objetivo debe ser ayudar a algunos hombres capacitados para crear almas conscientes. desde un punto de vista el �xito, o hasta el �xito parcial de esta labor, significar�a que esos disc�pulos adquirir�an muchos poderes nuevos en comparaci�n con los hombres comunes. por ejemplo, los describimos como llegando a percatarse de su propia naturaleza y de su verdadera relaci�n con el universo que les rodea. partiendo de esto, podr�an empezar a comprender lo que eran capaces de hacer y lo que no pod�an hacer. por tanto, estar�an capacitados para concentrar toda su fuerza en objetivos posibles y se ahorrar�a el desgaste que el hombre com�n hace de grandes trabajos y esfuerzos para tareas imposibles, nunca realizables por las leyes de la naturaleza. por tanto, todos los hombres comunes gastan una buena cantidad de energ�a f�sica y emocional en un esfuerzo para alterar a la gente que les rodea. simpre est�n queriendo que sus amigos, enemigos, socios o conocidos se comporten de modo contrario a como lo determina su tipo. quieren que gente intelectual respete sus sentimientos, que gente emotiva acepte sus teor�as; quieren que los tipos lentos sean r�pidos, que los impacientes sean pacientes, que los gitanos sean diligentes y los guerreros, apacibles. todo esto es esfuerzo infructuoso. una de las primeras cosas que aprende un hombre que se hace m�s consciente de s� mismo y de lo que le rodea, es que no puede cambiar a nadie: s�lo puede modificar su propio punto de vista. y, parad�jica. mente, esta comprensi�n, si penetra realmente su ser, le dota de poderes imnediatos enteramente nuevos y con una libertad totalmente nueva. en virtud de ella se encuentra en el mundo con una inmensa ven. taja. todas sus fuerzas son liberadas, para el logro de lo que realmente puede alcanzar. esto se refiere a la adquisici�n subjetiva de nuevos poderes merced al hecho de ser liberado de ciertas ilusiones comunes. pero m�s all� de esto, la conciencia acrecentada, tambi�n, puede acarrear poderes objetivos relacionados con el desempe�o de una nueva funci�n, mediante un sistema nervioso que no ha funcionado hasta entonces, como se discuti� en cap�tulos anteriores. un poder as� es la verdadera telepat�a, esto es, el poder de colocar pensamientos definidos en la mente de otros, a voluntad. en la cuesti�n de estos objetivos o poderes verdaderos no podemos entrar aqu�. s�lo podemos saber que es posible su desenvolvimiento y que debe formar parte del trabajo de toda escuela verdadera. hemos visto c�mo hasta la eliminaci�n de ciertas ilusiones da una enorme ventaja al hombre. sin embargo, en el momento en que deja de pensar que puede cambiar a otros y empieza a darse cuenta de que puede confiarse absolutamente en la debilidad de cada hombre, puede ocurr�rsele cualquiera de estas dos preguntas c�mo puede sacar ventaja personal de su nuevo coocimiento de los dem�s, o c�mo puede ayudarlos. y el solo hecho de que ahora ve m�s claramente, significa que puede hacer una u otra cosa con mucho m�s �xito que antes. es una prueba fundamental del ser del hombre, cu�l de estas dos interrogantes se plantee. y, a�n m�s, las dos posibilidades nos aclaran una distinci�n muy patente
que se debe entender con toda lucidez. los poderes nada tienen que ver con el ser. ya hab�amos visto que los mosquitos afortunados no eran necesariamente mejores mosquitos. en la misma forma, un hombre fuerte no es necesariamente un hombre bueno. estas dos posibilidades son inconmensurables, porque la primera se refiere a los poderes y la segunda al ser. por tanto, un hombre fuerte puede usar su fuerza sea ya para trabajar para otros, ya para forzar a otros a que trabajen por �l, o bien, puede ser muy perezoso para hacer alg�n uso de sus poderes. estas diferentes actitudes se refieren a diferentes estados de ser. exactamente el mismo problema se origina en forma mucho m�s aguda en relaci�n con la adquisici�n de nuevos poderes gracias a una conciencia acrecentada. pues, aunque un hombre fuerte puede encontrar otro m�s fuerte en cualquier poblaci�n a que llegue, un hombre m�s consciente puede viajar extensamente por el mundo sin encontrar a ning�n otro en situaci�n an�loga. por tanto, puede aparecer durante alg�n tiempo como libre de la force majeure. al mismo tiempo, sus nuevos poderes pueden ser tales que, desde el punto de vista de la humanidad en conjunto, sencillamente no se pueden permitir en hombres impreparados. que se imaginen, por ejemplo, los efectos terribles de la telepat�a -esto es, de poner pensamientos en las mentes de otra gentesi se ejerce por un hobre cruel o temible o, siquiera aun por un hombre todav�a sometido a la curiosidad ordinaria, la ambici�n o la malicia. es por estas razones que en todas las escuelas genuinas la labor por una conciencia acrecentada, debe tener paralelo exacto con la labor por el mejoramiento y purificaci�n del ser. esta labor se refiere principalmente a la forma en que el hombre se considera a s� mismo. y, para algunas gentes, puede ser la parte m�s dif�cil de comprender y soportar de los trabajos de la escuela. al mismo tiempo esta cauta labor previa sobre el ser, s�lo es necesaria durante cierto tiempo. es muy importante en el per�odo en que un hombre ya comprende m�s que lo que puede comprender en la vida ordinaria, pero cuando todav�a no comprende lo suficiente para ver todas las implicaciones de su nuevo conocimiento. durante este tiempo la disciplina de la escuela puede parecer muy ardua y estricta, porque es entonces cuando el nocivo puede destruirse tanto a s� mismo como a los dem�s, por medio de su conocimiento incompleto. posteriormente, cuando comprenda lo suficiente, esto es, cuando vea todos los principios involucrados y los resultados inevitables del mal uso de nuevos poderes, ciertos cuerpos equivocados le resultar�n completamente imposibles. por tanto, el mayor peligro es que se detenga en el camino de desarrollo ose conforme con un peque�o progreso hacia la conciencia. y esto, a su vez, puede definirse como un fracaso del ser. ahora es posible comprender mejor qu� es lo que se altera y lo que no se altera por este ciclo de regeneraci�n gobernado por el planeta neptuno. en per�odos favorables de este ciclo, como los ya mencionados, la adquisici�n de nuevos poderes relacionados con el aumento de concien. cia, puede resultar algo muy f�cil. por otra parte, el problema del ser permanece siempr exactamente el mismo y el trabajo sobre el ser nunca es m�s f�cil o m�s dif�cil cualquiera sea el tiempo. m�s a�n, en tanto que el acrecentamiento de la conciencia s�lo puede ser posible con ayuda de escuelas de regeneraci�n, el problema del me. joramiento del ser es uno al que se enfrentan todos los hombres, en todas partes, por el solo hecho de su nacimiento en el mundo. proporciona una prueba para cada individuo viviente y, a menos que esta prue ba se pase con �xito, no se levanta siquiera el asunto de las escuelas y sus posibilidades. anteriormente, nos referimos a la idea de que en el camino del ver. dadero desarrollo, algo viejo debe morir en el hombre y nacerle algo nuevo. podemos ahora discutir m�s ampliamente esta idea, porque en realidad todo el trabajo de las escuelas se conecta con uno u otro de estos procesos y nada m�s que estos. de modo que, aunque la meta secundaria de una escuela puede ser difundir una verdadera comprensi�n de las leyes naturales y de la naturaleza del hombre y sus posibilidades entre gran n�mero de miembros, su aspiraci�n primordial en relaci�n con aquellos que le est�n m�s �ntimamente adscritos, debe ser (a) ayudarlos a destruir sus antiguas personalidades,
(b) ayudarlos a adquirir almas. y, obviamente, todos quienes est�n sometidos a la disciplina de la escuela deben -hasta donde les concierne personalmente- comprender y concurrir plenamente a ambos objetivos. es muy necesario darse cuenta de que estos son dos procesos separados y que no siguen necesariamente el uno al otro. en una forma muy general, lo que se ha descrito acerca del mejoramiento del ser puede decirse que se refiere al primer proceso, mientras que el trabajo directo para el desarrollo de nuevos poderes conduce al segundo. en cualquier caso, est�n involucrados en los procesos m�todos de escuelas y ejercicios muy diferentes, aunque pudieran ir y debieran ir juntos. si no hacen as�, puede ocurrir que se destruya la vieja personalidad sin que se adquieraun alma, que resulta en alguna forma de posesi�n por otra o en la insan�a. o puede ocurrir que se adquiere un alma sin que haya sido destru�da la vieja personalidad, caso en el cual la �ltima, con todas sus debilidades, crueldades, lujurias y ambiciones se hace permanente y queda dotada con poderes extraordinarios para llevar a efecto sus impulsos irracionales. afortunadamente, ambos casos son sumamente raros. el trabajo m�s exot�rico de una escuela es, as�, la difusi�n de la comprensi�n. este aspecto del trabajo puede afectar a centenares y a�n millares de gentes. la parte siguiente del trabajo de una escuela es el rompimiento gradual de la antigua personalidad entre sus disc�pulos m�s �ntimos. este trabajo puede tambi�n tocar en grado m�s fuerte o m�s d�bil a un n�mero bastante considerable. y en un individuo el proceso puede operarse durante a�os o a�n durante todo el resto de la vida. este proceso puede compararse con la disecaci�n de nueces para prepara su descascaramiento cuando la corteza, por ejemplo, est� verde es imposible removerla sin da�ar gravemente la pulpa. corteza y pulpa, entonces, forma nun todo inseparable. despu�s de un proceso adecuado de secamiento, sin embargo, la c�scara se hace quebradiza y se separa de la pulpa, momento en el cual un golpe comparativamente suave la partir�, revelando la pulpa en su perfecci�n. todos los que ingresan del exterior a una escuela pueden ser considerados 'verdes'; mientras que aquellos que honestamente se exponen a la influencia de la escuela, despu�s de cierto n�mero de a�os comienzan a acercarse al estado en que la esencia y la vieja personalidad se han desenlazado una de la otra y un golpe comparativamente ligero es suficiente para separarlas. este desenlazamiento de la personalidad y la esencia es uno de los principales prop�sitos de la disciplina de la escuela. m�todos diferentes, que van desde la reprobaci�n violenta hasta la humildad completa, pueden ser usados por el maestro, de acuerdo a su naturalza, para producir el mismo resultado. mientras que se est� produciendo este efecto en el disc�pulo por la influencia de la escuela, su propio trabajo interno es de auto-purificaci�n. dicho en otras palabras, significa esto que procura eliminar de su organismo todo cuanto no quiere conservar permanentemente. tales cosas pueden incluir estados f�sicos desarm�nicos y enfermedades corp�reas: emociones da�inas y aficiones y deseos incontrolables; pensamientos maliciosos, de temor y egoc�ntricos. para cada uno de estos aspectos de la purificaci�n f�sica, emocional y mental hay m�todos y ejercicios apropiados. el aspecto de la purificaci�n f�sica no es absolutamente esencial, pero si se lo ignora, el sufrimiento del aprendiz se incrementa grandemente en una etapa ulterior y sobre su voluntad recae un tremendo esfuerzo a fin de superar la inercia y el dolor f�sico. uno de los efectos de la purificaci�n f�sica es eliminar el sufrimiento innecesario. durante este per�odo de preparaci�n, tiene tambi�n que aprender el disc�pulo el modo de hacer por s� mismo cosas dif�ciles y como llevar adelante ciertos ejercicios dolorosos o reiterados, que m�s tarde pueden ser necesarios para fijar en �l un estado determinado. no podr�a ir muy lejos en esta etapa porque no necesita fijar algo- al mismo tiempo debe dominarlos de modo que le sean bastante
familiares en el momento que necesite usarlos intensivamente. toda esta preparaci�n conduce al punto en que es posible destruir la vieja personalidad. este momento despu�s del poder del maestro, de la preparaci�n del disc�pulo y de que alcance un cierto 'intervalo' en su vida- si toda esta preparaci�n ha avanzado rectamente y alcanzado su propio t�rmino, la destrucci�n de la vieja personalidad no ser� necesa. riamente muy dolorosa para el disc�pulo. es un error pensar que esto envuelve gran sufrimiento mental o desasosiego. como en la analog�a d la nuez, el desecamiento es completo, y un ligero golpe rompe la c�scara que se abre por s� sola. lo que queda carece de posici�n, dinero, familia, conocidos, ambi ci�n, poder de actuar por s� mismo. muchas de estas cosas podr�n retornar al disc�pulo posteriormente en una forma diferente. m�s por el momento se encuentra sin nada y sin pasado alguno. es como si su cuerpo fuese colocado, todav�a viviente, en una isla desierta donde no ha tenido ninguna clase de conexiones previas- por un corto instante es como ni�o reci�n nacido. muy separada del aniquilamiento de la antigua personalidad, aun - que puede tener lugar al mismo tiempo, es la implantaci�n de un alma en el disc�pulo por el maestro. este proceso parece ser an�logo a la concepci�n de un cuerpo f�sico. la esencia del papel del disc�pulo es como si fuese la parte femenina y dentro de �sta el maestro -por m�todos solamente conocidos por �l -inyecta una part�cula viviente de su propia alma. es por esta raz�n, entre otras, que un verdadero maestro debe ser por lo menos un hombre de alma consciente. estos dos procesos -el aniquilamiento de la personalidad vieja y la implantaci�n de un alma -quiz�s puede entenderse mejor por la analog�a del injerto de un v�stago de un �rbol frutal cultivado, en el tronco de otro silvestre. primero el �rbol silvestre es cortado casi a ras del suelo, dej�ndole solamente intactos las ra�ces y el comienzo del tallo. se hacen entonces una o dos incisiones en el tallo y en �stas se colocan los v�stagos del �rbol cultivado. pronto comienza la savia a fluir de las ra�ces silvestres dentro del v�stago y, a su tiempo crece el nuevo �rbol, portador del fruto deseado pero nutrido por el vigor y las ra�ces del viejo. una vez que el alma se ha 'puesto', por decirlo as� en cuerpo del disc�pulo y en su esencia llega la oportunidad de que todo sea fijado. el disc�pulo siente en s� mismo un llamado irresistible a marchar solo, probablemente en condiciones de dificultad especial, quiz�s sin alimentos ni bebidas - aunque todo esto pudiera hab�rsele dispuesto. cerrado por s� mismo, el disc�pulo es librado a sus propios recursos. una serie de sugestiones pueden reunirse sobre �l por el maestro, pero la forma de llevarlas al cabo, los m�todos que usa y las conclusiones a que llegue, derivan todas de su propia esencia. ahora tiene que poner en pr�ctica con tanta intensidad como pueda los ejercicios fijativos que aprendi� anteriormente. en general, el dolor y la repetici�n son agentes fijativos y la mayor�a de los ejercicios concernientes, emplean uno u otro o ambos principios intencionalmente para fijar el alma en �l y para establecer ciertas aptitudes generales, creencias y principios. por ejemplo, los ejercicios pueden usarse para fijar una determinada actitud hacia dios, hacia sus compa�eros, hacia su deber propio y as� sucesivamente. si se hacen con suficiente intensidad, estas aptitudes permanecer�n con �l por todo el resto de su vida. es en esta �poca cuando se aclara la importancia de una larga y cuidadosa preparaci�n y purificaci�n. pues no solamente la actitud general surgida en �l por la situaci�n y el maestro devendr� fija, sino tambi�n cualquier pensamiento casual, deseos, rechazos, temores y ambiciones que quedaron todav�a de su personalidad. por ejemplo, esta anticipaci�n de lo que m�s desea hacer cuando emerja de su retiro se fijar� en �l como una tendencia permanente y en la misma forma puede adquirir gustos totalmente nuevos en los alimentos y bebidas. mientras est� haciendo los ejercicios fijados y encuentra que surgen en �l arrespentimientos, deseos o imaginaciones aparte del entendimiento que desea fijar, puede considerar seriamente si es que desea vivir con tales sentimientos o
pensamientos por el resto de su vida. esta idea le dar� fuerza para mantener su mente en una sola direcci�n. en este momento tambi�n aparece el valor de la purificaci�n f�sica. si esta ha sido descuidada, la abstinencia y los ejercicios fijativospueden involucrar gran sufrimiento. es verdad que si el disc�pulo es suficientemente fuerte, la superaci�n de este sufrimiento podr� darle una enorme energ�a emocional. por otro lado, puede resultar una distracci�n demasiado considerable y dejarle marcado con ciertos temores que es incapaz, de hacer a un lado. pero si la purificaci�n f�sica se ha llevado alg�n trecho adelante, este momento de fijaci�n no necesita ser demasiado dif�cil para el disc�pulo. en cualquier caso, no necesita ser nada que est� m�s all� de su poder de sobrellevar. durante este tiempo tambi�n se establece el curso futuro de la vida del disc�pulo y su trabajo. todas sus capacidades naturales, sus intereses adquiridos, todo cuanto realmente ha aprendido y domina, su propia comprensi�n y aun sus propios placeres verdaderos contribuyen a esto. todo esto puede juntarse y combinarse con las actitudes y creen cias generales que est� fijando para mostrarse su l�nea de trabajo er el futuro y quiz�s a�n, algo de los acontecimientos exteriores y etapa; que se le conectar�n. cuando ha acabado el tiempo de retiro, el disc�pulo habr�a de saber sin duda y permanentmente qu� es, qu� cree y qu� debe hacer. esto no significa que esas ideas se hagan fijas en un sentido estrecho: mas cier tas ideas fundamentales se establecen que no podr� traicionar y soba las cuales su comprensi�n deber� crecer en el futuro. si el proceso de fijaci�n ha avanzado con �xito, el momento de este emerger del confinamiento puede ser comparado con el momento en que el v�stago frutal se ha 'establecido' definitivamente en el tallo silvestre. los dos han crecido en un solo organismo y ahora queda al nuevo �rbol crecer hasta la madurez. los cuatro procesos que se han descrito - el desenlazamiento de la personalidad y la purificaci�n preliminar; el aniquilamiento de la personalidad; la implantaci�n de un alma, y la fijaci�n de esta alma de la comprensi�n y las actitudes caracter�sticas a aqu�lla - pueden representarse m�s sencillamente por la imagen de preparaci�n y te�id de la lana. primero, la lana debe lavarse y limpiarse, quit�ndole las in purezas y la grasa. esto corresponde a la preparaci�n y purificaci�n. segundo, debe ser blanqueada. esto corresponde al aniquilamiento de la antigua naturaleza. tercero, debe te��rsela con el color requerid corresponde esto a la daci�n de un alma con su actitud particular hacia dios y el hombre. cuarto, debe ba��rsela en un mordente, que abre los poros del material y fija permanentemente el color. esto correspon- de al per�odo de aislamiento con sus austeridades. se deber� notar quecuando todos estos procesos est�n completos, la lana est� lista para ser tejida en alg�n material o para recibir dise�os o bordados de acuerdo a los requerimientos de una inteligencia superior. hasta donde sabemos al presente, la destrucci�n de la vieja personalidad y la daci�n de almas constituyen todo el trabajo de las escuelas. iii la escuela como un cosmos lo que distingue a una verdadera escuela de regneraci�n de todas las otras categor�as de sociedad humana, es el hecho de que se propone simular y, en los casos que logra �xito, crear un cosmos. la raz�n de esto es clara. como hemos visto, un cosmos y s�lo un cosmos contiene los seis procesos c�smicos, incluso el de regeneraci�n. para poder llegar a regenerarse, un hombre debe participar en el proceso de regeneraci�n de un cosmos superior. pero este proceso, en cosmos que existen naturalmente, como la tierra o el mundo de la naturaleza, es mucho m�s lento desde el punto de vista del hombre individual. con una vida que dura ochenta a�os, no se ve auxiliado para participar en la regeneraci�n a escala de decenas y a�n cientos de millares de a�os. s�lo hay una puerta de salida. debe ser creado un cosmos artificial, que exhiba los mismos procesos y permita las mismas posibilidades - pero mucho m�s r�pidamente. esta es la labor de una escuela.
progresivamente hemos revelado los diferentes aspectos de un cosmos -su c�rculo de vida que se desarrolla logar�tmicamente en el tiempo; su tri�ngulo informativo sob;e los puntos del cual tres clases de 'alimento' o inspiraci�n le penetran y le sustentan desde cosmos superiores; la circulaci�n interna que une sus diferentes funciones. todos estos movimientos se cruzan y entrecruzan y en sus puntos de uni�n crean fen�menos definidos - 'bater�as' u '�rganos' que se cargan y descargan alternativamente, de acuerdo con los movimientos que pasan a trav�s de ellos. en un determinado cruce dentro del cosmos, la regeneraci�n -es decir, el escape de una 'c�lula individual desde una circulaci�n inferior a una superior- es posible. todo esto debe ser perfectamente sabido y comprendido por los con-ductores de escuelas. no s�lo deben comprender el plan general de un cosmos sino, tambi�n, el significado interno de todos sus movimientos y partes en el mundo de los hombres. y deben organizar una especie de ritual viviente que dure d�cadas o siglos y en el que decenas, cientos o hasta millares de hombres desmpe�en los movimientos requeridos por ellos si pensamos en los juegos de ajedrez viviente que se jugaron en algunas ocasiones en la �poca del renacimiento; y si los imaginamos conducidos no s�lo en un estadio en un d�a particular sino, sobre todo el mundo, durante veintenas enteras de a�os, y si imaginamos, adem�s, que las piezas humanas cambian su ser y naturaleza cuando se las mueve de uno a otro cuadro, entonces tendremos una d�bil idea de lo que significa. ahora resulta claro el por qu� todas las sociedades comunes creadas para el mejoramiento moral o cultural de los hombres, todas las pr�cticas religiosas y los m�todos filos�ficos ordinarios, difieren de las verdaderas escuelas de regeneraci�n. los hombres en la vida ordinaria nada saben acerca de la constituci�n de un cosmos o de que semejante cosa exista y, a�n si les llega a mostrar su plan te�rico, nunca podr�n suadir a todos los diferentes tipos requeridos para moverse con comover su aplicaci�n detallada en el reino de la psicolog�a humana o perprensi�n, cada uno hacia su propia meta. esto s�lo es posible para un hombre que ha alcanzado un nivel completamente diferente de conciencia, un nivel de conciencia en el que puede percatarse del trabajo de los cosmos en el mundo que le rodea. en realidad, una escuela verdadera o completa s�lo puede ser iniciada por un hombre de esp�ritu consciente. una de las cosas m�s dif�ciles de comprender sobre el trabajo del cosmos de la escuela, es la naturaleza del tri�ngulo informativo que le conecta con cosmos superiores y le dota con todas las posibilidades. el primer punto de este tri�ngulo, el principio y el fin, el lugar donde en el hombre ordinario se origina el primer impulso y donde culmina el proceso final de regeneraci�n, puede llamarse 'escuela superior'. este significa, escuela en un nivel m�s alto a la que est� cre�ndose, escuela donde se conduce la regeneraci�n de los seres superiores a los hombres ordinarios. de la escuela superior debe derivar el plan necesario, el conocimiento necesario y la fuerza necesaria, en su forma abstracta. el segundo punto del tri�ngulo donde el aliento entra en el hombre, es el 'maestro visible' que aparece en el mundo, agrupa hombres a su rededor y dota del 'aliento de la vida' a principios demasiado abstractos y que no son comprensibles de otro modo. en este punto se encuentrancristo, buda y en grado m�s alto o m�s bajo, todos los grandes maestros de la humanidad. es el tercer punto del tri�ngulo el m�s dif�cil de comprender por la mente l�gica. es el punto donde las percepciones de luz penetran al hombre y, como resultado la posibilidad de comprender se agrega a la de sentir. reside aqu� 'el conocimiento del bien y del mal'. y uno de sus aspectos m�s extra�os es que este punto, tambi�n, implica desacuerdo, divisi�n, hostilidad. por la sangre y el aliento los hombres se comprenden entre s� en cierto nivel. por las percepciones y las diferentes interpretaciones de ellas puestas por cada tipo, los hombres desacuerdan entre s�. el contraste entre lo 'pac�fico' del primitivo hombre 'instintivo', y la 'rijosidad' del civilizado hombre 'mental, muestra muy claramente la naturaleza encontrada de estas dos etapas sucesivas. de ah� en adelante los hombres pueden comprenderse entre s� s�lo en un nivel muy superior, cuando una nueva funci�n empieza a despertar.
en la escuela es este punto 6 el mecanismo mediante el cual debe romperse la 'creencia' instintiva, con miras a hacer posible una 'comprensi�n' superior. todos los hombres normales 'creen' en un cristo. pero, �c�mo se les puede hacer comprender su labor? para lograrlo, debe crearse una oposici�n u hostilidad artificial. as� como es necesaria una intensa fricci�n cuando se prende un cerillo, as� tambi�n se necesita una intensa fricci�n para producir luz. por tanto, la escuela tiene que oponerse a su propia primera expresi�n. este es el 'segundo choque'. una insinuaci�n muy interesante de este papel se expresa en el nuevo testamento por la figura de san pedro, quien empieza 'persiguiendo' a los primeros cristianos y, posteriormente, 'persigue' la propia ense�anza de cristo, dando a sus preceptos internos una forma externa y organizada y, al mismo tiempo que los distorsiona, los hace accesibles. la lucha impl�cita entre plat�n y s�crates o de sus correspondientes sufi, jellal-edim rumi y shems-ediin, sugieren lo mismo. el primer maestro est� muy lejos de los hombres ordinarios, que le pueden amar pero no le pueden comprender. la escuela debe proporcionar, tambi�n, un mediador que explicar� al mundo lo que es el maestro, que arrojar� luz sobre �l. este mediador dejar� los fundamentos de una organizaci�n y, para quienes conocieron y amaron al primer maestro, parecer� que aqu�l est� destruyendo la obra del �ltimo. si deseamos, pues, dar nombres a los tres lados del tri�ngulo, podemos poner al primero 'efusi�n desde una escuela superior', al segundo 'lucha con resistencia' o 'persecuci�n' y al tercero, 'retorno a la escuela superior'. este tri�ngulo representar�, entonces, los tres aspectos de comunicaci�n directa con el impulso original. el c�rculo, como todos los dem�s cosmos que hemos estudiado, representar� la 'vida' de la escuela en el mundo, su desarrollo en el tiempo. de ah� que el primer tercio o gestaci�n, representar� la aparici�n oculta de las ideas de la escuela en el mundo, los primeros pocos a�os de la �ntima instrucci�n por el maestro a su propio c�rculo. luego, en cierto punto donde el c�rculo toque nuevamente al tri�ngulo el maestro se quitar� el disfraz y aparecer� francamente como el representante de una escuela superior. se le ver� 'transfigurado'. desde este momento su propio grupo 'sabr�' y ya no ser� posible la duda de ellos. pero simult�neamente con esto, se levantar� s�bitamente una oposici�n violenta, tanto desde el mundo exterior como desde otra aspecto de la escuela. se iniciar� el per�odo de 'persecuci�n'. y, precisa. mente el fuego de esta persecuci�n, extraer� de la influencia del maestro toda la significaci�n, toda la comprensi�n, todas las implicaciones, en escalas grande y peque�a, que contenga. semejante lucha, coma apreciamos en la escala logar�tmica, puede continuar por varias generaciones. sin embargo, en el segundo punto, donde el c�rculo toca nuevamente al tri�ngulo, la figura que ha llegado a personificar 'persecuci�n', arro- jar� tambi�n su disfraz, tambi�n aparecer� francamente como representante de una escuela superior, tambi�n parecer� 'transfigurado'. de ah� en adelante, la labor de las dos figuras se fundir�, estar�n reconciliada.,, las formas externa e interna y una sola 'iglesia' o 'tradici�n' se habr� creado. el tercer tercio del c�rculo, que se desarrolla todav�a m�s lenta mente a trav�s de muchos siglos y todav�a m�s ampliamente entre lo! hombres, representar� la influencia y labor de esta 'iglesia', de esta 'tra dici�n'. hasta que, al final, la forma de esta escuela particular llegue a su fin y su experiencia y sus logros retornen a la escuela superior de la que se desprendi�. apreciamos ahora que el cosmos de una escuela sigue el mismo pa tr�n de tiempo del cosmos de una civilizaci�n. y, de hecho, compren demos que son una sola y la misma, puesto que es s�lo la presencie oculta de una escuela la que dota a una civilizaci�n del poder de auto desarrollo y, as�, la hace efectivamente un cosmos. 'civilizaci�n' significa la forma externa, 'escuela' el significado interno. desde aqu� vemos, tambi�n, lo que significan las '�pocas favorables' - significan �pocas cercanas a los puntos donde el tri�ngulo informador de la influencia de la escuela superior, toca al c�rculo del tiempo. y vemos simult�neamente, que en
realidad ning�n punto es m�s favorable que los otros, puesto que para los hombres individuales la posibilidad de cambio no reside en ninguna forma, a lo largo del c�rculo del tiempo, sino a lo largo de la figura de la circulaci�n interna que cruza al tiempo en todas direcciones y que comienza en cada punto. el significado de esta figura de circulaci�n interna en relaci�n a la escuela ya ha sido tratado en el cap�tulo sobre 'psicolog�a humana'. cooro en la humanidad, las 'funciones' de la escuela est�n simbolizadas por los diferentes tipos de hombres y, por tanto, esta circulaci�n se convierte en un consciente aumento de velocidad del intercambio entre tipos y en un desarrollo consciente de 'supertipos' equilibrados. en este aspecto, como en su labor total, la escuela representa un experimento controlado, dirigido a aumentar enormemente el proceso general de regeneraci�n del universo, dentro de l�mites y condiciones definidos. por tanto, la figura de circulaci�n nunca debe considerarse como un movimiento continuo sobre un solo nivel. en la escuela es un movimiento hacia arriba o en espiral, siendo cada cambio no s�lo hacia un tipo diferente, sino hacia aquel tipo sobre un nivel superior al que se ha abandonado, acompa�ado de una mayor comprensi�n, mayor conciencia y mayor percepci�n del todo. a diferencia de la figura del c�rculo, este movimiento no adelanta en el tiempo sino que es una 'corriente' compuesta del movimiento de todos los hombres de todos los tiempos, que caen bajo la influencia de la escuela particular en todas las edades. como quiera que sea, ser� necesario que el maestro establezca la forma del movimiento al escoger entre sus disc�pulos a representantes de los seis tipos distintos y ayud�ndoles para que, cada uno por s� mismo, logre un movimiento hacia la siguiente etapa. el cambio del beligerante, impaciente sim�n Pedro, que corta la oreja del soldado en el huerto de getseman�, al sabio, comprensivo, versatil, 'jovial' pedro de las actas de los ap�stoles, es un ejemplo de tal 'movimiento'. se notar� que el trazo de esta circulaci�n interna hace muchos 'cruces' -- se cruza a s� misma dos veces fuera y una vez dentro del tri�ngulo, y cruza doce veces el tri�ngulo mismo. cada uno de estos cruces tiene un significado definido. en el cosmos del cuerpo del hombre, como se ha dicho, sus cruces del tri�ngulo est�n representados por ciertas 'bater�as' u �rganos que almacenan la energ�a de la conciencia en forma muy concentrada, recogi�ndola de la corriente sangu�nea y cedi�ndolanuevamente a la misma corriente. los cruces por fuera del tri�ngulo, representan ciertas formas fijas, como el pelo o los huesos que, aunque son una parte integral del organismo, no incluyen la posibilidad de conciencia al alcance de las dem�s partes. el cruce dentro del tri�ngulo, como se explic� en el cap�tulo sobre 'psicolog�a humana', representa el punto donde coinciden la radiantez y la invisibilidad, donde se cruzan dos sistemas nerviosos diferentes y, por tanto, donde las c�lulas individuales pueden finalmente 'escapar' o resultar regeneradas. en la 'actuaci�n' de esta figura, dispuesta por el dirigente de la escuela, no s�lo tienen que lograrse los movimientos individuales de los tipos, sino que tienen que producirse los fen�menos correspondientes en los cruces. en las doce intersecciones con el tri�ngulo tienen que crearse 'monumentos' caracterizados, de los que en adelante y por siempre los hombres que pertenezcan a la escuela ser�n capaces de obtener diferentes clases de inspiraci�n, cada una de acuerdo a su tipo y que servir�n de se�ales indicadoras a cada uno de c�mo debe proceder. estas doce 'bater�as' est�n simbolizadas en el drama de cristo por los doce ap�stoles, quienes establecen una serie de ideales permanentes, a uno de los cuales puede aspirar o apelar cada hombre en particular, en el punto particular de su movimiento. gradualmente, estas 'bater�as' se ven suplementadas por expresiones concretas de la labor de la escuela en forma duradera - sobre el lado de salida del tri�ngulo, por los cuatro evangelios; en el lado inferior, por los 'credos' y 'dogmas' en conflicto; sobre el lado de regreso, por las grandes catedrales, los rituales y las obras de arte. en algunos casos, la creaci�n de una 'bater�a' necesaria se lograr� mediante la instrumentalidad de un individuo particular, escogido por el dirigente como una condici�n, por as� decirlo, de su movimiento. en cierto punto, se constituir� en su 'tarea', como el evangelio de san juan o el establecimiento de la sucesi�n
apost�lica de san pedro. a medida que pasa el tiempo, nuevas expresiones se continuar�n agregando a cada una de las diferentes bater�as - como varias '�rdenes', 'reformas' y a�n 'herej�as' se continuaron agregando a la tradici�n cristiana. por tanto, estas doce bater�as representan rcursos mediante los cuales la corriente de tipos individuales, continuando en el transcurso de las edades, pueden alimentar y aspirar al impulso creador original, proveniente de la escuela superior. los cruces por fuera del tri�ngulo se manifiestan en la escuela en forma muy curiosa. est�n representados por los cuerpos fijos de opini�n, que se han acumulado alrededor de uno u otro de los aspectos externos de la escuela, que emplean todo su tiempo en defender este aspecto particular, atacando todos los dem�s aspectos y que han resultado completamente disociados del tri�ngulo informador, �nico que da significado al todo. estos son aquellos que pablo describe declamando: "yo soy de pablo, y yo soy de apolo, y yo de cephas, y yo de cristo" - aquellos para quienes el grupo es m�s importante que la obra. y en los tiempos posteriores se convierten, por una parte, en 'cristianos primitivos' que ridiculizan todas las formas de ritual de iglesia, tach�ndolas de hip�critas y, por otra, en 'eclesi�sticos profesonales', s�lo ocupados en perpetuar un dogma particular o una particular organizaci�n. entre estos dos cuerpos fijos, por fuera del tri�ngulo, nunca puede haber comprensi�n o conciencia y, lo m�s que puede decirse de ellos, es que, como el esqueleto, sirven para dar forma y rigidez al todo. poco puede decirse acerca del cruce dentro del tri�ngulo, excepto que, para todos los individuos puestos en contacto con la escuela en todas sus edades, este punto representa el punto de escape, muerte y renacimiento, la posibilidad efectiva de regeneraci�n. en la presencia de este punto y en la real penetraci�n de las posibilidades en �l contenidas, reside todo el prop�sito de la escuela.
1 los nombres revelados por recientes investigaciones, en la construcci�n de catedrales, parecen que son sencillamente de los capataces y artesanos. 2 robert fludd, 'de monochordum mundi', frankfurt, 1623. 3 v�ase ap�ndice y, 'el ciclo de regeneraci�n'.