El Chorro infame Un invierno mas en concepción me recuerda la infancia, cuando escuchaba el silbido largo y ondulante del viento en la tormenta, que me asustaba por que me imaginaba que era un monstruo gritón o algo así. Pero a pesar de haber nacido en esta ciudad de inviernos largos aun no me acostumbro a lo vivido en esos días donde el cielo se cae a pedazos, cuando al despertar escuchas el repique de la lluvia en el techo de la casa y hace desear taparse completo con las frazadas para que nadie moleste y no tener que salir a mojarse, sin embargo las responsabilidades apremian, en mi caso: la universidad. Me levanto a buscar la ropa gruesa esa que no se le pasa tan fácil el agua, tiene olor a guardada y a humedad de la mojada anterior, fea pero aperrada. Al abrir la puerta de la casa ves como las gotas rebotan en el cemento de la calle como un gran ejercito de bichos saltarines y las grandes pozas q ya se formaron durante la noche, respiras hondo y te pones el gorro de la chaqueta sin pensar mas, sales corriendo al paradero queda a menos de 1 cuadra te demoras en llegar ahí exactamente 8,7 el paraguas que ya estaba con varillas dobladas desde hace algunos días muere al segundo 4 y decides seguir corriendo así nomás llegas al paradero y ya estas estilando, te subes a l micro y empieza a salir el vaporcito de tus pantalones mojados que ya anuncia el resfriado que te agarrarás, las varias cuadras q hay q caminar desde donde la micro hasta la u terminan de mojarme hasta los huesos, pero ya llegue… hago un espacio entre todas las chaquetas colgadas cerca de la estufa para secar la mía a ver si aguanta la vuelta a casa y me siento…al terminar clases ya estoy mas seco y relajado por que la lluvia paro…así que decido ir a comprar otro paraguas a luca en el centro, llama ami atención la calma natural luego se una tormenta, todo parece mas tranquilo y el olor a tierra mojada inunda el ambiente, al caminar por el centro veo carteles volados y en la plaza árboles caídos con las raíces al aire producto de los vientos de 200 kilómetros por hora, esquivando a las viejitas que aun llevan el paraguas abierto a pesar que la lluvia paro hace rato sigo caminando calmadamente hasta que desde el techo de un edificio cae una gota gorda que se mete justo en mi cuello y baja por la espalda casi aguantando el grito por estar en publico solo retuerzo la cara de disgusto y sigo decidido a encontrar un vendedor de paraguas cuando la lluvia comienza a caer torrencialmente otra vez salgo corriendo a refugiarme peor ocurre lo peor del día, al pisar una baldosa suelta en la calle lanza el agua q tenia abajo en un chorro infame que me moja los tobillos y escurre al interior del zapato sin derramar una gota… a mi en general no me importa mucho mojarme si los pies aun están secos, pero un zapato mojado es la peor sensación casi de inmediato se empiezan a congelar los dedos y al pisar hace un ruido feo, salgo entre cojeando y corriendo a tomar la micro pensando en demandar a la municipalidad por hacernos sufrir semejantes horrores peor ahora lo único que quiero es llegar a casa y estar seco llego estilando otra vez al paradero enojado todo el camino de la mala suerte y pensando en que debí haberme ido de una vez a mi casa mientras aun no llovía. Cuando llego a mi casa un olor rico es lo primero que noto al entrar, mi mama supuso que llegaría mojado y de mal humor así que cocino algo rico, me cambio ropa y me pongo calcetines gruesos y pantuflas como el rico dulce mientras veo tele calientito… después de todo el invierno no tiene solo cosas malas, los regaloneos parecen ser mejores, la mezcla de tardes de lluvia, una buena película o libro y la gente que nos quiere cerca es lo mejor en invierno.