El Caso Gürtel

Gürtel (El amor correspondido) El caso Gürtel –que tiene nombre de una intriga de tiempos de la Guerra Fría− nos lleva. A propósito de la Guerra Fría, yo aun no he conseguido entender esa denominación, una guerra si algo es, entre otras muchas cosas, es caliente y no fría. Posiblemente estuviese metida en un tuperware para en un momento dado calentarla en el microondas por eso de ser más rápido y no perder tiempo en los preliminares e ir directamente al grano. Volviendo al caso Gürtel que va camino de ser la investigación más importante en España sobre corrupción política, nos encontramos con el derrumbe de la moralidad de algunos políticos del Partido Popular, todos ellos cabezas de cuadrilla al ser primeros espadas, por aceptar presuntamente regalos por presuntos favores políticos. Si en algún momento omito la palabra presunto, ruego al lector que la añada. Dejando al margen el trasfondo político, en estos casos sale a relucir la verdadera relación de los unos con los otros. El amor del Tío Paco (Camps) hacia el Bigotes (Álvaro Pérez) se limita a un huevo. Si yo fuese el Bigotes me sentiría algo dolido, ¿qué es eso se que me quieres un huevo sin más?. No señor, me tienes que decir como es el huevo, si es de gorrión o de avestruz, o si se encuentra dentro de la gama de huevos entre uno y el otro. No quiero pensar que el Tío Paco (Camps) estuviese pensando en otros huevos, que también daría para hablar porque también hay enormes diferencias entre esos huevos. En fin, ellos sabrán lo que hay en esa historia de amor y a que huevo se refería el Tío Paco (Camps). Otro bastión de honradez y honorabilidad que comienza a resquebrajarse es Rita Barberá (Santa Rita, Rita, lo que se da ya no se quita), pensará ella. Ahora resulta que entre trajes y anchoas a ella le ha regalado el Bigotes, presuntamente (se me olvidaba), algunos bolsos de vuitton. Cuando me enteré fui rápidamente al diccionario a buscar la palabra vuitton, y al no encontrarla pensé que deberían de ser bolsos muy caros al estar hechos con piel de un animal del que existen tan pocos individuos que ya no se encuentran ni en el diccionario. Tal ha sido mi obsesión por el vuitton que a toda mujer que portaba bolso, algo distinguido, le preguntaba de que era. Recibí contestaciones para todos los gustos como podéis imaginar. Pero el vuitton seguía quitándome el sueño. Así que me dirigí a la sección de bolsos de unos conocidos grandes almacenes para solicitar información sobre este animalito, el vuitton. Pasados unos minutos un guardia de seguridad me acompañó muy amablemente a la salida. Decidido a no cejar en mi empeño pensé en mi amiga Ana Belén que está muy puesta en estas cosas. Le dije: Oye Ana ¿qué animal es el vuitton?. Ella me miró con cara extraña y yo insistí. Si, ¿de qué es un bolso de vuitton?. Ella me miró sonriente y me dijo: Te refieres a Louis Vuitton, y es una marca y no un animal. Yo me quedé de piedra, todo el tiempo creyendo que el vuitton era un animal perteneciente a la familia de los mustélidos y resulta que es la marca. Todo regalo tiene su motivo o su contraprestación. Y estos presuntos regalos están manchados de corrupción por muy distinguidos que sean sus receptores.

La defensa del Partido Popular frente a estos hechos es el mismo argumento que utilizaban los dirigentes de la dictadura para todo aquello que se les torcía. La culpa era de la confabulación judeo-rojo-masónica. Con esto intentaban ocultar sus miserias. En este affaire, los culpables son aquellos que quieren destruir al Partido Popular mediante mentiras e insidias. El Partido Popular ha convertido esta investigación sobre corrupción política en un ataque directo a su honrada trayectoria intentando salvar la ya tocada honorabilidad de algunos de sus dirigentes. En el Partido Popular son muchos los que están poniendo sus barbas a remojar.

Pasqual Pardo i Peiró Concejal de Esquerra Unida