E N S A Y O Los Destintarios Final Final

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E N

S A Y O

LOS DESTINATARIOS EN LA OBRA “EL ARTE

DEL ASESINATOPOLITICO” (de FRANCISCO GOLDMAN) SEGÚN LAS TESIS DE

ELISEO VERON Ramiro Mac Donald Abstract Los destinatarios de una obra en particular, es decir los potenciales lectores que se acercarán a un texto, en este caso El Arte del Asesinato Político, del escritor estadounidense-guatemalteco Francisco Goldman, pueden ser clasificados, según la tesis de Eliseo Verón, en: pro-destinatario, para-destinatario y anti-destinatario, y de acuerdo a este tipo de “lectura”, este ensayo propone que cada uno de estos grupos puede definirse según su ideología política. Palabras claves: Literatura guatemalteca, destinatarios, discursos sociales y Eliseo Verón. Prodestinatarios, para-destinatarios y anti-destinatarios. Intertextualidad en el título de las obras El arte del asesinato político ¿Quién mató al obispo?, es un libro publicado este año, por la editorial barcelonesa ANAGRAMA, en una traducción de la periodista guatemalteca Claudia Méndez Arriaza, y que inicialmente había sido una publicación en inglés bajo el título: The art of politicall murder, (2006) en la editorial Grove Press de Nueva York. En Guatemala la obra fue impresa en Tinta y Papel, en un convenio con la librería SOPHOS, que es la distribuidora exclusiva. Como primera instancia, el título en español es una traducción literal de la obra, que es posiblemente un primer diálogo intertextual entre el título de El arte de la guerra, elaborado hace más de dos mil quinientos años en la China, por Sun Tzu y este

trabajo de investigación, realizado por el novelista estadounidense-guatemalteco Francisco Goldman. Para entender esta intertextualidad habrá que sopesar, a la vez, que el autor tiene una afiliación con las elites educadas radicadas en Estados Unidos de Norteamérica (grupos de reconocida intelectualidad liberal) que están ligadas con otras élites mundiales que buscan el respeto de los derechos humanos en nuestro continente y otros lugares del globo terráqueo, con mucha cercanía a la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano –FNPI- , entidad que gira alrededor de la figura de Gabriel García Márquez. Estas referencias nos dan una idea de la tendencia ideológica del autor, y, por tal razón, se estima que este texto es una respuesta al presentado por Maité Rico y Bertrand de la Grange, titulado: ¿Quién mató al obispo? Autopsia de un crimen político (México, Planeta, 2003), y a quienes (todo apunta que) fueron pagados por el gobierno de Álvaro Arzú para tratar de limpiar el nombre del ejercito que él dirigía (¿comandaba verdaderamente?) cuando se cometió el execrable asesinato. Desde el principio se percibe que hay también otra intertextualidad (entre los títulos de las obras relacionadas directamente) puesto que se refieren al mismo caso (la muerte violenta de Monseñor Gerardi) solo que, en el objeto de nuestro discurrir intelectual, este subtitulo representa la pregunta que, en contrario, conforma como el inquietante titular principal de la obra de Rico y la Grange. En la obra de Goldman, muda: el subtitular es el centro de la atención y nombre principal de su texto. Se puede deducir que, la diferente utilización de los títulos y subtítulos de ambos textos, compete a una distinta estrategia discursiva. Desde el principio Goldman acerta a plantear, en juego de títulos, que el frío asesinato de Gerardi es obra de una conspiración institucional, planteando la pregunta que el pueblo de Guatemala aún hoy se hace: ¿Quien mató al obispo? En tanto, el trabajo de Rico y la Grange coloca la interrogante como su titular principal y deja el subtitulo para plantear su tesis de trabajo, queriendo proyectar que realizarán un examen analítico del suceso, que se anuncia como una autopsia o examen -supuestamente científico o crítico- de las evidencias que han logrado recoger. Los dos textos, sin embargo, poseen características literarias, aunque desde una formulación de la técnica de investigación periodística, al mejor estilo de la novela reportaje (non fiction) paradigma creado por Truman Capote, con su trabajo A sangre Fría (1967). Lo discursivo Según el semiólogo argentino, Eliseo Verón -residente en Francia desde hace años- en el contexto de nuestras sociedades posindustriales mediatizadas, la prensa escrita (y otros textos) puede convertirse en un campo propicio para probar hipótesis teóricas y realizar análisis de discursos. “El estudio de las transformaciones socioculturales de los grupos sociales y el estudio de las relaciones entre estas transformaciones y la evolución y el entrelazamiento de los géneros discursivos”, según Verón, admitiría una red de producción de discursos, “cuya complejidad aspira a poner en acción un cuadro

conceptual de múltiples niveles, capaz de enfrentar tal complejidad” (1) ¿Podremos lograrlo en tan poco espacio y con un tema tan rico en aristas, como el propuesto? Ese el objetivo, descubrir si la teoría de los discursos sociales de Verón se pueden aplicar a la realidad de una obra, tan imbricada, como la de Goldman. Evitando, desde la perspectiva de Verón, “llegar a una teoría de lo discursivo por prolongación-modificación de una gestión lingüística”, como tampoco alcanzar esa búsqueda de sentido semiótico del texto del autor estadounidense-guatemalteco, “en la ilusión de partir de lo simple (por composición y por paciencia) para llegar a lo complejo”. También compartimos la idea del semiotista argentino en el sentido que los macro-funcionamientos discursivos, sobre-determinarán los micro-funcionamiento del lenguaje, utilizado por Goldman en su obra. Tal es el caso de tener que llegar a realizar aclaraciones, en la obra publicada en español, sobre el significado de algunas palabras que son sumamente comunes en Guatemala. Verbigracia: cerote (mierda en pedacitos) bolitos (borrachines, dicho con cierto aprecio) charamileros (borrachos que han perdido toda noción de realidad y beben alcohol diluido) Ese lenguaje, como se nota, estaba dirigido para un público (o destinatario) residente en Estados Unidos de Norteamérica (o que lee idioma inglés) muy distinto al que posiblemente lo leerá en español, mucho menos para un guatemalteco común y corriente. Es por eso que esas condiciones productivas de un discurso como el texto de nuestro interés, están enraizadas en la sociedad como la nuestra, pero dependerá quién lo lea -según Verón-. Por lo tanto, será importante: ¿quien se acerca al texto, quién es el lector? siguiendo la idea de Umberto Eco de que existe un lector modelo, en su obra Lector en Fábula, así como un escritor modelo. El escritor modelo (destinador, según las teorías clásicas de la comunicación) será aquel que se hace la idea de quien leerá su obra, y el destinatario será aquel que adquirirá o decodificará el mensaje (la obra de Goldman, en este caso) Reiterando: este último es el destinatario de la obra: mientras que, el anterior, es el destinador. Tipos de discursos Verón plantea que la noción de discurso, es esencial asociarlo, por un lado a las “estructuras institucionales complejas que constituyen los soportes organizacionales, pero otro por lado, a las relaciones sociales cristalizadas de ofertas/expectativas que son los correlatos de estas estructuras institucionales”. Aclara, eso sí, que ambas no pueden ser tratadas como datos sociológicos, objetivos, porque son inseparables de los sistemas de representaciones que estructuran lo imaginario. Es más, dice Verón, allí “se construyen los rostros de los emisores y de los receptores de los discursos”. Esta reflexión, nos obliga a hacer referencia de las certeras ideas del semiólogo argentino-francés y permiten poner de ejemplo el caso de la especificidad del “tipo”, en su diferencia frente a otros tipos de discursos: el del discurso político, que no comentamos en este ensayo. ------------------------------------------------------------------------(1) Todas las citas han sido extraídas del mismo documento, en línea http://www.robertexto.com/archivo16/prensa_escrita.htm

Tres subespecies de destinatarios Así, Verón entra de lleno a hablar de otro nivel, que denomina de tres subespecies de destinatarios: a) b) c)

El pro-destinatario: contemplado a través de mecanismos de refuerzo de la creencia compartida. El para-destinatario: blanco de mecanismos del orden de la persuasión, y El anti-destinatario: blanco de los rostros de lo polémico.

¿Cómo interpretar o identificar estas tres subespecies de destinatarios en la obra de Goldman -como las llama Verón- desde donde se construyen los rostros de los emisores y receptores (destinadores/destinatarios) de este texto discursivo de nonfiction que es esta obra? Intentémoslo, con el artículo de Verón a la mano. El Proto-destinatario Este grupo social estaría conformado por los círculos de la izquierda latinoamericana, estadounidense y europea. Hoy por hoy, representan un grueso número en el mundo, por lo tanto hay ya un público lector (y por lo tanto, puede existir demanda para este tipo de literatura) Por eso, sale al mercado un producto (el libro de Goldman) que se ofrece para llenar sus expectativas, podríamos definir como ideológicas afines a las del autor. Ese grupo social, proto-destinatario de izquierda, son los que están a favor del discurso del planeamiento original de Goldman (algunos grupos contestatarios, incluso) que cree que fueron los militares los que asesinaron al obispo; en contra a los proto-destinatarios del libro de Rico y compañero, que serían los que están de acuerdo con que fue la iglesia (o sus representantes) los que mandaron a asesinar al obispo. Es decir: un mismo tema, dos obras. Dos proto-destinatarios que se acercan a dos tipos de discursos, diametralmente opuestos. En cada grupo, el texto indicado refuerza el mecanismo de creencias, ideas preconcebidas y que comparten ideológicamente, de antemano. El para-destinatario Este grupo de personas es al que hay que persuadir. Es el grupo que no está totalmente convencido de las tesis existentes, pero que quiere acercarse al texto, para enterarse, escudriñar, escuchar opiniones, tener puntos de vista nuevos o por o menos le da curiosidad el tema y busca (y adquiere) el producto final: la obra de Goldman. Este grupo de para-destinatarios, que camina como de lado, es al que hay que convencer de que los miliares asesinaron al obispo Gerardi, desde la perspectiva de Goldman. Es un grupo que, posiblemente, lea o hasta adquiera los dos libros, para enterarse de ambas versiones. En el caso del texto opuesto (el de Rico) es su destinatario ideal: posiblemente escéptico de todo lo que ha escuchado; confundido con tanta información desperdigada, parcializada y “manipulada” por los medios masivos de información. Ese es el grupo

por ganar (para ambos autores para ambas editoriales) Es el destinatario que deberá que conquistar, tanto de parte de Goldman como de Rico. El anti-destinatario Ese es aquel lector o grupo de lectores que se oponen totalmente a lo que, anticipadamente, saben lo que el texto expresará… pero que están realmente interesados por su contenido. Es el que se atreve a acercarse al texto de Goldman y sabe que lo va a sufrir, porque (la tesis planeada) está en contra de sus ideas, opiniones y creencias, pero lo hará para enterarse de primera mano. El anti-destinatario (según las tesis semióticas de Verón) es un receptor totalmente escéptico, en tanto el anterior era un lector que podría creer y que “posiblemente” estaría en condiciones de ser convencido. En tanto, este grupo de lectores (anti-destinatarios) no comparte el punto de vista del autor, y será un lector activo que buscará los errores y los resbalones en cada página, para poder criticarlo posteriormente. Es muy probable que solo lo lea para descubrir las tesis que apoyen su posición inicial, para reforzar sus creencias y postura ideológica. El anti-destinatario se acerca al texto, con una idea preconcebida, incrédulo de antemano. Pero, con su rostro negativo no dará pábulo a lo que dice el autor. Como dice Verón es el que polemizará con la obra, con el destinador en cada cada palabra, cada línea, cada hoja del texto. Se conoció públicamente, por ejemplo, que el libro de Goldman, al salir a la venta en Guatemala, fue adquirido en un número sorprendentemente grande, en un solo pedido. Se cree que fueron militares guatemaltecos los que se unieron para ser los primeros en estar enterados, de aquel contenido textual. Estos son los anti-destinatarios en el caso del Arte del asesinato político, pues son a quienes el autor desenmascara abiertamente, al señalarlos con nombres y apellidos, en base a una investigación y documentación que consumió muchos años. Conclusiones De esta forma, hemos intentado desentrañar las palabras de Verón, al interpretar que las subespecies de destinatarios, representan ese rostro que trascienden “las relaciones sociales cristalizadas de ofertas/expectativas y que son los correlatos de estas estructuras institucionales”. Cada grupo de destinatario se aproximará al texto de Goldman, según sus relaciones sociales cristalizadas de ofertas/expectativas: por un lado los que creen que Goldman es un buen investigador periodístico, un escritor de enorme calidad. Este concepto corresponde a esa estructura institucional que podría representar, desde simpatizantes de los grupos de activismo político (de índole reformistas) hasta llegar a sectores mucho más radicales identificados con la izquierda, pasando por variados matices de liberalismo intelectual. Por otro lado, están aquellos destinatarios que no están convencidos de la tesis que oferta Goldman en su libro, pero que les interesa o llama la atención su punto de vista. Son los lectores que cualquier autor deberá conquistar, con sus ideas o tesis de la

conspiración, realizada con tal nivel de secretividad y diligencia institucional que resulta siendo catalogada como artística por Goldman, en una irónica manera de titular su libro. ¿Por qué…. cómo puede ser catalogado de artístico un asesinato? Y sin embargo, ese título hace atractivo e interesante comprarlo. ¿Contrasentido semántico? Tal vez, pero es una estrategia vendedora. Y finalmente, están los lectores contrarios a Goldman, que tienen una afinidad con el ejército nacional y los sectores tradicionales (en extremo conservadores) pero que sienten que deben entrar en contacto directamente con el texto, aunque no le crean ni una coma al autor. A estos, Goldman nunca lo convencerá de sus planteamientos… aunque podría sembrar alguna duda, dado lo contundente de sus investigaciones. Estos sectores están ligados -estrechamente- con los pequeños grupos (pero muy poderosos) que profesan ¡aún en pleno siglo XXI¡ los ideales del anticomunismo más aberrante, representantes de las élites recalcitrantes de la derecha guatemalteca: industriales y terratenientes radicales. Y… porque no decirlo: también algunos sectores de las clases medias emergentes (que resultan ser mucho más conservadores que otros sectores) así como de algunos grupos sociales marginales, que han sido permeados por el pensamiento ultraconservador que ha imperado en Guatemala, desde el derrocamiento de Arbenz Guzmán en 1954… y al que lograron sacar del gobierno, porque era un “peón” del comunismo internacional. Este tipo de ejercicio intelectual no es caprichoso, de acuerdo con Verón, porque permite realizar un análisis discursivo desde otra perspectiva. Y, en vista la complejidad del tema tratado por Goldman, nos ha obligado a una búsqueda diferente para el esclarecimiento del sentido del texto. En este caso, la obra tiene muchas aristas y riqueza. El objetivo era contribuir un abordaje semiótico, desde el ángulo del destinatario. No por nada, es un libro tan polémico… pero revelador.

Bibliografía •

Goldman, Francisco (2009) El arte del asesinato político, con un subtítulo, ¿Quién mató al obispo?, Tinta y Papel, Guatemala.



Verón, E. Prensa escrita y teoría de los discursos sociales: producción, recepción, regulación. Archivo del portal de recursos para estudiantes (en línea), Portal de www.robertexto.com, extraído de http://www.robertexto.com/archivo16/prensa_escrita.htm, consultado 18 de julio 2009



Eco, U. Lector en Fábula

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