Domingo Xxviii Tiempo Ordinario

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DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO 15 de octubre de 2.006

Vende lo que tienes y sígueme En la primera lectura de hoy, el autor del Eclesiástico, hace un elogio de la sabiduría valorándola por encima de todos los bienes de la tierra; en su oración no pide tronos ni riquezas sino sabiduría, de cuya mano llegan todos los bienes. También el evangelio propone el máximo bien al que puede aspirar el ser humano, la vida eterna. El que quiere alcanzarla descubre que merece la pena dejarlo todo y seguir los pasos de Jesús.. La sabiduría bíblica es el saber manejarse en la vida, en las cosas cotidianas según el plan de Dios y dejarse guiar por espíritu. Nos situamos ante dos caminos, el camino de lo que nos llena y satisface profundamente y el camino de la felicidad pasajera. Esto ocurre más que nunca en la sociedad actual donde parece que el dinero da la felicidad, pero de hecho es lo contrario, que nos agobia y nos esclaviza; trabajamos para tener más; en algún caso el dinero puede ayudarnos en un tratamiento costoso, sólo accesible a los que tienen mucho poder adquisitivo, pero lo normal es que queramos el dinero para sentirnos independientes y para creernos más que los demás. Hoy preferimos la riqueza a los valores del reino. La verdadera sabiduría va acompañada de felicidad, pues el sabio sabe ajustarse a las situaciones y comparte con el necesitado, aunque no le sobre. ¡Qué sabias esas personas que han aprendido en el libro de la vida y sin haber

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estudiado tienen siempre la palabra oportuna y el consejo adecuado para quien quiere aprender gotas de sabiduría! Hombres y mujeres que se dejan guiar por la palabra de Dios, hablada o escrita, oída o leída. En ella han aprendido a calcular los años y adquirir un corazón sensato. (Salmo 89,12). Vende lo que tienes y sígueme Un hombre corre hasta donde está Jesús y le pregunta sobre la forma de heredar la vida eterna. La actitud del hombre es de respeto, lo hace de rodillas y le llama maestro bueno. Por lo que se ve en el texto, parece un hombre bueno y busca algo más; tiene buenos sentimientos y acciones. Jesús le habla de la bondad de Dios y le recuerda los mandamientos. Parece que tiene vocación apostólica: Todo lo ha cumplido desde pequeño, pero no sabe si con eso puede heredar la vida eterna. Jesús responde a su pregunta; primero cumple con lo básico y natural; pero esto no es suficiente; reparte lo que tienes y luego sígueme. Se trata de una invitación al seguimiento que, como en otros relatos de vocación, lleva consigo la necesidad de dejarlo todo Llaman la atención algunos contrastes que descubrimos en el texto. Por ejemplo el hombre rico ha acumulado méritos cumpliendo los mandamientos; sin embargo, Jesús le indica que el camino no consiste en acumular sino en despojarse de todo. Parece que los bienes de aquel hombre le atraen más que la vida eterna que busca. Imaginad el contraste entre la mirada cariñosa de Jesús y el ceño fruncido del rico. “¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!”. Dice el evangelio que los

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discípulos se extrañaron porque según la tradición judía la riqueza y los hijos en este mundo eran la bendición que Dios daba a sus fieles. Sin embargo Jesús lo explica un poco más; la dificultad viene no de la riqueza que siempre es una tentación, sino del apego de los que ponen su confianza en el dinero. El aviso no es sólo para los que tienen dinero sino para los que, aún no teniendo, lo ponen como el valor supremos de su vida. Jesús instruye en particular a los discípulos; el ejemplo es obvio. El animal más grande conocido no puede pasar por el ojo de una aguja; así ocurre con el rico y el reino de Dios. “Lo hemos dejado todo y te hemos seguido”. Jesús responde que todo eso que habían dejado lo recibirán multiplicado en este mundo, no sin persecuciones. Qué realidad se hacen estas palabras de Jesús, sobre todo, en los misioneros que han dejado casa, familia y tierra. Nunca se sienten solos en su tarea. La familia se agranda y se sienten queridos y acogidos por otras familias y comunidades . Hay unas renuncias (persecuciones dice el texto), pero también grandes compensaciones en este mundo como sentirse hermanos de todos y ciudadanos del mundo. La pobreza y la austeridad han sido características del Padre Claret y de sus hijos. El viajaba con un atillo. Sus hijos ponen sus vidas y medios al servicio del evangelio y de los evangelizadores. Nuestros colegios y parroquias son lugares de encuentro para el pueblo de Dios; las casas claretianas respiran acogida y pan partido para todos. Cada uno de nosotros, en nuestra circunstancia concreta, si queremos alcanzar la vida eterna tendremos que dejarlo todo, atender a las necesidades de los hermanos que carecen de bienes e iniciar el camino de Jesús. El evangelio de hoy y esta Eucaristía son una invitación, sobre todo, a los más jóvenes, a plantearse un seguimiento de Jesús en estructuras concretas, como es la vida consagrada y la vocación misionera.

DIOS HABLA Lectura del libro de la Sabiduría 7,7-11 Por eso supliqué, y me fue concedida la prudencia; oré, y vino a mí el espíritu de sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos, y en su comparación tuve en nada la riqueza. Ni la comparé a piedra inestimable, pues todo el oro en su presencia es un poco de arena, como lodo es reputada la plata ante ella. La amé más que a la salud y la belleza y preferí su posesión a la misma luz, porque su resplandor es inextinguible. Me vinieron con ella todos los bienes, pues ella tenía en sus manos una riqueza incalculable. Comentario: El libro de la Sabiduría fue escrito con mucha probabilidad en tiempos de Augusto, es decir, entre el 30 a.C. y el 14 de la era cristiana. Tiene como destinatarios a unos lectores judíos, pero también a lectores paganos, pues se escribe en Alejandría, ciudad henchida de cultura, abierta y cosmopolita. Nuestra perícopa viene a continuación, configurando un fuerte contraste, de la confesión de Salomón (7, 1-6). Frente a la humana fragilidad del rey Salomón, ahora toca la alabanza de la Sabiduría que supera lo más estimado entre los hombres: el poder, la riqueza, la salud y la belleza. El pasaje se encuadra en un típico género literario llamado «encomio», es decir, de alabanza y reconocimiento. La Sabiduría es tan alta y atrayente, que el hombre no puede sino invocarla y pedirla continuamente La alabanza a la Sabiduría queda resuelta literariamente en una serie continuada de binas y felices comparaciones, que es preciso detectar y apreciar. La Sabiduría es preferible al poder de los cetros. Frente a ella, la riqueza se queda en nada; el brillo del oro se convierte en un montón de arena, y la plata se trasmuta en oscuro barro. Es incluso más excelente que la salud y que la luz, puesto que no pasa con el tiempo, ni tiene ocaso ni atardeceres. Todas las bondades vienen con la Sabiduría. La Sabiduría que Salomón pide es prudencia, un saber práctico que asiste al gobernante (1 Re 3,12) y espíritu de sabiduría, que es el espíritu del Señor que educa al sabio interiormente. Pero, como escrito bíblico e inserto dentro del canon de la revelación, nuestro libro se abre a otras consideraciones y grandezas que lo superan. La Sabiduría se aplica a la figura de Cristo, nuestra perfecta Sabiduría, en quien conseguimos la abundancia de todos los bienes del cielo y de la tierra. Lectura de la carta a los Hebreos 4,12-13 Pues la palabra de Dios es viva y eficaz y más aguda que espada de dos filos; ella penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y es capaz de juzgar los sentimientos y los pensamientos. Y no hay criatura alguna que esté oculta ante ella, sino

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que todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel a quien debemos dar cuenta. Comentario: Siguiendo con el género literario del pasaje anterior de la Sabiduría, ahora encontramos otro breve pasaje, que puede también incluirse en esta categoría de la alabanza. Es un canto bellísimo a la fuerza transformante de la Palabra de Dios. Lo primero que se enaltece de ella es la vida: es y está viva, llena de vida, nunca es la Palabra letra muerta, papel mojado. Y porque es vida, actúa, es enérgica. Se acude a una metáfora conocida que la Biblia aplica con frecuencia a la palabra de Dios (Léanse estos versos: Is 49,2; Sab 18,15-16). No sólo se apropia de la metáfora de la espada, sino que se dice, en atrevida superación, que la Palabra de Dios es más tajante y aguda que la misma espada. Luego en lenguaje helenístico, el autor va detallando sus efectos: es capaz de separar «alma y espíritu», «coyuntura y tuétanos», «deseos e intenciones». La Palabra se presenta personificada. Y esta personificación da pie para referirla a Cristo, como hace egregiamente el Apocalipsis: «Y de su boca salía una espada aguda de doble filo» (1,16). No se puede cosificar la palabra: no es algo meramente informativo, no representa un arsenal de datos, sino que posee una tremenda eficacia y energía. Es capaz de transformar el corazón humano, como transformó el corazón de la Virgen, nuestra Madre: «Y a ti una espada te traspasará el corazón» (Lc 2,35). Del Evangelio de San Marcos 10,17-30 Al salir Jesús de camino, un hombre corrió a preguntarle, arrodillándose ante él: «Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para alcanzar la vida eterna?». Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? El único bueno es Dios. Ya conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre». Él dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud». Jesús lo miró con amor y le dijo: «Te queda una cosa que hacer: Anda, vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme». Al oír esto, el joven se fue muy triste, porque tenía muchos bienes. Jesús miró alrededor y dijo a sus discípulos: «¡Qué difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!». Los discípulos se quedaron asombrados ante estas palabras. Pero Jesús les repitió: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios». Ellos, más asombrados todavía, se decían: «Entonces, ¿quién puede salvarse?». Jesús los miró y les dijo: «Para los hombres esto es imposible; pero no para Dios, pues para Dios todo es posible». Entonces Pedro le dijo: «Nosotros lo hemos

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dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Os aseguro que nadie deja casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras por mí o por el evangelio, que no reciba el ciento por uno ya en este mundo, en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, con persecuciones, y en el siglo venidero, la vida eterna. Comentario: Marcos ofrece la perícopa del «rico»; pero no dice expresamente que sea el «joven rico», sino un genérico «rico»; presenta así la dificultad del seguimiento de Jesús que es común a todas las edades, no sólo a los jóvenes. El pasaje es profundo y contiene tres partes importantes. El encuentro de Jesús con el rico (vv.17-22), la reflexión de Jesús sobre la riqueza (vv. 23-27) y la recompensa a quienes lo dejan todo (vv.28-31). La primera parte presenta un encuentro, jovial y entusiasmante. El rico corre al encuentro de Jesús, y se arrodilla ante él. Su deseo es sincero, llama a Jesús «maestro bueno». Jesús le remite al cumplimiento de los mandamientos. A la respuesta afirmativa del rico, Jesús le muestra su afecto. No sólo le mira con cariño tal como refiere el texto-, sino que le da una m u e s t r a d e c a ri ñ o si n c o rt a p i s a s, exteriormente, le dio un abrazo, un señal externa y bien visible. Desde este afecto compartido, Jesús le invita a dar un paso adelante, a dejar sus riquezas y donarlas a los pobres, y a seguirle fielmente. Pero el rico se entristece, y se marcha abatido, porque tenía muchos bienes a los que estaba apegado su corazón. El rico representa la figura opuesta a la ofrecida por la primera lectura: es el antiSalomón. No busca sinceramente la Sabiduría. La segunda parte es una amarga reflexión sobre el peligro de las riquezas. Jesús utiliza un dicho proverbial de exageración: «Le es más fácil a un camello pasar por el ojo de un aguja que a un rico entrar en el reino de los cielos». No hay por qué mitigar el sentido, leyendo la palabra kamilos (cuerda o maroma) en vez de kamelos (camello). Jesús quiere mostrar plásticamente la imposibilidad para alcanzar el Reino a quien tiene su corazón ahogado por las riquezas, por quien sólo busca su propio interés y beneficio personal, y no es capaz de abrirse generosamente a más necesitados. La tercera parte configura una recompensa. Hay que reconocer el poder de Dios que lo puede todo en nuestra debilidad, cuando encuentra un corazón desprendido, dispuesto a seguir el camino de su Hijo, como hicieron los discípulos dejando familias y bienes. Dios no se queda con nada de nadie: Él es siempre espléndido. Pero esta generosidad poderosa de Dios sólo la experimentan quienes hacen opción concreta por la pobreza, los que dan el paso, los que siguen el camino de Jesús, y marchan con Él. No los calculadores ni los ricos, ni los egoístas que sólo ponen su confianza en el poder de su egoísmo que no lleva sino a la podredumbre y a la tristeza.

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LA MISA DE HOY SALUDO La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre y la fortaleza del Espíritu Santo estén con todos vosotros. MONICIÓN DE ENTRADA Bienvenidos a la celebración de la eucaristía en este tercer domingo del octubre misionero. La llamada del Señor a una vida de testimonio sincero y efectivo continúa siendo clara para quienes nos llamamos discípulos suyos. Esta llamada nos otorga una sabiduría particular para orientar nuestra conducta sin componendas fáciles, sin querer jugar a dos bandas. La Palabra de Dios que vamos a escuchar es clara a este respecto: nuestra vocación cristiana es una propuesta arriesgada, en la que hemos de poner en juego el sentido global de nuestra existencia. El Señor Jesús viene a nuestro encuentro, nos invita a seguirle radicalmente y espera una respuesta generosa. Ojalá que nuestra fidelidad esté llena de la generosidad que Él demuestra sin cesar con nosotros. Cuando venimos aquí, cada domingo, para celebrar la Eucaristía, traemos dentro de nosotros muchos sentimientos, muchos recuerdos, muchos deseos. Las personas que conocemos y queremos, lo que hemos vivido, las preocupaciones y proyectos. Y traemos también dentro de nosotros al mundo entero: especialmente, a los que sufren y se sienten oprimidos por el dolor y la tristeza. Con estos sentimientos, recuerdos y deseos, nos ponemos ante nuestro buen Padre y ante el Señor Jesús. ACTO PENITENCIAL - Tú, Palabra que nos enseña a vivir. SEÑOR, TEN PIEDAD. - Tú, Sabiduría que transforma nuestro corazón. CRISTO, TEN PIEDAD. - Tú, Luz que ilumina nuestro camino. SEÑOR, TEN PIEDAD. ORACIÓN COLECTA Oremos con confianza antes de escuchar la palabra de Dios que debe guiar nuestra vida. Te pedimos, Señor, que tu gracia continuamente nos preceda y acompañe, de manera que estemos dispuestos a obrar siempre el bien. Por NSJC... MONICIÓN A LAS LECTURAS

Escucharemos ahora unas palabras del libro de la Sabiduría que nos preparan para escuchar el evangelio. Discernir la verdadera sabiduría es don y tarea. Mas ese don de Dios es incompatible con otras sabidurías que anuncian otros valores. Acostumbrados a escuchar la Palabra de Dios, podemos adormecer nuestra conciencia pensando que nos la sabemos y la controlamos. Acojamos esta lectura con espíritu de oración,

pidiendo que su Palabra nos ayude a poner luz en los deseos e intenciones de nuestro corazón. Jesús ofrece un modelo de realización en el amor para todos los que quieran alcanzar la plenitud de la existencia. Es una definición en sentido radical de la vocación de los cristianos. Renunciar, no tener nada propio, no aspirar a construir cosa alguna como exclusivamente mía (o nuestra o de mi grupo) sobre el mundo. Dejar los bienes, para enriquecer a otros, vivir para aquellos que poseen menos. Volver a Jesús en gesto de acompañamiento, seguirle en el camino de su Reino, dejándolo todo por Él y el Evangelio. ORACIÓN DE LOS FIELES Oremos a nuestro Padre y pidámosle que derrame su amor sobre el mundo entero. 1. Por todos los cristianos. Para que sigamos a Jesús de verdad. Para que sepamos poner nuestra vida al servicio de Dios y de los pobres. Oremos unidos. 2. Por los misioneros y misioneras, por todos los que han dejado su tierra para llevar el Evangelio a países lejanos. Para que trabajen con mucho amor y vivan la alegría y la fuerza de Dios. Oremos unidos. 3. Por los enfermos. Para que encuentren fortaleza para vivir su dolor, y sientan el cariño de los que están cerca de ellos. Oremos unidos. 4. Por los refugiados, por todos los que han tenido que dejar sus casas y sus pueblos por causa de las guerras, y viven ahora en el dolor y la incertidumbre. Para que se resuelva su situación. Oremos unidos. 5. Por todos los niños, jóvenes y adultos que han comenzado este mes sus actividades de educación y vida cristiana, y por sus catequistas y formadores. Oremos unidos. 6. Por los que nos hemos reunido hoy aquí para celebrar la Eucaristía. Para que nos propongamos sinceramente ser cada día seguidores de Jesús. Oremos unidos. Escucha, Padre, nuestra oración, y transforma nuestros corazones para que seamos fieles seguidores de Jesús. Él, nuestro hermano, que vive y reina... ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS Con estas ofrendas, Señor, recibe las súplicas de tus hijos, para que esta Eucaristía celebrada con amor nos lleve a la gloria eterna. Por JCNS. ORACIÓN DE POSCOMUNIÓN Padre de bondad, te pedimos humildemente que, así como nos alimentas con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos hagas participar de su misma vida. Por JCNS. Sugerencias Podemos colocar un bastón y unas sandalias como símbolo del seguimiento de Jesús desde la austeridad. - Cántico de entrada: Iglesia peregrina. - Prefacio dominical I. - Santo carismático. - Plegaria Eucarística V/a. - Canto de comunión: Tú, Señor nos llamas. - Canto final: Himno al Corazón de María.

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