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Universidad Francisco José de Caldas Facultad de ciencias y educación Escritura Académica hacia la Diversidad Textual Presentado a Diana Concha Estudiante: Laura Krisdolly Pérez Pántano Código: 20181187009 PENA DE MUERTE EN COLOMBIA “El modo de contener los delitos y fomentar las virtudes, es castigar al delincuente y proteger al inocente” -Manuel BelgranoActualmente se ha generado una discusión social y judicial alrededor de una decisión a favor o en contra acerca de la pena de muerte. Este es uno de los temas más debatidos a lo largo de la historia y alrededor de todo el mundo; los colombianos hemos sido testigos de cómo la sociedad ha sido afectada por delincuentes y seres inhumanos que han causado muchísimo daño y han cobrado vidas inocentes a través de hechos aberrantes y despiadados. Teniendo en cuenta esto, deberíamos tener presente esta solución y meditar un poco en los beneficios que le causarían a nuestra sociedad. Primero, debemos ser conscientes de que la condena dada a violadores, asesinos, abusadores en Colombia, ¡NO ES JUSTA!, se debería activar la Ley de Talión: “Vida por vida, ojo por ojo, diente por diente"; De forma concreta, se puede asegurar que la justicia debe ser una constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que le corresponde. En definitiva, el castigo supremo fue, es y será necesario para sostener una sociedad saludable. Tenemos como ejemplo varios casos de asesinos seriales en Colombia, que desafortunadamente a causa de la justicia impuesta por nuestro gobierno, ahora se encuentran libres y posiblemente repitiendo aquellas andanzas por las que alguna vez fueron juzgados. Como olvidar al “Monstruo de los Andes”, el famoso Pedro Alonso López, Asesino en serie que se caracterizaba por su pedofilia y actos de violación a más de 300 niñas de entre 9 y 12 años de edad en Colombia, Ecuador y Perú. Quien fue Condenado a 16 años de prisión en Ecuador el 25 de enero de 1981. Puesto en libertad el 31 de agosto de 1994. Detenido una hora después por inmigración ilegal y extraditado a Colombia, en donde cuyas autoridades le acusaron de un asesinato cometido 20 años antes. Considerado no psicópata ni pedófilo, sino ¡un hombre mentalmente inimputable!, fue internado en un hospital psiquiátrico en Bogotá. No estuvo en la cárcel, estuvo en un hotel, y fue declarado cuerdo en 1998, por lo tanto fue puesto en libertad de manera inmediata. ¿Esto es Justicia? Por lo tanto, la pena de muerte es una idea tan genérica que cobra sentido a la forma de justicia conmutativa buscando el bien para la sociedad.

Segundo, está claro que cada persona nace con el Derecho a la Vida (plasmado en el artículo 3.° de la Declaración Universal de los Derechos Humanos), pero este derecho se acaba en cuanto se falta al derecho de otro, tengamos en cuenta que, si estos homicidas quedan libres, según estudios psicológicos y neurológicos desarrollados en la Universidad de Harvard por James Fallon basados en el comportamiento de los psicópatas, se comprobó que estos sujetos al quedar en libertad volverán a sus anteriores andanzas, destruirán de nuevo vidas y harán hasta lo imposible por saciar su sed de “Placer”, por tanto se resalta que no es posible la resocialización de esta clase de sujetos y este sentimiento de pánico, temor e incertidumbre nos conlleva a apoyar la pena de muerte, por ende, la única política criminal viable es la eliminación de este sujeto. Pueden pensar que este acto convertirá a la sociedad hacia la perversidad, pero esto no es correcto, pues en un estudio sobre los cambios dentro de la población urbana del país, especialistas del Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social (IIPCS) detallan que la sociedad actual es narcisista, perversa y esto la hace carente de afectos, por lo tanto, una perversión existente no puede formarse más de lo evidente. Y tercero, no podemos olvidar la parte financiera e Colombia, los costos económicos de un preso son mucho más altos que la pena de muerte; comida, cama, techo, baño; todo para un criminal. Colombia no tiene los suficientes recursos para sostener a un asesino, por lo que al pasar 10 o 20 años, lo dejan en libertad, de nuevo como problema para la sociedad. ¿Estamos pensando de forma racional? ¿Deben quedar inmunes a tan atroces hechos? Y cómo olvidar la parte financiera, los costos económicos de un preso son mucho más altos que la pena de muerte, comida, cama, techo, baño; todo para un criminal. Colombia no tiene los suficientes recursos para sostener a un asesino por lo que al pasar 10 o 20 años, lo dejan en libertad, de nuevo como problema para la sociedad. A pesar de esto la crisis en los centros penitenciarios sigue en aumento. Sin solución a la vista, parece inevitable una catástrofe. Recientemente, varias voces autorizadas han alertado sobre el caos en los penales. “La crisis humanitaria es insostenible. La situación de las 120.000 personas detenidas en Colombia fue preocupante en 2015 y lo sigue siendo en 2017”, dice un informe presentado el pasado jueves 10 de marzo por el Comité Internacional de la Cruz Roja –CICR–. “Colombia atraviesa por la peor crisis carcelaria de su historia”, afirma la Defensoría del Pueblo en el último informe al Congreso. Teniendo en cuenta esto, ¿No es atroz e inhumano que una persona viva en estas condiciones? En conclusión, considero que el bienestar de todos en nuestra sociedad debe ser una prioridad, si a la pena de muerte, es la mejor solución.