CARTA A MANUEL Y LUCAS Queridos hijos Manuel y Lucas, Quisiera algún día que puedan leer esta carta a sus hijos. Para entonces, probablemente estaremos conmemorando 50 años del asesinato de su abuelo Luís Carlos Galán. Me gustaría estar todavía a su lado y mirar juntos la historia de los 30 años que habrán transcurrido
para
entonces,
desde
cuando
en
el
vigésimo
aniversario de su asesinato, escasos ya de lágrimas, decidimos no llorar más su muerte sino celebrar su vida con un: "¡Galán Vive!". Empiezo por contarles quién era su abuelo, citando a Alberto Zalamea, autor del texto más bello escrito en estos 50 años sobre el hombre al que Colombia conoció como Galán. "Aquí está -mire el lector hacia adentro-, aquí, 'tal como en sí mismo la eternidad lo transforma', la vasta frente iluminada, el ojo centellante, la palabra purificadora, el pensamiento liberador.
Este instante -detenido
para la inmortalidad en la placa de un modesto pero inmenso fotógrafo- revela el alma de Luís Carlos Galán. El alma más que la personalidad, ese engendro de una época pueril.
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Su mensaje, su gesto, su entrega apasionada vienen de las profundidades de nuestra historia. Por sus venas corre la misma sangre de Galán el comunero y en las hojas de su genealogía se encuentran los apellidos de quienes cimentaron una forma de ser colombiana,
desde
constitucionalista,
Florentino hasta
González,
Eduardo
el
Santos,
conspirador el
formador
y
el
y
el
civilizador. Avizoremos el paisaje de su alma, puesto que alma hay. En primer término, la tierra austera, extremeña, de Santander. Esta porción de tierra colombiana donde el valor es la más alta condición, resultado de ese enfrentarse iberoamericano de sangres contrapuestas sobre el recuerdo ya inaccesible de los terruños primigenios de Mérida y Cáceres, de Girón y Palenque, de Río de Oro y Río Frío, y de la realidad actual de la gesta y el colapso indígena. Bucaramanga, Chicamocha, Charalá, vocablos inauditos que encierran para el niño Galán las claves de un futuro incierto. El Chicamocha lo atrae esencialmente. En la turbulencia de sus aguas invernales, en el pavoroso abismo del cañón, en el dramatismo que rodea todo el paisaje de este Escamandro santandereano, núcleo de mil leyendas, encuentra una sintonía con nuestro trágico devenir y muchas veces sueña de niño una inextricable cita con lo desconocido. Perspectiva dantesca que 2
domina sus pesadillas, sus presagios, su destino, pero que no impide sino por el contrario impulsa una vida plena, pura, ejemplar, aleccionadora, una vida además, de hombre joven, que jamás abandonará sus ilusiones y sus esperanzas. Los colombianos no sabemos admirar.
Y es una de nuestras
grandes debilidades. Pero cómo no hacerlo después del tránsito heroico a la eternidad- ante este hombre que quiso ser, y lo logró, sin alardes, con modestia, el arquetipo de individuo social que, ahora y aquí, requiere Colombia con urgencia? La existencia de Luis Carlos Galán escapa siempre a la monotonía de lo trivial. Siempre hay algo adelante por descubrir. No importan los obstáculos.
Es la conciencia moral de su tiempo. Ordenado,
organizado, proporcionado, resulta ser el paradigma que la sociedad actual necesita. Jamás desentona, tiene la mesura y el ritmo vital de cierta aristocracia del espíritu que nada podrá arrebatarle. Esta no es, por cierto, una apología. Ni la habría aceptado ni la necesita. Somos los colombianos los que necesitamos reflexionar sobre su ejemplo y su destino". Si su abuelo viviera hoy, cumpliría 95 años y habría logrado su sueño de morir después de los 90. Habría visto el paso vital de 3
estas últimas tres generaciones de colombianos: la mía que es la misma de sus tíos Claudio y Carlos Fernando, la suya y la de sus hijos. Han pasado tres generaciones, las que Luís Carlos Galán pensaba eran necesarias para un cambio en la manera de pensar del país, para la construcción de una nueva conciencia ética nacional que sepa reconciliar la moral como pilar de una sociedad viable, con las necesidades prácticas del progreso. Ustedes y sus hijos serán los jueces de mi generación. De sus aciertos y errores en la contribución a la construcción de la democracia colombiana que Galán soñó. Juzgarán si fue capaz de honrar su memoria y legado resumido en la sentencia que dejó antes de morir: "A los hombres se les puede eliminar, pero a las ideas no". Las convicciones reformistas que fundamentaron su propuesta política, habrán sido también las nuestras en el camino hacia una Colombia sin desigualdades ni injusticias. Habremos logrado la liberación de los ideologismos extremos de izquierda y de derecha que intentaron en esos años cabalgar sobre el rechazo de los colombianos a los crímenes de lesa humanidad cometidos por guerrilleros
y
paramilitares,
cerrando
la
posibilidad
de
una
interpretación liberal -que fue la de Galán- para Colombia. Serán los políticos admirados por su vocación de servicio. Su solvencia ética y no pecuniaria. Su compromiso con el interés general y no particular. Cómo su abuelo, se sentirán los políticos educadores y no 4
salvadores. Dejará de ser el Jefe del Estado un monarca, como Galán lo advertía, para eliminar una dependencia indigna de las instituciones
democráticas
regionales
y
locales.
La
descentralización podrá superar el estancamiento. La sociedad civil organizada habrá sido capaz de romper el yugo del clientelismo. Las víctimas, antes de pedirles perdón se les brindará justicia. Ustedes pueden hoy dictar sentencia sobre mi generación y su aporte a la concreción de las ideas galanistas. Que Colombia no repita la historia, ni caiga en esa abominable definición shakespeariana: "La vida es una conseja contada por un idiota, llena de estrépito y de furia, y que nada significa". Volvamos un instante a Zalamea y su recuento de la vida del abuelo Luís Carlos. "Una niñez, en los cuarentas, signada por la política. Como la de otros muchos millares de colombianos. Aquellos que nunca olvidarán "la violencia", ese pájaro sombrío que por entonces sobrevuela campos y ciudades. En su casa, la política es el pan cotidiano. Mario Galán Gómez, su padre, no solo cultiva la historia de sus ancestros, entre los que se destaca fundamentalmente José Antonio Galán, el comunero, enraizado en Charalá desde 1732, sino que participa activamente en la lucha política, donde agita ideas reformistas y clama por la modernización y tecnificación de las estructuras estatales. 5
La Conversación en casa de los Galán sarmiento doce hijos como en el hogar del Tritatarabuelo Marcos y Petronila Suárez, padres del prócer comunero, dos siglos antes está centrada en torno a la política. Las estaciones radiales difunden por aquellos tiempos el gran debate que divide al país: Reelección o no reelección. Mario Galán, como muchos, ha tomado partido contra la reelección Presidencial. Luís Carlos no olvidará sus argumentos, que la segunda presidencia de Lopéz Pumarejo confirma, y años después le tocará en suerte encabezar otra reacción contra la segunda candidatura del segundo López... Los debates en el congreso -ese foro lejano donde las voces de los grandes conductores comienzan a ser sepultadas por la dialéctica de las pistolas que finalmente triunfarán en 1949 con el grito trasplantado de "muera la inteligencia"- apasionan al niño Galán. No entiende bien lo que ocurre, pero sabe que afecta a toda la gran familia. Efectivamente, en 1949 -año de la clausura del CongresoMario Galán se traslada con todos los suyos a la capital... Atrás queda la infancia. De ella permanecen en el joven que entra a la edad de la razón las nostalgias del gran viajero que siempre será; el respeto por unos ancestros -cuántas veces no ha oído relatar la gesta de los comuneros, la batalla de Charalá los exilios de Florentino González, el baile de "Mamá Ramona" con el Libertador, 6
los ires y venires de Vargas, Santos, Galvis y Suárez, toda esa urdimbre de nombres míticos que conforman su Olimpo familiar?; sí, el respeto por unos ancestros que se confunden con una historia que él también quiere modelar; y básicamente la memoria viva del valiente reto galanista, cuyo estricto cumplimiento lo condenará a la muerte prematura: 'Siempre Adelante, Ni un paso atrás; y lo que fuere menester sea!' Sus convicciones son profundas. Como las del Comunero que ante sus jueces se impacienta y grita: 'Si es pecado defender la justicia y la libertad, acepto el infierno y no hablemos más!'" Su abuelo fue el Ministro de Educación más joven en la historia del país. Pocos meses antes conoció a su abuela Gloria en "El Tiempo", su
compañera
de
triunfos
y
derrotas,
de
satisfacciones
y
frustraciones durante 18 años en los que no faltaron días de ilusión ni tampoco de desesperanza. Así describe Zalamea la relación entre sus abuelos: "Gloria Pachón Castro, la periodista con quien compartirá
desde
entonces
sus
crecientes
preocupaciones
intelectuales y políticas. Las mismas que Alvaro Pachón de la Torre, director del Suplemento Literario de "El Espectador" y de la revista "Contraataque", ha inculcado a sus hijas Gloria y Maruja. Este encuentro humano de solidaridad indeclinable caracterizará el sentimiento afectivo de Galán durante toda su vida. Comprensión 7
absoluta entre dos seres identificados sentimental, moral e intelectualmente." En 1978 Galán inició su carrera política en el partido liberal y en su tierra, la misma en donde ustedes dos nacieron: Santander. Concejal de Oiba y Senador de la República por este departamento que recorrió hasta el último rincón. Su abuelo hizo lo mismo con Colombia hasta que supo cuales eran las reformas y soluciones que el país necesitaba y la herramienta definitiva para su realización: el liberalismo.
Lideró una fértil disidencia fuera del poder, que
durante una década de trabajo arduo renovó la política del Partido Liberal a través de la "consulta popular" y el tarjetón electoral como instrumentos prácticos de su democratización. Nunca pretendió sustituir al Partido Liberal pero lo cuestionó para devolverle su estado de ánimo natural de rebeldía ante "la corrupción, la mediocridad y la miseria", para que volviera a su esencia de interprete fiel de los más débiles. Su lucha fue lo que -según las palabras de su abuelo- Mao Tse Tung habría calificado "la larga marcha a través de las instituciones". Después de disolver el Nuevo Liberalismo, su movimiento disidente, terminó su vida y su carrera política en el Partido Liberal donde encontró el apoyo de hombres como Cesar Gaviria.
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Su abuelo era obsesivo con los temas que según él debían tener un lugar prioritario en la agenda pública. Trabajó en la construcción de 35 documentos sobre las ideas fuerza de su proyecto político. Enfrentó solitario "la trampa mortal" del narcotráfico que mata o corrompe todo lo que toca. Rodrigo Lara Bonilla lo acompaño en esa batalla desigual, incomprendida y estigmatizada por muchos como maniquea y moralista. Galán era un visionario consciente de que la solución al narcotráfico dependería de su globalización y no del aislamiento que muchos países pretendían imponerle a Colombia. Luis Carlos Galán, dice Zalamea, es el anti-Maquiavelo de la política. Logró tocar las emociones de la gente para buscar un cambio de conciencia y darle rumbo a sus esperanzas. A su abuelo lo asesino una empresa criminal de narcotraficantes, paramilitares, políticos y agentes del Estado, ese Estado que murió defendiendo. Pero no olvidemos que "El martirio es siempre una victoria del hombre, el desafío de los inmortales". El significado de su lucha nos recuerda el deber de no caer en el pesimismo o la desesperanza frente las posibilidades de progreso material y espiritual en Colombia. Manuel y Lucas, en manos de ustedes y de su generación está hoy la antorcha galanista, la llama eterna liberal que sigue conquistando todos los días la justicia, la libertad y la vida. Una lucha como decía su abuelo que no termina nunca. Me despido de ustedes con una 9
cita de Galán en su campaña presidencial de 1892: "En la misma plaza del sacrificio de José Antonio Galán y sus compañeros invoco su memoria para demostrar que su holocausto no fue en vano y que dos siglos más tarde, cuando han pasado ocho generaciones desde la época de la revolución comunera, sus ideales están vigentes, y en las circunstancias especiales de nuestro tiempo representan para el pueblo de Colombia la primera y decisiva expresión histórica de la conciencia
colectiva.
A
pocos
metros
del
lugar
donde
fue
descuartizado José Antonio Galán, en mi condición de candidato a la Presidencia prometo a los colombianos que seré leal a los ideales del pueblo y que lucharé por ellos con devoción y sinceridad todo el tiempo que sea necesario para transformar la vida de los oprimidos, alcanzar la paz y la libertad para mis compatriotas y rescatar la fe colectiva en un destino superior y trascendente para toda la Nación".
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GRATITUDES Doctor Horacio Serpa, Gobernador de Santander Doctora Consuelo Ordóñez, Secretaria De Planeación de la Gobernación Doctor Héctor Josué Quintero, Secretario De Desarrollo de la Gobernación Constantino Tami Jaimes, Secretario General Gobernación Doctora Mónica Leal Jefe De Prensa Oficina de Protocolo de la Gobernación Doctor Diego Fernando Mendoza, Director General Indersantander Doctora Yolanda Blanco, Diputada Asamblea Departamental Dr. Fernando Vargas Mendoza, Alcalde De Bucaramanga Doctor Eulises Balcazar Navarro, Alcalde de Floridablanca Doctor Luís Alberto Quintero, Alcalde de Girón Doctor Jorge Armando Navas, Alcalde de Piedecuesta Doctor Carlos Alberto Contreras Lòpez, Alcalde de Barrancabermeja Doctor Hernando Castellanos, Gerente General Copetran Paola Andrea Carvajal, Secretaria de Desarrollo Alcaldía de Bucaramanga Jaime Rodríguez Ballesteros Concejal De Bucaramanga Directorio Liberal De Santander Medios De Comunicación Regionales Y Nacional
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