Descomposición de las instituciones internacionales La actual crisis venezolana se ha visto en boca de todos los organismos internacionales que, de una u otra forma representan factores relevantes a dicha crisis. Sin embargo, se ha visto insuficiente en el momento de dar respuestas para solventar la misma, siendo estos organismos en definitiva estructuras inertes carentes de cualquier efectividad práctica, limitada por sus propios preceptos de soberanía e igualdad entre naciones, dejando al descubierto, a pesar de los intentos por aparentar una organización internacional ordenadora de los eventos mundiales y las relaciones entre naciones, instituciones con poca o nula capacidad de respuesta frente a acontecimientos reales en el mundo. En estos días las únicas acciones concretas frente a la crisis venezolana se han dado por parte de los estados como actores únicos que actúan de manera directa, como es el caso de Estados Unidos al aplicar sanciones económicas al régimen venezolano. Por otra parte, tenemos a la Unión Europea, que se ha visto completamente desprovista de acciones conjuntas que, puedan considerarse efectiva. Solo han podido responder por medio del “Grupo de Contacto” que más allá de los pretextos de querer solucionar la crisis venezolana por la vía pacífica, solo representa un canal diplomático carente de acciones concretas que trasciendan las meras palabras o declaraciones para reprogramar otra reunión. Inclusive, se le ha criticado por ser poco efectiva por parte del parlamento europeo, creando una división interna de la misma entre los sectores de izquierda a favor del grupo de contacto, frente a factores de derecha que impulsaron las últimas votaciones rechazando dicha plataforma de discusión. El panorama de las organizaciones internacionales de ha visto expuesto a su insignificancia practica en los aconteceres del mundo actual, como se ha vislumbrado repetidamente, solo las acciones unilaterales o multilaterales de Estados como actores realizan acciones concretas, y en la gran mayoría de los casos por fuera de los organismos internacionales como la ONU, siendo estos solo un obstáculo normativo que, resulta fácil de evadir dada la necesidad del Estado interesado. Ante esto se levanta la pregunta de qué tan útil nos resulta dichos organismos, ¿realmente pueden ser garantes de paz ante un mundo de naturaleza anárquica, movido solo por intereses? Los eventos venideros prometen poner mas en duda la posición de las organizaciones internacionales, especialmente tras el giro ideológica presente en distintas naciones del mundo, como se ha visto en Latinoamérica donde las fuerzas de derecha ascendieron al poder, y entre sus primeras acciones se han dado a la tarea de desmontar otros mecanismos internacionales promovidos por la izquierda, como la unasur.