Del Yo Al Nosotros.docx

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DEL YO AL NOSOTROS… Educación esencial del bien común QUERER HACER Nunca como ahora hemos tenido tantos conocimientos y tantos medios tecnológicos para seguir adquiriendo más conocimiento y manejarlo. Sin embargo, ya estamos constatando como humanidad, que conocer no implica resolver. Es decir, que más conocimiento no garantiza tomar las mejores decisiones para nuestro devenir en el planeta Tierra. Mientras aumenta exponencialmente la cantidad de conocimiento también lo hacen graves problemas globales. “Conocimiento no equivale a sabiduría”. Tener destrezas y conocimientos no garantiza directamente un buen desempeño. Porque, además de “saber hacer” hay que “querer hacer”. Y ese “querer” es clave para sentirnos impulsados a la acción. Ese querer tiene que ver con la voluntad y la motivación. Sus raíces son la gestión emocional y actitudinal. Por eso, se hace necesario pasar de una Educación del conocimiento a una Educación del Ser, que contempla la adquisición de destrezas y la de conocimientos con una actitud proactiva que se exprese en actos y realizaciones concretas desde lo mejor del ser humano. De esta manera, una Educación Esencial promueve el Ser que aporta de manera natural desde lo mejor que es. DE LA CONCIENCIA INDIVIDUAL A LA CONCIENCIA COLECTIVA Los desafíos que estamos afrontando son cada vez más colectivos, haciendo realidad aquél término de Mc Luhan que reconoce una “Aldea Global”, en la que cada parte afecta cada vez más al conjunto. El cambio climático, las grandes migraciones humanas, las desigualdades económicas, la explotación y hasta el agotamiento de los recursos, las fuentes de energía, el choque de culturas… Conflictos o problemas que sólo con conocimiento no vamos a resolver (como ya estamos verificando). Porque el conocimiento es una herramienta puesta al servicio de un paradigma, de una manera de “habitar” el mundo. Y dada la enorme cantidad de señales o crisis que estamos atravesando seguramente estamos ante la necesidad de un cambio de paradigma, que siempre nace de la necesidad por innovar, de la inevitable y pulsional aspiración humana de querer vivir mejor, estar mejor, ser más felices…

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CONFLICTO ESENCIAL

El conflicto esencial, que subyace a la mayoría de nuestros conflictos planetarios, es que falta una voluntad profunda para dejar de defender el interés particular (el del YO), para trascenderlo y encontrar la mejor solución para todas las partes (el NOSOTROS), para la colectividad. Y esa voluntad implica: 1 Mirar Al otro, a lo diferente. Tenerlo en cuenta, escucharlo y considerar que tiene la misma importancia, dignidad y derechos que tengo yo (empatía). 2 Ceder En mi impulso individual de buscar mi supremacía en las ideas o en las soluciones. Dialogar y llegar a acuerdos con las otras partes. (Superar el miedo y la desconfianza). 3 Desarrollar Una visión que siendo asertiva (defensa de lo mío) tenga la generosidad de salir de su punto de vista y mire desde los otros puntos de vista, considerándolos complementarios al mío propio (inclusividad). 4 Buscar Una solución en la que todos ganemos. Encontrar la mejor opción para todos (sentido de pertenencia, colectividad). 2

BIEN COMÚN Y esa voluntad nace de valores internos como la confianza, el espíritu de cooperación, y, sobre todo, la convicción de que sólo una solución que beneficie a todos es la mejor solución posible: el Bien Común. Por favor, despojemos a este término de sus conexiones históricas y asumámoslo de manera sencilla por la idea que aporta.

Hay que renunciar a muchas ideologías muy enquistadas para alcanzar la Sociedad del Bien Común. La ideología construye una visión muy particular que es tomada como universal; y como tal es una cárcel para la mente, destruye la creatividad y la libertad. La ideología es un filtro para no ver la realidad. Seguramente, la confrontación de puntos de vista es también resultado de una excesiva fragmentación del conocimiento. Y la falta de una visión integradora, que podemos llamar “holística” (permítaseme el uso de este término, a pesar de haber sido denostado), y que convierta el conocimiento en una fuerza de transformación personal y colectiva para el desarrollo de nuestras potencialidades hacia una vida plena y con sentido. La falta de entendimiento entre las fuerzas políticas de nuestro país, y la defensa de lo propio sobre el bien general, es una clara escenificación de cómo es nuestra educación y su necesidad de cambio. TODOS EDUCAMOS Todos educamos, todo es educativo en un sentido u otro El Bien Común parte de valores que se cultivan en el hogar, en el seno de familias nutricias emocionalmente, con padres maduros que aportan una visión humana amable y 3

responsable, nacida de esos afectos familiares en los que las fortalezas y valores humanos se entretejen cotidianamente. De ahí se construye una sociedad y una civilización impulsada por el Bien Común. Aunque observando el devenir de nuestro mundo no parece que éste se caracterice por esos valores, sino más bien por una gran ausencia de éstos. Nuestro primer grupo humano es la familia. En él formamos básicamente nuestra identidad y nuestra forma de relacionarnos. Lamentablemente, no siempre las familias están en condiciones de constituir ese grupo que cobija y ampara la maduración adecuada de seres humanos. La sociedad que tenemos es resultado del estado de la familia, de la educación que tenemos, recordando que todos educamos: padres, profesores, medios de comunicación… FELICIDAD, ASIGNATURA PENDIENTE Asistimos en nuestro país cada día a tres nuevos procesados por casos de corrupción política; en total hay más de mil. Los valores que se promueven en familias y la sociedad, que se inculcan en medios de comunicación y nuestra manera de educar seguramente tienen mucho que ver en ello.

Comparto con muchos que la asignatura pendiente de la educación es la felicidad. Y nos referimos siempre a una visión madura de la felicidad; no a una idea de ésta edulcorada y narcotizante, como frecuentemente nos vende esta sociedad. La Felicidad sería el resultado de desarrollar todos nuestros talentos, capacidades y las fortalezas necesarias para construir nuestra mejor versión posible como personas, en un proyecto de vida conectado desde lo social con el Bien Común. VOCACIÓN DE SERVICIO Recordando la Pirámide de Maslow, en la cumbre de ésta se halla la necesidad de autorrealización. La autorrealización se concibe como la más alta aspiración de la 4

personalidad humana, y a menudo enmascara necesidades egocéntricas de demostración y auto recompensa. Nuestro paradigma actual propone la autorrealización personal como una meta irrenunciable. A menudo esa meta nos embauca en un camino de neurosis y búsqueda del éxito y la satisfacción a cualquier precio. No es de extrañar que tras tantas trayectorias de personajes famosos, acabadas en caminos sin salida como las drogas, la depresión y la medicación psiquiátrica, la avaricia y la decadencia, haya una “moda” necesaria de contribuir a causas altruistas, crear fundaciones o participar en ellas, visitar hospitales y concebir en la empresas proyectos sociales que aporten valor a la comunidad. A modo de ejemplo, la misma liga de baloncesto profesional americano, la NBA, tiene todo un programa de cooperación con entidades públicas y privadas para que sus estrellas hagan servicio. Cristiano Ronaldo acaparaba esta Navidad los focos mediáticos visitando hospitales infantiles y centros de discapacitados. Pau Gasol ha creado su propia Fundación de ayuda. Y es habitual que bancos como La Caixa tengan su obra social. Por encima de la autorrealización individualista, la implicación en un proyecto de vida que nos trasciende como individuos y nos vincula con la colectividad, sería una aspiración que contribuye más a una vida humana significativa, plena y con sentido más amplio a aquél proyecto de vida que sólo aspira a cubrir necesidades propias. Participar en proyectos de ayuda y servicio nos hace madurar, influyendo positivamente sobre las neurosis y el malestar. Es llegado el momento de descubrir un “egoísmo inteligente” que no hace de la vida una lucha encarnizada por un “trocito de pastel”, sino que permite cocinar y repartir todas las tartas que hagan falta, desde la empatía de cierta conciencia de especie que genera la necesidad de que todos sus miembros estén bien. Que el altruismo y la ayuda a los demás da felicidad es algo constatado, que el participar en proyectos que aporten al bien común aporta bienestar está más que demostrado. Y es algo que, siguiendo las tesis de la Psicología Positiva entre otras, podemos llevar a la educación que nuestros niños y jóvenes están pidiendo, como una educación que aporte a las nuevas generaciones lo que necesitan para resolver los desafíos que esté presente y futuro les plantea. Eso que podríamos enunciar así: “Mi mayor bien es también el mayor bien de todos”. En Sudáfrica, la sabiduría ancestral tiene el famoso: “Espíritu Ubuntu”, que entiende la conexión que hay entre todos y vela por el Bien Común EDUCACIÓN ESENCIAL Hace falta una Educación de lo Esencial que se enfoque menos en qué aprender y haga más énfasis en el cómo, en la dirección de hacia dónde construir el conocimiento en base a la necesidad colectiva. Frente a una educación instructiva, que busca profesionales para un mercado de trabajo competitivo y enmarcado en las reglas de juego de la economía 5

dominante, la educación esencial ha de buscar las metodologías más apropiadas para la puesta en práctica colectiva de las fortalezas humanas que contribuyan a hacer real ese Bien Común. Hay que humanizar la educación con la misma urgencia con la que hay que humanizar la vida. La Educación Esencial se enfoca en que todo ese conjunto de saberes, que socialmente necesitamos incorporar como individuos y ciudadanos para interactuar en un mundo global, necesita estar bajo la guía orientativa del Bien Común, del Bien Colectivo. Así, la vocación o la profesión elegida, no es sólo un medio especulativo para ganarse la vida, conseguir poder o riqueza, asumido con mayor o menor agrado, sino la satisfacción por encontrarse a uno mismo en el ejercicio de servir cooperando para el Bien Común. En esa dirección la autorrealización se convierte en aportación de valor y mejora social, de realización colectiva compartida; y eso aporta una felicidad que trasciende al individuo y le da un mayor y más profundo sentido a su propia vida y a la de la colectividad humana en general. La Educación tiene la oportunidad de formar parte fundamental de ese cambio de paradigma que pasa del yo al nosotros, que comprende profundamente la complejidad de nuestra sociedad, desde una visión multifocal y complementaria, para aportarle un sentido profundo a la existencia humana, libre de toda ideología, para despertar en nuestros niños y jóvenes la conciencia transformadora de un nuevo paradigma necesario. Las nuevas generaciones no deben ser prisioneras de las anteriores. Deben apoyarse en ellas para desplegar libremente sus alas y volar por encima de éstas hacia nuevas realizaciones. La educación no debe estar amarrada a las prácticas tradiciones ni costumbres pedagógicas. La Educación debe estar libre de todo condicionante para enfocarse en su desempeño Esencial: acompañar y facilitar la maduración de seres humanos sanos, competentes, concienciados y comprometidos libremente con el Bien Común. SER EL CAMBIO La educación es clave en la innovación, transformación y mejora de las sociedades. Y es responsabilidad de todos. Como docentes podemos ser agentes poderosos de cambio. Pero hemos de hacer realidad en nosotros ese nuevo paradigma. No basta con que lo conozcamos. Es imprescindible Ser en él. Hay que Ser el cambio, porque toda transformación real va de dentro a fuera.

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Se trata de una revolución silenciosa que tiende puentes entre mente y corazón, y que asume una nueva alfabetización que va del conocimiento a la de la sabiduría, de la erudición al saber. Saber es aplicar el conocimiento de una manera holística para una mejora del ser humano. Y el paso del Yo al Nosotros es inclusivo: tiene en cuenta nuestra relación armónica con todos los seres que habitan este mundo y con el planeta mismo. Os invito a hacer este cambio. Es el más difícil de todos los cambios; es un cambio personal. Pero en contrapartida, no hay cambio que traiga más plenitud que el de trabajar en la mejora de uno mismo, permitiéndonos aportar más y mejor a nuestra comunidad. PROPUESTAS PARA EL CAMBIO Aprendizajes vivenciales y transformadores conectados con la realidad. Aprendizajes conectados con los intereses de los alumnos y su realidad social, que sean significativos para ellos y relacionados con sus aspiraciones más profundas. Participar activamente desde la escuela en proyectos que aporten valor a la comunidad. Proyectos de Aprendizaje-Servicio con colectivos del contexto social. Aprendizaje Basado en Proyectos que incluyan a otros agentes sociales como participantes o colaboradores. Aprendizaje cooperativo como pedagogía de base. Educar en la libertad y la responsabilidad. Aplicar descubrimientos en neurociencias. Se aprende más y mejor en entornos positivos y flexibles que en entornos académicos rígidos. Una gestión de aula y de centro respetuosa con las personas, en la que la cooperación y el espíritu Ubuntu impregnen las relaciones.

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Vivir (que no sólo enseñar) en el microcosmos del aula una verdadera inclusividad y un espíritu Ubuntu grupal, estableciendo relaciones sanas y de cooperación entre sus miembros. Del aula al mundo. Cambiar las acciones punitivas por acciones educativas.

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