EMSAMBLE Defensa en mangas de camisa… Por Miriam Ventura La autora es periodista
Westchester, funcionarios Lantigua, el vestir traje
N.Y.- Como decía hace un rato en mi entrega anterior, “Los metrosexuales de Cultura y el Metro”, el memo de José Rafael Ministro de la cartera, rezaba, repito, “mis funcionarios tienen que sastre y andar bien acicalados, nada de jeans ni mangas de camisa”.
La gente piensa que hay barbas descuidadas. Qué no piensa el vecino! Que las hay ralas, recortadas, casuales (César Olmo); sensuales, teñidas, eruditas y prestidigitadoras (Persio Maldonado); manoseadas, encanecidas, subtratadas (como las del inefable Ban Ban); gremializadas (las del armador de barullos, Juan Ubiere), y muchas ‘cutes’… También pretensiosas, barbarrójicas, y las infaltables y redundantes fidelistas, circa 1959. Pero las del poeta Alexis Gómez Rosa, Premio Nacional de Poesía - y actual asistente cultural de Lantigua - que se sepa, fueron criadas en las nieves de Nueva York, conservadas en las nevadas de los peores inviernos bajo cero, y batidas por los mismos vientos de Manhattan que zarandearon las del abuelo Walt Whitman (1819-1892), ese pletórico celebrador de sí mismo en el Nueva York decimonómico. No imagino la ira del venerable bardo, si alguien se hubiera metido, en nombre del puntilloso acicalamiento civilizador, con su barba mosaica. Más respeto, please. Respecto al poeta Rosa, ni siquiera los terribles federales osaron atropellar sus barbas. Si en la época de Joaquín Balaguer Ricardo – (1907-2002) - había que andar desbarbado para preservar la vida, ahora hay memorandos sumarios que mandan a quitarse cada pelo, y ponerlo en el altar del androgismo metrosexual, como si para los hombres, afeitarse acabado de levantar fuera tan fácil. De este martirio también sabemos las mujeres, cuando los vellos debajo de las axilas nos hacen correr tras los depiladores y las cremas de Neutrógena, John Frieda o las cerillas para tirar pelos indiscretos… Los únicos que se han salvado del memorable metromemo del Secretario de Cultura, son los lampiños de nacimiento, exentos de depilamiento. León Félix Batista, director de la Editora Nacional, no me deja mentir. El nunca se ha enfrentado a una guillette ni nueva ni embotada. Y de las colitas qué? En la nueva ola en Metro no sólo se tiene que tener barba sino cola en remojo. Oh, esa fina y heróica estampa de los hippies, a la cual se aferra con dignidad José Roldán y Víctor Víctor, cuidándolas. Talvez, marcando
distancia de la guillotina robespierrierana de Lantigua. Es "Una mesita de noche" le da serenata a la candidatura de un Guillermo Moreno, postulante sin mancha ni pecado original, dulcitos no sólo a Lantigua, sino al Comisionado de Cultura Franklin Gutiérrez, al atraer para su reciclaje neoyorquino workers" .
así como el autor de barbudo prometeico, que le come los en Nueva York, a algunos de sus "co-
Da qué pensar, que Lantigua ya le agenció un lugar a sus muchachos en la lista de los afeitados célebres junto a Napoleón y Erasmo. Es preferible que los llamen “neat-freak” a andar mezclados con barbudos o bigotudos, eso se queda para las vistas a distancia desde la bala fálica del Metro, cuando la relumbrante y veloz estructura choca con las paradas cuya vista no es nada pulcra como el caso de Villa Mella, desde donde se avista el río Isabela, inundado de casuchas. Sería preferible, repito, que las paradas del Metro lleven el nombre de cada barriada, ya sea Los Guarícanos, (atención señores pasajeros, próxima parada: Villa Mella) - y no Mamá Tingó -, en una urdimbre de cosmetología más dirigida a la inmediatez política y manoseo de las masas proletarias, que a la honra histórica. Hasta dónde llegará este afán de refinamiento, de aquellos que quieren elevar el acicalamiento a política cultural del Estado? Que nadie alegue ignorancia. La metrosexualidad tiene sus retoques también en ultramar, donde muchos artistas quedaron “afueriados” de la estructura metroestilizada, donde ya no se podia ensayar y el uso del local del Comisionado quedó relegado a un formulario de solicitud, casi contractual. Nos estamos volviendo locos, a nombre de medidas esterilizantes de la conducta y ancestral modo de ser del dominicano… Sólo hay que ver el equipaje de los turistas nórdicos, ‘gringos’ y otros visitantes donde la mañana es pura escarcha, cuando aterrizan en nuestras aduanas con sus maletas, “N-CC” o make-up repletos de cremas y bronceados, ah!, los repelentes contra los mosquitos del trópico… Puras chancletas, en todas sus frescas versiones, ‘shores’ y cualquier indumentaria que les facilite gozar de esa papa caliente tropical, en el mismo centro del sol, como dice Pedro Mir, sin sudar la gota gorda… El auténtico publicista metrosexual de Madison Avenue, en Manhattan, señor del frac y los abrigos de primera, los trajes sastres y del último grito de la moda, lo deja todo atrás en un acto de sentido común cuando vacaciona en DI.AR, como dicen. El memo de marras es una arbitrariedad contra la cultura ecológica… Se confunde la pulcritud con el acicalamiento, ese hijastro de la vanidad. El que quiera andar como una mañana de pascuas, que lo haga, sin que el Estado le dé un kick in the ass… Pardon me, debería ser más metro-sexuala, metrorespe(tablas), y un poquito metro-reve(renta).
Así evitaría que los servicios de espionaje me pillen…Y, a propósito, debido a que no disfruto todavía de la protección del Servicio Secreto, como Hillary u Obama, los enemigos que pueda generar este decir, no tienen nada que planear contra mí, doy fe y testimonio,-que lo confirme mi médico- que Dios ya se está haciendo cargo del asunto… Mientras tanto, como estamos a punto de zambullirnos en las urnas, y corre la voz de que el Comisionado de Cultura de NY no renueva el contrato de alquiler de las instalaciones del Comisionado en Manhattan sino hasta el 17 de mayo, qué metroprecabido!,entonces esperemos hasta el 18 para las próximas entregas… Preparen los cohetes!