Cuando Nos Portamos Neciamente

  • November 2019
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---------------------------------------------------------------------------------------------------------¿CUANDO NOS PORTAMOS NECIAMENTE? (1 Samuel 26:21)

INTRODUCCION: ¿Ha hecho alguna vez algo realmente tonto, verdaderamente necio? No nos gusta reconocerlo, pero lo hemos hecho. El rey Saúl y 3000 de sus soldados habían perseguido a David por el desierto de Zif. En la maniobras para encontrarlo y matarlo, Saúl se había cansado. El y sus hombres se echaron y se durmieron. David encontró al rey dormido con su lanza clavada en tierra y una vasija de agua cerca. David tomó la lanza y el agua, se alejó y llamó al rey. Este despertó y comprendió que David pudo haberlo matado. Saúl dijo: “He actuado neciamente...” ¿Cuándo actuamos neciamente? 1.- CUANDO NO USAMOS NUESTRAS CAPACIDADES PARA LA GLORIA DE DIOS En 1Sam.9 leemos que Saúl tenía muchas capacidades (1Sm.10:24) Podía haberlas usado para glorificar a Dios, pero no lo hizo. ¿Conoce usted a alguien así? Un día un hermano lloró ante la tumba de un amigo que murió como alcohólico antes de llegar a los 50 años de edad. Podía tocar instrumentos musicales y tenía una voz hermosa. Tenía inteligencia y podía haberse convertido en una persona que valiera la pena, pero todo lo desperdició y murió joven. Hemos sido dotados con la capacidad de hablar, cantar y testificar. Muchas personas son muy inteligentes, pero contaminan su mente con literatura sucia. Algunos tienen cuerpos fuertes, pero los usan mal. El epitafio de las tumbas de tales personas podría ser: “Me he comportado neciamente”. 2.- CUANDO PERMITIMOS QUE EL MAL CONTINUE EN NUESTRA VIDA En 1Sam.15 leemos que Dios le dijo a Saúl que se librara de los amalecitas. Esos amalecitas continuaban atacando al pueblo de Dios, pero cuando Saúl y su ejército lucharon contra ellos, Saúl perdonó la vida del rey Agag. Agag representaba todo lo que era malo, Saúl dejó que el mal continuara en la vida. 2.1.- El mal de la rebelión se deja para seguir su curso en la vida de algunas personas. Saúl escuchó a Samuel decir: “...la rebeldía (desobediencia) es como pecado de adivinación...” (1Sam.15:23) 2.2.- El mal de echar la culpa a otros sigue en la vida. Cuando Samuel enfrentó a Saúl y le preguntó por las ovejas y el ganado, el rey dijo: “El pueblo tomó del botín ovejas y vacas,... para sacrificarlos a Jehová”. ¿Decidía el pueblo lo que el rey debía hacer? ¡Jamás! El sencillamente los culpaba por su propia rebelión. Un día una señora hizo una torta. Le advirtió a su hijo que no tocara la torta mientras ella iba de compras al centro. Pero el muchacho probó la torta una vez y luego otra. La

forma de la torta quedó arruinada. Entonces el muchacho levantó al gato y puso las patas del gato sobre la torta y encerró al animal en la cocina. El gato recibió la culpa por destruir la torta y sufrió el castigo. Culpamos a otros de nuestros fracasos. Culpamos a otros cuando ocurren dificultades en la iglesia. ¡Sencillamente actuamos como el rey Saúl! 2.3.- El mal de querer recibir honra sigue en la vida. Saúl le dijo a Samuel: “... hónrame, por favor, en presencia de los ancianos de mi pueblo...” (1Sam.15:30). El debió arrepentirse, pero no lo hizo. Hasta en este pecado Saúl quiso ser exaltado. 2.4.- El mal de fingir consagración sigue a menudo. Saúl fingió que él adoraría al Señor en medio de su desobediencia a Dios (1Sa.15:30). ¡Qué burla! ¡El tenía una religión falsa! 3.- CUANDO SENTIMOS CELOS POR OTROS Saúl lo tenía todo. No le faltaba nada. Era rey. Todos los recursos de la tierra estaban a su disposición, pero él quiso toda la gloria. El tiempo pasó. Los filisteos tenían un gigante llamado Goliat. Entre el ejército de Dios y los filisteos ocurrió un empate. David apareció en escena. Ya conocemos la historia. David derrotó a Goliat. Las mujeres cantaron, “Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles”. Y Saúl no pudo soportar el éxito de otro. Desde ese tiempo en adelante, el rey trató de matar a David. El le tiró su lanza al joven pastor. Hasta mató 85 sacerdotes del pueblo de Nob con sus familias por haber favorecido a David. Los quemó a ellos y sus posesiones. El actuó neciamente por causa de los celos. ¿Tiene Ud. problemas con los celos? Tal vez alguien es más popular o tiene mejores promedios de calificación o mejor empleo. Tenga cuidado. Los celos pueden llevar a malas obras. Cantares 8:6 dice: “Duros como el Seol (son) los celos”. 4.- CUANDO BUSCAMOS RESPUESTAS PARA LA VIDA EN LAS RELIGIONES FALSAS En 1Sam.28 leemos la terrible historia de Saúl y la hechicera de Endor. El Señor no le había contestado a Saúl. Entonces éste buscó una hechicera, aunque aquello estaba prohibido por Dios. Saúl consultó con esa perversa mujer en vez de humillarse ante Dios. ¿Qué acerca de los horóscopos de hoy? ¿Qué acerca de las bolas de cristal y de los que leen la palma de la mano, o el tabaco o la borra del café? ¿Qué acerca de la adoración a Satán con todas sus aberraciones, y de la astrología, las sectas, y la magia negra? Dios condena todo eso, porque es apartarse de El. Actuamos neciamente cuando usamos esos recursos necios para ayuda y dirección espiritual, en vez de recurrir a Dios.

5.- CUANDO TERMINAMOS LA VIDA SIN DIOS Y SIN ESPERANZA

Recordemos la historia de la muerte de Saúl. Los filisteos atacaron a Saúl y a su ejército en Gilboa, aniquilando prácticamente a todo el ejército. Al arreciar el ataque del enemigo, Saúl fue alcanzado por los flecheros. El tomó su propia espada y se mató. El enemigo mató a sus hijos. Saúl fue decapitado y despojado de su armadura, y su cuerpo fue clavado en el templo pagano del enemigo. La gloria se apartó de Israel y la vida de Saúl terminó en desesperación y vergüenza. Una vez un rey tenía un siervo que él pensaba que era el hombre más tonto que había visto. Un día el rey le dio a su siervo su propio cetro y le dijo que encontrara a un hombre más tonto que él. El debía darle el cetro a ese hombre. El hombre “más tonto” no pudo ser encontrado. Después de años de vagar, el siervo regresó finalmente a la corte de su amo. Al enterarse de que el rey estaba muy enfermo se entristeció mucho. El rey le dijo a su siervo que iba a emprender un largo viaje. El siervo le preguntó que cuánto hacía que sabía acerca del viaje. El rey dijo que toda su vida había sabido que haría este viaje fuera de este mundo. El siervo preguntó qué preparativos había hecho para el viaje. El rey contestó: “Ninguno”. El siervo respondió: “Entonces tome usted el cetro, porque usted es el hombre más tonto que yo he conocido”. CONCLUSION: No tenemos que ser tontos. No necesitamos actuar neciamente en la vida. Podemos ser sabios. Podemos aceptar la vida de Dios en Cristo y vivir para la gloria de Dios.

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