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NÁUTICA
Domingo, 26 de noviembre de 2006 / Diario de Mallorca
HISTORIA NAVAL
Corsarios en la primera guerra mundial (y II) En su segundo periplo, el Möwe, este famoso corsario apresó a veintiseis buques enemigos, algunos de ellos en la latitud del Cabo de Buena Esperanza. En su segunda salida, el Möwe zarpó de Kiel el 22 de noviembre de 1.916, y tras atravesar el Kattegat y el Skagerrak siguió costeando el sur de Noruega, arrumbando posteriormente al norte, hasta la latitud de Bergen. En estas fechas y a unos 60º de latitud norte, la duración de la noche viene a ser de unas diecisiete horas, de aquí la preferencia de los corsarios de hacerse a la mar sobre el último mes de otoño o principios del invierno para forzar el bloqueo. A continuación se adentró en el Atlántico alcanzando las aguas orientales de Islandia. La primera presa del Möwe en este segundo periplo, fue el vapor Voltaire a unas 500 millas al oeste de Fastnet ; vino luego, el Sumland, cargado de carne con destino a BélEsta era una de las apariencias de barco mercante del corsario Möwe.
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por Saint Theodore, con 7.000 to- en vista de lo cual el comandante El tonelaje perdido por Gran neladas de carbón, que tampoco fue Dohna Schlodien, abandonaba Bretaña, al final de la contienda, echado a pique, parte del carbón se aquellas aguas dirigiéndose al este al corsario y el Saint The- para ir a patrullar al centro del muntiplicaba por diez el total de trasbordó odore se armó en corso. Artillado Atlántico. Posteriormente capturaba Cambiado lacon la DEMO conde dosCAD-KAS cañones, bajo PDF-Editor el mando del (http://www.cadkas.com). al Netherby Hill. El Hudson Maru, flota mercante españolaVERSION
gica. Este buque disponía de un salvoconducto especial de la Embajada alemana en Washington, por lo que se permitió que siguiese su ruta, exponiéndose que al llegar a su destino diese información sobre el corsario; pero el comandante Donha Schlodien no tuvo otra opción. Seguidamente se multiplicaron las acciones sin solución de continuidad echando a pique a un vapor noruego cargado de municiones, le siguió un gran vapor inglés, el Mount Temple, el velero Duchess of Cornwall , el vapor King George, el Cambrian Grange, el Georgic vapor de gran tonelaje, y el Yarrowdale presa importante con sus cien camiones y 3.200 toneladas de acero para municiones, este precioso material debía llegar a Alemania a cualquier precio. El comandante formó una dotación con personal del Möve para enviarlo a su país. El día 12 de diciembre se avistó el va-
teniente de navío Wolf comenzaba por su cuenta la guerra al tráfico comercial. Seguidamente el Möwe arrumbó al sur. El día 18 capturaba al Dramatist con cargamento de frutas, pero que una vez inspeccionado, se comprobó que así mismo transportaba explosivos; el 25, día de Navidad, al velero francés Nantes con 3.300 toneladas de salitre chileno para una fábrica de pólvora británica y el 2 de enero de 1.917 cayeron el velero francés Asnieres y el vapor japonés Hudson Maru. Dos días antes, el 31 de diciembre, había entrado en puerto alemán el Yarrowdale , anterior presa del Möwe, con toda su valiosa carga de acero y vehículos y 469 prisioneros pertenecientes a las dotaciones de los barcos hundidos. El 7 de enero de 1.917, en las inmediaciones de Cabo San Roque, en Brasil, hundía el Rodnoshire y dos días más tarde fue torpedeado el carbonero inglés Minieh, que según se supo había abastecido recientemente al crucero inglés Amezhyat,
apresado días antes, fue enviado al cercano Pernambuco con 445 prisioneros. En una operación de carboneo, en que el recién estrenado corsario Saint Theodore abastecía de combustible al Möwe, ambos sufrieron averías debido a la marejada. El Saint Theodore, en su nueva etapa de corso, sólo había hundido a un pequeño velero de unas 200 toneladas. El comandante Dona Schlodien puso rumbo al Cabo de Buena Esperanza buscando presas en una zona habitualmente de intenso tráfico, llegando a latitud 30º al sur, la más meridional alcanzada por el Möwe, pero no consiguió realizar ninguna captura, por lo que, decidió volver a las costas de Brasil. El día 14 de febrero fue recogida la dotación de presa del Saint Theodore, que tampoco había realizado capturas importantes, procediendo a la voladura del buque. El 15 le tocaba el turno al moderno vapor inglés Brecknockshire, que con cargamento de carbón
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ILUSTRACIÓN: RAMÓN SAMPOL ISERN
realizaba su primera travesía. En este barco encontraron prensa que se remontaba hasta el pasado 23 de enero y en la que se daba cuenta de sus correrías. Algún periódico hablaba del vuelo de la “gaviota”, - este es el significado de “möwe” -. En un largo suma y sigue el French Prince aumentaba la lista y al día si-
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La guerra submarina rompió con todos los principios internacionales sobre auxilio a los náufrados
guiente se capturó el Eddie. Cuando se estaba procediendo al hundimiento de este último, apareció el crucero auxiliar inglés Edinburgh Castle y gracias a un chubasco tropical pudo escapar el Möwe forzando al máximo sus calderas. Aquel día decidió el conde de Dohna Schlodien regresar a Alemania, sintiéndose descubierto por lo que veía y había leído en los periódicos encontrados en el Brecknockshire. Puso la proa al norte, alejado de las derrotas frecuentadas, y en ruta capturó al Katherine el 23 de febrero y el 4 de marzo al Rhodanthe a unas 350 millas de Cabo Verde. Una semana después, cayó el Esmeralda, de mediano porte y el mismo día el Otaki, que, armado plantó batalla, siendo hundido con bajas, entre ellas su capitán, no sin antes producir averías en el casco del Möwe ,
así como la muerte de algunos de sus tripulantes. El Demeterton y el Gocernor , de mediano porte, fueron sus últimas víctimas. El 16 de marzo atravesaba a toda máquina la zona de vigilancia, proveniente de aguas islandesas y el 22 entraba en Kiel, al cabo de cuatro meses con grandes logros. Comenzaba la guerra submarina a ultranza y las cifras de barcos hundidos crecían en proporciones astronómicas. Con este viaje concluyó el Möwe sus aventuras guerreras. Los daños causados por los corsarios, entre ellos también el famoso Wolf, al enemigo fueron considerables, siendo los prisioneros tratados, en la mayoría de los casos, cumpliendo las normas internacionales. Otra cosa bien diferente fue la guerra submarina sin restricciones al comercio marítimo, ya que, supuso una alteración a la moral del conjunto de naciones y una orientación diferente en el derecho internacional. Tradiciones centenarias, como la ayuda a los náufragos, eran puestas en duda con el uso de esta nueva arma. A partir de aquí cualquier cosa podría aprobarse, como la bomba atómica. Algunos posicionamientos defendían que el submarino no podía ceñirse a las normas habituales en defensa y salvamento de las vidas humanas. Los países neutrales protestaron pidiendo que antes de hundir un buque, las personas a su bordo debían ser puestas en seguridad. Pero realmente no se hizo caso de este texto. MANOLO RIVES Director Escuela Náutica Palma