Homo economicus Ana Cabello Lectura: 2 min
Homo economicus es una expresión latina que se refiere a un modelo de comportamiento del ser humano utilizado en economía: el hombre económico es una persona racional, que maximiza su utilizad, tratando de obtener los mayores beneficios con un esfuerzo mínimo. Es decir, el concepto de Homo economicus, que fue utilizado por primera vez en el siglo XIX por el economista John Stuart Mill, es el que explica para ciertos enfoques de economía los comportamientos que se dan en la sociedad humana. Este homo economicus, que se considera que es universal e intemporal (se dio ayer, se da hoy y se dará mañana en cualquier parte del planeta y bajo cualquier sistema político), suponiendo que tiene información perfecta sobre la realidad, se mueve por su interés personal y calcula y pondera las posibilidades con total racionalidad para conseguir su propia prosperidad. Se entiende desde estas corrientes de pensamiento, que la suma de los intereses individuales coincide con el interés social, por tanto la suma de las prosperidades individuales sería igual a la prosperidad de la sociedad. Hay que decir que este concepto ha recibido y recibe críticas por ser un supuesto muy simpleya que únicamente, homo economicus, basa sus decisiones en la medida de que afecten en mayor o menor grado a su función de utilidad personal. Y por tanto, se niega que el ser humano considere en sus decisiones el bienestar de los demás y el del propio planeta. Es decir, se niega que las decisiones estén afectadas por factores ambientales y emocionales, como afecto, gratitud, amor, justicia…a menos que esto le convenga al individuo. Algunas de las alternativas que se presentan ante el Homo economicus son modelos basados en la cooperación, en la búsqueda de un bienestar común y no en la búsqueda individual de ventajas, como la economía moral. Otros argumentan que somos solo parcialmente racionales, como el Modelo de racionalidad acotada. Otras ramas como las finanzas del comportamiento afirman que no actuamos siempre de forma racional porque también somos emocionales.