Cinosargo V Mes De Octubre Del 2008

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  • Words: 21,160
  • Pages: 61
Año I Número V

Edición de Octubre del 2008

AUTOR DEL MES NICANOR PARRA

HUIDOBRO VIENE VOLANDO BAJO POR GABRIELLI.

POETA S EN CINOSARGO

DOS GRANDES POETAS CHILENOS POR JOSÉ MARTÍNEZ.

W. CARRIZALES DANIEL ROJAS M. GALLIANO TITO MANDRED K. KONTRERAS

EL ARTE VISUAL DE WILFREDO CARRIZALES.

PROMETEO ENCADENADO

LA PROSA DE CÉSAR VALLEJO POR DANIEL ROJAS

LAS MOSCAS DE SARTRE

LA ODISEA DE VIVIR.

FOUCAULT EL PODER DE LA MIRADA

POEMAS DE JEAN NARCISO BISPO

EL ORIGEN POR AMANDA ESPEJO.

POEMAS DE ANA P. MOYA

DEMENTELUZIDA PAUL ÉLUARD GRAN POETA SURREALISTA.

FESTIPARREANDO

Editorial.

Director: Daniel Rojas Pachas Coordinadores. Milvia Alata y Daniel Rojas. Redactores: • • • • • • • • • • •

Daniel Rojas P. Milvia Alata Marietta Morales Violeta Fernández Denis Osorio José Martínez F. Victor Sampayo. Wilfredo Carrizales Emiliano Pastor. Dios Pérez. Patricia Contreras.

Colaboradores externos: • • • • •

Grupo MAL. Mr. Arredondo, Walter Kovacs Rocio L’Amar Taller de Comic Engranaje.

La Revista Cinosargo esta en línea desde el día 17 de mayo del presente año, alojada en la plataforma social Bligoo. Todos los derechos de los artículos y la responsabilidad de su contenido, pertenece a sus respectivos autores.

www.cinosargo.cl.kz Revista Cinosargo Copyright © 2008

Con enorme alegría estrenamos nuestro quinto número, cumplimos cinco meses de vida y lcon orgullo podemos señalar que a revista se ha ido consolidando no sólo a nivel digital sino también en la comunidad de escritores alrededor del globo. Esperamos continuar por largo tiempo con esta labor de difusión y producción literaria y entregar nuevas sorpresas a nuestro público. Se vienen los especiales de Cinosargo dedicados a un autor, además de una colección dedicada al rescate de obras difíciles de conseguir en librerías o no traducidas al español y mucho más en esta red virtual dedicada de lleno a la literatura y el arte. Cinosargo tiene la palabra!!!! Daniel Rojas Pachas Director de Revista Cinosargo. VISITA NUESTRA WEB: www.cinosargo.cl.kz

EL EQUIPO DE CINOSARGO.

INVITACIÓN: Si tu interés es el arte y la cultura y deseas participar de Cinosargo, o enviar tus poemas o relatos a esta primera red de corresponsales literarios y artísticos, no importa donde estés, te invitamos a comunicarte al mail: [email protected]

EL ORIGEN Muy hacia atrás, desenvolviendo en lento el caracol del tiempo y aún antes de que el hombre caminara erguido, nuestro mundo era regido por dos soles. Uno blanquecino con reflejos de oro. El mismo que nos calienta hoy mismo y que es el causante de la luz del día. Y otro de color rojo furia, que reinaba sobre la noche y sobre nosotros, los salvajes que respirábamos libertad. " ¿Quién es el que asoma tras la montaña? ¿Quién emerge en la orilla opuesta del crepúsculo? Las aves de la noche cantan su nombre: Padre Sol, le han llamado, El Mensajero de la Sangre..." Infinidad de nombres alabaron su grandeza. Fue llamado "el Opuesto", el equilibrio perfecto para la creación, y no existía el miedo escondido en la belleza de sus noches. Al contrario: la suya era la hora del éxtasis. " Se agudizan mis ojos por el Amado y hasta la nieve de las cumbres más álgidas se ruboriza ante su llegada. Danos tu caricia de soplo frío que nos consume por dentro..." El reino del Sol Rojo era un descubrimiento constante dentro de un tiempo mágico. Nada era comparable al frescor cálido de sus vientos, ni a la penumbra púrpura de sus rincones bajo el titilar de las estrellas. " Cierto: sangre es el color de la vida.. Mis ojos hambrientos resplandecen la noche como carbones fosforescentes. Te buscan, para encontrarme, en un sólo festín de cuerpo y alma..." Estaba escrito: las diferencias entre dos hermanos van tallando en el aire los desaires del destino. Así fue, tal como lo escribieron los libros sagrados: " Uno de los dos debe ser sacrificado...". Al total arbitrio de los dioses. "¿Por quién es que llora la noche entera? Es por él, es por ella y por todos nosotros. Llevamos su marca en la frente y el color de su espíritu en el alma: el dolor de su condena es el nuestro..." La Eterna Voluntad redibujó nuestra tierra. Los hombres se irguieron y para desgracia nuestra, comenzaron a pensar. Por esencia, desconfiaron de la penumbra. Nuestro Sol Rojo fue fragmentado en aras de una luna.

" Nuestro Amado fue deshecho en mil pedazos y su cuerpo vivo, de fuego incandescente llovió sobre nuestras atemorizadas cabezas. Nosotros, los eternos indomables, lo devoramos en un acto de amor..." Una coraza de plata fue colgada en los cielos impidiéndonos ver el lugar sagrado donde habitaba nuestro Sol, y las noches fueron barridas por un frío blanquecino donde los hombres aprendieron a arder sus fogatas. "¿Quiénes son estos nuevos dominadores? Gestos de crueldad guían todos sus actos y poseen más de una faz engañadora. Sus voces profieren palabras sin peso y nada los detiene ante su fin..." Fuimos declarados enemigos en un mutuo sentimiento. Ellos, adoraron a su sol blanco. Nosotros, veneramos al nuestro ofrendándole una incesante búsqueda, quizás con el secreto anhelo de poder reunir todos sus pedazos. "¿Pagarán ellos el rescate por tu venganza ? Por sus manos corren ríos de su propia sangre pues no encuentran temor ante la muerte. Sus mismos corazones están vacíos y no saben a nada entre mis colmillos..." Sus mujeres fueron seducidas por la nueva luna y las mareas de su cuerpo danzaron a su influjo. En algún tiempo , ellas corrieron con nosotros sobre la pradera. Ellas, adorando a su diosa. Nosotros, aullando nuestra pena. "¿Fue aquél momento el origen del cambio? Un círculo rojo coronó a la luna llena y no hubieron presas ni predadores: sólo la entrega, sin altares de piedra, sólo el instinto de saber lo no sabido..." Los dioses... no necesitan más nombres que Crueldad y Capricho, y aquel consuelo del libre albedrío es otra jugarreta en aras de su diversión. Bien lo dijeron los hombres: estamos creados a su imagen y semejanza. "¿Qué turbio hechizo ha pasado por nosotros? ¿Quién es este cuerpo? ¿ Qué esconde esta voz? Y este vacío que siento en mi pecho... Mi fragmento de Sol esta faltante tal como el sentido de mi existir..." Nuestro condena conmovió hasta a los cuatro elementos, quienes lloraron al unísono nuestro destino y se declararon en secreto, nuestros aliados, tanto como la misma luna, temerosa de sufrir suerte semejante. "Hemos sido condenados tan solo por SER algo distinto, ajenos a todo lo impuesto. Es nuestro sino: fugitivos del deber en busca del verdadero fuego sagrado, el Sol rojo de nuestros orígenes..." Por siglos de historia nos han perseguido sin que nada ni nadie consiga frenar nuestra búsqueda, nuestra razón y castigo. Y no hay dios alguno que pueda sembrar dudas en nuestro andar: así somos, contra todo afán.

"Y tú, nuevo hombre ¿ qué temes ahora? Todos tus pesares afloran a tus ojos, pero tú, no quieres verte a ti mismo. ¿A donde está tu dios esclavizante? ¿Cual es la luz que guía tus pasos? Porque está escrito, y ante la verdad no hay mito que resista: no hay otro sentido que el retornar al origen, una y otra vez, en cíclico peregrinar, hasta que así lo disponga lo indescifrable: la eterna voluntad de todas las cosas.

Amanda Espejo www.lamanchadesdequilicura.blogspot.com

PAUL ÉLUARD: SURREALISTA por FERNÁNDEZ

GRAN POETA JOSÉ MARTÍNEZ

Cuando el planeta vivió su primera guerra mundial (1914-1918), surgió una poesía que en su eje vital propugnaba la negación de todo, es decir una especie de destrucción de lo existente, porque la guerra era la expresión central de aquel mismo nihilismo. Esa fue la propuesta Dadá de Tristán Tzara, a la que se unieron varios poetas, la mayoría de los cuales, al creer que ésta era una proposición sin claro fin, se escindieron y crearon el surrealismo o superrealismo, en una propuesta de hacer supuestamente-a través del arte- un mundo más razonable y justo. El primer manifiesto surrealista se realiza en 1924, el mismo año en que muere Lenin. Es una época en que muchos creen está surgiendo un mundo mejor, encabezado por la URRS. De allí que muchos poetas surrealistas se hayan integrado o acercado a los partidos comunistas. La mayoría de los surrealistas siguió siendo fiel a esta opción utópica hasta el fin de sus vidas, pero algunos prontamente se alejaron de los cantos vacuos de los nuevos redentores. Hoy ya desaparecida la Unión Soviética, resurgen otros fundamentalismos -el religioso y el imperialista- con la misma ansia de sangre y exterminio colectivo. Es la imagen que dejan los ataques extremistas de parte del mundo musulmán contra parte del mundo supuestamente cristiano: aquel que vive en las fauces de Estados Unidos de Norteamérica y la violenta respuesta militar que esta nación realizó contra el país que apoyaba a sus enemigos. Una especie de holocausto en que el armamento "refinado" y "moderno" ha estado presente para matar seres humanos. Los poetas surrealistas fueron hombres que también vivieron una época de extremo belicismo, como ya lo señalamos, y de allí surgió una parte de su propuesta literaria. Por suerte la poesía de los surrealistas suele estar en un plano no delirante ni sectario y menos panfletario y es por ello que la poesía de estos autores sigue teniendo importancia para los hombres dignos, para todos los hombres dignos, a pesar de la complejidad que sus textos suelen tener para los neófitos e incluso para muchos de los que leen constantemente poesía.

Dos Grandes poetas Chilenos por José Martínez Fernández. No son los clásicos poetas demasiado conocidos, pero no por ello dejan de ser importantes creadores; además que fueron seres de una singular personalidad. Roberto Meza Fuentes y Fernando González-Urízar hicieron un interesante aporte a la poesía chilena. Aquí sólo hacemos referencia de cómo nosotros los vimos y lo poco que sabemos de ellos. En los duros años 1975 y 1976, en mi paso por los pasillos de la SECH, conocí personalmente a dos poetas, de quienes había leído algunos de sus trabajos. Poetas de voz quieta y tradicional. Cercanos en la simpleza de su hacer, eran de una personalidad arrolladora y oradores de alto vuelo, al igual como Luis Sánchez Latorre, Braulio Arenas, Manuel Guerrero, Fidel Araneda y Martín Cerda. Ellos eran Roberto Meza Fuentes y Fernando González-Urízar. Meza Fuentes, recordaba yo, había sido uno de esos muchachos que fue figura principal en aquel movimiento político de ideario ácrata producido en la década de 1920 en la Federación de Estudiantes de Chile en que descollaron figuras como Santiago Labarca y los hermanos Gandulfo. Meza Fuentes fue presidente de esa FECH combativa. Por ese período fue apresado, torturado y asesinado el poeta de MISERERE, Domingo Gómez Rojas. Yo sabía que Meza Fuentes había dirigido la revista JUVENTUD, órgano gravitante en el pensamiento intelectual y en las luchas sociales de esos años. Cuando yo lo conocí era un hombre de bastante edad que solía caminar a paso pausado. Su baja estatura y su saludo con una sonrisa lo identificaban. Por esos mismos días me enteré que este gran luchador social de los años veinte había trabajado años después en EL MERCURIO y que había sido Embajador en Ecuador. ¡Qué cambio! Cuando a comienzos de 1976 vino a Chile el poeta venezolano Juan Liscano, la Embajada de su país en el nuestro, invitó a unas treinta personas a la sede diplomática a compartir un coctail. Allí Meza Fuentes me invitó a su casa; pero nunca fui. Su poesía la había leído en mis textos durante la enseñanza básica. El solía figurar bastante en ellos. El otro poeta que se veía mucho en la SECH era Fernando González-Urízar. Un caballero. Solía vestir impecablemente y usaba un sombrero bastante fino. Mucho más joven que Meza Fuentes, don Fernando González-Urízar solía hablar en las reuniones de la SECH como un tribuno. Un orador brillante. Es autor de numerosos libros de poemas, pero, lamentablemente, un buen sector de los antologistas chilenos, lo ha olvidado. Yo leí en esos años algunos de sus poemas: la belleza clásica asomaba por ellos. Muchas veces se habló que debía ganar el Nacional de Literatura. No ocurrió. Lo que si obtuvo fue el premio Leopoldo Panero entregado por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid y numerosos otros galardones. Un hombre muy inteligente. Sé que estudió Leyes, pero que dejó la carrera cuando le quedaba poco para ser abogado. Me parece que solía usar una especie de bastón. Seguramente para correr a los que siempre hostigan a los grandes hombres. Amigo del diálogo fino, académico, límpido; su palabra reunía a los escritores en un acto de silencio. Escucharlo era una delicia. Pero Fernando González-Urízar lo que más amaba en esta vida era la poesía y de allí que le haya dedicado su vida. Tiene numerosos poemas bien logrados. Un maestro en el vestir, un maestro en el hablar, un interesante poeta, Fernando González-Urízar es de aquellos bardos que aún los chilenos no hemos rescatado en su justa dimensión, al igual como sucede con Juan Negro, González Bastías, Fernando Binvignat y tantos otros. Meza Fuentes y González-Urízar son dos valores claros de nuestra poética. Olvidarlos es esconder un poco el alma de Chile.

Nicanor Parra: El Autor del Mes. Las víboras en el paraíso antiparriano La entrevista kafkiana ROLANDO GABRIELLI La nubosidad gris sobre Santiago a medida que la tarde se recostaba sobre mi viejo reloj Tissot, presagiaba unas lluvias memorables, de esas que sobrepasan los paraguas, nos humedecen las entrañas, en los días fríos invernales, que parecen interminables ataúdes grises flotando en el aire. Pero la misión periodística era ineludible: entrevistar al antipoeta en su casa de La Reina, en las faldas de la Cordillera de los Andes, uno de los baluartes naturales de los chilenos, escogido por Nicanor Parra como un refugio personal frente a la omnipresente poesía de la Cordillera de la Costa. Me subí al micro como un fantasma londinense, un domingo, poco después de las 2:30 de la tarde, a esa hora en que las calles están desoladas y viven el feroz desamor del tiempo indefinido, camino a la casa de rústica madera del autor de Poemas y antipoemas, Obra gruesa y de un pecado de juventud, como le llamó a su libro inaugural, Cancionero sin nombre (1937), de indiscutida influencia garcilorquiana. Sin embargo, los gérmenes de la antipoesía pareciera que ya tenían nombre, en ese Cancionero, tan olvidado por el propio autor, y que en su momento recibió aplausos y rechiflas. Largo viaje hacia las faldas de la cordillera, quizás un poco menos lento, por lo despejado de las avenidas dominicales, iba yo pensando en la antipoesía del antipoeta en este antimomento de la historia chilena, cuando el calendario marcaba el principio de los setenta, ya convulsionado y que ardería de punta a punta, como la milonga borgeana. Ya Parra gozaba de las mieles del éxito y la controversia, e intentaba bajar del Olimpo al joven Neftalí Reyes Basoalto, empujando aun más al precipicio a Pablo De Rokha y codo a codo en la pelea con Gonzalo Rojas, quien le dedicaría unos versos lapidarios: “Antiparreando, remolineando / que Kafka sí, que Kafka no, / buena la cosa / roba-robando / se va Cervantes / entro yo. / Publiquen grande lo que escribo / que se oiga en USA y en Moscú / Sabes que más, Rimbaud: ni tú. / Me arrastro, claro, pero arribo”. Parra, un nuevo vértigo Tinta y sangre de la polémica chilena, esos versos no los he visto en ningún libro de Gonzalo Rojas, pero se dijeron en su momento y difundieron en la revista Punto Final. En su poema “Manifiesto”, Parra fija posiciones y dice que esa es su última palabra: los poetas bajaron del Olimpo y agrega que la poesía es un artículo de primera necesidad. Condena a tres de los cuatro grandes, sólo se le escapa la Mistral. Sí, condenaba la poesía del pequeño dios (Huidobro), de la vaca sagrada (Neruda) y la del toro furioso (De Rokha).

Años más tarde, este huaso chillañejo, que se le escapó a Lucifer cuando le echaba más leños al fuego infernal de la antipoesía, diría sobre Neruda, a Jorge Teillier, en una entrevista para Árbol de Letras: “Admiración y respeto religioso por el hombre y por su obra”. Reconocería que De Rokha es uno de los cuatro grandes de la poesía chilena del siglo XX. Y en un homenaje a Huidobro en su centenario, lo calificaría como su maestro. El troesma, como Teillier le llamaba a Gardel. Pero volvería a arremeter contra Neruda y De Rokha. “Qué sería de la poesía chilena sin este duende”, se pregunta Parra, y responde: “todos estaríamos escribiendo sonetos, odas elementales o gemidos”. Vuelve a poner sus picas en Flandes y le toca también a la Mistral. Nadie está vivo para contestar, ni el homenajeado, de quien Parra confiesa: “prácticamente lo aprendí todo de Huidobro. Gracias”, agradece, el discípulo tardío. Kafka, había dicho Parra en su oportunidad, es “mi maestro absoluto”. Cuando llega Parra, debemos señalar, y reconocer, que la compleja, variada y personalísima poesía chilena, ya estaba instalada en el siglo XX y la cancha trazada con líneas gruesas.

Un sacristán que tañe a rebato El crítico Jaime Concha da cuenta de algunas cosas al respecto y se hace una pregunta interesante en 1973, al inicio de su ensayo Poesía chilena: ¿qué significa que un pueblo pobre y subdesarrollado como Chile pueda darse el lujo de tener poetas? Concha recurre a la historia, y nos dice que por Homero, el autor de La Ilíada y La Odisea, sabemos de los griegos, de su existencia guerrera, de sus pasiones y sus crímenes. Todo eso nos cantó el aeda ciego a través de la palabra, lo que sigue haciendo el poeta. Concha agrega más adelante en su ensayo que la poesía chilena tiene algo de nuestra Cordillera de los Andes. Hay grandes cumbres, volcanes formándose o en erupción, lagos y ensenadas, ríos e hilillos de aguas cristalinas. Además en su perfil geográfico y poético, explica, se debe señalar la existencia de un conjunto de anillos o de vértebras que van forjando el relieve de este paisaje poético. “Es un perfil colectivo, en que hebra a hebra, gota a gota, grano a grano, se va construyendo un gran volumen material que constituye el canto, el lenguaje de todo un pueblo”. Concha apunta directo sobre Parra, Cancionero sin nombre, subraya, una obra que posee una singular coherencia poética. Su poesía, acota el crítico, “se potencia y se electriza con sustancias populares”. Parra ha tenido tiempo para hacer su obra gruesa y substantiva y ponerse a paz y salvo con los “monstruos” de la poesía chilena, a los cuales miró de reojo y con los que tuvo sus pequeños rounds en la vida real, con excepción de Huidobro que nos abandonó antes de que Nicanor se subiera a su propia montaña rusa. La idea de un nuevo vértigo le hizo poner en marcha la empresa de la antipoesía. El físico montaría a la poesía en su propia máquina voladora, su objetivo sería la tierra —el primer, segundo y tercer piso—, el sótano de la psiquis humana, y con la obsesión del sacristán, cuando tañe a rebato las ciegas campanas de la aldea, comenzaría a repicar, con autoridad vaticana.

Viva la Cordillera de los Andes “Viva la Cordillera de los Andes, Muera la cordillera de la Costa, eran las ganas que tenía de gritar”, reconoce Parra en Versos de salón, y yo iba hacia su incrustada casa cordillerana. “La razón ni siquiera la sospecho”, abría el verso parriano en su segundo cuarteto, pero repetía los dos primeros con más fuerza. “Hace cuarenta años que quería romper el horizonte, ir más allá de mis propias narices, pero no me atrevía”, sigue confesando el ladino Nicanor. “¡Se terminaron las contemplaciones!”, remachaba, para que no hubiera dudas, sobre el camino que esperaba recorrer, ya escogido, frente a la poesía nerudiana. Isla Negra, igual, cordillera de la Costa, la ecuación parriana perfecta... Ahí estaba el mensaje. Parra le había encontrado un nombre definitivo al nuevo cancionero de su poesía, la antipoesía. Con estas ideas iba en el micro camino a La Reina, la lluvia ya era un hecho natural, y el abrigo no impedía que se me calaran los huesos. Al descender de la resbalosa pisadera, sentí los primeros goterones, abrí el inútil paraguas y las emprendí cordillera arriba, entre el lodo y el agua, a casa del poeta, subiendo la loma de quien ya estaba en plena fama, con el Premio Nacional de Literatura bajo el brazo, en una batalla campal contra el presidente de la Sociedad de Escritores de Chile y todo lo que oliera a establecimiento. El hombre demolía lo que encontraba a su paso, y estaba en plena construcción de sus Artefactos.

Alicia y “La víbora”, dos maravillas Llegué empapado a las puertas de su casa. Toqué madera varias veces. Nadie abría. Hasta que de pronto, Nicanor, con medias de lana blanca y en un tono misterioso, confesional, dijo: entre, pase, y seguí con mi paraguas y pesado abrigo café, cerrado, de estrujar, hasta el cuarto donde se encontraba viendo televisión. En una pantallita en blanco y negro alcancé a divisar algunos personajes conocidos. Parra, recostado en una dura cama-sofá, me dijo, es Alicia en el País de las Maravillas. Yo seguía con mi abrigo, el paraguas estilando en la mano, de pie, y afuera un aguacero de esos que caen realmente del cielo y mojan sin respeto. Estábamos en la semipenumbra, donde todos los gatos son negros aparentemente. Entre la lluvia y Alicia comenzaron a llover verdaderos peñascos verbales sobre mi pequeña humanidad. ¡Qué hace aquí este degenerado, como lo dejaste entrar!, gritaba su mujer de ese entonces y madre de una de sus famosas hijas. Comencé por hacerme el sueco. No me di por aludido. Recordé el poema maravilloso de Nicanor: “La víbora”. En fin, dejé que las palabras se fueran al viento, como el pasto al rocío. Pero seguían cayendo los ladridos, como si la lluvia no fuera a parar. Epíteto tras epíteto. Yo incrustado en el piso, mojado, mirando lo que el viento no se llevaba, ni de a vaina, digo ahora en buen panameño. De pronto, Nicanor abandona su concentración frente a la maravillosa Alicia en el País de las Maravillas, y me dice: compañero, quiero saberlo todo... se recogió en la cama y volvió sobre el filme, en medio de los gritos monocordes, únicos de la mujer, la cuarta, la quinta, la lotería mía en ese entonces. Yo la había conocido en Osorno, en unos trabajos de verano que dirigía el colorín Jaime Ravinet. Madame Parra Aún tengo grabados sus desorbitados ojos azules, echando chispas por el cuarto húmedo de La Reina, yo, un simple reportero desaliñado por el mal tiempo y el pequeño temporal de la calle, que me había conducido al tornado dentro de la casa de Parra. La mujer no abandonaba el monólogo, hasta que atiné a decirle, por qué no va afuera y ve si está lloviendo, lo que la volvió a sacar de las casillas. Parra ya miraba con unos grandes ojos de huevo frito. Alicia se había ido por el espejo a la otra realidad, donde yo hubiese querido acompañarla en ese

momento. Pensé en alguna escena de Charles Chaplin para abandonar mi propia escena, en la comicidad inexplicable del silencio y absurdo. Al menos contaba con el mágico paraguas. La lógica se apoderó de la situación por fin y me indicó el camino de la puerta. Me despedí de Nicanor, sin bombos ni platillos. Regresé con las manos vacías a la Agencia de Noticias. Me dije, al subir a la micro: Hemos inaugurado un nuevo capítulo de la antipoesía, totalmente kafkiano y muy propio de Ionesco, ambos personajes respetados y conocidos por Parra, y que hoy convirtieron las aventuras de Alicia en una inocente salida al patio de la casa en búsqueda del conejo perdido, juego de muñecas, respecto del show de madame Parra.

Asilo contra la opresión Cerrado el capítulo, seguí viendo, conversando, como si nada, con Parra, por los prados del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, una especie de “asilo contra la opresión” de la intelectualidad más radical del Chile de los setenta y mucho antes y hasta el 73. Allí se había instalado el profesor de física a disparar a diestra y siniestra su antipoesía, convencido en la revolución permanente de la palabra, una especie de Trotski del lenguaje, francotirador consciente, con la clara misión del borrón y cuenta nueva en la poética chilena, primero, y latinoamericana, después, hasta estremecer la poesía hispanoamericana. Con su cuaderno de apuntes casaba el idioma que salía del vulgo, escribía con su gótica letra y ejercitaba sobre la poesía al aire libre en un toma y daca permanente, con el brillo del juglar, la sabiduría de un clásico griego y la calma contenida de un caballero inglés. Parra apuntaba tan alto como podía, para instalar su propio Olimpo en la tierra de la antipoesía. Cabeza fría, corazón caliente, decía el profesor de mecánica racional en su famoso Manifiesto, con el cual intentaba agregarle la quinta pata al gato de la poesía chilena. Para Parra, como Neruda, Huidobro, y la misma Mistral, por hablar de los principales mitos de la poesía chilena, sin excluir a De Rokha, protagonista indispensable del siglo XX, al igual que Gonzalo Rojas, más adelante Lihn y Teillier, el olvidado Alfonso Alcalde, Armando Uribe Arce, Oscar Hahn, Gonzalo Millán, Manuel Silva Acevedo, Omar Lara, la mujer y el amor, ocupan un lugar de privilegio en su poesía, vidas, actuaciones públicas y privadas. Cuenta, entre paréntesis, la leyenda, que una Mónica Silva devastó sentimentalmente al antipoeta, a la que dice que perdió de puro pajarón (tonto). El amor es el gran tema en la poesía de todos los tiempos y el folletín clásico y universal, son los 20 poemas de amor y una canción desesperada, de Neruda. Los poetas chilenos no son la excepción, y Parra tampoco. Neruda, quizás el más devoto y pantagruélico en su obra, con los Cien sonetos de amor y numerosos textos como la “Oda al amor”, y tantos otros personalísimos, “Tango del viudo”, en Residencia en la tierra, e infinidad de textos alusivos hasta el final de sus días.

Sun y el triángulo de las Bermudas Los poetas no sólo escribían, sino que vivían el amor, verdadero desorden de los sentidos en no pocas ocasiones. Parra incursionaba en el amor como en la antipoesía, de manera experimental, acuciosa, obsesiva, sistemática, y la realidad también se hacía poesía, palabra impresa. Quién eres tú repentina / Doncella que te desplomas / Como la araña que pende del pétalo de una rosa, se interroga en Canción, y agregaba: Caes con el sol, esclava / Dorada de la amapola / Y lloras entre los brazos / Del hombre que te deshoja. Pero la historia detrás de la historia está en su poema “La víbora”, y de suma actualidad hoy que el autor de La cueca larga, Canciones rusas, Hojas de Parra, es nuevamente candidato al Nobel de Literatura, y una selección de su obra se traduce al sueco.

Es el folletín parriano, equivalente al famoso poema nerudiano “Tango del viudo”, “La víbora”, poema que se decía en su tiempo en Santiago que le dedicaba a su ex mujer, una sueca, intriga amorosa que hoy adquiere primerísima plana por tratarse de la reputada poeta sueca Sun Axelsson, quien convirtió la vida de Parra en un triángulo de las Bermudas. Sun, además, era la novia del traductor del antipoeta al sueco, Lasse Soderborg. Cuando Inga Palme, su mujer, también sueca, se enteró en Chile de la existencia de la jovencísima Sun, 24 años, arrasó con los muebles de la casa y se los llevó. Una carta fue el detonante. Dicen que al regreso de Parra de Estocolmo, se vio colmado en el asombro, el día que la joven poeta escandinava, laureada de amores parrianos, tocó a su puerta como el cartero dispuesta a su to be continued affaire con el hamletiano personaje. De allí surgiría el texto de marras, “La víbora”, porque su mujer, Inga Palme, desató algo más que un temporal en la taza del té del atardecer del bardo, que dice: Durante largos años estuve condenado a adorar a una mujer / despreciable / Sacrificarme por ella, sufrir humillaciones y burlas sin cuento, / Trabajar día y noche para alimentarla y vestirla, / Llevar a cabo algunos delitos, cometer algunas faltas / A la luz de la luna realizar pequeños robos / Falsificaciones de documentos comprometedores / So pena de caer en descrédito ante sus ojos fascinantes / En horas de comprensión solíamos concurrir a los parques / Y retratarnos juntos manejando una lancha a motor / O nos íbamos a un café danzante / Donde nos entregábamos a un baile desenfrenado / Que se prolongaba hasta altas horas de la madrugada.

Animal silvestre y humano

Nicanor, en su conquista sueca, había contado su película que estaba separado, que en fin, hasta que le llegó ese otro regalito de improviso, como que no quiere la cosa —abran quincha, abran cancha—, la sueca nada de gélida entraba a la loca geografía en búsqueda del inefable iceberg antipoeta y mago en el arte de los triángulos amorosos. Si bien el verso dice que todo tiempo pasado fue mejor, hoy se especula en Santiago con la idea de que Parra sufra una interferencia irreparable en su camino a Estocolmo, producto de ese amor en que él intentó hacerse el sueco, a pesar de la insistencia de Sun, quien le dedicó el poema “Estación de la noche”. La joven Sun se encontró con un poeta indiferente, distante, a veces divertido y genial. Irritable, brusco y celoso, según sus palabras. Axelsson cuenta, además, que Parra la dejaba encerrada en la casa con llave, “parecía que había perdido la razón”. La persiguió para que no le dieran trabajo y no le abandonara, dice la sueca. Dos famosos poetas le ayudaron a la escandinava para salir del laberinto parriano: Jorge Teillier y Pablo Neruda. Ella traduciría al sueco a Neruda y “sería una aliada en su carrera al Nobel”, según relata un diario chileno. El antipoeta se defiende y la califica de “animal silvestre y profundamente humano, pero poco fiable”.

No todas las sábanas conducen a Estocolmo Cuando Sun enfermó seriamente en Chile, Violeta Parra intervino para hospitalizarla, porque Parra no creía en la enfermedad. El poeta dice ahora que ya está paz y salvo con la escandinava, aunque el affaire lo conoce todo Estocolmo y sus alrededores. Los suecos no entienden, como era de esperar, el humor parrriano, por lo que su candidatura está en capilla ardiente, además del introito kafkiano con la poeta Sun. Seguía Nicanor la tradición tórrida nerudiana, el Capitán y sus versos anónimos en Capri o de Huidobro en su fuga en automóvil a Buenos Aires, con la raptada Ximena Amunátegui, un “animal de exportación”, de acuerdo con la leyenda muy apegada a la realidad. El poeta Altazor se abrió paso a balazos para cumplir su misión dictada por el corazón, a quien nunca le hizo concesiones. Y de Pablo de Rokha, el más fiel de los infieles poetas, que estremeció al Comité Central del Partido Comunista de Chile cuando raptó a Magda Cazone, esposa de un dirigente internacional del Partido Comunista, que visitaba Chile en 1937. El escándalo estremeció en ese entonces la propia Cordillera de los Andes. La quiteña Cazone tenía sólo 20 años, en la flor de la poesía, y se llevaba por los cachos al huaso de Licantén, el mismísimo Pablo de Rokha, quien llegó a decir que había inventado el matrimonio. Enrique Lafourcade encuentra, según él, un último amor en el Neruda del ocaso, y nada menos que con Alicia, una sobrina de su mujer Matilde. Nada comprobado, sólo parte de la leyenda del Vate de Isla Negra, que hizo del amor el oxígeno de su poesía y motivó tantas fantasías como realidades, las que aún perduran como cerezos en flor.

El amor, el amor Sin amor, la poesía viaja en círculo, se muerde su propia cola. Lagarto de su propio pantano, no tiene mucho sentido para el poeta mirarse al espejo en off. Los poetas quieren sentir el lecho caliente, la humedad insondable, el fruto púber palpable del pozo de estrellas y algo más que las nostalgias amarillas del pasado. A Parra quizás bien le venga, como a otros en su momento, los memorables versos de Alfonso Alcalde: AQUELLOS / que abandonaron sus ropas, / las inexplicables llaves de los hogares / y borraron toda huella de vida / ultimándose uno al otro / acusándose de mutua fidelidad / y blasfemaron sobre el único / cadáver del amor. SEAN ENSALZADOS. Parra nos sigue relatando en “La víbora” sus peripecias amorosas, que vivió prisionero del encanto de aquella mujer, la que se le presentaba en su oficina completamente desnuda, le separaba de sus amigos, le exigía perentoriamente que besara su boca, y relata que esa situación de patético absurdo, agregamos, se prolongó durante cinco años. Y el absurdo parriano del amor en el desencuentro se apodera del texto de la atmósfera, la bruma irónica del desencanto, la frivolidad aparente, el desasosiego continuo de su palabra. La antipoesía en movimiento, sumando el subconsciente, entrando en el archipiélago dorado de la última conciencia, derribando los peldaños para no alcanzar ninguna escalera, hacia un paisaje que se arma y desarma al ojo, con un Yo despojado de lirismo, objetivado al máximo, reducido a las fuerzas internas del propio poema. La víbora le persigue por Santiago, viven juntos en un cuarto junto al cementerio, ella no le deja usar su propio cepillo de dientes, sin embargo, se recibe de abogado y le insta a que se asocien en un negocio para vivir el amor en un pequeño nido lejos del mundo. Parra, el poeta, despierta el sueño de la mujer y le

dice en un tono de realismo real: Piensa que de un momento a otro mi verdadera mujer / Puede dejarnos a todos en la miseria más espantosa. Una salida muy de nuestros tiempos. Corresponda “La víbora” o no a esos amores parrianos, es una historia. Y sigue la historia en pleno siglo XXI, en el ocaso del poeta, próximo a los 88 años, a un paso del Olimpo sueco definitivo. Y se dice que es cuando surge la pequeña gran piedra en el zapato camino a Estocolmo, el precio de su tórrido amor sueco.

Una delicia de oro matutino, Neruda En la primera edición de Poemas y antipoemas, solapa, Neruda escribió: “Esta poesía es una delicia de oro matutino o un fruto consumado en las tinieblas”. Gabriela Mistral, siempre rotunda, adelantada, diría en 1937 con relación al libro Cancionero sin nombre: “Estamos ante un poeta cuya fama se extenderá internacionalmente”. Parra tenía 23 años. Un pichón que no se asomaba al Olimpo, ni se codeaba con el pequeño Dios, ni enfrentaba al Amigo Piedra. Se silenció por 17 años. Perdió la voz o estaba buscando su propia voz. Emir Rodríguez Monegal, crítico uruguayo, dijo que Parra ha llegado a la originalidad poética por el método tan simple, tan difícil, de ser él mismo. Su poesía es anticonvencional en el sentido de que no trata de ser “poesía”. El poeta y crítico chileno, Federico Schopf, uno de los primeros estudiosos de la antipoesía, concluyó que la obra de Parra constituye el último momento fundamental de la poética chilena. Los grandes poetas norteamericanos lo traducen al inglés: William Carlos Williams, Ginsberg, Ferlinghetti, al sueco por Artur Lundqvist, como al francés, ruso, checo y portugués, entre otros idiomas. La cueca larga, dice Fernando Alegría, arranca de una raíz auténticamente popular, y por ende, universal. Alone, el crítico de la época, lo calificó del “más pujante y sonriente, floral y festivo de los poetas nuevos... impetuoso, divertido, soñador de pronto y lejano, acróbata, imprevisible, inagotable, familiar, exquisito... el extraordinario Nicanor Parra, ...a cuyo lado los demás se disuelven o huyen, graves, mínimos, inmóviles, presas de su compás..”., y siguen los calificativos. El crítico de recambio en El Mercurio, el sacerdote Ignacio Valente, siempre criticó positivamente la obra de Parra, y los amigos vieron un persistente intento por asociarlo a la cruz, lo que el antipoeta aún rechaza.

Flores y espinas en el jardín Parra, alejado de “los metaforones de los años 30”, también huye de todo convencionalismo, forma y contenido “conocido”, es un cuervo que intenta sacarle los ojos a la poesía para volver a fecundarla, porque él nos dice que la ve con nuevos ojos. Armando Uribe Arce, poeta, apunta sobre la obra de Parra cuando dice: desde Residencia en la tierra, ningún otro poeta chileno había dado en la realidad común y ominosa. Esa es una clave en la poética parriana y un punto de arranque y la más elogiosa de las apreciaciones a su obra, aunque se recurra al fantasma de Neruda, el más real de los cuerpos de la poesía chilena. Parra escribe, según el novelista Roberto Bolaño, como si al día siguiente fuera a ser electrocutado. ¿Sobreviviente de su propia autodestrucción? Conociendo a Parra, diría: a mí, que me registren. Bolaño deja entre los poetas del siglo XXI a Parra, Borges, Vallejo y Cernuda. Después de estas rotundas afirmaciones, me gustaría conocer la poesía de Neruda, la Mistral, Huidobro y De Rokha. Estas son las flores del bien, para la emergente en ese entonces antipoesía, pero no todo marchó miel sobre hojuelas para el hermano de Violeta Parra, cuya poesía De Rokha calificó de asco y que le inspiraba lástima. “Parra no es nada más que un snob plebeyo y populachero, no popular, un versificador en niveles abominables de oportunista... un pingajo del zapato de Vallejo”, concluía su apreciación De Rokha, cuyos comentarios siempre estuvieron más cerca de la lápida que de la obra. Miguel Arteche, un conocido poeta chileno, católico, se interrogó: “¿Es folclore, es poesía?, ni lo uno ni lo otro”, se respondió. “Un mal paso para Nicanor Parra”, sentenció. El padre capuchino Prudencio

Salvatierra, se preguntó sobre la antipoesía: “¿Puede admitirse que se lance al público una obra como esa, sin pies ni cabeza, que destila veneno y podredumbre, demencia y satanismo..? No puedo dar ejemplos de la antipoesía de esas páginas, es demasiado cínica y demencial. Me han preguntado si este librito es inmoral. Yo diría que no; es demasiado sucio para ser inmoral. Un tarro de basura no es inmoral, por muchas vueltas que le demos para examinar su contenido”.

Nadie es profeta en su tierra Parra respondió: “Nadie es poeta en su tierra”. Chile es un país de poetas, indiscutiblemente. Dos de ellos candidatos a la presidencia de la república: Huidobro y Neruda. Dos premios nobeles: la Mistral y Neruda. Tres de ellos, conmocionaron en su tiempo a la nación con sus diatribas y gran poesía: Huidobro, De Rokha y Neruda. Dos de ellos viajaron por el mundo como poetas, diplomáticos y dieron a conocer a Chile, y un tercer, antes que todos, partió a París, a compartir la gran mesa de la poesía universal: la Mistral, Neruda y Huidobro, en su orden. Parra no había nacido, literariamente hablando, y entraría al ruedo en 1954, y su objetivo sería la poesía del poeta que se encontraba en el Olimpo: Neruda. En todo esto, siempre un común denominador, Neruda y el fantasma real del impacto de sus Residencias en la Tierra. Neruda fue el que más lejos “fue” en política, senador y militante activo del Partido Comunista, amado por sus huestes y odiado por la recalcitrante derecha. Siempre estuvo el vate de Isla Negra en el ojo de la tormenta. Nunca olvidado por amigos y detractores. Hasta que llegó el tiempo de Parra, con su nueva poética y postura, y en el trasfondo de la trastienda, siempre Neruda. El poeta de los Versos de salón irrumpió a su manera, no sólo con sus cañones llenos de antipoesía, sino con su presencia de hombre público, sin oficialismo, pero nada de lo que hacía podía ser indiferente para Chile, un país de poetas. Además acuñó unos versos memorables cuyo objetivo es barrer con los mitos poéticos chilenos desde la perspectiva de la antipoesía; los cuatro grandes poetas chilenos son tres: Alonso de Ercilla y Zúñiga y Rubén Darío.

A su manera Entró en escena, a su manera, como diría Frank Sinatra, pero con esa tradición del poeta que dice lo suyo, y va donde las papas queman. La antipoesía es hija también de la guerra fría. Se puede ser francotirador, pero sin olvidar que el bumerang existe y golpea donde menos se espera. El díscolo poeta, irreverente, rebelde, nuevo sacerdote, disparó sus letales textos y artefactos contra el pequeño burgués y el establecimiento. Desconcertó con sus artefactos: Cuba, sí / Yankis, también; Se vende Chile / tratar con Frei. Su viaje a Washington, que derivó en una invitación a la Casa Blanca a tomar té con la señora

Nixon en pleno bombardeo a Vietnam, simplemente devastó al antipoeta. Hubo quienes le hicieron la ley del hielo en el Pedagógico de la Universidad de Chile, y otros le aislaron en diversos círculos de escritores y políticos. Fueron días, semanas, meses, efervescentes y negros en prosa para Nicanor Parra, en la cúspide poética chilena y allende las fronteras. Muchos comentaban sobre la idea del suicidio en torno a Parra, aunque un día Waldo Rojas, mucho después, claro, me dijo desde París: Parra nos va a enterrar a todos. Treinta años después, el poeta diría, cero problema, y que sólo espera cruzar el río para encontrarse con su hermano Roberto, autor de las Cuecas choras y seguramente Violeta. “Médico el ataúd lo cura todo”. Ya había estado en Pekín y Moscú. Sí, el poeta del momento se desplazaba en el ojo de la tormenta, en tiempos de verdadera olla de grillos en la política criolla, en el compromiso y los gustos literarios.

Se perdió el Polo Sur América Latina también se polarizaba política y poéticamente. Ernesto Cardenal, una de las figuras visibles, con su exteriorismo, José Lezama Lima, como un dragón tocando la flauta barroca de Hamelín en el trópico de la Mayor de las Antillas, Neruda, siempre omnipresente, Paz, con sus visionarios ensayos críticos, Borges, el poeta conservador, clásico, cáustico, anarquista, defenestrador de virtudes y amante de los atardeceres lúdicos, siempre en primera línea. Ginsberg, aullando en el norte. Sin embargo, eran los novelistas los que se hacían sentir más, como García Márquez, Vargas Llosa, Sábato, Cortázar, Arguedas, Carlos Fuentes, Benedetti y Roa Bastos, entre otros. La corte es más larga que los propios milagros. La globalización hoy, el mundo mediático, borró, barrió literalmente al intelectual público, de la plaza, y nos puso en video la imagen del absurdo, copiada, eso sí, del mundo real, con locutores teledirigidos por la estupidez virtual de la mediocridad banal, exquisita discípula de la frivolidad. José Saramago es lo más parecido a esos sobrevivientes que aún no arrían su bandera. Los demás, no todos, en el top show de la farsa. El mundo tenía dos polos y ahora uno. Se perdió el Polo Sur, ni nos dimos cuenta. ¿Se derritió por la capa de ozono, el efecto invernadero, porque se cayó el Muro de Berlín, fue el fin de la historia que se lo llevó al río, qué se fizo el Polo Sur, dónde quedaron los burgalés de pro, qué se ficieron? Parra nos había dicho, hace más de 15 años, en su texto “Tiempos modernos”: Atravesamos unos tiempos calamitosos / imposible hablar sin incurrir en delito de contradicción / imposible callar sin hacerse cómplice del Pentágono. / Se sabe que no hay alternativa posible / todos los caminos conducen a Cuba /

pero el aire está sucio / y respirar es un acto fallido... “Todo contaminado de antemano”, concluye el texto. Nada nuevo bajo el sol. Había confrontación en tiempos de la guerra fría, posiciones y una cierta efervescencia intelectual, que en su minuto sorprendió a Parra en el Chile convulsionado y también en el de Pinochet, el más agitado de todos, con calaveras, incendios y un hermetismo poético de kafkianos contenidos, pero aunque hubiese extremos, que nunca se juntan, existía una mayor presencia de la poesía en la vida y en las cosas. Parra volvía a decir lo suyo en 1985 en Hojas de Parra: ENTONCES / no se extrañen / si me ven simultáneamente / en dos ciudades distintas / oyendo misa en una capilla del Kremlin / o comiéndome un hot dog / en un aeropuerto de Nueva York / en ambos casos soy exactamente el mismo / aunque no lo parezca soy el mismo.

Vértigo y abismo, la poesía José Lezama Lima, un animal tropical y barroco y clásico de gran instinto poético, muy alejado de Parra y la antipoesía, dijo a través de su personaje Oppiano Licario de su novela Paradiso: “un poeta, como tal, es también su biografía, sus lecturas, sus comidas y su mundo familiar; es esa realidad sobrenatural que siente actuar dentro de él, que lo modifica a cada instante y que coexiste de una manera mágica con la realidad natural”. Lezama Lima habría dicho alguna vez: cuando estoy claro escribo prosa, cuando oscuro, poesía. Sólo se llevaban cuatro años de diferencia, Lezama y Parra. A ambos, en las antípodas poéticas, les une sólo el asma. Curiosamente uno hace tomar lecciones de abismo al lector, el caso de Lezama, y vértigo, Parra. Extremos de una misma cuerda, un cielo que se cae a pedazos a su manera en el corazón del lector. Parra aspirando los mortales residuos de los plátanos tropicales y Lezama con su asma en Trocadero, fumando puros, en una Habana nostálgica, dos asfixias para una poesía ya clásica, y aunque aceite y vinagre, yo las junto en mi alcuza para ser cocinando. Es tan sólo un paréntesis, la antipoesía está hecha de otro barro o greda, es un viaje distinto en presente, sus propias toxinas trae y lleva, a veces en un pasaje de ida, sin retorno, o casi siempre, porque el poeta concluye abruptamente su mensaje, y nos deja en el mismísimo aire del aire, pero en tiempo real, sólo a unos metros del limbo si no nos montamos bien en el patín.

El esqueleto fuera del closet La antipoesía vino a sacar los esqueletos del closet, a reciclar con su propio lenguaje todos materiales, humanos y divinos, populares, especialmente, y se inserta en la gran tradición poética de Chile desde su propia perspectiva, desinflando el yo lírico, pero muy involucrado su protagonista a todo cuanto ocurre en las raíces de sus antecesores y en la estrategia de la confrontación, del aquí vengo yo. El poeta no es un artesano ni hace empanadas, recordaba Parra a Benedetti en una entrevista publicada en Marcha en 1969. Puede haber iluminación y revelación, y ahí como que se nos quiere aproximar a Rimbaud, en la actitud, aunque su influencia no es francesa. Parra, su autor, está retratado de pies a cabeza en la antipoesía, que pareciera ser más autobiográfica de lo que se cree, aunque el yo colectivo, y el todos somos el poema, es el que cuenta a la hora de la lectura, y el poeta pareciera estar trabajando con una magra materia llamada lenguaje que objetiva al máximo, al que pareciera previa puesta en circulación haberle hecho la autopsia. La antipoesía es también un intento, experimento, acierto, creemos, logro, sin duda, una manera de poner ad valorem la propia poesía, con una serie de elementos que estaban allí o no necesariamente, pero que Parra incorpora siempre desde esta nueva perspectiva: la ironía, el humor, la paradoja, todas las contradicciones habidas y por haber, el paisaje verbal, humano, natural de Chile, porque hay mucha chilenidad en la obra de Parra, en la cual se topa con Neruda, De Rokha y la Mistral, cada uno dentro de su propia retórica y manera de apreciar lo chileno, asimilarlo, transformarlo y cantarlo en su obra. El antipoeta es hombre de tradiciones y ha respetado a sus mayores más de lo que imaginamos, no le da la espalda al pasado, al origen de las cosas, a lo esencial, sabe de dónde partir y tomar impulso, aunque después el velocípedo adquiera otras velocidades y rutas, que el propio autor ignora, pero que investiga y sobre todo, se arriesga a transitar sin saber del todo el paradero. En este carrusel de la antipoesía, hay menos anti de lo que muchas veces creemos. Es difícil desprenderse de toda la utilería del pasado, por más que inventemos la pólvora, que ya explotó en la milenaria China o la rueda, que viene rodando de tiempos inmemoriales sin detenerse.

Sepulturero de metaforones La antipoesía echa todo en su saco, pero no roto, en la Caja de Parrandora, recicla los materiales, inhala desde el estiércol a la primavera, de nada se priva el poeta, su oficio: boxear con las sombras del mediodía, arrancarle espuma al verbo, sacar del cuidado intensivo a la “poesía tradicional”, Parra se siente un sepulturero de adjetivos y metáforas, porque si no dan vida, matan. Hombre de poca fe, pone toda su fe a la antipoesía. El profesor, hijo mayor de un profesor primario y de una modista de trastienda, le hace un test a la antipoesía para distanciarse de sus pares y presentarse en su desnudo diván, solo frente al diluvio azul del vals poético chileno. Embutido de ángel y bestia, respondió con La cueca larga, en la mejor tradición popular. No hay mujer que no tenga dice mi abuelo / un lunar en la tierra / y otro en el cielo. Otro en el cielo, mi alma / por un vistazo / me pegara dos tiros / y tres balazos. Siguió los consejos de Huidobro, cuando dijo: “un poeta debe decir aquellas cosas que nunca se dirían sin él”. Sólo por medio de la poesía, remataba Vicente Huidobro, el hombre resuelve sus desequilibrios, creando un equilibrio mágico o, tal vez, un mayor desequilibrio. En eso ha andado Parra, al parecer. No hay paraíso, no se perdió, porque no existió para la antipoesía. Ni nostalgia, y poco se le ve en el pasado. En algunos momentos podemos atribuirle vínculos, golpes de dados, con las Residencias nerudianas, ese Neftalí Reyes Basoalto tan presente en la poesía chilena, poemarios que inclusive elogiaba De Rokha, en la clandestinidad de su orgullo. No podemos matar al padre sin llevar parte de su sangre, y en este río de la poesía todos van a dar a la mar.

Médico, el ataúd lo cura todo Parra nos responde a todos, desde su perspectiva, con “El anti-Lázaro”, el último poema de su libro Hojas de Parra, que editó en 1985, y que recoge la sal y la pimienta, el aceite y el vinagre, la ironía trascendente, la visión y los temas de la antipoesía, esa mirada por el ojo de la cerradura que puede dar con el culo del mundo, en cualquier instante, veamos: Muerto no te levantes de la tumba / qué ganarías con resucitar / una hazaña / y después / la rutina de siempre / no te conviene viejo no te conviene / el orgullo la sangre la avaricia / la tiranía del deseo venéreo / los dolores que causa la mujer / el enigma del tiempo / las arbitrariedades del espacio / recapacita muerto / ¿que no recuerdas cómo era la cosa? / a la menor dificultad explotabas / en improperios a diestra y siniestra / todo te molestaba / no resistías ya / ni la presencia de tu propia sombra / mala memoria viejo ¡mala memoria! / tu corazón era un montón de escombros / —estoy citando tus propios escritos— y de tu alma no quedaba nada / a qué volver entonces al infierno del Dante / ¿para que se repita la comedia? qué divina comedia ni qué 8/4 / voladores de luces-espejismos / cebo para cazar lauchas golosas / ese sí que sería disparate / eres feliz cadáver eres feliz / en tu sepulcro no te falta nada / ríete de los peces de colores / aló-aló ¿me estás escuchando? / quién no va a preferir / el amor de la tierra / a las caricias de una lóbrega prostituta / nadie que esté en sus 5 sentidos / salvo que tenga pacto con el diablo / sigue durmiendo hombre sigue durmiendo / sin los aguijonazos de la duda / amo y señor de tu propio ataúd / en la quietud de la noche perfecta / libre de pelo y paja / como si nunca hubieras estado despierto / no resucites por ningún motivo / no tienes por qué ponerte nervioso / como dijo el poeta / tienes toda la muerte por delante. http://rolandogabrielli.blogspot.com/

Parra, el último retórico por ROLANDO GABRIELLI Nicanor Parra es el primer Mimo de la poesía chilena y se niega a sus 94 años a hacer mutis por la escena de la poesìa castellana. Vino para quedarse y seguir pedaleando hasta que sus cenizas se conviertan en polvo de estrella. Mientras Nicanor sigue acomodándose en su butaca de primera fila, otros ataùdes van volando. Actor y espectador de dos siglos, le saca la lengua a su propia sombra. Zorro ladino, sabe que su tiempo nunca tuvo reloj. La antipoesìa es una esfera limpia, sin tiempo, oscura como el sol. De Parra se han dicho tantas cosas y el mismo puso a rodar su mito, que es real como una alfombra mágica que atraviesa el espinazo angosto, quebradizo, volcánico de Chile. Asomarse a la vida y obra de Nicanor Parra es jugar con abismos .El Prefacio de sus Obras completa&algo+ lo inicia Harold Bloom con algunos lugares comunes, sobre los cuales había escrito y que los chilenos conocemos de memoria por vividos. Pero esa es la amiga de la fama y a a Parra no le viene mal. Nicanor nos comentaba que se remontó a las máscaras griegas para tener su propio rostro. Tuvo otros maestros sin duda y maestras, como su admirada Gabriela Mistral. Whitman, bebió en las fuentes populares que las convirtió en sus palabras sacras. El antipoeta sigue gozando de salud entre Neruda y Huidobro, allá en la cordillera de la costa chilena donde otea el tiempo que el futuro aùn le contabiliza y acumula. A pesar de los nuevos horizontes, luces y bengalas, neones al atardecer, la voz crepuscularia de Neruda sigue siendo el referente de Parra no sólo por oposición. Viejo lector y traductor de Shakespeare, Bloom reconoce que Estados Unidos no tiene ningùn poeta tan persuasivamente irreverente como Parra. La poesía de Parra rescata el individuo y eso ya es meritorio en un mundo que ha perdido hasta las solapas de la convivencia. A lo largo de estos años he escrito varios textos sobre Parra y poemas, algunos incluidos en mi último libro: Los Poetas de Chile. Nicanor es como el último de los grandes mohicanos de la poesía chilena y resiste borrarse con su propia película. Nicanor Parra es como el bolero, está despidiéndose. El hombre estruja los calcetines de tu poesía. Le arranca la propia retórica, un último grito al cisne, las cenizas del Ave Fénix son parrianas. Upa, chalupa, le dice a la antipoesía. Se retira, pero sigue jugando. Pacta con Las Cruces, pero no con la cruz. Es en nuevo mar silencioso entre sus dos pares: Neruda y Huidobro, un paso a la izquierda y otro más allá, el que primero dieron ellos, los grandes fantasmas de la poesía chilena. Parra es un aventajado de la Capitanía General de Chile. Se conserva como la estrella solitaria. Juega póker con Hamlet, y se distrae con sus monólogos frente a un tablero de ajedrez vacío. Sólo le queda apostar contra si mismo. Ya no viaja, dice, al parecer gira sobre su propio círculo, cavando un pozo para su nueva retórica, como el taladro sobre el asfalto. Poco visitado, poeta solitario, anacoreta, Parra es su propio boomerang. Ha sido tan parriano como ha podido. Hay que conocerlo para saberlo. A los 90 años, que cumple en septiembre, ha decidido lanzar, pero en el mes de julio, -natalicio de Neruda-, sus obras completas. A la semana siguiente, si aún le queda cuerda, escribirá un Opus para seguir con la leyenda, que puede haber una Obra Gruesa, pero no completa.

Parra no sólo es un poeta vivo, sino vivazo. Reencarnado en Rojas Jiménez, Romeo Murgas, Carlos de Rokha, Omar Cáceres, Rubio, se ha propuesto a sobrevivirnos a todos y de seguro nos prepara un antipoema para lanzarnos como uno de sus artefactos, si fuéramos el hombre imaginario. Parra no se compondrá ya a estas alturas. Ni hace falta, dirá. Está aferrado con dientes y muelas como un recién nacido. Su mirada es la de un águila que no cree en la inocencia. Sólo un millón de homenajes después de muerto podría silenciarlo en parte. Una catarata de aplausos como un maremoto. Un alud de discursos en la Sociedad de Escritores de Chile (SEC), a puerta cerrada. Un paseo por las afueras del Pedagógico de la Universidad de Chile, junto a los terribles Plátanos Orientales. Es inmortal el aintipoeta. Parra prefiere dar vueltas y vueltas entre paredes blancas con su cuaderno de notas. Le obsesiona, es drogadicto, dice, de la página en blanco. Lo describen como un marciano con sus pantalones verdes. Parra no cree en cementerios. Ya Chile los ha tenido de largo y ancho, Norte a Sur, de todos los colores, sabores, dolores, horrores. En alguna esquina infernal de Chile, en otro sentido, con distintas motivaciones, alejado de toda antipoesía, Augusto Pinochet cuenta sus días. Es el autor de la cueca del terror más larga de Chile, y que nos perdone el antipoeta. Ese huaso se fue de mano y claveteó el gran ataúd de Chile. Este es Chile, mi hermosa Patria. Parra es otra cosa. Un poeta con más vidas que un gato. No se le ve pasar bajo una escalera desde sus días de infancia en San Fabián de Alico, cuando su hermana Violeta Parra se untaba el delantal con maqui. El antipoeta está en sus plenos cabales en una nueva aventura frente a la página en blanco. Según confesiones propias, hace 19 años no edita, desde que publicó Hojas de Parra, y en cada intento vemos sorprendentemente que intenta apagar el sol con los dedos de una mano. Es Parra en su última retórica, un hueso duro de roer. Nació en Chile, de padre y madre chilenos, y hermanos también. Profesor de Mecánica Racional, con estudios en la Universidad de Chile y en Oxford. Laureado de Sur a Norte, pasando por Madrid, Londres, México y Nueva York. Cuando Mario Benedetti lo entrevistó poco después que le habían otorgado el Premio Nacional de Literatura en su casa de La Reina, en las faldas de la Cordillera de los Andes, el escritor montevideano creyó que Parra se suicidaría en cualquier momento. Nos engañó a todos, más bien cada día nos entrega una fórmula para seguir viviendo. Parra no ha creído en el límite de la imaginación, sí, en el ejercicio, experimento per se en el poema (antipoema). Calcetines guachos es su más reciente intento por decir, nombrar, poner las cosas a su manera en la página en blanco. Ese pan está aun en el horno. Un Parra para el 2004, disparando los cartuchos de un oráculo que se resiste a quedar ciego. El antipoeta vela las armas de la antipoesía, día y noche, en el blanco mesón de su posada: NICANOR PARRA El antipoeta no está ciego como el Oráculo de Delfos, vela la antipoesía en la noche de su última posada, no deja rastros, no deja huellas, rastrea el poema, enciende una vela a la próxima primavera, oscurece el cuarto lo que del día le queda, no cree en las ventanas y sin embargo las abre a ciega, a ciegas se entrega a algún corazón y se reconoce en el espejo de la hermana muerta. No es profeta, no es carpintero, es un soldador de palabras, recicla en las noches lo que produce su nevera, el poema crece bajo la tierra y nadie ve sus raíces, inmenso sol rojo que sólo la amada reconoce. Un astronauta que no vuela más allá de la parcela del poema, siembra su luna, ciega el trigo negro de su último invierno, el antipoeta nunca llora. (Rolando Gabrielli)

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Semblanzas Profundas: Las Moscas de Sartre por Daniel Rojas Pachas. Dentro de las interesantes revisiones que se han hecho de los mitos griegos encontramos la perspectiva existencialista que el filosofo francés Jean Paul Sartre dio a la historia de Electra en su pieza dramática Las Moscas. Antes de referirme a esta versión publicada en el periodo de postguerras, durante el siglo recién pasado, es importante recordar los hechos que acompañan a esta heroína desgraciada que previamente fuese retratada desde múltiples miradas, por los más importantes escritores de tragedia griegos, Esquilo, Euripides y Sófocles. La agónica vida de esta humillada hija de reyes, nos habla en primer lugar de su padre y la gloriosa gesta que Agamenón, el rey Atreida, emprendiese ante el rapto de la bella Helena, a manos del príncipe troyano Paris. Al ser regidor plenipotenciario de los Aqueos y hermano de Menéalo (el esposo ofendido) tanto por una obligación fraterna como por ambiciones expansionistas, Agamenón debió acompañar y liderar las huestes, Griegas siendo parte agonal dentro de una de las empresas bélicas más trascendentales en la formación cultural y social de occidente. La guerra lo enfrentaría a Príamo y a su legendario hijo Héctor, el domador de Caballos. El épico canto de Homero, La Iliada nos entrega pormenores sobre el actuar de Agamenón y detalla la astucia de Ulises en otra de sus obras cumbres, la Odisea, en la cual el rey griego, no deja de jugar un papel importante al interactuar con el navagente de Ítaca en su descenso a los infiernos y narrarle su infausta suerte y educarlo sobre la responsabilidad vital del hombre en su trato con los otros y su comunidad. Empero, los hechos que desencadenan la historia de Electra, ocurren fuera del campo de batalla y lejos del terreno de las aventuras míticas, mas bien en la intimidad familiar. Una vez triunfante y de regreso al hogar, en lugar de un cálido recibimiento y loas, el Rey nieto de Pelope, encuentra el frío toque de la traición, siendo asesinado de forma falaz a manos de su mujer Clitemnestra y el amante de la misma, el conspirador Egisto. Las formas en que se comete el asesinato, cuanta responsabilidad cabe a Egisto o Clitemnestra en el hecho de sangre y las causas: “celos y despecho hacia Cassandra, amante de Agamenón obtenida como botín de guerra, meras ansías de poder, o venganza por el sacrificio de su hija Ifigenia en honor a los Dioses”, cambia de acuerdo al autor que toma el mito. Lo que no varía es el resultado del crimen y la suerte que corren dos de sus hijos, Orestes y Electra, a Crisótemis no la menciono, por su escasa participación y por el tratamiento indulgente que se le hado con respecto a su visión del crimen materno. En cambio el varón y menor de los cuatro hijos, Orestes y la fiel y vengativa Laódice, mejor conocida como Electra, encierran una preponderancia mítica e incluso psicoanalítica en cuanto a su actuar matricida. Del comportamiento de la última se desprende la teoría de Jung sobre el complejo de Electra, par opuesto al planteado por Freud para el desarrollo de la sexualidad del varón en base a la tragedia del Tebano Edipo. Mas volviendo al tema que nos llama, lo que en definitiva cuentan las versiones mayoritarias en torno a la suerte de los herederos de Agamenón, si bien varía en el trato y estilo de cada dramaturgo, se mantiene

dentro de ciertos límites que podemos detallar brevemente. Orestes fue salvado de ser muerto siendo un infante, en algunos casos por la misma Electra en otros por una nodriza fiel. La amenaza que se cernía sobre su inocente ser, eran las ínfulas del maquiavélico Egisto, que había planeado eliminar la descendencia de su enemigo para evitar se cumpliera la profecía de su muerte y la de su cómplice, a manos de los hijos de está. Una vez seguro en el monte Parnaso, donde el rey Estrofio se hizo cargo de criarlo, Orestes madura y se vuelve un campeón, y una vez cumplida la mayoría de edad, impelido por el oráculo de Delfos, retorna para cumplir su violento sino, reencontrar a su hermana y liberarla de su humillación. El haberse convertido a vista y paciencia de la madre en una sirvienta del nuevo reino, en otros casos su rol es el de una exiliada del hogar paterno que debe ver con humildad y resignación el adulterio materno. Situación ominosa que sufre un quiebre una vez que se reúnen los hermanos, pues maquinada su extrema reposición de justicia, la pérfida esposa y madre y su ladino amante se vuelven el blanco de un sangriento ataque, Orestes y Electra de esta forma pasan a ser instrumentos de una justicia primitiva, fraguada por los Dioses y terminan como seres culposos, perseguidos por las Erinias, personificaciones femeninas de la venganza, que acechaban de manera perenne a los criminales. Como una metáfora viva y tormentosa de la conciencia, los hermanos, cualquiera sea la versión griega revisada, aceptan estoicos el acoso de estos espíritus esperpénticos como pago a su destino infame. El predeterminismo de los dioses se traduce en un vagar que acepta el crimen como un acto consciente pero jamás libre, pues a este, nunca se pudieron oponer con voluntad férrea. El acto como las consecuencias se asumen producto de un poder superior, la sumisión se comparte como un acto de mala fe para el cual se nace, en términos naturalistas, ellos heredaron la culpa de sus progenitores para sucederla y preservarla hasta el fin de sus días y el comienzo de los que vendrán a reemplazarlos, pues Orestes luego de su crimen y expiaciones, iniciaría relaciones con una descendiente de Egisto, a la cual a su vez él deberá matar, para no repetir el error del asesino de su propio padre: Dejar respirando un vástago del enemigo. En este caso como en el de la tragedia Edípica, la fuerza del destino es el principal actante opositor de los protagonistas, una fuerza inconmensurable y omnipotente que desde su mirada existencial, Sartre logra re-edificar a fin de exponer su pensamiento humanista y liberador. En las Moscas queda patente su intención existencial en los diálogos de gran retórica que sostiene su versión de Orestes contra Zeuz, desafiando la voluntad patriarcal y esclavizante de un demiurgo que controla el destino y esperanza de sus súbditos de manera esencialista, por otra parte, están los monólogos finales de su diseño del personaje, que a diferencia del quedo y determinista de los griegos, acepta la responsabilidad plena de su crimen. Antes de ese acto que le da sustancia por voluntad propia, Orestes se reconoce un títere, un ser sin conciencia arrastrado como una pluma por fuerzas externas, una guiñapo que delega culpas y excusas frente a cada acto realizado otorgando voz y poderío a motores inmóviles o mecanismos de decisión comunitaria instauradores y seguidores de normas. La mera imposición de fuerzas foráneas, sea cual sea el origen de estas, sucumbe al interior del texto, su majestad es aplacada ante el grito personalísimo de emancipación del protagonista, su actuar en todo caso, se torna indeterminado y absurdo para sus pares, pero consecuente y veraz consigo, con su existencia que finalmente tiene un camino propio y verdadero que deberá desde ese momento en que se capta a si mismo continuar como una edificación perpetua. E ahí, la carga de existir para Sartre, y que Orestes descubre. Se trata de la agotadora tarea de definirse, solo, libre y responsable, día y a día.

Podríamos en otras palabras decir que el Orestes de Sartre, tras su crimen, vuelve a nacer, o nace verdaderamente para sí, para como él se desea y realiza al abrazar su individualidad, su condición humana y precaria; pensar y sentir sin barreras, en que todo acto resulta vinculante, pues es una elección a comunicar a los otros, aquellos que incluso muchas veces no entenderán por miedo, por rencor o comodidad, frustrando tus esfuerzos. Por ello, más allá de toda culpa sostenida por el paradigma griego, lo genial del Orestes existencial, es el asumir el peso integro de su proceder, la carga de las muertes, el haber blandido el cuchillo lo cual a su vez lo distancia y diferencia del pueblo de Micenas y su propia hermana Electra, que fiel a la visión clásica, no puede escapar del sino y es devorada por la facilidad de aceptar esa moral paralizante que facilista la relega a no asumir la carga de ser, pues opta por continuar en un mundo donde es menos complejo vivir con los ojos cerrados y de acuerdo a lo que todos piensan y sienten, mundo en el que cualquier acto de liberación incluso el más aberrante o genuino, cualquier reclamo o crítica, cualquier opinión que contradiga al pastor y su rebaño servil, al caudillo y su sequito zombificado, no pasara de ser más que una amenaza.

Autor: Daniel Rojas Pachas

Poemas de Karlos Kontreras LA SANGRE QUE PERDIMOS EL AMOR Y LA MUERTE II

Entrelazados los amantes Frescas las heridas El esmalte de sus cuerpos Abraza las formas Abraza lo corrompido Allí reuniendo sus pechos Dando desenvoltura a las sabanas Dorando la sangre de sus venas Listas para salir de la ceniza.

V

No te quitaste las medias ni los zapatos, Pero fornicaste con mi espíritu Corrí tu calzón para que se desplazara El semen verde a tu concavidad Induciéndote a un gemido, Mientras manoseaba tus pechos Colmados de fertilidad Volteándose tu cabeza Más sedienta de perversión.

VII

En la habitación de la fe de la lujuria Donde tú y yo somos un Nuevo Testamento Abrimos nuestros cuerpos Para que descienda la lava de los cántaros de dios A quemar las almas sedientas de ardor Aunque no necesitamos sus sellos Ya derretidos en nuestros cuerpos Ni su alma tatuada Con el fuego de las postrimerías

Más información del autor en: http://kontreraskontreras.blogspot.com/

Vicente Huidobro viene volando bajo por Rolando Gabrielli Rastrear una época olvidada, oscura, inédita de un poeta como Vicente Huidobro, es un trabajo meritorio, y para cualquier otro escritor o artista singular, como efectivamente fue el autor de Altazor. Su obra es conocida e influyente en América latina, y quizás no tanto en España. Huidobro, el más cosmopolita de los poetas chilenos y tal vez latinoamericanos, de su tiempo, audaz, un personaje de si mismo, marcó las vanguardias poéticas. Un hombre de la aventura, en la palabra y en la vida , inventor de la novedad, buzo de la realidad. Trapecista, equilibrista de la palabra, un poeta con su sacerdocio en Paris, Buenos Aires, Madrid y Santiago de Chile. Polemista, arrastrador de poncho, como bien se dice en Chile, a quienes buscan el cuesco a la breva o las cinco partas al gato, un gran provocador y transgresor fue Vicente Huidobro. Y que bien para la mojigata, atrasada, provinciana sociedad chilena. Neruda y De Rokha , fueron sus blancos verbales, en el bumerang de la polémica más ardiente y picante de la poesía chilena en el siglo XX. Se dispararon con morteros, bazookas, fuego graneado para derribar de una perdiz a un cóndor. No cabían en la Pensión Chile, mamut de otras épocas remotas invernaron en la loca geografía, un hilo delgado, profundamente olvidado por España, el mundo y sus propios habitantes. Los tres poetas se tomaron la plaza pública. Huidobro entraba y salía de la Pensión Chile: Paris fue su centro de trabajo. El poeta no sólo viajó, recorrió mundo, convivió con los poetas revolucionarios de su época, sino se montó en su zeppelín poético, y su mundo fue el espacio, los castillos que el aire le permitió construir en el poema. Fue corresponsal de guerra en España, cuya herida le arrebataría tempranamente la vida, aunque ya había hecho obra. Me sorprende por ello, que se destaque en La Tercera de Chile, una publicación de inéditos de Huidobro, del académico José de la Fuente y de esta calidad dudosa: Canto al Primero de Mayo, el vate más aristócrata de la poesía chilena escribe: "Hoy todos los obreros de la tierra / vibramos como un solo corazón.// Ya pronto lavará nuestra miseria/ el Alba de la Gran Revolución/ saltarán al espacio las cadenas/ y temblará el burgués explotador". Otros poemas están inspirados en la Guerra Civil Española, la Francia ocupada por los nazis ("Francia. Mi Francia./ Estás herida, pero yo sé que el triunfo será tuyo porque tú eres el hombre, y el hombre aún no ha de morir") o las parábolas cristianas. Y se recopilan algunas de las salidas ácidas de Huidobro contra Alone, el crítico oficial de El Mercurio, por varias décadas y Neruda: poeta de segundo o tercer plano, dice, y de paso, García Lorca:, a quien califica de muy malo. Son parte de sus obsesiones y que le acompañarían por el resto de su vida. Huidobro fue mejor poeta y más inteligente que esas frases. "Eres un hombre ultra cómico, con tantas ansias de grandiosidad infantil que elegiste como seudónimo Pablo de Rokha en vez de Pablo Pedrusco... Te aconsejo otro más grandioso y más sonoro: PAPABLO DE ROKAKA". Huidobro, posiblemente no desmentiría estas frases, pero su obra se empinó mucho más alto que estas diatribas y malos versos que acaban de hallar el erudito académico José de la Fuente. El poeta que se creía un pequeño Dios, que pedía que pedía que los poetas hicieran florecer la rosa en el poema antes de nombrarla, dejó un libro extraordinario al morir: Últimos Poemas.Libro ancla, donde aterriza, cae del cielo Altazor, ese pájaro de todos los vuelos. En su libro póstumo, Huidobro tiene unos versos premonitorios: Veo el universo reducido/a una caja entre cirios y flores que se despiden. Y sigue diciendo: Que pequeño es el mundo/cuán grande eres corazón/mirado desde aquí/en medio del torbellino de esta guerra. Un desconocido, quizás para sus conocedores este Huidobro más humano y real.

INTROMISIONES por Wilfredo Carrizales.

Semblanzas Profundas: La Odisea de vivir por Daniel Rojas Pachas. El escritor cubano Alejo Carpentier, contó una vez en una entrevista, que durante sus viajes de documentación por la selva americana, espacios donde el autor conoció la verdadera magia y maravilla de la creación o en términos más apropiados y cercanos a su prosa y estilo, concibió el poder de lo real maravilloso; se topó como parte de esa esfera de lo cotidiano e irracional amalgamados, a un particular aventurero que llevaba entre sus pocas pertenencias, una copia en griego de la Odisea, la cual leía de forma sacramental, todas las noches frente al fuego, en voz alta y abrigado por aquel insondable vació incierto que es la espesura verde del amazonas. Al pensar en la anécdota, en lo peculiar de aquel solitario aventurero lector del clásico Homérico, se vislumbra desde otro ángulo la trascendencia de aquel libro, de su contenido inagotable, capaz de seguir comunicando y alimentando el espíritu de cada potencial lector llamado a actualizar sus páginas y entre aquellos viajeros de carne y hueso, dispuestos a emprender la travesía junto a Ulises y Telémaco, hallamos desde luego, a un Carpentier, que sin duda, conoce bien la realidad del viajero, su sufrir y gozar, tarea que él mismo experimentó, bien como hombre ávido de conocimiento así como fabulador, en su rol capaz de promover y motivar, geniales obras, las que de una u otra manera, sus lectores reconocemos como formas múltiples de afrontar el viaje, basta con pensar en títulos como: El Arpa y la Sombra sobre uno de los viajeros más famosos, Cristóbal Colón, o el Reino de Este mundo que expone el viaje de crecimiento y liberación de Ty Noel, o Concierto Barroco, un viaje por el mestizaje cultural de nuestro continente y que tal Guerra del tiempo, que contiene peculiares viajes como la inversión temporal de Viaje a la Semilla, el carnavalesco y circular Camino de Santiago o la heteroglosia y eterno retorno que comunica un mismo viaje continuo en muchos tiempos, presente en Semejante a la Noche, en fin, el poder de la voz Homérica es ineludible influencia en la literatura, en la reescrituración y palimpsesto que ha sufrido como texto y en general como parte integral de la cultura al ser espejo de la vida y revelador de uno de los más grandes dilemas universales del hombre. Y es que la anécdota que el cubano nos da a conocer con un hecho tan curioso y sencillo, a mediados del siglo pasado, sea o no verdad, el que haya existido un misterioso errante recitando en la oscuridad de las noches selváticas a Homero en su idioma nativo, nos brinda con una lucidez increíble e imagen poética, a riesgo de ser majadero en esto, el sentido grandioso que cobra el tema del viaje, para el hombre. El viaje, verdadera metáfora de nuestra existencia, explica un estado perpetuo y angustioso de descubrimiento, rencuentro y transformación. Inherente condición de la llamada realidad humana y su tarea agotadora de ser. Todas perspectivas y dimensiones presentes sin duda en la epopeya Helénica que versa sobre Ulises u Odiseo, astuto héroe de Itaca que lucha contra los dioses y hombres en busca del ansiado regreso al hogar, tras haber triunfado por sobre las huestes Troyanas bajo el comando del rey Agamenón (Hechos previos cantados en la Iliada). El libro por mérito propio, es la gran aventura, su nombre por algo ha pasado a ser una alegoría de las empresas extenuantes e inagotables que enfrentamos. Pues Ulises, Penélope su fiel esposa y Telémaco, su hijo orgulloso, así como todos los circundantes, Nausica, Poseidón vengativo, Polifemo, Circe o los pretendientes, revelan mucho de la psicología humana, de la traición, lealtad, lujuria, deseo y compasión

que derrochamos, como opositores o ayudantes, como anfitriones u obstáculos para los objetivos de los que nos rodean, de ese otro que tiene muchos rostros.

Y en ese proceso de descubrimiento, de viaje que enfrentamos como testigos y participes de la obra, un pasaje digno de destacarse, es el método mayéutico que vive el personaje principal al descender a las profundidades del Hades, aconsejado por la hechicera Circe. En ese canto, que establece vasos comunicantes con la obra de Dante, la Divina Comedia. Homero, nos revela una de las tareas imprescindibles para todo ser humano, el autodescubrimiento, y la reflexión que ante la muerte, ante la precariedad de nuestro ser, y la separatidad, angustia que Fromm señala es parte de nuestra conciencia del desamparo y finitud y que tarde o temprano debemos hacer frente o negar de mala fe. Ulises en aquel pasaje, descubre al entrevistarse con quienes combatieran a su lado y fuesen traicionados, como su Rey Agamenón al llegar a casa y ser asesinado por su esposa Clitemnestra y el amante de esta, el usurpador Egisto, el sentido último de la lealtad y el pago de nuestras acciones y delitos; la responsabilidad que pesa sobre nuestras decisiones, así mismo, no es menor el adiós a los seres queridos el tema de la memoria, del dolor de la ausencia y el desagarro de partir, como queda descubierto cuando se entrevista con su madre que Ulises, no sabía falleció, producto de su partida a la guerra y finalmente a través de su objetivo primordial, charlar con Tiresias, sabio profeta que reveló a Edipo su destino trágico, el héroe aprehende la fuente verídica del destino, de su verdad y la circunstancialidad que debe combatir con probidad siendo consecuente. Por tanto más allá de la fantasía y los simbolismos, esta obra en cada canto y párrafo nos revela no sólo el viaje físico y heroico de experiencias y luchas increíbles, sino un movimiento interior del hombre, todo un proceso de crecimiento, de maduración y que no se agota en la voz de la figura central y masculina, sino que se renueva en la imagen de Telémaco, joven llamado a ocupar el rol de su progenitor, así como también, en el otro viaje a explorar y que ha sido retomado por Monterroso, Buero Vallejo, Denevi, entre otros autores, me refiero al camino espiritual de reflexión de convicción que debe surcar Penélope para mantenerse leal, más que por su marido y flaqueza, por ella, por su propia virtud, bondad y entereza. En definitiva el viaje, presente en Ulises, en Carpentier y sus anécdotas, es el viaje en el proceso de escribir, de leer y vivir, lo cual simple y llanamente, nos mantiene respirando. Autor: Daniel Rojas Pachas

POST-THIS: UN POEMA DE DANIEL ROJAS. Encaldera / cósmica, cómica, agotada – dormida / trajinada, lectora violada, compungida en el síncope del pentafasmal/ Pentasmagoria gramificada de agonía / mi propia agonía – son-ríe – ente – son- ri – ente / en el grama que ramifica y dilucida y resiente –

qué siente, tanto pre-siente, presente que infiere;



interfiere video/jugueteos

de Mac –Donald Duck o el Mac–ondo de Gabo y su garbo explosivo; que boom, boom, boom, boom, implosiona; Mi/

El/ La/ Parricida / fraticida / homicida intensión, intentio, dispositio, fabulatio, contra-afirmatio y el revisionaryratio agonal, pentagonal – pentecostal de vanidad y llanto; con un occiso sin cuerpo: LA POESÍA NÓRDICO/ SUDACA cruzada, agotada, dormida/ trágica-pareada, blasfema-toria sucia muy cochina sórdida como la vegija muerta de esta esfera –circunfera – fera, fera, fera, fiera en la feria reticular; una retina viva, flagrante, movediza de oclayo omni-onani-ovni-homi-SIDA de AmÉn-Rica – que cómoda- acomoda sin boca, mano y poética analfa-beta la- gamma-analfa; que a males muta-superar la carne y el asado popular – El tiempo y servicexpress; qué original, este vate; pascuense/ florense/ nerudolente/ que doliente adolescente. Sino que sufre la vanguardia, spot post sublimación de cada logo-centro, óptico y pan-mural de alto cuello –EL “ÚNICO” poema original my fiend friend ; es del poeta muerto en combate, bien enterrado, podrido- auto apareado post-escritura / post-autoria: AUTORIDAD post-MELODIA INDIE-GENTE- RockSTAR revolution, REVOLVER y GUERRILLA MEJOR post this (…) Autor: Daniel Rojas Pachas.

Dementeluzida por Catalizando. Din dong prasnulcia… prasnulcia milaja llámame también loca llámame fiera tigresa leona llámame potra salvaje indomable...... pantera...... gata sobre el tejado.... gata sobre todo gata…y fiera llámame todo lo que desees por que eso es lo que soy y mas aún..... soy loca y mas que loca..... esquisoidehada soy Eva en el paraíso perdido.... y mas que Eva soy la manzana soy la sangre que broto a borbotones por el dedo de la bella durmiente....... la casa de chocolate de Hansel y Gretel el polvo de estrellas de Campanita y Peter pan el ying y el yang

la manzana que se comió cenicienta el espejo detrás del espejo y la sombra de la sombra de los colores que algún día fui el hada buena de todos los cuentos... y la mala de los que te contaban a ti cuando pequeño el “eterno resplandor de tu mente sin recuerdos” soy mas loca de lo que todos creen, loca de cielos tormentosos de cielos grises y sin nubes de cielos llorosos espero calma un golpe en la mollera -más temprano que tardeun golpe de conciencia y lucidez que me haga tan radiante como antaño tan feliz como era todo el tiempo.. antes de patearle el culo al amor ya te dije ya....soy animal salvaje potra QUE no le gustan las monturas no intentes domesticarme. NO intentes amarrarme tiéndeme trampas y veras como las evado una a una veras como me saco cadenas flechas y espinas tiéndeme trampas llámame pendeja y mimada llámame loca y llámame hada…pero llámame llamame “sol tierra tu agua fuego en el aire ella en algo (detrás de la axión)”… llámame quiéreme suéñame ámame… por el solo hecho de querer querer a alguien tal cual es DEMENTELUZIDA ) EL REFLEJO En tU ESPEJO (.-

Semblanzas Profundas: Los reyes de Julio Cortázar por Daniel Rojas Pachas EL CONOCIDO MITO DEL MINOTAURO, CRIATURA FANTÁSTICA MITAD HOMBRE MITAD TORO, ENCERRADA EN EL LABERINTO DEDÁLICO A PEDIDO DEL REY CRETENSE, MINOS, HOMBRE DE PODER Y AMBICIÓN QUE PRETENDIÓ OCULTAR EN LA MARAVILLA ARQUITECTÓNICA DE SU CAUTIVO INGENIERO DÉDALO, LA VERGÜENZA DE SER PADRE, MÁS BIEN PADRASTRO DE SEMEJANTE ABERRACIÓN; NOS HABLA ACERCA DE LA SOBERBIA Y EL ANHELO DESMEDIDO DE PODER, POR ENCIMA DE NUMEROSOS TEMAS QUE SE VINCULAN AL FOLCLORE GRIEGO ARCAICO, PRE-OLÍMPICO, PLAGADO DE COSTUMBRES QUE APELAN A LA DIVINIZACIÓN DE LA FIGURA TAURINA. Y ES QUE, LO QUE EN UN PRINCIPIO FUESE UNA DEBILIDAD PARA EL REGIDOR, TERMINÓ POR CONVERTIRSE EN ICONO DE POTESTAD E IMPOSICIÓN PARA SU REINO, AL SER EL INSTRUMENTO DE OPRESIÓN EN CONTRA DE LOS ATENIENSES, QUE COMO TRIBUTO DE GUERRA, DEBÍAN ENVIAR A JÓVENES, HOMBRES Y MUJERES A MORIR COMO ALIMENTO Y SACRIFICIO PARA EL MONSTRUO. EL REY MINOS, AMBICIOSO Y LADINO REGIDOR, SOLICITABA INDISTINTAMENTE FAVORES A LOS DOCE QUE ACOMPAÑABAN A ZEUS, PORTADOR DE LA ÉGIDA, PARA LUEGO INCUMPLIR EN TORNO A LAS CORRESPONDIENTES LIBACIONES PACTADAS. PRODUCTO DE SU DESOBEDIENCIA, EL VINDICATIVO POSEIDÓN, DIOS DE LOS MARES QUE HICIESE LA VIDA IMPOSIBLE AL ASTUTO Y SAGAZ ULISES EN LA EPOPEYA HOMÉRICA, LA ODISEA, CASTIGO A MINOS, A TRAVÉS DE SU MUJER, PASIFAE. ESTA VÍCTIMA DE UN DESEO INCONTROLABLE SOSTUVO POR INTERVENCIÓN DEL DIOS, RELACIONES PROHIBIDAS Y CONTRA NATURA CON UN TORO BLANCO DE SU CREACIÓN, MISMO QUE MINOS DEBIÓ SACRIFICAR EN HONOR AL OCEÁNIDA. DE ESA RELACIÓN, NACIÓ ESTE MAGNÍFICO Y A LA VEZ ESPERPÉNTICO SER, QUE HA LLEGADO A NOSOTROS A TRAVÉS DE DISTINTOS MEDIOS Y REVISITADO POR NUMEROSOS AUTORES, DESDE QUE FUERA COMPENDIADO EN LA ENCICLOPEDIA DE APOLODORO. AL HACER UN POCO DE MEMORIA, RÁPIDAMENTE PENSAMOS EN LA CONOCIDA CASA DE ASTERIÓN DE BORGES, QUE NOS MUESTRA UN FILOSÓFICO Y APESADUMBRADO MINOTAURO, UN EXISTENCIAL MONOLOGADOR QUE SE COMUNICA CON OTRO REY ENCARCELADO, VIVIENDO UNA ONÍRICA DELUSIÓN, SEGISMUNDO DE LA VIDA ES SUEÑO DE CALDERÓN DE LA BARCA. NO SE EXTRAÑAN TAMPOCO LAS VERSIONES FÍLMICAS COMO LA DEL NARRADOR DE CUENTOS EN SU SEGUNDA TEMPORADA, QUE ABORDÓ LAS MÁS CONOCIDAS TRAGEDIAS GRIEGAS, ORFEO Y EURIDICE, EL ESCAPE FRUSTRADO DE DÉDALO E ÍCARO, EN FIN, LA MANERA EN QUE EL TEXTO ORIGINAL HA SIDO RECREADO INTERTEXTUALMENTE, NO OMITE LAS VERSIONES ANIMADAS E INCLUSO LA APARICIÓN DEL ARQUETIPO DE MONSTRUO COMO VILLANO DE VIDEOJUEGOS. Y ESTO, PUES EN LA SEGUNDA PARTE DEL MITO, LA ACCIÓN INCLUYE LA APARICIÓN DE UN JOVEN LLAMADO A CONVERTIRSE EN HÉROE Y REGIDOR, TESEO, ATENIENSE

PASTOR, PRIVADO DE INFORMACIÓN RELATIVA A SU ORIGEN MONÁRQUICO Y QUE UNA VEZ DESCUBIERTO SU LINAJE, COMPRENDE TAMBIÉN SU HADO. SU DESTINO ESTA MARCADO POR LA MUERTE DEL MINOTAURO Y LA SUSTITUCIÓN DE SU PADRE EGEO TRAS LA DERROTA DE MINOS, PARA ELLO CUENTA CON EL APOYO DE ARIADNA, HERMANA DE ASTERIÓN PARA ALGUNOS PIADOSA Y SORORIAL DAMISELA QUE PONE FIN A LA FATALIDAD DEL TORO-HOMBRE, PARA OTROS, CÁNDIDA VÍCTIMA DE LOS ENCANTOS DEL PRÍNCIPE Y ENAMORADA TRAIDORA QUE VENDE EL PODER FAMILIAR, CUAL SEA SU MOTIVACIÓN, ELLA GUÍA CON SU CONOCIDO HILO LOS PASOS DEL JUSTICIERO POR LOS OLVIDADOS Y FUNESTOS RINCONES DE LA ENMARAÑADA PRISIÓN-HOGAR. CONOCIDOS ALGUNOS ANTECEDENTES SOBRE EL ORIGINAL MITO, QUIERO REFERIRME AHORA AL PRIMER LIBRO DE JULIO CORTÁZAR, LOS REYES, UNO BASTANTE OSCURO O MEJOR DICHO UN TANTO OBVIADO DE SU BIBLIOGRAFÍA Y QUE “EN APARIENCIA” SE ALEJA DE SUS ACOSTUMBRADOS TEMAS, DIGO EN APARIENCIA PUES EN LAS PÁGINAS DE ESTA NOVELA, CORTA, QUE A SU VEZ, GOZA DE UNA FUNCIÓN APELATIVA PREDOMINANTE Y UN LIRISMO INTRÍNSECO, SE REAFIRMAN TEMAS IMPRESCINDIBLES PARA AL AUTOR. LAS PREOCUPACIONES DEL ARGENTINO FRENTE AL FASCISMO Y LA MUERTE DEL OTRO, ESA ALTERIDAD CASTIGADA POR PREJUICIOS Y LA INTOLERANCIA DEL QUE RECLAMA LA VIOLENCIA COMO ÚNICA FORMA DE COMUNICACIÓN. LOS REYES, ES UNA HISTORIA DE PODER QUE RECUERDA EL MORBO GÓTICO MEDIEVAL EN QUE PAPAS Y REYES SE SUCEDÍAN EN FUNCIÓN DE CRÍMENES Y CONSPIRACIONES, LAS TRES FIGURAS QUE ENTRAN EN COLISIÓN SON REGIDORES, DE DISTINTAS INTENCIONES Y CALAÑAS, SIN EMBARGO REYES AL FIN Y AL CABO. E AHÍ, LA INTENCIÓN DEL TÍTULO. EN TORNO A LAS FIGURAS REALES PODEMOS REFERIRNOS AL PRIMERO EN EL CARGO, MINOS, UN DECADENTE ANCIANO, TEMEROSO DEL DESTINO QUE TRAE APAREJADA LA FIGURA DEL SICARIO QUE SE APROXIMA A SU REINO CRUZANDO LOS MARES. AQUEL MERCENARIO GUERRERO, AFAMADO DOMADOR QUE VIENE A SU IMPERIO A MEDIRSE CON EL ÚLTIMO BASTIÓN DE SU SOBERANÍA, EL MINOTAURO. PUESTO EN UNA POSICIÓN MUY CONTRARIA A LA QUE OCUPA EN LA DIVINA COMEDIA COMO REGIDOR DE LOS INFIERNOS, MINOS YA NO TIENE EL CONTROL DE SU IMPERIO, ESTA DISMINUIDO LO CUAL AUMENTA LOS ATRIBUTOS DE ESA FIGURA QUE SE IMPONE A FUERZA DE INSULTOS Y NARCISISMO. NOS REFERIMOS A TESEO QUE EN BOCA DEL PROPIO CORTÁZAR, ES UN PERFECTO FASCISTA. EL CRONOPIO TOMA LA IMAGEN CLÁSICA DE HÉROE Y SIN ALEJARSE DEL CONCEPTO QUE NOS HABLA QUE ESTOS PERSONAJES MÍTICOS QUE ERAN CAPACES DE LOS ACTOS MÁS NOBLES Y A LA VEZ DELEZNABLES, TRAZA UN MODELO DE REY, DE CUESTIONABLE VALOR MAS NO DE VALENTÍA, PUES ES OSADO, INTRÉPIDO Y SIN EMBARGO, NO DEJA DE SER UN ASESINO, QUE PROCEDE AL ACTO VIL Y LUEGO CUESTIONA. EL APASIONAMIENTO CIEGO DE TESEO, TIENE SU ANTAGONISMO, CATALIZADOR DE LA ACCIÓN, NO EN LA CARACTERIZACIÓN DE MINOS, QUE OPERA TAN SÓLO COMO UN

COMPLEMENTO ADITIVO A LAS CARACTERÍSTICAS MAQUIAVÉLICAS DEL ATENIENSE, EL CONFLICTO LO DESCUBRIMOS EN EL LUGAR MENOS ESPERADO, EN EL CORAZÓN DE LA BESTIA, QUE MÁS ALLÁ DE SU CONTEXTURA Y TALANTE RESULTA SER UN POETA, UN ANFITRIÓN DIONISIACO QUE OPTA POR NO DEVORAR A LOS QUE SON ENVIADOS COMO VÍCTIMAS DE SU SUPUESTO SALVAJISMO, MUY POR EL CONTRARIO AL ESTIGMA DE LA IMAGEN, EL TORO LOS ACOGE Y FORMA CON ELLOS UNA UTOPÍA DE COMPRENSIÓN EN QUE SE ERIGE COMO PADRE, EPÓNIMO SABIO Y AMANTE DE LA BELLEZA, DEL CANTO Y LA CULTURA. INCOMPRENDIDA VÍCTIMA DE LA REPRESIÓN QUE TEME LO QUE NO ES CAPAZ DE ASIMILAR Y QUE POR TANTO LE ES PREFERIBLE ELIMINAR. LA FORMA EN QUE EL AUTOR TERGIVERSA LA HISTORIA Y COMO DISEÑA DIÁLOGOS QUE BUSCAN EMULAR LAS ESTRUCTURAS CONVERSATORIAS DE LOS CLÁSICOS, NOS REVELAN A UN CORTÁZAR CAMALEÓNICO, SUMAMENTE TALENTOSO, DE AMPLIO REGISTRO Y RECURSOS NARRATIVOS Y QUE ANÉCDOTA APARTE, CONSTRUYÓ ESTÁ HISTORIA, COMO EL MISMO CONFIESA EN UNA ENTREVISTA EN UN CANAL ESPAÑOL, DURANTE UN VIAJE EN UN PEQUEÑO MICRO AL MOVILIZARSE POR LOS EXTRAMUROS DE LA CIUDAD ARGENTINA, "LLEGÓ A MÍ QUIZÁ COMO UN MENSAJE ARQUETÍPICO DE UN ANTEPASADO GRIEGO", INDICA ALUDIENDO SIEMPRE A SUS FANTASIOSAS Y ANTI-REDUCCIONISTAS FORMAS DE COMPRENDER LA REALIDAD QUE DETESTABAN LIMITAR EL PENSAMIENTO DEL HOMBRE A UN FEUDO SEGURO Y CONOCIDO, PODRÍAMOS DECIR, A UN LABERINTO LÚGUBRE DE COTIDIANIDAD, QUE NO ES COMO SE PODRÍA CREER, EL HOGAR DEL MINOTAURO, DISMINUIDO Y REFRENADO SER QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO, SINO ESA CÁRCEL MÁS GRANDE, ESA EXTERIORIDAD QUE EXPONEMOS E IMPONEMOS COMO INTOLERANTES TESEOS, CON LA MÁS IRREFRENABLE NORMALIDAD Y NORMALIZACIÓN. AUTOR: DANIEL ROJAS PACHAS Fragmento de Los Reyes de Julio Córtazar. MINOTAURO CUANDO EL ÚLTIMO HUESO SE HAYA SEPARADO DE LA CARNE, Y ESTÉ MI FIGURA VUELTA OLVIDO, NACERÉ DE VERDAD EN MI REINO INCONTABLE. ALLÍ HABITARÉ POR SIEMPRE, COMO UN HERMANO AUSENTE Y MAGNÍFICO. ¡OH RESIDENCIA DIÁFANA DEL AIRE! ¡MAR DE LOS CANTOS, ÁRBOL DE MURMULLO! TESEO ASÍ. DEJA QUIETA LA CABEZA Y TODO SERÁ BIEN SIMPLE. MINOTAURO ARIANA, EN TU PROFUNDIDAD INVIOLADA IRÉ SURGIENDO COMO UN DELFÍN AZULÍSIMO. COMO LA RÁFAGA LIBRE QUE SOÑABAS VANAMENTE. ¡YO SOY TU ESPERANZA! ¡TU VOLVERÁS A MÍ PORQUE ESTARÉ INSTAURADO, INCITANTE Y URGIDO, EN TU DESCONCERTADA DONCELLEZ DE SUEÑO!

POEMAS DE TITO MANFRED.

NO ME SOPORTO era marzo del año acostumbrado y la tarde moría bajo los pliegues de tus ojos casi incorporado al mobiliario escuchabas a Joy Division Ian Curtis te anestesiaba y entre líneas creías oír su réquiem inacabado sabías que en un jueves ceniciento como éste nada sublime emergería desde tu imaginación de cloaca pero tu pluma insistió eras algo así como un hombre-lobo en un París agriado un perdedor de tonalidades gris y pastel recordabas al encantador Sebastian Cole y comprendías que el cine no se cansa de mentirnos ciertamente nada tenía de cinematográfica tu descomposición y te odiabas tanto que habías resuelto dejarte aplastar por la marcha de las manecillas funerarias que ensayaban el zumbido del tiempo detrás de cada paso por ti abortado quisiste desentrañar la edad del polvo y entendiste que para ello

tendrías que escarbar en lo más profundo de la náusea ya era noche de marzo del año de siempre cuando leíste en voz alta este poema que escribiste mucho antes que yo no era la gran cosa pero ¡eureka! si lo recitabas a diez palabras por segundo y con Shadowplay de fondo el auditorio imaginario te aplaudía de pie YO, TEXTO Muero, de miedo muero, muero de miedo... por algo. Aferrado a la última rama de la arboleda imaginaria, tiemblo. Yo no quiero más vida, pero qué miedo esto de morir. Y qué mal lo hago, joder. Una vez..., pero fracasé miserablemente, como en todas las demás cosas. Un puñado de antidepres y una botella de aguardiente no bastan, ¡no bastan, lo sabes bien, hierba mala! Anda, tú, quien seas, degüéllame tiernamente mientras me coloco los audífonos, degüéllame con el cimbrar de trece sintetizadores del "80. Muero, de miedo muero, muero de miedo... por algo. Corro a encerrarme en mi cuarto de verde mal pintado, corro a bailar canciones imbailables en horizontal. No, no es un ataque de epilepsia, de este modo bailo yo. No, no es un llanto de pendejo malcriado, de este modo bailo yo. Cierro los ojos y ya no soy yo sino tú, aquel niño obsceno con rouge en los labios; cierro los ojos y ya no soy tú sino yo, aquel niño obsceno con rouge en los labios; cierro los ojos y ya no soy nadie sino todos, aquel niño obsceno con rouge en los labios. Y aquí, afiebrado de tanto bailar canciones imbailables en horizontal, me hallo haciendo la pantomima del artista, articulando en silencio la jerigonza de rigor: que la nueva poesía chilena, que Gepe, que el post-punk, que Rimbaud, que las influencias y la concha de tu madre. Es cierto, escribí un par de poemas que no eran bodrios, pero cuán lejos estuve de ser un pequeño Dios, un rocker de 23 pendiendo de una soga púrpura, un alcohólico from Los Ángeles, California... Ahora es cuando me confieso materia, me confieso texto. No soy más que la encarnación de unos versos, el poema que a diario escribe ella, la Poeta.

RESEÑA BIOGRÁFICA: TITO MANFRED: Nacido en Arica (1983), cursa actualmente, en la Universidad de Tarapacá, el 4º año de la carrera de Lenguaje y Comunicación, tras dos años de oscurantismo en la Escuela de Derecho de la misma casa de estudios. Desenfadada y con la urbe como telón de fondo, su poética se caracteriza por reivindicar con altas dosis de humor negro y autoironía- la tradición del poeta como bestia narcisista, configurando un estilo poético que confronta infantilismo y crueldad, levedad e introspección, solipsismo y baile. En la actualidad, Tito Manfred se apronta a asistir a contar de mediados del mes en curso al taller literario del poeta Markos Quisbert, al tiempo que trabaja en la escritura y corrección de la que será su ópera prima, el poemario La Danse Macabre.

DE LO SUMERGIDO Texto y fotografías: Wilfredo Carrizales Aquello que el hombre construye para que perdure, impresione por su fortaleza y cause temor por su magnificencia puede quedar sumergido en cualquier momento, en el lugar menos pensado. Aquello que el hombre, enceguecido por su soberbia, fabricó para que flotara y sobreviviera por siempre es proclive de hundirse, de improviso, con los atisbos del ocaso de un sol que prometía perennidad. Las sumidades arquitectónicas o los extremos de los mástiles o las puntas de las ramas de árboles que cuelgan exhaustos tienen la posibilidad de irse a pique y deslumbrar y sorprender a los incautos que nunca se habían imaginado un mundo al revés. El real espejismo los puede aguardar en el canal que recorren día a día o en el desagüe donde se zambullen los sueños de los ahogados, junto a sus perros, en verano. Una vez que las imágenes se instalan profundamente bajo las aguas, ya nada ni nadie las hará desaparecer. Quien las ve queda obnubilado, sin saber después precisar con exactitud la ubicación de lo real y lo falso. ¿Y si otros seres nos miran desde sus inmersiones y nos demuestran que el mundo verdadero está allí, en remojo permanente con sus ilusiones?

La realidad comienza a ser residual y se desplaza con el agua de las lluvias o con la corriente que, azarosa, bucea en pos de iconos para sacarlos a flote y exponerlos a la brevedad de los días y sus pretendidos sucedáneos. Cual una campana de compleja aleación y sonido la realidad suma elementos dispares y luego se sume en su boca de acequia a la espera del badajo que porta el loco de la escafandra de algas y escamas. He aquí el sumario de lo sumergible, la incontrovertible visión de lo que no se descubre con periscopio alguno. A lo somorgujo naufragan las certidumbres, los elaborados convencimientos. Todo está supeditado al hundimiento: temprano lo advirtieron los sumerios. Las sensaciones ya comienzan a macerarse: abramos las esclusas para que se limpien los barcos y se remezan las torres que creen haber ganado la sima de los cienos.

Acusamos recibo de la obra poética de Ana Patricia Moya Rodríguez, más información de esa autora en (www.revistagroenlandia.com) o en Las Afinidades electivas, curaduría española

Sin título. De alguna manera u otra, todos tenemos algo de poeta.

La vida es pura poesía, y nosotros la escribimos con versos de realidad.

(Estos dos poemas pertenecen a "Bocaditos de Realidad", editado por Groenlandia)

Definición El amor es ciego, sordo, mudo y tonto. Y la más tonta de todas soy yo. © Ana Patricia Moya Rodríguez

Anverso Literario: Foucault y el poder de la Mirada. De sumo interés resulta el trabajo que el filósofo postmoderno frances Michel Foucault realiza en torno al prodigio arquitectónico conocido como el panóptico, creación de otro pensador europeo, el inglés, Jeremy Bentham. El mecanismo que Bentham propuso a principios del siglo XVIII como una cárcel modelo, busca una mejor distribución y organización del espacio a fin de reemplazar las viejas mazmorras representativas del régimen monárquico. El concepto tras el panóptico (pan/ todos- opticón/observar) es sencillo, se trata de una torre en torno a la cual se encuentran dispuestas celdas que por efecto de la luz y la disposición de sus ventanas y rejas, se vuelve transparente a la mirada del vigilante que puede o no, estar posicionado en cualquiera de las claraboyas del edificio que juega el rol de núcleo y ojo perpetuo. El hecho de poder, en teoría, prescindir del cuidador ubicado en la torre; se basa en el diseño laberíntico, que en virtud de la disposición de sus recámaras, presenta el interior del edificio central. Estas desembocan en una infinidad de tragaluces, tal como demuestran, los planos originales de Bentham. En nuestros días, este efecto de unilateralidad en la observación, puede perfeccionarse con vidrios polarizados, lo importante es mantener en alto, el principio de transparencia y visibilidad plena de las celdas, lo cual, como ya se señaló, no se aplica de forma inversa, al puesto de vigilancia. Lo que trae como directa consecuencia, que los recluidos, al no poder ver el rostro de su celador o constatar de manera fehaciente si existe tal vigía, sientan sobre sí, el peso psicológico que implica una virtual y permanente observación. Esto, sumado a la falta de intimidad, termina por dirigir sus conductas y delinear su identidad, tendiendo a la normalización o imposición de una hegemonía y discurso, que grava tanto mente como cuerpo. Producto de estos efectos psicosomáticos que pueden afectar indistintamente a una globalidad o individuo, es que Foucault encuentra en el diseño, presupuestos políticos y sociológicos que van más allá de la mera disposición del lugar y los cuerpos. El francés se atreve a señalar sin dilación, que este invento es un complemento tecnológico del poder, capaz de integrarse efectivamente al ideario contractualista de Rosseau y otros autores ilustrados, que buscaban por medio de la democracia y formas representativas de gobierno, eliminar la supremacía de un único foco de postestad impuesto en honor a la naturaleza divina y consuetudinaria del regidor. Se busca, una visibilidad integra de los elementos que componen el cuerpo social para así, lograr la legibilidad de las directrices del poder y orden, dejando los puestos de soberanía sin titular. “Que mejor para ejemplificar una distribución imparcial acerca de quien debe vigilar, administrar y castigar, que un mecanismo artificial como el panóptico”. En definitiva, lo que podemos destacar del invento de Bentham, tal como señala Foucault, es que lejos de su fin práctico como edificio carcelario, este traspasa a otros ámbitos de encierro y desenvolvimiento del hombre, marcando la organización que sufren hasta nuestros días, los espacios. Ello hace de nuestro mundo, un universo disciplinario que busca regir conductas y normalizar, a través de la aplicación de tecnologías sutiles de vigilancia y castigo. Estas son ordenadas por un centro en función de un discurso o dogma que va en directa relación con las necesidades económicas del sistema. Pensemos no más, en como se organizan los colegios, hospitales, universidades y zonas de trabajo con sus horarios, salas, zonas de detención, patios, murallas, libros de asistencia, himnos e inspectores. Todas formas que el hombre interioriza en su rutina y que de manera subrepticia nos dirigen.

El panóptico y el poder de su mirada permanente, la evaluación, y vigilancia sobre nuestros cuerpos y mentes, seamos o no, conscientes de dicho paradigma y sus implicancias. Foucault sin embargo, no se queda allí, el principio de visibilidad y el panóptico son solo la punta del iceberg, luego la sociedad y los titulares del poder, generarían nuevos mecanismos: controles de natalidad, vacunación, higiene, formas de biopoder que son dignas de ser revisadas pues convivimos con ellas y las asumimos con la mayor naturalidad. Como conclusión, se puede señalar que la obra de Foucault es vigente y de gran pertinencia, sobre todo, si consideramos que el panóptico y cualquier otro mecanismo de biopoder, tal como ha ocurrido con muchas estructuras y maquinarias creadas por el hombre, con un principio rector básico, en este caso, fragmentar la soberanía regia a través de mecanismos artificiales. Más allá de conseguir perpetuar sus fundamentos, demuestran en su ejecución y abuso; el fracaso del racionalismo ilustrado, sobre todo si pensamos en que han sido el sustento de dictaduras y megalómanos. La deposición de un tirano implica la imposición de mil, y el antiguo morbo gótico se traduce en una lucha descarnada, proselitismo que ambiciona con ocupar un puesto, cada vez más elevado en las esferas de la torre central o núcleo de dominio. Los vigilantes se destrozan entre sí y se suman a un juego de intrigas e infidencias que los hacen prisioneros de su ansía de control. Sino basta con pensar en los llamados altos dignatarios, candidatos de gran vocación y los partidos que los apoyan. Lo expuesto de cualquier manera es sólo una aproximación al autor y una parte mínima de su obra. Como pensador, Foucault, nos ha provisto de una nueva y más amplia visión sobre la psiquiatría y la filosofía, traspasando el área de estudio de los pensadores, que por muchos años, se ha centrado en el tiempo, para en otro sentido, recobrar gracias al francés y sus tratados, la preponderancia que merece el espacio y a partir de este, el desarrollo de temas, como la sexualidad, el cuerpo, la identidad, que son sin duda contingentes para cualquier ciudadano, participe y usuario del sistema. Como tópico universal, la amplia exposición de Foucault en torno al poder y sus manifestaciones, sigue abierta a la reflexión, sobre todo si consideramos que sus ideas han sido actualizadas y retomadas por otros; y aquellas paredes que él mentaba, hoy, tal como lo plantea otro gran pensador francés, Gilles Deleuze, ya no son sólo de concreto, sino virtuales y más que el hacinamiento o detención en un recinto, el presente nos maneja con la exclusión que determina la viabilidad o acceso, ante un simple crédito o password.

Autor: Daniel Rojas Pachas

COLABORACIÓN PARA “CINOSARGO” Wilfredo Carrizales POEMAS PARA ELSA XIE

1 Tú eres presencia de claridad, tú quemas en tus mejillas y en tu mirada nace una mariposa de fuego. Tu inteligencia se manifiesta dentro del verbo, caminas con pasos florecidos hacia la senda donde se resuelven los conflictos. Desde tu soledad te asomas al paisaje que el amor y la pasión inventaron. Puedo mirar las estrellas que tremolan en tu boca y marfilean en lo divino. Quisiera pedalear en tu bicicleta por Nanjing y sentir el calor de tu cuerpo alojado allí. Me despedí de ti y no fue despedida: mi corazón cuelga de tu hombro como un amuleto sin nombre.

2 Miles de cigarras cantaron para ti mientras atravesábamos el bosque y quise florecer en tus labios y enfrutecer tu cintura. Eres alta, Elsa, y tu belleza necesita de esa altura para asentarse y sobresalir. Tu piel es al día lo que mi barba a la noche y por eso se desatan los fenómenos del acercamiento.

3

Estás moldeada con materia lunar y tus silencios se transforman en pájaros de música que fluyen en los vientos y algunas lluvias. En el fondo de ti nada un pez de arroz y yo lo siento moverse entre chispazos de un deseo que te enaltece. Quisiera ser un gallo verde para despertarte cada mañana con cantos de manzanas y soles empiyamados.

PRELUDIOS A LA PUERTA ABIERTA DE LA PRIMAVERA 1 ¡Oh, Elsa Xie, cálida y bella mujer de la antigua Luo-yang! He abierto la puerta de la primavera y ahora se escucha un vals que es una obra de la juventud. La fantasía fluye con un hermoso despliegue. Las hojas de los árboles, mecidas por el viento de travesuras, danzan en un inusitado espectáculo y las oropéndolas no saben qué hacer: si volar descalzas o lanzar al aire sus sonrisas. Hay una fiesta organizada por los caballos del norte y yo, en su honor, montaré un brioso corcel y llevaré prendido a mi chaleco de faroles tu retrato. ¡Oh, mi joven encantamiento! Primero pensaré la rosa para que nazca en tu maceta. Luego, soñaré con una fila de estrellas coloreadas con tu tierra natal. Después, daré vuelta al aire para que perfume tu imagen. Por allí se encamina un croquis para los pasos de la danza. Ejercito mi vocación de viajero y coloco bridas a la armonía. ¿No podré ser yo también un pez encariñado a tus aguas? Yo tengo la habilidad de nadar dentro de los periodos nocturnos del alma. Profunda, íntima y secreta aparece la melodía desde un corazón que me pertenece a perpetuidad. En frente de la poesía: claveles agradables y nostalgias. Nuevos asuntos que son competencia del espíritu se encuentran por doquier: sobre los muros por donde enamoran a las plantas trepadoras; encima de los árboles destinados a perdurar porque sus noches caen en mis días; sobre los puntos que señalan el desvanecimiento de los recuerdos y sus torpezas. Quiero regalarte un balcón desde donde me puedas ver pasar y arrojarme pétalos con olores vulvares. Así, traeré gustoso, un piano de cola y un taburete deforme y me pondré a tocar “Para Elsa” y el fuego del tiempo distinguido arderá con luz de cinco corales y siete cobres. ¡Oh, palabras que desean incorporarse a tu piel y brillar! 2 Elsa, alza tu pecho e iza la bandera que tejí contigo en un mástil de madera de pino. Después, aquí, allí, más allá, ahora y siempre, jueves será domingo en tus ojos y tú me mirarás con el despertar de aves en el cielo. ¿Y qué? Soy poeta y tú posees palabras que pudieran ser mías. Si mi barba es un impedimento no me la corto para que rabie tu madre y me persiga a cabalidad su sombra y su cuchillo de barajas. Total: los poetas estamos hechos de asaduras de tiempos y el brebaje que nos conviene tiene procedencia misteriosa. Eludo los elogios porque me amarran los zapatos diestros y yo los necesito para desplazarme hasta los lugares donde no habito. Mi elemento es un agua llena de peces provocadores y entusiastas y en mi economía sobra el placer para alimentar a los antiguos dioses de los ríos que no duermen. Ahora quiero más aire, más oleaje y más nácar en mi ombligo. El tamaño de mis frutos no lo sabe nadie. A veces, yo también dudo de esas elucubraciones. Tal vez sea un expatriado y a la hora de comer tomo el pan de maíz de las manos de mi abuela y le unto la mantequilla que mi madre dejó de comprar por falta de sombra. Voy exhortando a mis flancos para que alcancen su ración de pormenores. Creo que no me flaquea la pared interna que alegra al cerebro. Por lo tanto, estoy dispuesto a llegar al fondo de las dendritas. Si galanteo en mi galería, no es por ostentación, sino por gastar energías cuando me subo las mangas de la camisa prestada. Mis zapatos me quieren como yo quiero a mis gatos abandonados en el hogar que no tengo. Me pongo en guardia con el rabo tieso y corto un pedazo de pastel para pasar el resto de las tardes por venir. ¿Qué me encuentran en la calle y no porto documentos probatorios? Apuesto al estómago. Me hormiguea el hoy por su desprecio del ayer. No husmeo, ni me hurto, ni me hundo. Escuché decir que alguien llevaba lumbre en las tetillas y supe que hablaban de mí. Impulso mi cabeza contra las ruedas de la imprudencia. La salud de mi infancia puede ponerse en entredicho, mas no la intención. Lo inefables es inextirpable y con una beca hago a mi sobrino general del común de los desconciertos y su particular creencia. Antes me moría por la leche de las gallinas y los ancianos acabaron con mi costumbre. Para el momento actual, las aves ponedoras o disponedoras condensan la tierra a sus bajos instintos. Metabolizo los labios al ritmo

de los pájaros en la roca. ¿Y qué importa si hay más y descalzo atruena el destino? La amabilidad será cosecha de lunas. No puedo gastar mi ojo sobre una rosa seca. Sobre todo en estos instantes cuando la piedra se vuelve endémica y lo caduco huele a corazón. El negocio del manicomio va próspero y su capacidad de maniobra induce a un manjar de ineluctable conclusión. Más con la rodilla cumplida, con la madre que gritaba en medio de la calle y “tan bonita que es Elsa sobre su bicicleta con aromas de Nanjing”, con los miles de kilos de peso de la aurora y con la inconmensurable distancia de mis labios hasta la caída de su beso. Ya, de plano y en redondo, me dispongo a viajar hasta tu primordial necesidad y articulo una reunión de virtudes para que me levanten a las cinco de la madrugada y pueda salir a recoger las monedas dulces que los grillos modelan para mí.

MUDO. Un poema de Daniel Rojas Pachas

Allí (…) reposan muertos, los humildes hijos del silencio, sonríen, al fin; hechos un nudo, sumergidos en su propia isla, el paisaje de su ayer. COMPLETO también ríe (…) en su ínfimo cielo, A CARCAJADAS – DES-CAS/quetadas y la (((eclosión))), corona de multitudes forja la irreal santidad: TÍSICA ONANISTA AUTOCONTEMPLATIVA Propia de la “general” reprimenda… sí ((((laba)))) de aquellos jóvenes y EXPLOSivosegos Los poetas del mundo-novismo “presente”, difamando a sus padres… devorando sus restos abortados, lamiendo las llagas… de sus cortes autoinfligidos… como hueca, mutante, informe, amante rebelde, genial, periférica guerrera, analfabeta, olvidada letra… que///”romantiza al enemigo”/// y en cualquier intento de performance perfuma_DA, maquilla_DA, encasquetilla_DA…. Se repite ab eternum en el cliche infame del DA_DA a la Mo-DA_DA. EL LENGUAJE INVISIBLE – IMPRONUNCIBALE – TAN IMBECIL COMO MUDO E INSERVIBLE – “SIGUE SIENDO EL “noble” DESAFÍO” Autor: Daniel Rojas Pachas.

© ALGUIEN OBSERVANDO Por Gustavo Marcelo Galliano Te he observado espiar tras las cortinas, con la mirada perdida en algún horizonte, devorando a otras gentes tan indiferentes que machacan veredas sólo por costumbre. He notado la inquietud de tus pupilas, con manos crispadas por tanta impotencia, y un suspiro profundo empaño los cristales, sin poder destruirlos como hubieras deseado. Te he visto observar desde tu fortaleza, con frente sudorosa y aspecto cansino, bebiendo la brisa que obsequia la noche, sin penas ni glorias, solo por destino. He descifrado de pronto tus dudas y temores, náufrago del llanto que abraza la impaciencia, soñando una isla sin tesoros ni puertos, y miles de gaviotas de incesante vuelo. Te he visto observar hacia mi ventana, papel y lápiz en mano, escribiéndome algo, y dudé entonces si en verdad existías o un gigantesco espejo pendía del cielo.-

Un Poema de Jean Narciso Bispo Moura Confidência

A provocação com amarelo Começou com quando vi pela primeira vez O seu terrível espírito de cupim Que come a madeira de nossos dias E intimida o verde. Que somente viverá na ausência completa do amarelo Enquanto isto ele decora centenas e centenas de dicionários.

Biografia: Jean Narciso Bispo Moura nasceu 31 de outubro de 1980, na cidade de São Félix – Bahia. Estudou filosofia e pedagogia, em São Paulo e especializou-se em Educação. O poeta mora em São Paulo, na cidade de Itaquaquecetuba. O autor tem atualmente dois livros publicados "A lupa e sensibilidade" (2002) e "Setenta e cinco para um esqueleto poético" (2005). É Co-editor da revista virtual Anedota Búlgara, que tem recebido autores nacionais e estrangeiros. Ele é casado e professor de Filosofia. www.anedotabulgara.blogspot.com

La Prosa de César Vallejo por Daniel Rojas Pachas. César Vallejo es universalmente reconocido como poeta, su obra Lírica, Los Heraldos Negros, Trilce, Poemas Humanos y España aparta de mi este cáliz, son piezas literarias que han alcanzado las más altas cuotas de reconocimiento, difusión y estudio, dado su tratamiento de lo social y la hondura que consigue al penetrar sin tapujos en el vació existencial del hombre. Cadencia que en sus versos traduce la irrefrenable rebeldía que el creador demostró en vida, sin abandonar claro está, una sensibilidad extrema e inocencia, que con orgullo se lanza de sus páginas para herir con violencia destructiva y provocadora, el sentido más allá de los límites sospechados. Vallejo es un filósofo de la exégesis y minimalismo comunicativo y cada construcción que realiza, trae implícito un germen de combate hacía el castrador y feudal manejo con que se manipula el lenguaje. A su vez, es un torrente de ideas, de construcciones lucidas sobre la problemática que tiene el género en su afán corrosivo y cosificador del otro. Como obra, es innegable que la letra cultivada por Vallejo, está en constante actualización y resulta desafiante e intensa, aún para el lector presente. Prodigio vanguardista, es demasiado lo que se puede señalar sobre él y muy poco el espacio para hacer honor a la ricas vertientes heterogéneas que como figura forjada en la palabra, supo dominar. Nacido un 16 de marzo de 1892 en Santiago de Chuco, departamento de la Libertad, El escritor, y de esto no cabe duda, es una de las más importantes voces del continente. Su arte trasciende tiempo y espacio, superando una vida llena de complicaciones y amarguras así como imágenes y determinaciones que calaron profundamente en su talante imaginativo. Último de once hermanos, el escritor estudió Filosofía y letras en la Universidad de Trujillo y una vez, trasladado a la capital, abandonó cursos de Medicina, previamente, había dejado en el olvido pretensiones religiosas en torno al sacerdocio, expectativa que sin embargo en su temprana infancia, abrazó con ilusión y que se reflejan con prontitud en sus versos. Otra característica innegable del hombre de letras es su condición trágica y errante, en sus innumerables movimientos por el Perú y el mundo, realizó trabajos disímiles, desde administrador comercial, cajero de banco y desde luego pedagogo, muy citada es la anécdota que lo vincula a otro grande de las letras Peruanas y mundiales, el narrador Ciro Alegría autor del Mundo es Ancho y Ajeno, los perros hambrientos y la Serpiente de Oro. Su nombre, lejos de esta circunstancia afortunada, se haya vinculado en niveles más profundos a grandes pensadores modernistas e ideólogos revolucionarios como Mariátegui y Manuel Gonzáles Prada y desde luego, a cultores de la lírica y adelantados imaginistas como Huidobro y Eguren. La lista de

influenciados posteriores y pares que compartieron en su periodo, escena y vivencias, dispensando elogiosos homenajes a su nombre, es demasiado extensa para agotar estas líneas con tal objeto. De manera que, lo que personalmente me llama a releer a este autor de cabecera del cual uno piensa se he dicho tanto, que un par de palabras más, no serán sino elogiosas y majaderas gotas en un océano de ensayos, crónicas, tesis y monografías, busca pese a ese infranqueable resultado, centrarse en un tema en particular, La prosa del autor. La prosa de Vallejo, si bien, no goza del mismo prestigio y sitial que su poesía, no deja de ser mayor en cuanto a riqueza y producción. Más que un tema de calidad, es un asunto de masificación. Reconocido como el poeta del dolor humano, esta figura paradigmática del siglo XX, cultivo con maestría, el periodismo literario, el cuento e incluso la Novelística. A esa faceta, tantas veces opacada en autores que despuntan en poesía, quiero referirme. Radicado en Europa, Vallejo oficio como corresponsal y vio muchos de sus títulos ensayísticos y cronísticos publicados en la Revista Mundial y en el diario el Comercio. Esos artículos, de innegable brillantez, versan sobre temas múltiples, gozan de una dinámica y sapiencia envidiable, en ellos, Vallejo nos habla de la Literatura Peruana y su porvenir, de las generaciones de poetas jóvenes, de sus desafíos, de su lucha y no ignora la realidad de España y sus poetas y pensadores. Aquel presente verdadero momento de crisis, de revoluciones y masacres mundiales, ve surgir a la llamada nueva literatura norteamericana, son las voces de principios del siglo XX, que Vallejo no ignora, por tanto roza a la generación perdida y a sus epónimos Pound, T.S Elliot y Gertrude Stein, habla de Hart Crane y poco falta para que salgan a relucir Joyce, Hemmingway y otros. Vallejo se vuelve entonces un potente narrador transversal, abarca el cine, la música la pintura, tiene una acidez irrefrenable para discutir y argumentos le sobran, en esas peripecias en torno a la poética estadounidense, no puede evitar volver a la figura de Whitman, ese poeta de lo cósmico e íntimo que tan fuerte tatuara a Borges y Neruda. Otros nombres que desfilan en sus trabajos, son León Bloy, Pierre Louys, el autor de Raza de Bronce Alcides Arguedas, y sin perder el filo contestatario incluso el peruano increpa a Breton por burócrata y cirujano y hace una autopsia al surrealismo. Constituyen además elegías muy sentidas las revisiones que hace al hablar de Abraham Valdelomar, la tumba de Baudelaire y Leónidas Yerovi entre otros. La pluma de Vallejo hace indefectiblemente, un recorrido por la cultura universal que bullía a fines del siglo, y el cruce de nombres es realmente enciclopédico, desde Unamuno y Gasset hasta Santos Chocano y todos los ismos habidos y por haber, muchos los cuales el autor denostó o terminó por denunciar como franca impostura, desde el comentario directo y discurso, tal como Asturias y Carpentier por esa misma época o con una franca e imparable independencia en el diseño de sus piezas. Bagaje de experimentación y tradicionalismo que en Vallejo constituye una prueba más de su pericia como narrador. Ducho, el autor es capaz de edificar historias

de un sentido realismo social como Paco Yunque y Tungsteno y no abandonar las fugas que podía hacer estéticamente tal como lo refleja en Fabla Salvaje, todas estas obras en conjunto, poesía y prosa, resultan manifestaciones que alumbran sobre el recorrido y maduración de un genio, gigante de las letras en español de América, inabarcable en jerarquías y términos tan reduccionistas como las del predominio de un mero género.

Autor: Daniel Rojas Pachas.

Poemas de Haroldo de Campos

1984: AÑO I, ERA DE ORWELL mientras los mortales aceleran uranio la mariposa por un día inmortal elabora su vuelo ciclamen

TRISTIA minicámaras térmicas para inactivación del virus de la tristeza en burbujas de limón

MINIMA MORALIA ya hice de todo con las palabras ahora quiero hacer de nada

Semblanzas Profundas: Prometeo Encadenado. La historia del Titán Prometeo, protector de los hombres, burlador de Zeus y por ende víctima de la inflexiva cólera del predeterminista Dios del Trueno, sigue siendo dentro de la mitología universal, una de las metáforas más ricas en cuanto a extensión y vigencia de su contenido. La tragedia ha sido ampliamente actualizada en su lectura, lo cual ha generado su revisión desde múltiples perspectivas, generando peculiares versiones; desde la clásica de Platón, Protágoras y Esquilo hasta las referencias fantásticas de Mary Shelley. En poesía Lord Byron y Goethe han sido cultores del tema. Por su parte, Kafka, ya entrada la época moderna, parabólicamente hizo burla del tema con sumo descreimiento ante las formas tradicionales y su mantención y el nadaísta colombiano, Gonzalo Arango, en su obra teatral Prometeo desencadenado ha provisto al personaje de una postura contracultural e irónica. La intediscursividad desplegada en torno al mito tampoco podemos obviarla. En pintura hay versiones de Dirck van Baburen, Peter Paul Rubens y de José Clemente Orozco entre otros exponentes de muy diversas épocas y estilos, similar panorama se aprecia en la música, opera y cine. En cuanto a extensión y esto, puede servir para explicar la pervivencia del mito; la historia abarca numerosas ramificaciones a partir de su trama central. En la medula del personaje y su proceder, hallamos inmortalizada y en un primer plano, la rebeldía del hombre ante los dioses, ante el conocimiento superior y en tal medida, lo que brilla es el ansía de libertad y crecimiento intelectual, perpetua búsqueda del conocimiento y saber. Casí de forma obsesiva esta tarea se extiende como una superación de nuestros maestros y padres, tendencia que ha llevado a los psicoanalistas a igualar la conducta de Prometeo dentro del ámbito meramente intelectual, con la patología Edípica. Sin embargo, la proyección del Dios benefactor de la humanidad, no se agota en esos páramos. A través de su conducta y entorno, se pretende explicar también el origen de la humanidad y las especies, las diferencias en cuanto a los atributos animales y humanos y al mismo tiempo, dentro de está línea genésica, se puede vincular esta parte de la mitología Helénica a figuras y hechos fecundamente asentados en el inconsciente colectivo y cultural de la humanidad: El pecado original, la expulsión del Paraíso, el primer hombre y mujer e incluso el diluvio. Y es que dentro de los castigos que la humanidad sufre producto de la cólera divina, se halla retratado junto a Prometeo y sus descendientes, específicamente Deucalión, un gran aguacero que sepulta por completo a la civilización, excepto a una pareja. Par compuesto por el mentado hijo del Titán y su mujer Pirra, llamados a repoblar al mundo. Esta especie de Noe, goza del cuidado y sabiduría de su desafiante y rebelde padre.

Por otra parte, esta vez en torno al pecado original y el origen del hombre y la mujer, el mito comparte con otros de origen sumerio como Gilgamesh y el relato bíblico per se, aquel falologocentrismo propio de las sociedades que buscan explicar desde el patriarcado, el pecado original, atribuyéndolo única y exclusivamente a la mujer. En este caso, el descenso humano de un estado utópico, tal como ocurre en la expulsión del paraíso, viene de la mano de Epimeteo, especie de Adán, e ingenuo hermano de Prometeo que ignora las advertencias que el benefactor de los hombres le hace frente al carácter ladino y vindicativo de los Dioses y sus interesadas dádivas. Así es como entra en escena Pandora y su caja o ánfora, que contiene todos los males y vicios que azotaran a la humanidad.

Está mujer, forjada a petición de Zeus, tal como Eva, es el instrumento para castigar la desobediencia humana por querer saber más que el creador, por morder del árbol de la ciencia, en este caso, la osadía del titán consistió en hurtar del Olimpo el fuego que estaba en manos de Hefesto, dios de la forja. En otros casos, dependiendo de la versión el fuego es tomado del carro de Helios o incluso Apolo. Además de este crimen a favor de la humanidad, se enumera el robo de las Artes que se realiza en contra de Atenea, a fin de equiparar la condición desvalida del humano antes sus pares, animales que poblan la tierra. La cólera del Portador de la Égida sobre Prometeo y sus protegidos es suprema, si se considera que otra de las burlas atañe directamente a su ingenuidad. Zeus, el Padre de los dioses, en una ceremonia alimenticia consagrada por los hombres en su honor, recibe en lugar de la suculenta carne, huesos que Prometeo consciente de la avaricia del creador, cubrió de pellejo y grasa para despistarlo. De esta manera, la figura del Dios benefactor se opone a la del tirano e interesado Demiurgo que exige tributos. Su figura se impone recalcitrante y anarquista, desestructurante y solidaria ante jerarquías y poderes superiores, siempre en clara rebelión y con una voluntad de libertad que no esta exenta de perjuicios y responsabilidad, su castigo, es permanecer eternamente atado a la intemperie, asido a una roca ubicada en los confines de la tierra, el Caúcaso, sufriendo el ataque de un águila gigante que devora su hígado, órgano que se regenera durante la noche para continuar de la misma manera, sumido en esa diabólica rutina de dolor diariamente. Algo similar a lo que ocurre con Sísifo y su piedra, otro burlador del poder divino que debe arrastrar hasta lo más alto de una montaña un gran peñasco redondo, que al termino de la faena rodará a las faldas para volver a empezar. Este último mito, tomado por Albert Camus como muestra del absurdo existencial, revela la riqueza filosófica de la mitología, así mismo Prometeo y su accionar, quieren y consiguen indistintamente explicar las condiciones en que nos hallamos, ya sea por voluntad o determinación y en constante agonía, algunas veces con esperanza en otras con indiferencia depuestos y arrojados a la inagotable tarea de ser.

Autor: Daniel Rojas Pachas.

EL EQUIPO DE CINOSARGO.

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