Breve Regreso Del Envenenador

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“Breve Retorno del envenenador de almas”

Enero De 1984

BREVE RETORNO DEL ENVENENADOR DE ALMAS

Terminada la aventura de Montes Azules, todavía sin cerrar las heridas del capítulo de Lizmarck, recordé que Carmen poseía una metralleta. _”esa mujer te manipula porr medio de las arrmas” (Fabian Hasse), que alguna vez ofreciera vendérmela en una suma irrisoria(la cuarta parte de su valor, pues descubrió que contrario a lo que creen los legos, no es como una manguera y se le puede atinar a cualquier cosa. Conociendo sus costumbres supuse que en esas fechas se encontraría en San Antonio, Texas, gozando de su casa y Limosina Mercedes Benz,a la vez recordé aquella frase de mi maestro John Herter (ver “Alpronave de combate”): -“Never assume” = “never-ass-u-me”, trad: “nunca asumas= nunca hagas un asno de ti y de mi por hacerlo”. Le dediqué un telefonazo, con su clásica voz de heroína agonizante, inmediatamente fui al grano. -“Te compro tu metralleta, tengo “pasta”, no me va a durar mucho, así que dime ahora”.

Jorge Garcia

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-“Por poco te quedas sin amiga, tuve un accidente en Venezuela y hasta regresar a México me di cuenta que me habían estallado un ovario y la matriz, así que me operaron y hace seis días que estoy en cama”. -“Bueno, menos mal que está en recuperación, ¿puedo ir a verte y a ´pagarte la metralleta?” (¿acaso no soy un encanto?). -“SÍ, NO TE TARDES” Lo que no sabía es que entre bambalinas se encontraba el sempiterno galán, Mariachi, haciendo funciones de “enfermero corazón”, el cual al escuchar que yo pensaba aparecer reclamó airadamente. -“Si viene Jorge me entierras, acuérdate que si quieres que desaparezca dí la palabra Mágica: su nombre” -“como si ya lo hubiera dicho, vete a chingar a tu madre” -“Pues que él te atienda y te cocine, yo me voy...” Cuando aparecí en su recámara ella hablaba por teléfono con una amiga, arrojé setenta billetes de a mil sobre su colcha y me quité los pantalones para mostrarle mi herida, mientras me miraba y hablaba le decía a su amiga: -“Acaba de entrar un hombre, arrojó en mi cama un fajo de billetes de a mil y se está quitando los pantalones, ¿qué querrá?” -“Lo que quiera no me importa, cuando termine contigo mándamelo para acá” Tomé la metralleta y le revisé el estriado, el metal y la madera estaban opacos, pero no picados, un día de trabajo y estaría mejor que nueva. Revisando otras armas encontré una SW-.38 spl., que me agradó, creo que también se la compraré. -“Acabo de mandar a Mariachi a la tiznada” Esta frase acabó con la ensoñación del momento, volví a la recámara abruptamente, fui arrancado del Valhalla al que me había transportado esa arma. -“No deberías, te es sumamente útil” Jorge García

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Platicamos un rato y me despedí, ya en mi casa trabajé toda la noche en mi metralleta, quedó como esperaba. Volví al día siguiente a su casa, me había pedido que me quedara con ella, llevé ropa y demás utensilios de viaje, yo suponía que por el tipo de operación que le había sido practicado , y por un comentario que me hizo acerca de que Mariachi le había solicitado un “favorcito” sexual ocasionando su furia, que sus impulsos sexuales andaban “en cero”, pero no fue así, pasamos dos semanas llevando vida sexual de la llamada “sodomita”, lo cual no nos desagradó, una de tantas ocasiones en la que estábamos en la ejecución de tales suertes, sonó el teléfono, y como ella siempre ha tenido la maña de contestar aun estando a la mitad de la suerte máxima(como dicen los toreros), contestó -“Felicidades güera”-era Mariachi. Como nunca interrumpimos no tuvimos que retomar nada, sus pujidos fueron la respuesta a la felicitación, mariachi colgó... Una de las llamadas telefónicas fue de su padre, quién pidió hablar conmigo: -“¿cuánto quieres de dote?, mi hija y tú siempre se han llevado bien, los niños te quieren, los dos igual de locos, ¿porqué no se casan?” Los años habían hecho que yo quisiera más a los niños y a su padre que a ella, no sabiendo que contestar me fui por la tangente. -“no se apure, mi papá, con tal de librarse de mi también dará algo” -“lo que de...¡lo triplico!” Sonreí furtivamente e hice como que la Virgen me hablaba, y en esperanto (cuando soy bueno, soy bueno, cuando soy malo...soy mejor). Mariachi ha vuelto para atender a la güera, y estoy apunto de venderle o catafixiarle a ella un Tamayo, así tendré más armas (son más fáciles de vender que un Tamayo). ¿Qué sucederá con el envenenador de almas? Jorge García

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Anexo “el envenenador de almas” Una de las amigas de la güera se llama Nora, un día de tantos conoció a Roberto, mi sempiterno amigo, y se hicieron amasios, fue un romance incoherente, salpicado de situaciones chuscas gracias a Manolito, hijo de Nora, cuyo Edipo la llevaba a tener todas las precauciones del mundo cuando Roberto se quedaba subrepticiamente en la casa para que Nora y él permitieran a las cucarachas de la recámara arrullarse con sus chillidos de pasión, cara contra el colchón o boca rellena de estopa, para que manolito no los oyera, ella acostumbraba montar un sistema de alarma digno de haber sido diseñado por los hermanos Marx, (a ver nombre de los hermanos Marx: Groucho, Chico, Zeppo, Harpo y Gummo), una silla con un bote de basura equilibrándose en una pata. Ella no lo sabía, pero el sargento Saunders con latas vacías, hilo de cáñamo y piedritas(dentro de las latas) hizo un mejor sistema de alarma. Al mismo tiempo de salir con Roberto, Nora también salía (fornicaba), con otros, uno de ellos vivía en la casa frente a ella, solo que mediaba una barranca, y la espiaba con binoculares, y cuando la veía concupiscente lloraba lágrimas amargas porque “él la quería de verdad”, pero no vivía con ella porque ya estaba casado, pero “voy a dejar a mi esposa por ti”. ¿dónde he escuchado esa frase? Roberto y ella ya no pudieron combinar sus neurosis y se separaron, pasaron los meses y nos enteramos que Nora se había casado, supusimos que con el del otro lado de la barranca, y que seguía viviendo en la misma casa con él, bromeé diciendo -“...peor ahora él toma sus binoculares y espía a su ex mujer, y cuando la ve concupiscente llora lágrimas amargas....” Realmente este tipo tenía un mejor sistema que las “patrullas sentimentales” de Mariachi.

El envenenador de almas ataca de nuevo Cuando dejé de ver a la güera a menudo pensaba en ella, una noche en que mi borrachera era magna, le llamé por teléfono, quería verla... al día siguiente pasó por mí y fuimos a su casa, durante largo rato conversamos, de repente volví a desearla, nos Jorge García

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besamos e hicimos el amor hasta bien entrada la noche, hora en la que llegó otro amigo de visita, misma hora en la que me fui. La güera me contó las nuevas desventuras de Mariachi, se había ido a Veracruz a trabajar para el papá de su cuñado, por no variar hizo lo mismo de siempre, pura idiotez... gastó más dinero del que estaba ganando en darse la gran vida, como el papá de su cuñado le había dado firma en varios restaurantes al ver las notas no se las aceptó, lo llamó “adolescente viejo” y por sus dos meses de trabajo le dieron una bicoca, llamaron a sus padres para decirles que era un inepto y que además necesitaba ayuda psiquiátrica, por supuesto que él quien es incurablemente inocente, se sentía despojado. Ella tenía un nuevo pretendiente, que al menos tenía buena pinta física y económica, que se quería casar con ella, cosa que a Mariachi lo tenía consternado, y que nuevamente hacía sus “patrullas sentimentales”, todo seguía igual.... 19 de Marzo del 2005 La Güera tuvo que huir de sus admiradores, hasta vendió su casa para irse a vivir a un condominio con personal de Seguridad, Roberto se la ha encontrado, luce como si ella Y Dorian Grey compartieran el secreto, lo mismo dice una compañera de trabajo de mi segunda ex, que la ve frecuentemente en el club España. Aunque ya teníamos tiempo de no vernos, cuando me casé con Isabel su ego se sintió muy golpeado y sintió rencor contra mi. Nora se topó con Roberto y se sintió apenada por lo gorda que se había puesto, no pudo él intercambiar historias. Mariachi se fue a vivir a SIDAD Juárez y se casó, adoptó vestimenta y vida fronterizos, cambió a los Beatles por “los tigres del Norte”.

Jorge García

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