C.M BOWRA-HISTORIA D ELA LITERATURA GRIEGA Generalidades acerca de la tragedia: La conservación del coro de las tragedias (derivado de antiguos ritos que luego fueron fagocitados por el culto a Dionisos) se debe a la permanente relación entre la tragedia y la religión: los coros siempre expresan nociones propias del pensamiento religioso. Y esto se debido asimismo a su permanente gravedad. Sin ser siempre trágico en el sentido moderno (como sinónimo de fatalista) el coro refiere a los extremos fundamentales de la vida y la muerte y especialmente a la relación del hombre con sus dioses. Por lo general las tragedias se abstenían de representar escenas violentas. Las muertes y los desastres no acontecían a los ojos de la audiencia, sino que eran narrados por un mensajero. Salvo excepciones, los asuntos de las tragedias procedían de las sagas o leyendas, y se referían a la solemnidad que se celebraba con la representación. La tragedia siguió siendo una forma de la actividad religiosa, aun en los días en donde sus creadores dejaron de creer en dicha religión. A ellas confiaban los mayores poetas atenienses la expresión de sus mas profundas meditaciones, y en ellas reconocia el pueblo el arte que mas hondamente entraba en su consciencia común y mas le ayudaba a entender su unidad espiritual.
Generalidades acerca de Sófocles. La existencia de sofocles con los mejores días de Atenas y muere ante de que esta ciudad sea vencida. En su vida y en su obra, ha venido a ser un simboolo de la era de Pericles, y en mucho sentido lo representa legítimamente. Hombre d eopiniones moderadas, respetuoso de la religión y la moral, vivio en armonía con su época, amigo d elos poderosos y respetado por todos. Pero a demás era un poeta, un continuador de Esquilo, en tanto que representaba en el teatro los extremos d elas relaciones entre el hombre y los dioses. Al contrario que Esquilo, prefirió centrarse en las tragedias individuales, en vez de en la trilogía de tragedias. A su vez aumento el numero de actores y ensancho el campo de la acción dramática. Pero respeto la línea de la tradición y por ello se considera el continuador de Esquilo.
Sobre Edipo Rey Según este autor, podemos ver un cambio de concepción a partir de las tranquirias. En sus dramas posteriores a este recorre las zonas sensibles de la situacion trágica, y siempre da con un choque entre el hombre y su ‘’circunstancia’’. Nunca lo explico abiertamente y dejo siempre la svias divinas en postura de actos injustificados. Su
verdadera solución es una solución de poeta. Se dio cuenta de que, de las garras del inevitable desastre, el hombre alcanza la cima de su nobleza. El resultado de estos cambios imtimos en su visión de la tragedia s epueden apreciar en Edipo Rey. Escrita esta obra en los comienzos de la guerra entre Atenas y Esparta, refleja los funestos días de la plaga que devasto Atenas. Es escencialmente trágica: la historia de un gran hombre que es perseguido y finalmente atrapado por la fatalidad. Admirada por Aristoteles como la tragedia perfecta, posee una originalidad singular y nunca fue superada. (…) En el Edipo Rey Sofocles ha hecho una tragedia en el sentido moderno. Edipo posee sus defectos en sus extremas cualidades. Su temperamento violento y u autoritaria rapidez para la ccion acaso lo marcaban ya como victima señalada, peor la calamidad que cae sobre el es del todo inmerecida, y el no hubiera podido evitarla. Aun al cegarse a si mismo, rasgo que no deja de chocar con la sensibilidad griega, ha sido dictado por el anhelo de escapar al intolerable peso de la culpa casi física. Es escencialmente trágico en cuanto, en su lucha contra accidentes insuperables, revela toda su nobleza, y sin embargo, queda vencido. Los demás personajes están trazados adecuadamente para acompañarlo: el viejo vidente Tiresias, deseoso de ocultar la verdad pero obligado a confesarla; Creonte, convencido y honorable; Yocasta, profundamente femenina y que sueña solo con la felicidad de Edipo, sea cual sea la verdad. Todos ellos quedan presos en aquella red de horrores mortales. La pieza comienza con las imploraciones dl pueblo que, azotado por una plaga, pide ayuda a Edipo, y acaba con el instante en que este se encuentra ciego, desposeído de sus hijas y enfrentado al destierro voluntario. Pero quizás el momento culminante de esta, como en general de todas las tragedias griegas, se dé con el reconocimiento, en el momento en que Yocasta se da cuenta que está casada con su propio hijo y, dispuesta a suicidarse, se dirige al palacio diciendo ‘‘Ay de mí, maldita, que tal nombre, y nunca otro más, es mi nombre’’