Bol Pag 8 Y 9

  • November 2019
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Recuerdo que había varios pianos en la casa, y aunque yo iba a estudiar, a aprender, entre clase y clase, como la mejor de todas ellas, siempre le escuchaba interpretar todas las marchas que él componía. Como el gran maestro que era, siempre compartía su música con sus alumnos. Nunca olvidará una tarde que se sentó ante una pianola que sonaba incluso mejor que el piano, y comenzó a tocar los primeros sones de Jesús de las Penas… aquello sonaba como los ángeles, era verdadera música celestial… para él era una tradición compartir su música y yo lo he hecho después igualmente ofreciendo a amigos como Juan Cantos o Enrique mis mejores composiciones en la intimidad y soledad de mi casa…”. Nuestro maestro Juan recuerda también su ingreso en la Banda Municipal de Música dirigida por don Pedro Braña “aunque tuvo que

ser como interino, porque tenía dieciséis años y no alcanzaba la edad para optar a la plaza, así que tuve que esperar seis años para lograrla”.

“Era Lunes Santo y tenía que tocar con vuestra Hermandad. No recuerdo bien por qué, seguramente porque no conocía aún Sevilla, me perdí por la zona de San Buenaventura mientras iba para San Vicente y llegué un poquito tarde. No sabía cómo explicarle a don Pedro, que era el director entonces, lo que me había ocurrido. Pero nada más decírselo, él me disculpó y hablándome de usted, aunque yo era casi un niño,

LAS PENAS

Como cofrade, es hermano de Montesión y hermano de honor de los Javieres, pero nunca ha salido de nazareno gracias a ese incesante ofrecer lo mejor de sí mismo, su música, a Amargura, Dolores de San Vicente, Dolores de Santa Cruz, Madre de Dios de la Palma, Virgen del Valle, Soledad de San Buenaventura y Santo Entierro. Una magnífica “hoja de servicios” a nuestra Semana Santa de un hombre que, pese a ello, ha tenido que vivir circunstancias muy especiales tal vez por aquello de que el arte difícilmente da de comer, sobre todo cuando se tiene una familia tan numerosa. Por eso, junto a su puesto en la Banda Municipal, en la Orquesta de Cámara de los Seises y en Orquesta Bética, Juan tuvo que buscar complementos económicos como pianista en la Sala de Fiestas Viñablanca, justo enfrente de la Capilla de Montesión, y en ella trabajaba en los años ochenta cuando estando de vacaciones en el pueblo de su mujer se le ocurre componer la entrada y el primer tema de “Rosario de Montesión”.

.Nunca olvidaré aquella tarde que el maestro Pantión en la pianola de su casa, comenzó a tocar los primeros compases de Jesús de las Penas, era música celestial...

Ahora lleva cuarenta y siete años en ella, es el músico en activo más antiguo, el “decano” de todos sus miembros, un periodo que ha compartido con la Orquesta de Cámara que acompaña a los Seises y con la Orquesta Bética Filarmónica, en la que estuvo más de veinte años, aparte de dar numerosos conciertos con el piano, su otra gran pasión junto al clarinete. Recuerda que fue precisamente con la Banda Municipal con la que “debutó” tras los palios de la Semana Santa sevillana, tras el de la Virgen de la Amargura y sólo veinticuatro horas después tras el de nuestra Virgen de los Dolores a la que ha dedicado su nueva Marcha y con la que tiene una anécdota que habla de lo que para los miembros de “la Municipal” ha sido siempre nuestra Semana Santa:

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porque él tenía esa costumbre de respeto siempre, me dijo que no me preocupara, que me pusiera en mi sitio, aunque agregó: Mire, Juanito, no llegue nunca tarde a las cosas de la Semana Santa, porque la Banda Municipal existe gracias a la Semana Santa. Eso, dicho en la misma puerta de San Vicente, se me quedó marcado para siempre. Y aunque las cosas han cambiado mucho con el tiempo, don Pedro, que siempre fue un hombre sabio, llevaba razón, porque desde su fundación creo que la principal función de la Banda Municipal fue la de tocar en la Semana Santa sevillana”.

“Cuando se estrenó, no sé si por eso de trabajar también donde trabajaba o por qué, a mí me querían matar, casi me excomulga la gente. Sin embargo, yo había escrito una marcha original, sí, pero totalmente inspirada en la propia musicalidad de ese palio. Fue una reacción extraña, pero recuerdo que una vez la toqué al piano en la meditación de una misa en un pueblo de Badajoz, con violines y flautas, y cuando terminó la ceremonia el sacerdote vino a decirme que no había oído una música más bonita en su vida. Recuerdo que no pude evitar decirle: pues mire usted, en Febrero 2008

Sevilla me critican por haberla compuesto”. “Rosario de Montesión” (1986) a la que él mismo considera “originalísima” y hasta quizás “un poco atrevida”, no es, ni mucho menos, una composición aislada, ni siquiera la primera de su historia. La había precedido “Dolores del Cerro” (1985), la acompañó ese mismo año “A mi Reina de la Trinidad” y la siguieron “Angustias de los Gitanos” (1987), “Reina de las Mercedes” (1994), “Candelaria Nuestra” y “Rocío del Cielo” (1996), “Amparo de Nuestras Almas” y “Madre del Refugio” (1997), “Salve Madre del Patrocinio” y “Santo Cristo de Burgos” (1998), “Esperanza Soberana” y “Salvación en tu Soledad” (2001), “Himno a la Esperanza”, “Reina de San Martín” y “Virgen de la Angustia” (2003), “Aurora Madre de Dios”, “Las Tres Necesidades” y “Madre de Santa Cruz” (2005), “Al Amor Crucificado” y “Reina de San Esteban” (2006) y “La Gracia de Sevilla bajo palio”, “Las Manos de la Estrella” y “María de Guadalupe” (2007). Una larga trayectoria en la que algunos han querido ver música “demasiado alegre”, “demasiado movida”, algo que él rechaza:

“Puede ser cierto que algunas de mis composiciones son alegres, muy alegres, como Rosario de Montesión, Reina de las Mercedes, Dolores del Cerro… porque mi sentimiento me dice que deben ser así tal vez porque así es como me inspiran Ellas. Pero también he escrito otras como Amparo de Nuestras Almas o Santo Cristo de Burgos, que es una música muy Eucarística, con un Tantum Ergo precioso al final… Las marchas no pueden ser todas iguales o al menos yo así lo entiendo. Creo que no puedo dedicar una marcha fúnebre a la Virgen del Rosario de Montesión lo mismo que no puedo dedicar una marcha alegre a vuestro Señor de las Penas. Las marchas han de ser fúnebres, costaleras, alegres… dependiendo a quien estén dedicadas o en quien estén inspiradas. Y al Febrero 2007

final, además, todas terminan encajando donde deben, porque Rosario de Montesión, por ejemplo, pese a los problemas del principio, pese a aquellos intentos primitivos de excomunión (sonríe comprensivo mientras lo dice), después se ha identificado de forma espectacular con la Hermandad y al escucharla siempre se viene a la cabeza el nombre de Virgen del Rosario”. Le resulta difícil, aunque íntimamente tenga como es lógico sus preferencias, elegir entre todas sus composiciones. Pero recuerda con especial cariño algunas:

“Para mí, Rosario de Montesión es emblemática. Pero también creo que son preciosas Reina de las Mercedes, Aurora Madre de Dios o Reina de San Martín. Si todas las he hecho con sentimiento, ¿a cual puedo no tener cariño? Eso por parte de las que podemos considerar alegres. Y en cuanto a las fúnebres… cada vez que escucho Amparo de Nuestras Almas o Al Amor Crucificado se me saltan las lágrimas. ¿Y dónde dejamos La Gracia de Sevilla bajo palio o María Santísima de Guadalupe?”. No le gusta hacer grandes distinciones entre Bandas y composiciones civiles y militares “aunque éstas por lo general han llevado un acompañamiento más severo”, a la hora de recordar directores y compositores piensa en Pedro Braña, Pedro Gámez, Farfán, Font de Anta, Font Marimón, Pedro Morales… y confiesa que a la hora de escuchar música en su casa sólo es de Semana Santa “tal vez porque soy egoísta en este

sentido, ya que con la Banda Municipal toco todo tipo de música clásica, con la Orquesta Bética también lo hice, pero relajado en casa sólo quiero música de Semana Santa”. Aunque no siempre es allí donde le llaga la inspiración. Asegura que puede venirle en cualquier lugar, en cualquier circunstancia, pensando en una imagen o viéndola, evocando

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