Bogota Cercada

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1 Ariel Fernando Ávila Martínez Magda Paola Núñez Gantiva1. BOGOTÁ CERCADA

Algunos Criterios Teóricos

Los debates en torno a la seguridad ciudadana, seguridad humana y seguridad urbana, no son nuevos, aunque carecen de una conceptualización y teorización. Los desarrollos teóricos alrededor del proceso de un conflicto armado en las ciudades son pocos, más no las teorizaciones de delincuencia organizada, las pandillas o maras y la presencia de estructuras narcotraficantes en las ciudades. La hipótesis de la existencia de una reconfiguración del conflicto armado colombiano, entre otras cosas, apunta a la presunción de una posible urbanización del mismo. Dicha urbanización no se entiende como una llegada o traslado de tropa de grupos armados ilegales a las ciudades, de hecho, la existencia de estos grupos en las urbes es tradicional. Por el contrario hace referencia a que a diferencia de años anteriores las ciudades se convierten en una fuente de disputa y por ende las ciudades ya no son una zona de abastecimientos sino casi una retaguardia de los grupos armados ilegales. Ya sea para el abastecimiento de medicinas, de alimentos, para el lavado de dinero o la captura de rentas las ciudades se han convertido en una fuente de disputa entre los grupos armados ilegales. La presencia de grupos armados ilegales viene a sumar sobre una serie de estructuras ilegales con cierta capacidad bélica, además de practicar un tipo de criminalidad diferente a otra serie de estructuras ilegales de carácter urbano. A nivel rural se identifican diferentes tipos de estructuras armadas, que bajo ciertos matices se podrían asemejar a los que se desarrollan en las ciudades. A nivel urbano se podrían distinguir los siguientes tipos de grupos armados ilegales. 1

Ariel Fernando Ávila Martínez es Coordinador del Observatorio del Conflicto Armado de la Corporación Nuevo Arco Iris y Profesor de la Universidad Nacional de Colombia y especialista en temas de Conflicto Armado. Magda Paola Núñez Gantiva es Investigadora del Observatorio del Conflicto Armado de la Corporación Nuevo Arco Iris.

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MAFIAS COERCITIVAS



GAI (Grupos Armados Ilegales con estructura jerárquica de Mando)



BANDAS DE MENOR TAMAÑO TIPO SATÉLITE



GRUPOS PRIVADOS ARMADOS DE CARÁCTER ILEGAL2



DELINCUANCIA ORGANIZADA.



DELINCUENCIA ORDINARIA.



PANDILLAS.

El reciente Informe de desarrollo Humanos para América central de las Naciones Unidas habla de tres tipos de grupos. El Crimen Organizado, la Narcoactividad y las Pandillas o Maras. Para el caso colombiano además tendremos que agregar los Grupos Armados Ilegales y diferenciar los grupos armados tipo satélite y grupos privados de seguridad. A diferencia de centro América, Colombia se encuentra en medio de la existencia de grupos armados ilegales. Así las llamadas banda de “menor tamaño tipo satélite” en las ciudades generalmente se asemejan a fenómenos de pandillas o maras3 e igualmente ocurre con los grupos privados armados de carácter ilegal. En términos estrictos la delincuencia organizada se define como la actuación de grupos asociados de sujetos que operan de forma permanente y organizada sobre diferentes aspectos patrimoniales

de las personas que son apropiados

ilegalmente. “Precisemos sí que el crimen organizado prospera más fácilmente en un país donde los desajustes sociales sean más intensos o donde el grado de “anomia” sea mayor. Y añadamos que el crimen organizado se diferencia del delito común por una circunstancia básica: esta figura supone el concurso deliberado y duradero de varios individuos para llevar a cabo una cadena de delitos2. De aquí 2

Una tipología para las zonas rurales se encuentra Tesis de Maestría de Ariel Ávila Martínez que se utilizó como base para la que se hace en este artículo. maestría en sociología Universidad Nacional de Colombia. 3 En la actualidad existe un gran debate en torno a las denominadas Maras, que se han configurado en un fenómeno trasnacional. Básicamente sobre su nacimiento existen varias visiones. Una primera las identifica como grupos pandilleros que nacieron en los EEUU y que rápidamente se vincularon a la delincuencia y el narcotráfico, así al ser deportados estos pandilleros a sus países de origen replicaron el fenómeno en los mismos. Una segunda visión las identifica ligadas a la pobreza y exclusión social convirtiéndose estas maras en centros de arraigo e identificación social, en lo esencial las maras se configuraron como grupos de jóvenes y han sufrido un proceso de criminalización interior progresivo. Una tercera visión las asocia al postconflicto centroamericano y donde el incumplimiento de agendas de dialogo, la imposibilidad de negociar sistemas de exclusión estructural llevaron al nacimiento de este fenómeno. No hay acuerdo sobre este aspecto, tal vez sea una combinación de las tres visones.

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se sigue que el modelo “racional” o el enfoque de beneficio-costo sea sin duda el mejor para explicar y para combatir la delincuencia organizada. Para decirlo en el lenguaje del capítulo 2, en el delito organizado el “motivo” cuenta mucho más que las “causas”: los individuos se asocian para ganar dinero3 por métodos ilícitos. Por ende, la existencia y la fortaleza de la organizaciones criminales son una función directa de la existencia y extensión de los mercados ilícitos, ora porque su “mercancía” sea ilícita (seres humanos, drogas prohibidas) ora porque la obtienen o la comercializan en forma ilícita (estafas organizadas, tráfico de objetos robados, venta ilegal de armas, contrabando, entre otros)”4.Las principales ejes de

la

delincuencia organizada es el hurto de celulares, contrabando, vehículos existen organizaciones de delincuencia de carácter trasnacional la trata de blancas es la más peligrosa, estas estructuras tiene una jerarquía, disciplina apocan la corrupción pero su motivación es en una buena proporción por la codicia. En este caso el botín y la distribución del mismo es el eje sobre el cual operan estos grupos. Por el contrario la llamada narcoactividad se asemeja a lo que en este estudio se denomina las mafias coercitivas que son grupos ilegales que aunque se basan en el botín intentan organizar circuitos de comercio ilegal que generalmente esta asociado a la distribución de narcóticos, pero que abarca fenómenos de centros de lavado de dinero, control de zonas de prostitución y es un fenómeno que envuelve no sólo zonas urbanas sino rurales también. Por ejemplo para el caso centroamericano se dice que; “Aunque se trata de un fenómeno básicamente supranacional, el tráfico de narcóticos conlleva cinco graves amenazas para la seguridad de los centroamericanos y las centroamericanas. Primera, los homicidios y demás episodios de violencia por motivo del trasiego y la lucha por el control de territorios; segunda, el consumo local de droga en tanto facilita o induce la comisión de delitos ordinarios; tercera, el estímulo y la potenciación de otras formas de criminalidad organizada; cuarta, la corrupción de agentes del sscjp, políticos y empresarios en sectores económicos conexos; y quinta, la dedicación de cuantiosos recursos a esta “guerra”, que bien podrían dedicarse a otras tareas. 4

PNUD; Informe Sobre Desarrollo Humano para América Central; Naciones Unidas, 2009. Pág. 100

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El uso de la violencia es consustancial al crimen organizado, y más cuando se trata de un negocio tan rentable como el de la droga: puesto que los carteles no pueden acudir a los jueces para zanjar sus disputas o para hacer que se cumplan sus contratos, inevitablemente crean sus propios aparatos y modalidades de “justicia” y cumplimiento de las normas (cuerpos de matones, sicarios, asesinato del trasgresor, etcétera). Estos aparatos se emplean además para “regular la competencia”, vale decir, para dirimir el control sobre las rutas y mercados de la droga –como venía sucediendo en Colombia y en México desde hace varias décadas–.”5. La existencia de estas mafias coercitivas conlleva acciones destinadas a la legalización del dinero de estas organizaciones, con lo cual su interferencia en circuitos legales de producción y comercialización es de sus puntos focales de acción. En tercer lugar las Pandillas y-o Maras son fenómenos juveniles, barriales o comunales y supremamente diferenciales. Ya que tememos pandillas de jóvenes que trabajan en grupos culturales hasta pandillas que se conforman con el fin de aplicar un fenómeno de control barrial. Por ejemplo en toda Centro América donde este tipo de agrupaciones es causa en la actualidad e uno de los mayores problemas de inseguridad se dice que “Las pandillas y “maras” centroamericanas han sido objeto de numerosos estudios que sin embargo, en algunos aspectos importantes, llegan a conclusiones distintas o hasta opuestas. Esta disparidad se debe en parte a los distintos países o momentos del análisis, en parte a la diversidad de fuentes y de métodos, y en parte a la variedad de enfoques y conceptos. Pero tomados en su conjunto los estudios apuntan a una conclusión fundamental: las pandillas de jóvenes son un fenómeno complejo, heterogéneo y cambiante en Centroamérica. Por eso hay que cuidarse de las afirmaciones simplistas, y en especial de aquellas que miran a las pandillas “maras”6 como grupos del todo criminales o, al contrario, como inocentes clubes juveniles. Hay pandillas y pandillas, pandilleros y pandilleros, situaciones y situaciones: no se puede estigmatizar a los jóvenes por el hecho de serlo, pero tampoco se puede 5

PNUD; Informe Sobre Desarrollo Humano para América Central; Naciones Unidas, 2009. Pág. 104

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renunciar a la sanción de los delitos comprobados y concretos que comentan los mareros”6. Luego se encuentran los Grupos Privados de Carácter ilegales. Que igualmente se asocian de acuerdo a botín pero funcionan como mercenarios, en particular no controlan ningún circuito de comercialización legal o ilegal, presentan seguridad a los propietarios de estos circuitos a las zonas de corredores por donde transita la mercancía. Este tipo de grupos se compone de muy variadas capas de individuos que prestan seguridad. Incluso el propio informe de centro América acepta tácitamente la existencia de estos grupos. “Otros cuatro factores importantes ayudaron a que la narcoactividad se expandiera por América Central. Los desmovilizados de las guerras, el crecimiento de la seguridad privada sin control y la abundancia de armas ayudaron a formar los grupos paralelos al servicio de los carteles. La migración masiva –y a menudo ilegal– creaba oportunidades para infiltrar “mulas” o portadores de droga hacia Estados Unidos. Algunas de las organizaciones dedicadas al contrabando tradicional se reconvirtieron a la droga u otros productos más lucrativos. Y por supuesto el dinero de los traficantes pudo ser “lavado” a través de la banca y otras actividades (construcción, turismo, comercio, compra de tierras, etc.) en los países del Istmo, especialmente en Panamá y Guatemala”7. En quinto lugar, se encuentran las Bandas tipo satélite que son franquicias armadas de Grupos Ilegales Armados o de Mafias Coercitivas. Por un lado el narcotráfico en Colombia ha tenido esta particularidad, de tener franquicias armadas y ejércitos propios conjuntamente y muchos grupos armados ilegales no exponen sus estructuras en las zonas urbanas y prefieren tener pequeños grupos urbanos que les permita gozar de una fuente de abastecimiento. Por último, se encuentra los grupos Armados ilegales, que se encuentran en función de intereses nacionales o regionales y que gozan de efectivos armados, identificados con armas largas y que en una buena proporción de los casos tiene un proyecto político o al menos majen discursos referentes a propuestas de tipo

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PNUD; Informe Sobre Desarrollo Humano para América Central; Naciones Unidas, 2009. Pág.106. PNUD; Informe Sobre Desarrollo Humano para América Central; Naciones Unidas, 2009. Pág.104

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nacional. Su capacidad bélica igualmente es sustancialmente alta con respecto a otras estructuras armadas y manejan una buena proporción de efectivos. Efectivamente uno de los debates en torno a la seguridad urbana y ciudadana hace referencia al tipo de riesgo al que se expone la población. En términos generales se podrían distinguir dos tipos de afectaciones que podría sufrir la población. Tipos de acciones contra la seguridad personal y acciones contra el patrimonio. Dentro de los primeros contamos homicidios, secuestros, amenazas y dentro de los segundos todo tipo de actuaciones contra la propiedad de las personas8. La Ciudad Sitiada

El siguiente documento pretende mostrar los resultados de una investigación en torno a la situación de grupos armados ilegales y en particular a aquellos que nacieron posteriores a las desmovilizaciones paramilitares. Mauricio Romero tipificó estos grupos en tres categorías, Rearmados, Emergentes y Disidentes. Además de este tipo de grupos se distinguen las bandas al servicio del narcotráfico. Su distinción no parte del comportamiento sobre el terreno, tanto los grupos nacidos posterior a las desmovilizaciones paramilitares como la delincuencia organizada, como las pandillas pueden cometer delitos de tipo patrimoniales y contra la seguridad personal. “En la vida real la criminalidad es un fenómeno complejo, que con frecuencia implica una cadena de actos ilegales conducentes o de algún modo resultantes en el delito contra la persona o contra su derecho a disfrutar del patrimonio. Esto vale especialmente en relación con el crimen organizado: la asociación para delinquir, el tráfico de armas, el lavado de activos o el comercio de bienes ilegales son delitos que debemos estudiar porque están muy estrechamente relacionados con la violencia y el despojo, aunque no dañen directamente a las personas o a su patrimonio”9. Otro problema es la tipificación de los delitos y la persecución que haga el estado de los mismos. 8

Para ver más sobre esta tipificación de grupos armados ilegales ver tesis de Ariel Fernando Ávila Martínez en la Maestría en Sociología. 9 PNUD; Informe Sobre Desarrollo Humano para América Central; Naciones Unidas, 2009. Pág.35.

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La distinción opera en lo referente a la propia naturaleza de la organización y en sus objetivos o fines. Mientras que la delincuencia organizada mantiene una jerarquía establecida y una disciplina interna su funcionamiento depende del botín que adquieren. Por el contrario las pandillas y maras aunque consideran el botín un factor fundamental se organizan alrededor de beneficio no materiales más cercanas a solidaridades sociales y la narcoactividad actuaría en función de la comercialización de dicho producto, además del lavado de dinero y demás acciones tendientes a mejorar o mantener los beneficios económicos de dicho negocio. La investigación encontró situaciones relevantes para el caso de Bogotá, entre muchas otras, se destacan las siguientes tres. En primer lugar y como hipótesis general se ve un posicionamiento de los grupos emergentes, rearmados y disidentes en las vías de acceso–salida de la ciudad de Bogotá y en sectores marginales de la ciudad. Básicamente se ve un fenómeno donde se está rodeando Bogotá. Como lo muestra el siguiente mapa.

8 El mecanismo de rodear la ciudad no sólo se da con la presencia de estructuras armadas permanente en la periferia de de Bogotá y en sus vías de acceso también en el posicionamiento de bases sociales de estas organizaciones por medios legales como la compra de propiedades, de lugares de comercio estable. Muestra de este fenómeno son las recientes capturas de testaferros de alías el Loco Barrera que mostraron como en los municipios de Cota, Funza y Chía se habían comprado más de 20 predios al igual que en Bogotá donde ocurrió el mismo fenómeno.

y de estructuras narcotraficantes. En lo que va del año se han registrado 106 acciones de sicariato en la ciudad, además el homicidio viene en un aumento constante desde 2007. “Frente a esta interpretación hay que anotar que, en primer lugar, el aumento del homicidio no es coyuntural, pues desde el año 2007 este delito no ha dejado de crecer en la ciudad. Según los datos de Medicina Legal, pasamos de 1.336 homicidios reportados en 2006 a 1.414 en 2007, a 1.459 en 2008 y -si la tendencia se mantiene- el 2009 terminará con algo más de 1.520 homicidios”10. La siguiente gráfica muestra la evolución anual de la tasa de homicidio por cien mil habitantes para Bogotá.

Tasa Por Cien Mil habitantes. Homicidio en Bogotá Evolución anual. 90 80

80

70

70 63

60

56

50 40

59 57 47

38

30 20

41 39

35

31 30

Tasa 23 22 24

18 19 19

10 0 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

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En segundo lugar, Bogotá se ha convertido en una zona de venganzas de grupos

Hugo Acero Velásquez; Inseguridad en Bogotá: Interpretaciones que paralizan Revista Foro. 2009.

Resulta preocupante el fenómeno del sicariato, son varios los comerciantes de sanandresitos que han muerto por medio de estas acciones y varias las personas que ligadas al negocio del narcotráfico han muerto en estos mismos hechos. Estas venganzas son producto de dos situaciones. Por un lado, se ha encontrado un retorno de narcotraficantes a las ciudades. Básicamente con la muerte de Pablo Escobar Gaviria el negocio del narcotráfico sufre un problema de descentralización 10

Hugo Acero Velásquez;

2009; Pág.1.

Inseguridad en Bogotá: Interpretaciones que paralizan Revista Foro.

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y

democratización,

las

luchas

intestinales

de

las

organizaciones

de

narcotraficantes y la persecución judicial llevaron a que los líderes de estas organizaciones del narcotráfico se trasladaran hacia las regiones y ciudades intermedias. El nacimiento de mini-carteles y el fenómeno de los traquetos en términos taxativos trajeron nueva dinámicas en las grandes ciudades. Con la extradición de los jefes paramilitares se ha comenzado a ver un retorno de líderes de estas organizaciones mafiosas, nuevamente huyéndole a las guerras intestinales y la persecución judicial. En segundo lugar, Bogotá ha sido vista como una zona de refugio de algunos narcotraficantes lo que ha llevado igualmente a su traslado. La captura de los lugartenientes del Loco barrera, Cuchillo y Comba muestran esta situación. Tal traslado de líderes narcotraficantes ha llevado a que Bogotá tome esta dinámica de zona de venganzas. En tercer lugar, Bogotá se transformó en un “paraíso” para el lavado de dinero, de ahí, que la disputa entre organizaciones mafiosas sea igualmente por las zonas de lavado de dinero. Indudablemente los sanandresitos y zonas de centros comerciales se han convertido en fuente de disputa por las posibilidades de lavar dinero. En Bogotá algo más de 25% de la población obtiene ingresos superiores a 1.5 millones de pesos, lo que convierte a la ciudad en un “Olimpo” para este tipo de acciones. Estos lugares durante años han sido centros para este tipo de oficio, la diferencia es que en la actualidad están siendo disputadas por otras organizaciones mafiosas que no hacían presencia en la ciudad. El ingreso percapita de algunos sectores de la sociedad Bogotana permite camuflar grandes sumas de dinero que son destinadas a construcciones y edificios, además permite una compra-venta de bines manufacturados con relativa agilidad. Esto igualmente lleva a una cuarta situación compleja y es Bogotá como retaguardia de abastecimiento de los grupos armados ilegales. Aunque sobre este tema se debe profundizar, las investigaciones indican que de Bogotá salen grandes cantidades de medicinas, ropa –uniformes-, y en general dotaciones para los grupos armados ilegales. Los talleres donde se fabrican armas artesanales, los hospitales clandestinos donde se someten a recuperación de heridos dejan ver

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dicha particularidad. Además una ciudad con 9 millones de habitantes permite el camuflaje de una buena cantidad de actores ilegales. La quinta situación que encontró la investigación son fenómenos de permeabilidad de la Fuerza Pública. Inicialmente el fenómeno parece contradictorio, pero mantiene una lógica intrínseca. Si bien es cierto, la corrupción de la Fuerza Pública es tradicional en Bogotá esta se ha venido reduciendo desde la administración Mokus, de hecho, la percepción de la población se ha modificado sustancialmente con años anteriores, esto contrasta con una mayor permeabilidad de la Fuerza pública con estructuras armadas ilegales en la ciudad. Es decir, mientras que la relación con bandas de ladrones de barrio, o criminales de bajo nivel disminuye, la relación con organizaciones criminales y grupos armados ilegales crece. El anterior hecho se suma el bajo pie de fuerza militar en las localidades. Por ejemplo Ciudad Bolívar tiene 365 policías para 365 barrios. Lo cual hace imposible un control eficaz sobre la localidad, Esta misma situación se repite en varias localidades. Estos cinco factores han llevado a que estas estructuras ilegales se posicionen en las vías de acceso de la ciudad y desde allí poder garantizar los abastecimientos a las estructuras rurales, sobre todo las que están ubicadas en los llanos orientales, el magdalena medio y en el eje cafetero, además controlar el acceso de otros grupos armados ilegales y servir como retaguardia armada a los agentes que controlan los sanandresitos, zonas de prostíbulo y en general los centros de lavado de dinero. Estructuras que son una amenaza latente y que actúan como factor disuasivo. Crimen Organizado, Pandillas y Grupos armados ilegales

Bogotá durante años mantuvo comportamientos atípicos con el resto de las ciudades en el indice de sus homicidios, la pregunta frecuente no era por qué disminuyen los homicidios, sino por qué no aumentan. Incluso durante el año 2003 y 2004 cuando Bogotá vivió las consecuencia de la guerra intestinal de las AUC entre el Bloque Centauros y las Autodefensas Campesinas del Casanare la tasa de homicidio se mantuvo estable y tuvo un leve crecimiento para 2005.

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La explicación se debe buscar en la organización primaria de la delincuencia en Bogotá. Durante parte de la década de los sesentas y setentas se produjo en Ben la ciudad una guerra entre mafias esmeralderas venidas de Boyacá y que se expandieron en los Llanos Orientales. Desde allí se configuraron en la capital diferentes grupos ilegales de seguridad privada al servicio de estas mafias, de ahí que el crimen organizado y la delincuencia común durante años estuvieron controlados y los índices de violencia no fueron altos. La situación diferencial de los últimos años es que las mafias que controlan la delincuencia se han debilitado y han entrado en disputa con otras mafias. Lo cual ha llevado a un desorden en el control de la delincuencia en Bogotá. Adicional a ello las mafias esmeralderas no eran excluyentes con otro tipo de grupos armados ilegales y Bogotá podía absorber una gran cantidad de estos grupos sin que ello significara un enfrentamiento entre estas estructuras armadas ilegales. Los recientes hechos de incremento de violencia obedecen a la llegada de nuevos grupos armados ilegales, al debilitamiento de los antiguos grupos que controlaban la delincuencia, y sobre todo a la disputa que sobre los centros de comercio ilegal se está produciendo Uno de los ejemplos de este fenómeno es la localidad de Kennedy, aquí la investigación encontró 3 puntos neurálgicos y tres fenómenos diferenciales. Por un lado, la Plaza de Corabastos muestra una fuerte concentración de grupos armados ilegales que capturan rentas a través de las llamadas vacunas, esencialmente estas estructuras se ubican a las afueras de la plaza; en los barrios cercanos, que en su mayoría son barrios de invasión y donde estas estructuras armadas mantienen una presencia estable. La presencia de grupos armados ilegales ha sido tradicional en este sector, de hecho, se tiene referencia desde principios de la década de los noventa del siglo pasado. La diferencia fundamental con la actualidad es la proliferación de estructuras armadas ilegales y su presencia permanente. En términos generales en Corabastos hacen presencia las Águilas Negras, El llamado Bloque cacique Nutibara, el grupo Héroes Carlos Castaño y el ERPAC:

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Otro de los sitios neurálgicos es todo el margen del río Tunjuelito en los límites entre Bosa y Kennedy. Allí adicional a la presencia de grupos armados ilegales se han notado grupos de limpieza social. Por último se encuentra la zona de Tunjuelito donde la presencia de Águilas Negras y el ERPAC hacen temer una guerra entre estas estructuras por el control de la autopista Sur. Control vial que es esencial para la salida y entrada de abastecimientos para las diferentes zonas de los llanos orientales. Los tres fenómenos diferenciales se expresan en la siguiente situaciones. Por un lado, a diferencia por ejemplo de Medellín los grupos de limpieza social son diferentes a las Grupos Armados Ilegales. En otras ciudades generalmente estos grupos de “limpieza social” son controlados o dirigidos por GAI, en Bogotá aún se mantiene la diferencia. En términos prácticos una de los factores diferenciales de Kennedy es la autonomía de los grupos de limpieza social. Las diferencia con los GAI son las siguientes, en primer lugar, los grupos de limpieza social no tiene una estructura permanente armada sobre un territorio, en la mayoría de los casos son contratados para este tipo de acciones, por el contrario GAI si tiene un control territorial. La otra diferencia es que los GAI son identificables por la comunidad y mantienen un control social permanente, los grupos de limpieza social hacen incursiones esporádicas a los barrios. Por último, estos grupos de limpieza social generalmente dependen de una contratación que realicen comerciantes o habitantes de una zona determinada, por el contrario los GIA se mantienen de la extorción, vacunas y actividades ilícitas y no dependen de una relación directa de intercambio económico con los habitantes de la zona. El siguiente mapa muestra estos sitios neurálgicos de Kennedy.

14 Los grupos de limpieza social podrían ser considerados dentro de nuestra categorización como Grupos Privados Armados de Carácter Ilegal, que en lo general mantiene comportamientos de ventas de seguridad privada o se comportan como mercenarios que pueden ser contratados por capitales legales o ilegales. Una segunda situación observada en Kennedy hace referencia a las pandillas que han incrementado su capacidad bélica en el último año. El pandillaje en esta localidad es tradicional, sectores como el Socorro, el Class Roma, Britalia y buena parte de Tunjuelito mostraron fuertes disputas entre pandillas. En la actualidad se ha observado una reagrupación y mayor capacidad bélica que se asemeja a lo ocurrido en Ciudad Bolívar, de hecho, en varias ocasiones se han enfrentado con la policía. Dentro de las hipótesis que se manejan se podrían dar dos aproximaciones, o bien que estas pandillas están siendo armadas por otras estructuras armadas ilegales con mayor capacidad militar lo que podría llevar a que estas pandillas sean utilizadas como grupos satélites por narcotraficantes o

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GAI. O bien que la mayor capacidad bélica obedece a un proceso de cooptación de pandillas donde se han impuesto las más fuertes lo que hace temer un incremento de enfrentamientos entre estas pandillas. Sin embrago, cualquiera sea la razón, o si es una combinación de ambas, los reclutamientos de jóvenes por estas pandillas se está incrementando sustancialmente. Por otro lado existen retaliaciones y amenazas constantes contra miembros de tribus urbanas como los emos que han sido víctima de ataques constantes. Una tercera situación que se encontró en Kennedy es la proliferación de la delincuencia organizada, que hasta el momento no se encuentra sujeta a ningún grupo armado ilegal, es decir, que no funciona como grupo satélite. El incremento de la delincuencia organizada, se da en el comercio ilegal de celulares, computadores portátiles e igualmente las bandas de apartamenteros se han incrementado lo cual podrían llevarnos a pensar que estos grupos estarían ligados a mafias más estables y con mayor control territorial. Otra de las zonas neurálgicas que mantiene la ciudad es la localidad de Suba. Allí se presentan cuatro fenómenos diferenciales. En primer lugar, en el caso de delincuencia organizada encontramos que la mayor banda de apartamenteros y de jaladores de carros se encuentra en Suba y existen indicios de que estos grupos están ligados a mafias grandes de narcoactividad. Aquí el razonamiento es el siguiente. Desde el año 2002 hasta que el cartel del Norte del valle se mantuvo cohesionado y más o menos estable el narcotráfico colombiano mantuvo y recuperó la cadena de distribución y comercialización del narcotráfico, incluso mantuvo el control de la distribución en algunas ciudades de Europa y EEUU. Sin embargo, desde 2004 el narcotráfico colombiano perdió el control de la distribución de las ciudades norteamericanas y europeas y de varias rutas de tráfico de droga. Esto ha reducido los ingresos de los carteles del narcotráfico en cerca de un 55%, que es la rentabilidad que deja la distribución en las grandes ciudades, lo cual ha obligado a que estas organizaciones al servicio del narcotráfico o la narcoactividad y grupos mafiosos a expandirse a la captura de otro tipo de rentas. De ahí, que la guerra por prostíbulos, moteles, hoyas de expendedero de droga no sea únicamente para el lavo de dinero, sino para suplir

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la crisis económico que dejo la perdida de la distribución en las ciudades del norte. El afán de controlar y adquirir nuevas rentas que permitan mantener el crecimiento y sostenimientos de los grupos armados ilegales los lleva a incursionar en otras actividades legales o ilegales. Este fenómeno de lucha por control de otro tipo de rentas ha llevado a que la disputa entre grupos armados ilegales, grupos de narcotraficantes no se dé únicamente entre estructuras armadas sino que afecten directamente a la población civil. Por ejemplo, incluso en la Medellín de Pablo Escobar aunque el índice de homicidios era sustancialmente alto comparado con otras ciudades, el incide de percepción de inseguridad de la población no se incrementó sustancialmente. De igual forma, a pesar de la guerra en Bogotá entre el Bloque Centauros con las autodefensas Campesinas del Casanare la percepción de inseguridad de la ciudadanía no se incrementó. La explicación es sencilla, pues la guerra en Medellín y la de Bogotá entre 2003 y 2005 involucraron a los miembros de las organizaciones armadas ilegales y algunos sectores de la delincuencia. En cambio, en la actualidad la disputa por otro tipo de rentas y la depredación por recursos de la delincuencia organizada y pandillas que afectan más al patrimonio de la población llevan a que el índice de inseguridad se incremente. “Por eso mismo, la inseguridad percibida o el grado de (in)seguridad subjetiva puede y suele ser muy distinto del grado de (in)seguridad objetiva. Esta diferencia es irremediable y es además un hecho cardinal para cualquier análisis tocante a la (in)seguridad, especialmente en tanto el diseño de estrategias privadas o de políticas públicas para enfrentar el problema no depende solo de la (in)seguridad objetiva sino también –y aún a veces, principalmente– de la (in)seguridad percibida por los sujetos del riesgo.”11. Así la inseguridad subjetiva es la que dispara los índices. “Pero además de la (in)seguridad objetiva, existe la (in)seguridad subjetiva, o estimación que cada quien hace sobre el grado de riesgo al que está expuesto. Esta estimación puede estar basada en datos estadísticos, puede coincidir con la medición objetiva, y hasta puede ser más confiable que la que usa la compañía de seguros (por ejemplo, si Ana sabe que 11

PNUD; Informe Sobre Desarrollo Humano para América Central; Naciones Unidas, 2009. Pág.29.

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padece de cáncer pero su asegurador lo ignora). Sin embargo, la (in)seguridad subjetiva es una percepción o sensación influida por múltiples factores racionales e irracionales, conscientes e inconscientes, entre los cuales cabe mencionar el temperamento, la experiencia, los prejuicios, la información “objetiva” y las opiniones de los demás”12. Ahora bien, adicional a los temas de delincuencia organizada y como segunda particularidad en Suba encontramos una fuerte presencia de grupos armados ilegales. Se identifican las Águilas Negras y más recientemente una estructura que se hace llamar desmovilizados del Cacique Nutibara. Tanto la zona de la Gaitana, como en Puerta del Sol y en general todo el Rincón de Suba se encuentra la zona neurálgica. La tercera particularidad es la forma como estas estructuras están actuando. Preocupa el hallazgo de un cobro de seguridad por casa de entre 1000 y 2000 pesos semanales, además de cobras a las familias que reciben algún tipo de asistencia por desplazamiento. En este caso estamos hablando de barrios con presencia permanente de estas estructuras y patrullajes constantes. Aquí se está configurando una situación similar a las que ocurren en ciudades como Medellín o en algunas urbes de Brasil donde la policía tiene vetada la entrada. El siguiente mapa muestra la ubicación de las zonas neurálgicas. Aclarando que estas hacen referencia a la presencia de grupos armados ilegales nacidos posterior a la desmovilización paramilitar, ya que si se colocara delincuencia organizada y pandillas habría que sombrear prácticamente la mitad de los barrios de la localidad.

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PNUD; Informe Sobre Desarrollo Humano para América Central; Naciones Unidas, 2009. Pág. 28

18 La tercera particularidad de Suba es la imposibilidad de control de estos fenómenos por parte de la Policía. No sólo por el bajo pie de fuerza o la fortaleza de estos grupos o por la corrupción sino sobre todo por la falta de una política de seguridad Urbana. Los esfuerzos nacionales se concentraron en la lucha contra las FARC. De hecho, la política de seguridad urbana se concentró en la lucha contra este actor armado ilegal, descuidando fuertemente los otros campos de la seguridad. A los cerca de 250 municipios afectados por las FARC que aún hoy día se mantienen y a los 273 municipios donde hacen presencia los grupos emergentes rearmados y disidentes tenemos que agregar la nueva configuración de la lucha y guerra por el control de las ciudades. Una de las hipótesis de este trabajo es que la confrontación armada durante 2009 ha venido trasladándose a las zonas urbanas, son más de 15 las ciudades capitales que en la actualidad presentan confrontaciones entre grupos armados ilegales además de una buena cantidad de centros urbanos secundarios y de tercer nivel.

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Por otro lado, la localidad de Bosa muestra un comportamiento aún más complicado. Allí confluyen cuatro situaciones. En primer lugar, en algunos sectores de esta localidad se han encontrado y desmantelado por parte de la fuerza pública algunos centros de recuperación de heridos de grupos armados ilegales, además de locales especializados en la fabricación de armas y concentración de medicina. Es decir, algunos sectores han sido en un sentido flexible convertidos en zonas de retaguardia de los grupos armados ilegales. En este sector de la ciudad los niveles de delincuencia organizada se han incrementado y de pandillaje como en el resto de la ciudad, pero no en los mismos nivel que en Kennedy o Suba, en gran parte derivado del control de estos grupos ilegales armados. Los centros neurálgicos de esta localidad se concentran sobre el margen del río Bogotá y el río Tunjuelito, el sector de San Bernardino y los límites con Soacha y sobre todo la salida por la autopista Sur. El siguiente mapa muestra los sitios neurálgicos.

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La segunda situación que se ha encontrado en esta localidad es la disputa por el control de la autopista sur y por el acceso a Soacha. En lo específico las águilas Negras, el ERPAC, algunas estructuras que mantienen redes de las Antiguas Autodefensas Campesinas del Casanare y efectivos, recién llegados, de la Oficina de Envigado se disputan en estos momentos los pasos a Soacha, lo cual permite movilización de tropa y abastecimientos y sobre todo superar las barreras geográficas del río Bogotá y Tunjuelito. Además la disputa por la autopista sur demostraría la importancia que estas estructuras le dan al control de las vías de acceso. Básicamente y como tercera hipótesis en la actualidad de en Colombia se viene configurando unas dinámicas parecidas a lo que es el conflicto en Brasil en las favelas, sobre todo en Medellín se puede observan mucho mejor este fenómeno, en lo esencial son grupos armados ilegales con presencia permanente y que mantiene control territorial en centros urbanos. Allí la disputa por el territorio es a muerte. Para el caso de Brasil “El secretario de Seguridad del estado de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, reconoció la presencia de efectivos de las policías Civil y Militar entre los miembros de las bandas parapoliciales que controlan las favelas, pero dijo que es difícil probarlo. La existencia de “territorios ocupados por ese tipo de crimen”, además de “involucrar a personal policial, judicial y legislativo”, crea una grave situación que impide elecciones libres y democráticas en Río, explicó Gouvea Vieira. Las milicias, en general dirigidas por policías activos o jubilados, dominan 63 favelas, según datos de la alcaldía carioca. Beltrame afirma que llegaron a sumar 122 bandas, pero se redujeron a “menos de 100” desde el año pasado. Otras favelas están bajo control de bandas de narcotraficantes, pero ellos son claramente “definidos como criminales y apartados de la convivencia”. Es distinto con los milicianos, pues además de ser aceptados por la sociedad, en muchos casos son autoridades, observó la concejal. Las milicias surgieron en los últimos años bajo el pretexto de combatir el narcotráfico, al margen de la ley. Terminaron por sustituirlo, al imponer sus reglas y exigir a la población y comerciantes el pago por sus servicios ilegales, como seguridad, transporte y suministro de electricidad, gas y conexión a cables para la

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televisión. Los grupos armados controlan las comunidades como “feudos políticos” con fines electorales, dijo la funcionaria”13. En Bogotá existe un cambio con respecto a Medellín. A excepción de la localidad de Ciudad Bolívar la distribución territorial de los grupos armados ilegales se asemeja a las mafias de Europa del Este, que es el fenómeno que se observa en Bosa. Es decir, existen en la periferia de las ciudades estructuras armadas de un tamaño pequeño que sirven como apoyo y mecanismo de disuasión a los agentes urbanos de los grupos armados ilegales. En las afueras de Bosa y sobre todo en Soacha se concentran buena parte de estas retaguardias armadas y que incursionan con relativa frecuencia a los centros de la localidad. La tercera particularidad que se presenta en Bosa es la proliferación de zonas de tolerancia, con prostíbulos, una red inmensa de “prepagos”, que abarca toda la ciudad, pero en Bosa es muy importante su presencia y deshuesadoras de automóviles. Estos centros además de servir de lavado de dinero se han convertido en fuente de nuevos recursos y rentas para los Grupos Ilegales Armados. La Cuarta situación es que la delincuencia ordinaria que se ha incrementado de forma alarmante en todo Bogotá tuvo un incremento en menor medida en Bosa. ““delincuencia ordinaria”: se trata de delitos que ocurren predominantemente “en la calle” o “desde la calle”, entre desconocidos, y que por eso mismo causan más alarma ciudadana”·14. Sin embargo, en Bosa, según algunos indicios que se deben profundizar, los grupos de limpieza social estarían operando fuertemente y este tipo de delincuencia estaría siendo inspeccionado por estructuras más grandes. Esto podría traer como consecuencia, o bien que estos grupos de delincuencia ordinaria se trasformen en grupos satélites de delincuencia organizada o de grupos armados ilegales e incluso de mafias coercitivas, lo cual supondría, no la reducción de este tipo de delitos, sino la organización territorial y distribución espacial de estas estructuras. U otra de las situaciones que se podrían producir es que los grupos armados ilegales funciones como grupo de limpieza social para

13

Agencia de noticias IPS. Rio de Janeiro; 4 de junio de 2008. PNUD; Informe Sobre Desarrollo Humano para América Central; Naciones Unidas, 2009. Pág. 99.

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ganar cierto respaldo popular y poder acceder a cobrar una seguridad privada a comerciantes y viviendas. Este fenómeno lo aplicó durante algunos años la oficina de envigado y resulto ser bastante exitoso en términos de respaldo popular para dicha organización criminal. Como diría Mauricio Romero se convirtieron en Empresarios de la Guerra. Ahora bien, en la localidad de Usaquén el fenómeno es un poco diferente pero igualmente

complejo. Allí

se

localizan

tres

sitios

neurálgicos

con

dos

particularidades diferentes. El principal centro neurálgico se encuentra en el sector del Codito donde la disputa por el control de la carrera séptima se ha hecho intensa en el último mes. Panfletos, toques de queda y extorsiones son el común denominador. Las águilas Negras y varias estructuras armadas del Loco Barrera se disputan el control con lo que al parecer serían algunas estructuras recién llegadas de las Bandas emergentes de Boyacá. El segundo sector complicado es la salida por la autopista norte, donde no se presentan estructuras armadas ilegales en términos estrictos. En cambio se nota una compra masiva de propiedades en los municipios vecinos a Bogotá y en estas zonas marginales por miembros de estructuras de los GIA y de los grupos narcotraficantes o Mafias Coercitivas. La principal dificultad en este sector es que dicha compra masiva de predios no sólo traería un problema de incremento de la violencia o el desplazamiento gota o gota de sectores sociales, sino sobre todo la creación de sectores territoriales vinculados a la ilegalidad y su posible incursión en la vida lectoral. Es decir, a medida que se crea lo que se podría denominar una “Zona Franca” de ilegalidad la incursión en política y la utilización de métodos de corrupción se incrementaran sustancialmente. Por último, la tercera zona conflictiva se da en la carrera novena entre la calle 127 y calle 134. Aquí se observa lo que al parecer sería una delincuencia organizada controlada por mafias coercitivas. Efectivamente en estas zonas operan bandas de delincuentes que tienen dividió el sector en cuadras donde cada banda es “dueña” de dicha cuadra. Transitar en estas zonas se hace difícil debido a los niveles de control de esta delincuencia organizada.

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Sumado a esto se encuentra un fenómeno muy complicado y son la proliferación de pandillas en esta localidad. A diferencia de las de otras localidades, estas pandillas mantienen aún una capacidad bélica mínima. Pero están proliferando en buena parte de los colegios de esta localidad y los enfrentamientos entre jóvenes cada vez son más comunes. En Usaquén igualmente se encuentra concentrada buena proporción de lo que se denominan tribus urbanas que se atacan entre ellas constantemente, con lo cual esta localidad se convierte en una de las más vulnerables para la proliferación de pandillas en toda la ciudad. Analizaremos, por último, la localidad de Ciudad Bolívar, que podríamos definir como la más vulnerable con Kennedy y Suba. Antes de entrar a dicho análisis debemos aclara tres situaciones. En primer lugar, durante el proceso de desmovilización paramilitar nunca se tuvo conocimiento de la desmovilización del Bloque Capital. Esta estructura paramilitar que tuvo su primera acción, según nuestros registros, en febrero de 1998, se mantuvo activa durante y posterior a la desmovilización paramilitar, lo que ha permitido la permanencia de redes locales de reclutamiento, control local y presencia armada, sin que buena parte de la población haya presenciado algún tipo de cambio sobre el territorio. Básicamente la creación en 1998 del Bloque Capital se enmarca dentro del proyecto Castaño de paramilitarismo. Dicha estructura quedó adscrita al Bloque Centauros que operaba en los llanos orientales, más exactamente en el departamento del Meta y que se había creado con el objetivo de contener y controlar estructuras paramilitares que habían ingresado a las AUC, pero que mantenían fuertes grados de independencia. En particular las Autodefensas Campesinas del Meta y Vichada y las Autodefensas Campesinas el Casanare aunque hacían parte de la confederación nunca lograron estar sometidas a la llamada casa Castaño, de ahí que la creación del Bloque Centauros debía mantener el “orden” en dicha región del país. En 2003 con la entrada en vigencia de las negociaciones para la desmovilización paramilitar las Autodefensas Campesinas del Casanare o ACC, por varias razones que no estudiaremos aquí, decidieron no ingresar al proceso de negociación. Esto llevó a que Carlos Castaño diera la orden de someter a los Buitragueños o a las

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ACC. Entre 2003 y 2005 se produjo una guerra sin cuartel entre el Bloque Centauros y las ACC que incluso se reprodujo en Bogotá. El incremento de los homicidios, los reclutamientos ilegales en estos mismos años en la localidad de Ciudad Bolívar obedecen a esta guerra. Ya para 2004 en un franco declive de las ACC se produce la muerte de Miguel Arroyabe, para ese momento comandante del Bloque Centauros y reconocido Narcotraficante. La muerte de Arroyabe fue planeada por su tercero al mando; alías Cuchillo. Así el Bloque Centauros se fracciona en tres partes. Una queda al mando de Cuchillo que más tarde se conocerían como Héroes del Guaviare y más recientemente como el ERPAC. Una segundo grupo al mando de alías Pirata conocidos como Héroes del Llano y la última fracción al mando de alías Mauricio que fue la que desmovilizó con Vicente Castaño. Lo segundo que se debe aclarar es que tanto el grupo al mando de Cuchillo como el de Pirata se desmovilizaron, aunque tres meses más tarde ya se habían rearmado. Cuchillo quien era el que controlaba los sectores marginales de Bogotá reactivó y consolidó sus estructuras en la Capital en tres años. Mantiene, en la actualidad, un grupo de algo más de 1500 hombres. Esto ha llevado a que el ERPAC se posesionara de forma muy rápida sobre toda la localidad de Ciudad Bolívar y comenzara con una expansión fuerte en toda la ciudad. A pesar de la presencia del Hoy ERPAC y del anteriormente llamado Bloque Capital las autoridades nacionales niegan que haya existido el Bloque Capital y Luis Carlos Restrepo no da razón de los desmovilizados de dicha estructura. Incluso, hoy día la Policía nacional niega la presencia de personal del ERPAC en Bogotá, lo cual impide una eficaz actuación de las autoridades. Ahora bien, este fenómeno se complementa con lo que podríamos denominar una actuación un poco cuestionable de la Fuerza Pública. Durante la guerra intestinal del paramilitarismo, entre 2003 y 2005, los operativos militares se concentraron contra las ACC y no actuaron sobre el Bloque Centauros lo cual posibilitó el crecimiento del Bloque Capital y el fortalecimiento de sus redes urbanas. Redes que más tarde

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darían nacimiento al ERPAC, es por esta razón por la que alías Cuchillo ha logrado dicho crecimiento y consolidación. Dicha actuación de la Fuerza pública no se ha modificado, por el contrario a pesar de la fuerte presencia de efectivos militares en el Meta las operaciones contra cuchillo y la captura de los miembros el ERPAC es mínima. Los algo más de 22 mil efectivos de las Fueras Militares en el departamento se han concentrado en el combate contra las FARC pero no persiguen a los más de 1000 hombres del ERPAC. La tercera situación a clarificar se produce durante la segunda mitad del año 2009. El ERPAC al parecer habría iniciado una guerra con mafias esmeralderas tradicionales de la región, lo cual podría traer un incremento de la criminalidad en Bogotá producto de dicho enfrentamiento. Como conclusión podemos decir que la localidad de Ciudad Bolívar no ha mostrado un cambio sustancial con respecto a los años de la presencia paramilitar. En términos generales en Ciudad Bolívar se encuentra la presencia de cuatro grupos nacidos posterior a la desmovilización paramilitar. Las Águilas Negras, el ERPAC, Héroes Carlos Castaño y un grupo recientemente nacido que se hace llamar Bloque Capital. Aunque la cifra es difícil de establecer serían algo más de 600 el total de personas vinculadas a estos grupos, el ERPAC cuenta de esto 600 con algo más de 250. Sin embargo, Ciudad

Bolívar en el último trimestre ha visto llegar a nuevas

estructuras armadas ilegales. Preocupa lo que serían miembros de la Llamada Oficina de Envigado que han intentado replicar el modelo que aplicaron en Medellín y en general en el Valle del Aburra. “El pasado 28 de agosto, José Joaquín y su primo Heriberto creyeron que pasarían a hacer parte de la lista de los llamados 'falsos positivos'. La madrugada de ese viernes llegaron hasta la central de abastos de Bogotá, donde ambos trabajan como coteros, y cuatro hombres les ofrecieron "un trabajo cómodo y lucrativo en Girardot". Había que viajar esa misma tarde. La misma oferta la recibieron el hijo de 15 años de doña Clemencia, en un barrio de la localidad de San Cristóbal, y cuatro 'pelados' -que no llegan a la

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mayoría de edad-, de una pandilla de Arborizadora Alta, en Ciudad Bolívar. El testimonio que ellos le dieron a EL TIEMPO coincide en todo: los hombres que los contactaron eran cuatro, hablaban paisa, tenían corte militar y después de la primera oferta, regresaron a concretarla con pistola en mano. Estos casos, no denunciados formalmente ante las autoridades por temor a las retaliaciones, hacen parte de los nuevos mensajes y propuestas intimidatorias que un grupo autodenominado 'Águilas Negras', está difundiendo en panfletos, en los barrios del sur de Bogotá, tal como lo hizo hace seis meses. Sin embargo, lo que se creía era una reaparición de alguna facción paramilitar o una banda emergente, para la Policía es una red delincuencial común conformada por desmovilizados y promovida por ex 'paras' de Medellín. La misma hipótesis maneja la Secretaría de Gobierno del Distrito (ver recuadro). Precisamente, este diario estableció que quienes están, realmente, detrás del reclutamiento de jóvenes y la extorsión a tenderos, comerciantes y transportadores es la llamada 'Oficina de Envigado'. Un hombre que se identificó como 'Iván' llegó, según su relato, desde mayo pasado a la capital en compañía de seis desmovilizados del bloque Nutibara. "Estamos aquí no para delinquir, como dicen por ahí, sino para prestarle un servicio social a la gente. Nos contactaron y aquí estamos", contesta en tono cínico y con ínfulas de autoridad”15.Por otro lado, algunas personas armadas se han identificado como miembro de los Rastrojos y han manifestado que tomaran el total control de la localidad. El siguiente mapa muestra la presencia donde operan estos grupos armados ilegales.

15

El Tiempo “'Oficina de Envigado' quiere replicar modelo de reclutamiento de Medellín en Ciudad Bolívar”

27 Como se observa en el mapa, prácticamente el total de las UPZ mantienen algún tipo de presencia de estos grupos armados ilegales. Que se componen en su mayoría por desmovilizados. El programa complementario de atención a la población desmovilizada que lidera la Alcaldía de Bogotá ha creado un colchón importante para evitar la reincidencia de los desmovilizados en la delincuencia, sin embargo, la criminalidad ha logrado absorber buena parte de esta población. Los datos entregados por la Policía habla de algo más de 10 mil desmovilizados que han reincidió en la criminalidad y algunos de ellos han formado grupos de delincuencia organizada que también son bastantes los que se encuentra en Bogotá. A principio de Noviembre se informaba que: “La Policía desmanteló una banda de desmovilizados de la guerrilla y las autodefensas que serían responsables de la ola de panfletos con amenazas que circularon en Bogotá, y quienes están vinculados en al menos 20 homicidios, en el sur de la ciudad. Luego de un año de investigación, la Sijin de la Policía de Bogotá capturó a once

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personas vinculadas a millonarias extorsiones y asesinatos en Ciudad Bolívar, Bosa y el municipio de Soacha. El Comandante de la Policía metropolitana, Coronel Cesar Augusto Pinzón, afirmó que los capturados se organizaron luego de la desmovilización, y llenaron la ciudad de panfletos a nombre de "las Águilas negras", cobrando extorsiones a transportadores y comerciantes y asesinando a cerca de 20 personas para ocasionar temor entre sus víctimas. La banda cobraba $2.000 pesos a cada conductor de vehículo que se desplazaba en las partes altas de la ciudad, y a los comerciantes entre 10.000 y 15.000 pesos, con lo que alcanzaban a recaudar más de 50 millones de pesos mensuales”16. La reincidencia de la población desmovilizada en Bogotá aún se mantiene baja, pero muestra una tendencia al aumento, aunque no todos pasan a ingresar las filas de estos grupos armados ilegales, mucho reinciden en la delincuencia ordinaria o grupos de delincuencia organizada. Con todo, al parecer en buena parte de los homicidios registrados en lo que va del año la participación de desmovilizados sería bastante alta. La tendencia al incremento de la inseguridad urbana y del homicidio es generalizada en todo el contiente. “Así, según nuestras estimaciones, la violencia homicida cobró la vida de cerca de 79.000 centroamericanos y centroamericanas durante el período 2003-2008, y tres países (El Salvador, Guatemala y Honduras) aparecen entre los de mayores tasas delictivas de la región latinoamericana. Pero quizá 2006 fue un año atípico o quizás la tasa de homicidios ha venido cambiando con el tiempo. Para examinar estos asuntos, revisemos las tendencias nacionales que resume el cuadro 3.1 (advirtiendo que estas otras cifras no son estrictamente comparables entre países, porque provienen de distintos tipos de fuentes)”17. La presencia de pandillas y delincuencia organizada en la localidad es igualmente alta, en Ciudad Bolívar estas estructuras cuentan con una importante capacidad bélica, por lo que se teme que estén funcionando como grupos satélites o grupos privados de seguridad al servicio de grupos armados ilegales o mafias coercitivas.

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Caracol radio 9 de noviembre de 2009 desmantelan banda de desmovilizados involucarda en al menso 20 homicidios. 17 PNUD; Informe Sobre Desarrollo Humano para América Central; Naciones Unidas, 2009. Pág. 69.

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La llegada masiva de estructuras armadas ilegales a la ciudad podría traer como consecuencia el incremento de la violencia a causa de la guerra que se está desatando por el control de las ilegalidades urbanas. No se prevé una situación generalizada de violencia contra la población civil, por el contrario sería más un conflicto subterráneo alrededor del control de las zonas de lavado de dinero, como sanandresitos, zonas de expendedoras de droga o alucinógenos y por el control de zonas de prostitución por un lado. Además de una confrontación por las zonas periféricas de la ciudad y las vías de acceso a la mismo por el otro. Es notorio destacar que en Bogotá la carencia de una apropiación del territorio hace que la violencia no sea demasiado territorializada. Así la identificación con un barrio o una cuadra es sustancialmente menor a la que se presenta en Medellín, cerca de 800 mil personas por año cambian de sitio de residencia en la ciudad, se van de sur a norte o de occidente a oriente lo cual permite que la violencia tenga un componente de identificación zonal como es el caso de Medellín. Aunque el crecimiento fortalecimiento de pandillas hace prever que este fenómeno de territorialidad se comience a dar con fuerza en varias localidades como Kennedy, Suba, ciudad Bolívar y Usaquén. Es además evidente la carencia de una política de seguridad para las zonas urbanas. La política de Seguridad Democrática más que una política nacional de seguridad es una política contrainsurgente y muestra de ello es el fortalecimiento de los grupos armados que nacieron posterior a la desmovilización paramilitar. Es pues urgente la toma de medidas para el control de dicho fenómeno, que ya es de carácter nacional. Hasta inicios del mes de Noviembre Barrancabermeja sumaba 111 homicidios y Medellín algo más de 1750 llegando con aumentos de más de 50% con respecto al año anterior. Si bien es cierto en narcotráfico explicaría gran parte de los procesos de reconfiguración del conflicto armado en Bogotá su influencia en términos generales no sería más del 50%. Incluso a nivel nacional si se comparan los municipios con presencia de grupos armados ilegales emergentes, rearmados i disidentes con la presencia de cultivos de uso ilícito y con zonas de ruta de salida del narcotráfico la coincidencia llega al 48%, ejemplo de esta situación lo es la

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costa atlántica. En el mejor de los casos a penas en cerca de un 50% la relación sería directa en los demás posiblemente será indirecta o no la tendrán. Situación similar se presenta en Bogotá, ya que, la investigación arrojo que el lavado de dinero y el testaferrato no explican la totalidad del fenómeno. En cambio un tema poco tratado y que al parecer resulta esencial a la hora de explicar la existencia de estos grupos es la utilización de grupos armados como grupos de seguridad privada. En la localidad de ciudad Bolívar, en el llamado parque minero, se ha presentada dicha situación. Básicamente la recurrencia con que algunas capas de la sociedad colombiana utilizan grupos ilegales armados para la adquisición de propiedad, para la generación de ganancias, así como para el mantenimiento de un statu quo explicaría en gran parte del país y de la ciudad la existencia de estas estructuras armadas. Generalmente la teoría de los conflictos armados internos o guerras de baja intensidad muestran a los agentes económicos y políticos como actores pasivos que son extorsionados y asechados por estructuras armadas ilegales y que en lo esencial estos grupos son independientes de las disputas de las elites políticas y económicos. Pero nuevamente la evidencia muestra lo contrario. Buena parte de estas organizaciones son utilizadas como mercenarios, una tendencia mundial y es la privatización de la guerra. Hoy la vieja visión de que un Estado no puede sobrevivir sin el monopolio de la violencia está fuertemente es discusión, ay que al igual que en la edad media Estado si puede existir sin el monopolio de la violencia.

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