Berkeley Berkeley nació en Dysert, cerca de Thomastown, Irlanda el 12 de marzo de 1685 y murió el 14 de enero de 1753. también conocido como el obispo Berkeley, fue un filósofo irlandés muy influyente cuyo principal logro fue el desarrollo de la filosofía conocida como idealismo subjetivo, resumido en la frase esse est percipi («ser es ser percibido»).
Su vida Recibió su educación en el Kilkenny College, y asistió a las clases del Trinity College de Dublín, donde acabó sus estudios en 1707. Permaneció en el Trinity College hasta lograr un título de profesor de Griego. Su primera publicación fue de carácter matemático, pero la primera que le ganó notoriedad fue su Ensayo hacia una nueva teoría de la visión, publicado en 1709.
Uno de sus objetivos principales fue combatir el materialismo, teoría dominante en su época. Aunque sus teorías fueron ridiculizadas, algunos, como S. Clarke, le consideraron un genio. En 1721 recibió un doctorado en teología, y decidió permanecer en el Trinity College de Dublín dando clases de Teología y Hebreo.
Los sermones de Berkeley explicaban a los colonizadores que el cristianismo apoyaba la esclavitud, y en consecuencia los esclavos debían ser bautizados: «sería una ventaja para sus negocios (de los patrones) tener esclavos que deban "obedecer en todo a sus patrones desde las entrañas, no sólo cuando les observan, sino de todo corazón, temerosos de Dios"; que la libertad del evangelio concuerda con la servidumbre temporal, y que todos sus esclavos sólo serán mejores esclavos siendo cristianos»
Pensamiento La filosofía de Berkeley es el empirismo llevado al extremo. Si John Locke había dudado sobre el conocimiento de los cuerpos, Berkeley va más allá. En su juventud, Berkeley propuso que no se puede saber si un objeto es, sólo puede saberse un objeto siendo percibido por una mente.
Declaró que los seres humanos no pueden conocer los objetos reales o la materia que causa sus percepciones, sino que incluso las propiedades matemáticas son ideas semejantes a las cualidades sensoriales.
Por tanto, concluyó que todo lo que puede conocerse de un objeto es su percepción del mismo, y resulta gratuito suponer la existencia de una sustancia real que sustente las propiedades de los cuerpos. Los conceptos abstractos de Locke no existen para Berkeley, ni en la naturaleza ni en el espíritu, es una ficción. Las ideas siempre conservan su particularidad. No es la abstracción, sino el lenguaje, lo que hace posible extender observaciones particulares a lo general.
En consecuencia, los objetos percibidos son los únicos acerca de los que se puede conocer. Cuando se habla de un objeto real en realidad se habla de la percepción del objeto. Los cuerpos no son más que haces de percepciones.