La sociedad, es aquello que denominamos al conjunto de seres humanos que coexisten entre sí, quienes conjugan lo que llamamos cultura durante X periodo de tiempo. Sin embargo, hoy día la sociedad se ha visto modificada negativamente por los cambios ideológicos que se han formado con el avance del hombre como especie. Términos como amor y trabajo han dejado de significar lo que eran, “hasta que la muerte los separe” deja de tener connotación afectiva y romántica, para ser un simple adorno de un discurso reiterativo. Supongamos que nos encontramos en la acera, a unos cuantos pasos de nuestro hogar, estamos parados en algo firme, solido, conciso, damos por sentado la fiabilidad de aquello bajo nuestros pies; abrimos la puerta de nuestra casa y, al pisar dentro de esta, nos damos cuenta de que el suelo está hecho de arena movediza y cuyas paredes se fragmentan en trozos de realidad. Partiendo del pensamiento de Bauman, podemos apreciar claramente que aquella casa es lo que denominamos Modernidad, como la visión humana de los principios y valores se ha visto desnaturalizada, como a raíz de los cambios capitalistas se ha deformado ciertos ámbitos, tales como el sentido del trabajo y el sentido de la relación grupal. En palabras de Bauman, La modernidad líquida es un tiempo sin certezas, donde los hombres que lucharon durante la Ilustración por poder obtener libertades civiles y deshacerse de la tradición, se encuentran ahora con la obligación de ser libres asumiendo los miedos y angustias existenciales que tal libertad comporta; la cultura laboral de la flexibilidad arruina la previsión de futuro. Es decir, la caída de instituciones claves (la iglesia, la estructura de una familia estable, hospitales, servicio público y hasta las escuelas) ha perjudicado la sociedad hoy día, pues, dichas instituciones tenían como valor primordial el instituir a la sociedad, hacer del hombre algo digno de verse, preparado para el mundo, pero eso quedo en el pasado, la gente ha perdido la importancia de éstos, desprestigiando aquello que le da forma a todo lo existente en una cultura. Nuestro mayor riesgo ahora no son la solidez de la sociedad (las instituciones), sino el excesivo consumismo, el cual hace que ellas pierdan credibilidad al momento de educar al individuo. Si bien es cierto que conlleva a una mayor libertad, es esta la que termina con el hombre. Es decir, al perder toda credibilidad las instituciones, los individuos solo se pueden
aferrar a una sola cosa: CONSUMISMO. Hoy día todo se ve como si fuera un consumo, todo se explota de manera rápida para pasar a algo mucho “mejor”. Hay que tener en cuenta que las experiencias y la vida misma de las personas entran en juego aquí. En resumen, la vida humana pasa a ser un vestigio de lo que fue, para exhibirse como un artículo más de consumo diario que se compra en cualquier parte. Cabe aclarar que, poniendo como base el ejemplo de la casa y la acera, las instituciones se han mantenido de pie a duras penas, más, con el duro cambio de “moldearse” a esta sociedad que no sabe ni donde esta situada.