La palabra "ataxia" proviene del antiguo griego y significa etimológicamente "sin orden". En este caso de nuestra referencia, del funcionamiento del cuerpo humano, vendría a ser "coordinación de movimientos desordenada". En definición propia de diccionario, ataxia sería: "deterioro en la coordinación en los movimientos musculares". Esta descoordinación puede afectar a los dedos y manos, a los brazos y piernas, al cuerpo, al habla, a los movimientos oculares, al mecanismo de tragado, etc. Esta anomalía puede ser causada por varios y diversos motivos. Y, por esta razón precisamente, es importante acudir a un Dr. en busca de atención médica para determinar la causa subyacente del síntoma e iniciar posteriormente el tratamiento apropiado. Ataxia, en definición de la enciclopedia Encarta, de Microsoft: "es una alteración, parcial o total, de la coordinación muscular. Puede manifestarse como temblor involuntario de partes del cuerpo durante la realización de movimientos voluntarios (típicamente en las manos), como dificultad para realizar movimientos precisos, o como dificultad para mantener el equilibrio de la postura corporal. La ataxia no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma característico de algunos procesos degenerativos. Puede ser causada por un traumatismo o una enfermedad del sistema nervioso central". Por tanto, refiriéndose al síntoma, podría llamarse ataxia al típico caminar de una persona bebida. Por ese mismo motivo, además de que las formas de hablar también son similares, las personas que no nos conocen a los pacientes de ataxia, en una primera etapa de la enfermedad, piensan de nosotros que habitualmente "empinamos el codo" o tomamos otra clase de drogas afectando al mantenimiento personal del equilibrio. Aparte de tal impresión ser un juicio peyorativo e injusto, que a veces incluso llega a decirse a la cara, con el consiguiente daño psicológico, no tiene absolutamente nada que ver con la realidad. La ataxia puede ser un síntoma de muchas enfermedades (más de 300), incluidos algunos desórdenes asociados con ciertas toxinas, o con infecciones, y con cambios degenerativos en el sistema nervioso. Y, por supuesto, tampoco es un problema psicológico o de querer llamar la atención como a veces erróneamente se piensa, incluso por profesionales de la medicina, en las etapas iniciales de la enfermedad.