Asalto Al Congreso.docx

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Asalto al congreso (ensayo) El Atentado al Congreso de 1848, también conocido como el Asalto al Congreso Nacional o el Fusilamiento del Congreso (aunque dicho fusilamiento no tuvo lugar), fue una trifulca ocurrida el 24 de enero de 1848 en la sede del Congreso de Venezuela en Caracas que marca la ruptura definitiva entre los conservadores y liberales, los cuales llevaban casi dos décadas de continuos roces y enfrentamientos El 24 de enero de 1848 se produjo un asalto al Congreso Nacional de Venezuela, el cual fue la culminación de una pugna política entre el gobierno del general José Tadeo Monagas y los liberales que lo apoyaban, y el grupo encabezado por el general José Antonio Páez, generalmente llamado conservador. En términos generales, este suceso marcó la ruptura definitiva entre ambos bandos los cuales venían enfrentándose desde 1830. Por su parte, Páez lo utilizó como excusa para alzarse en contra del gobierno de Monagas, mientras éste a su vez lo utilizó para imponerse a un Congreso que se le oponía y para derrotar a Páez en sus aspiraciones de controlar el poder sin ser presidente. Antecedentes A comienzos de 1848, en el Congreso se discutía enjuiciar al presidente José Tadeo Monagas por hechos violatorios de la constitución. Se le acusaba de haber ejercido facultades extraordinarias ilegalmente, emplear la fuerza armada sin consentimiento del Consejo de Gobierno y de haber ejercido la administración fuera de la capital. Esto trajo como resultado una fuerte disputa política entre el gobierno de José Tadeo Monagas, del Partido Liberal, y José Antonio Páez, apoyado por el Partido Conservador. Luego de triunfar en las elecciones presidenciales de 1846, de ser confirmado en el cargo por el Congreso el 20 de enero de 1847 y tomar posesión en Caracas el I de marzo, José Tadeo Monagas comenzó a dar muestras de no estar dispuesto a dejarse manipular por los paecistas a través de los secretarios de gabinete que le habían sido impuestos. Ante tales circunstancias Páez y una combinación de comerciantes y terratenientes, inició una campaña de amenazas contra Monagas, que se tornó más agresiva cuando Monagas no reemplazó a los miembros de su gabinete y a los gobernadores provinciales con los candidatos paecistas, y además perdonó la vida a dirigentes de la oposición liberal, quienes habían sido sentenciados a muerte por haberse rebelado durante las elecciones de 1846, en especial al candidato presidencial Antonio Leocadio Guzmán. En respuesta de las presiones sobre Monagas, los liberales y opositores de los paecistas, entre los militares bolivarianos que habían sido excluidos del poder por Páez luego de la muerte de Bolívar, cerraron filas en torno de Monagas, viendo en ello la oportunidad, no sólo de formar parte del gobierno por primera vez, sino también de desplazar y derrotar de manera definitiva a los paecistas. El apoyo de los liberales a Monagas y la aparente aceptación del mismo por éste, enfurecieron aún más a los paecistas, aumentando de esta manera la hostilidad entre liberales y conservadores. En este contexto, los paecistas expresaron su intención de utilizar al Congreso que estaba controlado por ellos para enjuiciar a Monagas por traición a la patria si éste no se les sometía. Con el apoyo de los liberales y de otros

grupos de moderados que no veían razones suficientes para declararlo traidor, Monagas tomó ciertas medidas destinadas a defender su gobierno. Así, fue pasando a retiro a oficiales del ejército activo y desarmando a la milicia activa controlada por los paecistas, al tiempo que comenzó a armar a una milicia de reserva, compuestas por las «clases populares», supuestamente liberales y que normalmente se mantenía para efectos de reclutamiento. Antes de la apertura del Congreso de 1848, la oligarquía mantuvo su intención de enjuiciar a Monagas por violaciones a la Constitución. En tal sentido, en caso de ser hallado culpable, serían puestas en prácticas 3 leyes que asegurarían el control militar y político del país. La primera ley entregaría el poder real al ejército quien sería nombrado por el Congreso sin que el presidente pudiera deponerlo; siendo Páez nombrado jefe del Ejército. La segunda ley establecería el juicio marcial para toda rebelión aunque fuera llevada a cabo por civiles. La tercera y última ley, restringiría el derecho al sufragio únicamente a los «ciudadanos honorables». De acuerdo con el cálculo de los liberales, si lograban la crisis política y mantenerse en el poder, lograrían obtener la mayoría en el Congreso en las elecciones legislativas previstas para 1848. Por su parte, los conservadores no estaban dispuestos a correr el riesgo de perder dichas elecciones. En definitiva, este era el clima que antecedió a la apertura de las sesiones del Congreso. Atentado El 24 de enero de 1848 el ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Martín Sanabria, se trasladó a la sede del Poder Legislativo a rendir el informe anual del Poder Ejecutivo. Estando en el recinto, el vicepresidente de la Cámara de Diputados pidió que permaneciera; en el exterior del Congreso corre el rumor de que Sanabria había sido detenido o asesinado, lo que enardece a las turbas liberales que estaban en la calle. Intentando entrar son repelidos por la guardia, iniciando el enfrentamiento. Durante el evento, resultó herido por una bayoneta Santos Michelena, quien muere dos meses después el 12 de marzo por la herida. Los parlamentarios Francisco Argote, José Antonio Salas y Juan García son asesinados por las turbas, al igual que el sargento Pedro Pablo Azpúrua y un sastre partícipe de la trifulca. El jefe de la guardia del cuerpo legislativo, Guillermo Smith, también resultó herido durante el enfrentamiento. Monagas, alertado de los hechos en curso se presenta a caballo acompañado por el general Santiago Mariño y sus fuerzas para restablecer el orden -

hechos

El quórum reglamentario para iniciar las sesiones en el Congreso no se obtuvo sino hasta el día 23 de enero de 1848. Previamente, 30 diputados de un total de 63, se habían reunido el día 19 y aprobado secretamente apoyar la proposición de trasladar el Congreso a Puerto Cabello donde se suponía que este estaría a salvo de cualquier interferencia por parte del Poder Ejecutivo. Asimismo, decidieron declarar con lugar la resolución de enjuiciar al presidente. En la sesión de apertura, la Cámara de Representantes se declaró en sesión secreta y resolvió trasladarse a Puerto Cabello con el voto de 32 de los 44 diputados allí presentes. Sin embargo, aunque la razón para este traslado era garantizar la seguridad del Congreso los presentes (entre quienes se encontraban los monaguistas) entendieron que esto no era sino el preludio del enjuiciamiento de Monagas. Por otra parte, el traslado a Puerto Cabello sólo podía ser

efectuado con la aprobación de la Cámara Baja (diputados) y la Cámara Alta (senadores). En este sentido, el Senado trató de considerar la proposición pero el senador liberal Estanislao Rendón, quien tenía la palabra y la mantuvo durante toda la sesión de ese día, aparentemente con la intención de retrasar la decisión del Senado de trasladarse y así forzar a la impaciente Cámara Baja a discutir las acusaciones en contra del presidente en Caracas donde Monagas tenía múltiples seguidores. Ante la imposibilidad de trasladarse a Puerto Cabello, los diputados decidieron formar una guardia en el local de sus sesiones para garantizar el libre ejercicio de sus funciones, nombrando al coronel Guillermo Smith para organizarla. Esta medida causó una agitación general en Caracas, ya que expresaba la desconfianza de los diputados hacia las autoridades gubernamentales, y también por ser Smith un reconocido paecista. En la madrugada del día 23 de enero, más de 200 hombres armados, la mayoría de ellos jóvenes pertenecientes a la oligarquía conservadora se habían presentado ante Smith para formar la guardia. Al conocerse esta noticia, grupos de hombres armados comenzaron a rondar las calles y las inmediaciones al Congreso. Asimismo, el gobierno le notificó al presidente de la Cámara de Representantes acerca de la inconveniencia de la presencia de una fuerza armada de semejante tamaño, ya que la Constitución sólo hacía mención a fuerza de policía únicamente y no a un número ilimitado de hombres para la guardia de Congreso. Aunque en principio el presidente de la Cámara negara tal reclamo, poco a poco la guardia se fue reduciendo durante la noche hasta el amanecer cuando sólo 20 jóvenes integraban sus filas. El día 24 de enero de 1848, a las 10 a.m., más de 1.000 personas se habían congregado a las puertas del convento de San Francisco en Caracas donde sesionaba el Congreso. Para el mediodía la barra pública estaba copada por “ciudadanos notables”, algunos de ellos armados, al tiempo que Smith y la guardia continuaba apostada en la entrada del convento. Pasadas las 2:30 de la tarde del día 24 enero, el secretario de Interior y de Justicia, doctor Tomás José Sanabria, acompañado por un hijo de Monagas y 2 de los suyos, llegó a la Cámara Baja para entregar el mensaje anual presidencial, pero cuando se disponía a retirarse para hacer lo mismo ante el Senado, el diputado José María de Rojas propuso que el secretario y los otros 2 miembros del gabinete se quedaran para que informaran acerca del estado de agitación reinante en la ciudad y sobre las medidas tomadas por el Ejecutivo para mantener el orden. Sin embargo, este suceso fue interpretado en la barra como el arresto de Sanabria y los demás miembros del gabinete por parte de los congresistas, lo cual se comunicó de inmediato a la muchedumbre que se encontraba a las afueras del convento. Asimismo, la retención de Sanabria y los miembros del gabinete por parte del Congreso fue vista por el Ejecutivo como un intento por dejar al presidente sin poder, ya que de acuerdo con el artículo 136 de la constitución, el presidente no podía expedir ninguna orden sino a través de los secretarios de su gabinete, aun si esa orden llevaba su firma. Paulatinamente, ante los rumores de que Sanabria había sido asesinado, los animos de la muchedumbre a las afueras del congreso fue caldeándose. Por su parte los conservadores estaban convencidos de que Monagas y los liberales procederían a disolver el Congreso para evitar la suspensión del presidente, utilizando además a la turba a las afueras del convento para atacar al Congreso. Finalmente, la llegada unos milicianos a la entrada del convento de San Francisco, fue interpretado por los guardias del Congreso como un ataque inminente. Por tal motivo, aunque es imposible establecer quien comenzó las agresiones, la trifulca entre un

hombre y uno de los centinelas fue el detonante de la violencia, ya que la inexperta guardia probablemente pensó que comenzaba el ataque produciéndose las primeras muertes en la muchedumbre reunida en la plazoleta. Por otra parte, pese a que la turba enfurecida no pudo entrar al recinto, los diputados paecistas estaban convencidos de que lo harían, por lo que presas del pánico, la Cámara Baja se disolvió y sus miembros escaparon por los balcones y tejados, siendo ultimados algunos de ellos. No obstante el recinto del Congreso como tal no fue asaltado. En total, murieron 8 personas, 4 de ellas diputados (3 conservadores y un liberal), destacándose la figura de Santos Michelena, quien falleció poco tiempo después. En términos generales, el suceso del 24 de enero de 1848 fue una respuesta agresiva por parte de la gente que estaba en la plazoleta y no un atentado al Congreso. Asimismo, sólo unos pocos hombres a la entrada del convento fueron los probables responsables de las muertes ocurridas. Estos hombres pudieron haber sido asesinos o simplemente individuos llevados a actuar por la actuación de la turba. Consecuencias Después de los hechos el parlamento tardó años en recuperar su autonomía; el poder Legislativo y el Judicial pierden su independencia y se someten a la voluntad del presidente de la república. El Congreso Nacional, que hasta el día anterior a los sucesos había pretendido enjuiciar al presidente y destituirlo, al día siguiente se instaló dócilmente y desde entonces sirvió de instrumento complaciente al personalismo entronizado en el poder. Hasta ese día el Congreso Nacional tenía mayoría de representantes del partido conservador, de los cuales muchos de ellos, por miedo pidieron asilo a delegaciones extranjeras o partieron con rumbo a Curazao. Páez y la oligarquía conservadora fueron desplazados del poder, que pasó a manos de Monagas y los liberales, y tomaron el camino de las armas tratando de recuperar el poder. Páez se alzó contra Monagas pocos días después del 24 de enero; pero fue derrotado en los llanos y tuvo que refugiarse en Nueva Granada. A mediados de 1849 desembarcó al frente de una expedición por La Vela de Coro. Fue derrotado de nuevo por las tropas del gobierno, al mando de José Laurencio Silva, quien le ofreció una capitulación, pero Monagas se negó a reconocer los términos de la capitulación ofrecida por Silva, y en consecuencia Páez estuvo preso en Valencia, Caracas y Cumaná, de donde salió para el destierro hasta 1861 El 25 de enero de 1848, luego del asalto al Congreso, representantes del Ejecutivo así como el propio Monagas, acudieron a las legaciones para convencer a los diputados que se encontraban refugiados allí, para que reanudaran las sesiones del Congreso. Finalmente, tras lograrse el quórum, el Congreso declaró establecido el orden constitucional y le otorgó poderes especiales al Ejecutivo para contrarrestar cualquier alzamiento que pudiera surgir en el país. Gracias a esta medida, Monagas pudo sofocar la rebelión que estalló a los pocos días acaudillada por Páez. En definitiva, aunque erradamente el 24 de enero de 1848 pasó a la historia como un “asalto”, el mismo no fue más que una pugna por salvar las instituciones republicanas sino una confrontación entre paecistas y monaguistas, en la cual resultó vencedor Monagas, demostrando su habilidad para defenderse de los oligarcas quienes intentaban valerse de la Constitución para sacarlo del poder. En conclusión, el 24 de enero de 1848, expresó la debilidad de instituciones que como el Congreso, todavía estaban en proceso de fortalecimiento y consolidación.

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