Articulos De Retenciones Marzo 2008

Clarín Viernes 14 Marzo 2008

El Gobierno busca abrir el diálogo con el campo Las retenciones y el precio de la carne son los principales ejes de un conflicto que, de seguir, podría dejar desabastecidas a las carnicerías. Alberto Fernández deslizó la invitación y abrió de inmediato un canal de diálogo político con el campo. Ocurrió apenas las cuatro entidades lanzaron el paro patronal contra el Gobierno. Habló en secreto —en la tarde del miércoles— con Luciano Miguens y le propuso un encuentro público para zanjar las diferencias con los máximos representantes del campo. Así lo dijo el jefe de Gabinete: "Si tienen vocación de diálogo, el martes los espero en Casa Rosada". Miguens respondió con dudas. Confirmó su voluntad de concurrir a una negociación, pero advirtió sobre la dureza que existía en el campo por los manoseos con la carne y el fuerte impacto de las retenciones. El dirigente trasmitió el clima reinante y anticipó que un sector del movimiento agrario pretende extender en la tarde de hoy la medida de fuerza hasta el miércoles próximo. En otras palabras: desabastecer a las carnicerías durante 10 jornadas, por los feriados de Semana Santa. Miguens afirmó: "Existe mucha bronca y los dirigentes mas duros pretenden ampliar la protesta". Fernández respondió tajante: "Si continúa la medida, no hay diálogo posible. Los vamos a culpar por el desabastecimiento". El jefe de Gabinete también enumeró los beneficios que, según el Gobierno, recibe el campo: dólar alto, gasoil bajo, licuación de deudas. El Gobierno esperaba una reacción, pero no un lock-out inmediato y general. Martín Lousteau lo admitió el martes, antes de anunciar las medidas: "Las entidades gremiales van a protestar". Javier de Urquiza elaboró un informe confidencial para la Presidenta. Ese trabajo hablaba de una fuerte reacción del campo, por el clima político de las entidades. Miguens es el dirigente rural más dialoguista. Pero tiene un frente interno conflictivo. En la Sociedad Rural eso lo obligó —en la ultima exposición en Palermo— a pronunciar un discurso que elípticamente invitaba a no votar por Cristina Fernández de Kirchner. Pero el clima es más severo, por distintos motivos, en el frente del campo. Eduardo Buzzi de la Federación Agraria y Mario Llambías de CRA fueron ahora los que presionaron al conjunto para decretar en menos de 24 horas un paro de las cuatro entidades contra la Casa Rosada. Llambías fue impulsado por CARBAP y sus dirigentes rebeldes Pedro Apaolaza y Martín Garciarena. También presionó y mucho Néstor Roulet de CARTEZ. La cercana elección en Coninagro ayudó para endurecer la actitud de una asociación generalmente cercana al Gobierno. El potencial futuro presidente Carlos Garetto —de ACA— apuntaló el severo pronunciamiento. El clima en el campo está que arde y no ayudó la última negociación por el precio de

la carne. Acusan a Guillermo Moreno de excluir a los productores y armar una lista sólo para reflejar una baja de precios en el INDEC. Las cosas se complicaron y una negativa de Miguel Schiaritti de acompañar esa nómina terminó en una triste escena de boxeo. Schiaritti es titular de la Cámara de la Industria y Comercio de la Carne. Se opuso al acuerdo de Moreno. Pero el secretario de Comercio negoció el apoyo de CICCRA con el vicepresidente de la entidad, Jorge Martínez, quien adhirió al convenio después de imponerse a los puños sobre Schiaritti. Ocurrió en una cena, en la cual volaron platos y Martínez le pegó con una hielera a Schiaritti. El titular de CICCRA contó todo en la Casa Rosada y se presentó frente a Alberto Fernández y Martín Lousteau con las heridas de esa guerra y un brazo entablillado. Lousteau salió a defender el aumento de las retenciones. No era para menos: fue la primera medida que elaboró sin injerencia de Moreno. El duro ataque del campo — paradójicamente— lo fortalece en la interna del poder. Moreno —en realidad— está concentrado en otra cuestión de fondo: una nueva y también polémica política de precios para el 2008. Hace una semana y en absoluto secreto propuso un plan a un conjunto de empresarios, referentes de la alimentación. Se reunió con varios dirigentes de la poderosa COPAL y sondeó este programa: Establecer tres tipos de productos por calidad y cada uno de ellos con un aumento prefijado. La primera banda incluiría un aumento del 8% y estarían involucrados alimentos de baja calidad y que consumen los sectores populares. La segunda banda autorizaría aumentos del 16% e incluiría alimentos de mayor calidad. La tercer banda de alimentos tendría precios libres, pero sólo para productos refinados. Los productos de la canasta que mide el INDEC son los ubicados en la primera banda que ideó Moreno. La propuesta no agradó a los los industriales. Roberto Domenech así lo dijo: "Es una idea inviable". La cúpula de la UIA no abordó el tema en la reunión que tuvo con la Presidenta. Empresarios y Gobierno priorizaron fortalecer la alianza política que une al kirchnerismo con la industria. Cristina Fernández de Kirchner "ratificó que vamos a profundizar esta alianza con la industria". La UIA percibió otro mensaje implicito: la Presidenta recibió a los empresarios con Lousteau y el ministro Julio De Vido. Fue un fuerte apoyo. El titular de Hacienda tomó una determinación: el lunes participará de un almuerzo privado con la cúpula fabril. Esa jornada es clave porque se definiría el conflicto en la Aduana. Alberto Abad jugó fuerte y puso en una encrucijada no deseada a la Casa Rosada: insistió frente al jefe de Gabiente que si no relevan a Ricardo Etchegaray será él quien presente en forma indeclinable la renuncia.

Jueves 20 Marzo 2008

UNA PROTESTA QUE DESBORDA A LA DIRIGENCIA

En medio de cientos de cortes de ruta, el campo estiró el paro La medida lleva ocho días y sigue hasta el martes. Ese día vuelve a reunirse la dirigencia. El paro se prolongaría si el Gobierno no cede con la suba a las retenciones. Ayer hubo cortes, piquetes y movilizaciones en el interior. Con cientos de piquetes en las rutas, el campo cumple ocho días de paro y ayer anunció que van por más. Las entidades del agro no le pusieron fecha de vencimiento a la protesta sino una exigencia para terminar: que el Gobierno retroceda en la imposición de mayores retenciones al sector. El Ejecutivo, sin embargo, insistió en que no cederá. La protesta se sintió ayer fuerte en muchas rutas, y provocó innumerables trastornos en todo el interior. Según Mario Llambías, presidente de Confederaciones Rurales (CRA), los piquetes fueron cerca de 300 en Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos y La Pampa. "Tenemos los huevos para no aflojar. Queremos que se cambie esta política agropecuaria", gritó el dirigente en un acto en San Pedro, que mantuvo cerrado por casi 4 horas el tránsito en la autopista Buenos Aires-Rosario. Los dirigentes del sector no esperaron reunirse en Buenos Aires, como habían anunciado, para decidir los pasos a seguir: ese cónclave se realizó a pocos kilómetros del acto, en una estación de servicio de Petrobras. Redactaron allí un comunicado que explica que "ante la actitud intransigente del Gobierno y la permanencia de las medidas que afectan al sector agropecuario y al interior, hemos resuelto continuar con las medidas de protesta y reunirnos el martes 25 para evaluar la marcha de las mismas". Quedó claro que si no hay un gesto oficial antes de ese día, la protesta seguirá. Por cierto, los dirigentes están muy presionados por sus bases. Pese a esta decisión, los ruralistas pidieron a los piquetes que dejen transitar a la gente durante los días de la Semana Santa, y que sólo monten guardia para evitar el tránsito de camiones. En las próximas horas la tensión debería ceder algo, pero nadie puede garantizar cuánto. Y es que los propios dirigentes admiten que en muchas localidades ya no pueden controlar a los productores. "Llevo treinta años en esto y nunca había visto algo así: hasta los productores que hablaban mal de los cortes ahora están con nosotros en la ruta", dijo un veterano dirigente de la Federación Agraria desde un piquete en Ruta 8. No obstante esta efervescencia, el Ejecutivo se volvió a mostrar impermeable al reclamo chacarero. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, tildó nuevamente al paro como "extorsivo" y advirtió: "Si se quiere llevar adelante esta pelea, pues entonces llevemos adelante esta pelea." El ministro de Economía, Martín Lousteau, ratificó la vigencia del esquema de retenciones que desencadenó la furia de los chacareros ( ver

página 5). Y su par de Interior, Florencio Randazzo, agregó que "el Gobierno no negociará bajo presión, ni extorsión". Por la noche, fuentes oficiales hicieron notar que Cristina Kirchner, que viajó a El Calafate, estaba "muy enojada" por la situación. No quiere decir todo esto que en el Ejecutivo no exista preocupación por la prolongación del paro agropecuario, que podría desatar un creciente malhumor social si —como todos prenuncian— comienza a faltar carne y otros alimentos básicos desde la semana entrante. En rigor, hubo emisarios del oficialismo que retomaron el diálogo que hubo hasta el domingo con promesas de mejorar la situación de los pequeños productores. Ayer, intentaron perforar la coraza de las organizaciones rurales. Uno de ellos, el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, habló con un par de dirigentes en estos términos: "Si levantan el paro, el martes mismo comienza una negociación." Otras versiones daban cuenta de un ofrecimiento. El Gobierno estaría dispuesto a aceptar la renuncia del secretario de Agricultura, Javier De Urquiza, para nombrar a alguien que pueda recomponer el diálogo. Pero los dirigentes no muestran grietas. "Esto es una verdadera pueblada y de esto no se puede bajar nadie. Exhortamos al Gobierno a abandonar la soberbia, así podemos ganar en calidad democrática alguna vez", fustigó Eduardo Buzzi, de FAA. El dirigente ratificó que "la única negociación posible es que se vuelva atrás con el exabrupto del 11 de marzo". Ese día, Lousteau anunció una suba de las retenciones a la soja, del 35 al 44%, y un nuevo esquema de retenciones móviles que implica un techo a los precios de los granos durante los próximos cuatro años. Una posibilidad Marcelo Canton El punto de mayor tensión entre el campo y el Gobierno parece haber sido el martes, cuando en la Casa Rosada decían que ya no tenían interés en seguir conversando y la dirigencia ruralista hablaba de un paro por tiempo indeterminado o hasta fines de la semana próxima. Ayer, ambas partes emitieron otras señales. Los ruralistas, acotando el paro al martes. El Gobierno, a través de emisarios y el ministro Lousteau, que habla de negociación. La duda es si la dinámica de los cortes, que la dirigencia no controla, no superará esa posibilidad.