Articulo Sobre La Muerte.docx

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¿Hay vida después de la muerte?

"Creemos que la vida es solo la actividad del carbono y una mezcla de moléculas; vivimos un tiempo y después nos pudrimos bajo tierra", escribió el doctor en medicina Robert Lanza. Este profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad Wake Forest de Carolina del Norte argumentó que los humanos creemos en la muerte porque nos han enseñado a creer que morimos; es decir, nuestra conciencia asocia la vida con el cuerpo, y sabemos que el cuerpo

muere. Su teoría, denominada biocentrismo o universo de la biocéntrica, explica que la muerte no puede ser tan terminal como creemos. Según esta teoría, la biología y la vida originan la realidad y el universo, y no a la inversa. De eso se desprende que la conciencia determina la forma y el tamaño de los objetos del universo. Para dar un ejemplo, Una persona ve el cielo azul y le dicen que ese color es el azul, pero se pueden cambiar las células de su cerebro para que vea el cielo de color verde o rojo. Nuestra conciencia da sentido al mundo y puede ser alterada para cambiar nuestra interpretación. Desde el punto de vista de la biocéntrica, el espacio y el tiempo no se comportan de manera tan rígida ni tan rápida como nos presenta nuestra conciencia. Los físicos teóricos creen que hay una cantidad infinita de universos en los que distintos grupos de personas y situaciones existen y ocurren simultáneamente. Afirman que todo lo que puede suceder sucede en algún momento en todos estos multiuniversos (los múltiples universos posibles), lo que significa que la muerte no puede existir en un sentido real. La mayoría de los filósofos han estado históricamente de acuerdo en que la muerte no es el final, sino el comienzo de algo diferente (vida misteriosa). Esto supone la aceptación de la existencia de un alma inmaterial dentro de cada uno de nosotros que sobrevive a ese gran trauma que es la muerte, la separación de alma y cuerpo. Esa alma suele ser considerada de naturaleza racional. Es decir, es inmaterial porque trata con objetos inmateriales como las ideas y los conceptos. Según los filósofos aquello que se relaciona con lo inmaterial ha de ser también inmaterial. En el Fedón o sobre la inmortalidad del alma, diálogo de Platón, se nos ofrece el siguiente argumento: puesto que el alma es el principio de vida, es imposible que muera, puesto que iría en contra de su misma esencia. Filósofos posteriores, como los racionalistas, afirman que el alma humana es tan diferente al cuerpo que no existe en realidad relación alguna entre ambos. De este modo, el cuerpo se diluye tras la muerte, pero el alma no sufre cambio alguno. Deepak Chopra en su libro “Jamás moriremos”, nos da pruebas basadas en la filosofía védica (conocimiento), la física cuántica, la psicología y la neurociencia, que la muerte no es el fin de la vida, porque la vida es eterna. Nuestra capacidad para expandir nuestra conciencia en este mundo nos permite prepararnos para enfrentarnos con nuestro ser verdadero en el momento de la muerte, porque la muerte es la

transformación en un nuevo estado de conciencia. El mundo en que vivimos, nuestro universo, es solamente una particular frecuencia en que se expresa la conciencia. "Sí, hay vida después de la muerte, lo he comprobado “fueron las palabras del Neurocirujano Eben Alexander, en una imagen de archivo. (Deborah Feingold) Iván Gil16/10/2012 (06:00) 91 AA91Enviar291691 0 inShare 35 2Imprimir “He estado sumido en un profundo coma durante una semana en el que viajé a otra dimensión del universo; una dimensión que nunca antes pude llegar a soñar que existiese”. Así arranca el neurocirujano de la Universidad de Harvard, Eben Alexander, su relato en primera persona sobre la vida después de la muerte, una experiencia que le ha hecho creer en la vida eterna y que recogerá próximamente en un libro titulado Proof of Heaven: A Neurosurgeon’s Journey into the Afterlife (La prueba del cielo: el viaje de un neurocirujano a la vida después de la muerte). A pesar de que el libro no saldrá a la luz hasta el próximo martes 23 de octubre, las tesis de Alexander han generado una intensa polémica en Estados Unidos después de que la revista Newsweek publicase varios extractos del texto. El neurocirujano asegura que antes de vivir esta experiencia había estado bastante alejado de la Iglesia y no creía en la vida más allá de la muerte, pero ahora dice contar con la prueba irrefutable de que estaba equivocado. Precisamente, el debate abierto en torno al relato del médico norteamericano se centra en si una experiencia personal puede ser una prueba científica o no. Para el mayor experto mundial en estos temas, el psiquiatra y filósofo Raymond Moody, no hay duda: “El doctor Eben Alexander es la prueba viviente de que existe vida después de la muerte. Es el caso más asombroso sobre experiencias cercanas a la muerte que he escuchado desde hace más de cuatro décadas estudiando estos fenómenos”. En el espacio tiempo coexisten simultáneamente distintos planos, o sea que muchos mundos pueden existir en el mismo lugar y pueden rodearnos realidades infinitas pero nosotros sólo captamos la frecuencia de una de ellas, la que podemos percibir. Los muertos no se van a ningún lado, permanecen aquí y en todas partes. La ciencia ha comprendido que los objetos materiales están formados por vibraciones invisibles, que son densas en el plano de nivel más bajo y más finas en un plano más alto. Así como existen distintos planos a nivel material, existen infinitos planos a nivel espiritual, que los místicos denominan planos astrales. En los planos astrales inferiores se encuentran la clarividencia, la telepatía, los fenómenos fantasmales, que son almas atrapadas sin cuerpo ni espíritu. Los planos astrales inferiores pueden ser percibidos por los humanos que se encuentran en un estado de conciencia elevado y también por los animales. Algunos pueden observar al alma cuando abandona un cuerpo que muere. El alma va donde le pertenece, o sea entra en el plano astral que le corresponde a su plano material, o sea en la misma frecuencia que tenía en su vida previa.

Tras la muerte seguimos motivados y cada alma, según sus deseos, puede pasar de un plano astral a otro para avanzar. Estos planos son imaginados por el Espíritu, tal como imagina el mundo material. El Espíritu es el Todo, Dios, la Conciencia única que crea todo en infinitas dimensiones a infinita velocidad. En estos planos astrales podemos ver dioses, diosas, ángeles y demonios, todas ilusiones del Espíritu. Después de la muerte nuestra alma se ve a si misma en todas partes al mismo tiempo. El pasaje de la vida hacia la muerte es un cambio en la calidad de nuestra atención, sintonizando frecuencias diferentes más allá del mundo exterior. Alguna clase de contacto astral ocurre en el momento de la transición entre la vida y la muerte, personas que amamos, conocidos, amigos. Los que no están más atados a los deseos, como los sabios o los santos, pueden viajar libremente por los distintos planos astrales. No se puede retroceder en la evolución, sólo se puede progresar. Las almas se encuentran con las que vibran a un mismo nivel de evolución, o sea a la misma frecuencia y vamos donde nuestros deseos más profundos nos guían. Un alma puede visitar niveles más bajos de frecuencia pero nunca uno más alto, porque esto exige una evolución. El alma puede proyectar su propio paraíso en el plano astral o su propio infierno, según su nivel de conciencia y sus deseos se realizan según los imagina. El cuerpo astral es el mismo con el que nos hemos identificado más en el mundo físico y estará en el lugar que cree. El alma elige los padres que necesita para continuar su evolución en una nueva encarnación. Los motivos del alma para reencarnarse son los deseos y el reencuentro con seres queridos. Para liberarnos del karma y de las sucesivas reencarnaciones es necesario haber perdido todos los deseos terrenales y haber trascendido el mundo material, las ataduras y haber alcanzado la iluminación. Estas almas iluminadas disfrutan de estar despierto y pueden ayudar a otros que todavía duermen. La muerte nos permite ser libres y experimentarlo todo en éste o cualquier mundo.

Deepak Chopra y la vida después de la muerte 15 de noviembre de 2010 Publicado por Malena Este afamado científico, médico y maestro espiritual, concibe a la muerte según la filosofía védica.

El hombre es un ser multidimensional con un futuro más allá de la muerte creado por él mismo según sus pensamientos, palabras y acciones.

Deepak Chopra y más allá de la muerte LA MUERTE Y LOS DUELOSPor Alfredo Moffatt - Publicado en Agosto 2007 ¿Hay vida después de la muerte?POR DAVID C. PACK Fuente: “Jamás moriremos”, Deepak Chopra.

Lee todo en: Deepak Chopra y la vida después de la muerte | La guía de Filosofía http://filosofia.laguia2000.com/filosofia-y-religion/deepak-chopra-y-la-vida-despues-de-lamuerte#ixzz3Fl9PQBPN

1006 "Frente a la muerte, el enigma de la condición humana alcanza su cumbre" (GS 18). En un sentido, la muerte corporal es natural, pero por la fe sabemos que realmente es "salario del pecado" (Rm 6, 23;cf. Gn 2, 17). Y para los que mueren en la gracia de Cristo, es una participación en la muerte del Señor para poder participar también en su Resurrección (cf. Rm 6, 3-9; Flp 3, 1011).

1007 La muerte es el final de la vida terrena. Nuestras vidas están medidas por el tiempo, en el curso del cual cambiamos, envejecemos y como en todos los seres vivos de la tierra, al final aparece la muerte como terminación normal de la vida. Este aspecto de la muerte da urgencia a nuestras vidas: el recuerdo de nuestra mortalidad sirve también par hacernos pensar que no contamos más que con un tiempo limitado para llevar a término nuestra vida:

Acuérdate de tu Creador en tus días mozos, ... mientras no vuelva el polvo a la tierra, a lo que era, y el espíritu vuelva a Dios que es quien lo dio (Qo 12, 1. 7).

1008 La muerte es consecuencia del pecado. Intérprete auténtico de las afirmaciones de la Sagrada Escritura (cf. Gn 2, 17; 3, 3; 3, 19; Sb 1, 13; Rm 5, 12; 6, 23) y de la Tradición, el Magisterio de la Iglesia enseña que la muerte entró en el mundo a causa del pecado del hombre (cf. DS 1511). Aunque el hombre poseyera una naturaleza mortal, Dios lo destinaba a no morir. Por tanto, la muerte fue contraria a los designios de Dios Creador, y entró en el mundo como consecuencia del pecado (cf. Sb 2, 23-24). "La muerte temporal de la cual el hombre se habría liberado si no hubiera pecado" (GS 18), es así "el último enemigo" del hombre que debe ser vencido (cf. 1 Co 15, 26).

1009 La muerte fue transformada por Cristo. Jesús, el Hijo de Dios, sufrió también la muerte, propia de la condición h umana. Pero, a pesar de su angustia frente a ella (cf. Mc 14, 33-34; Hb 5, 7-8), la asumió en un acto de sometimiento total y libre a la voluntad del Padre.La obediencia de Jesús transformó la maldición de la muerte en bendición (cf. Rm 5, 19-21).

El sentido de la muerte cristiana

1010 Gracias a Cristo, la muerte cristiana tiene un sentido positivo. "Para mí, la vida es Cristo y morir una ganancia" (Flp 1, 21). "Es cierta esta afirmación: si hemos muerto con él, también viviremos con él" (2 Tm 2, 11). La novedad esencial de la muerte cristiana está ahí: por el Bautismo, el cristiano está ya sacramentalmente "muerto con Cristo", para vivir una vida nueva; y si morimos en la gracia de Cristo, la muerte física consuma este "morir con Cristo" y perfecciona así nuestra incorporación a El en su acto redentor:

Para mí es mejor morir en (eis) Cristo Jesús que reinar de un extremo a otro de la tierra. Lo busco a El, que ha muerto por nosotros; lo quiero a El, que ha resucitado por nosotros. Mi parto se aproxima ...Dejadme recibir la luz pura; cuando yo llegue allí, seré un hombre (San Ignacio de Antioquía, Rom. 6, 1-2).

1011 En la muerte Dios llama al hombre hacia Sí. Por eso, el cristiano puede experimentar hacia la muerte un deseo semejante al de San Pablo: "Deseo partir y estar con Cristo" (Flp 1, 23); y puede transformar su propia muerte en un acto de obediencia y de amor hacia el Padre, a ejemplo de Cristo (cf. Lc 23, 46):

Mi deseo terreno ha desaparecido; ... hay en mí un agua viva que murmura y que dice desde dentro de mí "Ven al Padre" (San Ignacio de Antioquía, Rom. 7, 2).

Yo quiero ver a Dios y para verlo es necesario morir (Santa Teresa de Jesús, vida 1).

Yo no muero, entro en la vida (Santa Teresa del Niño Jesús, verba).

1012 La visión cristiana de la muerte (cf. 1 Ts 4, 13-14) se expresa de modo privilegiado en la liturgia de la Iglesia:

La vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo.(MR, Prefacio de difuntos).

1013 La muerte es el fin de la peregrinación terrena del hombre, del tiempo de gracia y de misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino y para decidir su último destino. Cuando ha tenido fin "el único curso de nuestra vida terrena" (LG 48), ya no volveremos a otras vidas terrenas. "Está establecido que los hombres mueran una sola vez" (Hb 9, 27). No hay "reencarnación" después de la muerte.

1014 La Iglesia nos anima a prepararnos para la hora de nuestra muerte ("De la muerte repentina e imprevista, líbranos Señor": antiguas Letanías de los santos), a pedir a la Madre de Dios que interceda por nosotros "en la hora de nuestra muerte" (Ave María), y a confiarnos a San José, Patrono de la buena muerte:

Habrías de ordenarte en toda cosa como si luego hubieses de morir. Si tuvieses buena conciencia no temerías mucho la muerte. Mejor sería huir de los pecados que de la muerte. Si hoy no estás aparejado, ¿cómo lo estarás mañana? (Imitación de Cristo 1, 23, 1).

Y por la hermana muerte, ¡loado mi Señor! Ningún viviente escapa de su persecución; ¡ay si en pecado grave sorprende al pecador! ¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!

(San Francisco de Asís, cant.)

RESUMEN

1015 "Caro salutis est cardo" ("La carne es soporte de la salvación") (Tertuliano, res., 8, 2). Creemos en Dios que es el creador de la carne; creemos en el Verbo hecho carne para rescatar la carne; creemos en la resurrección de la carne, perfección de la creación y de la redención de la carne.

1016 Por la muerte, el alma se separa del cuerpo, pero en la resurrección Dios devolverá la vida incorruptible a nuestro cuerpo transformado reuniéndolo con nuestra alma. Así como Cristo ha resucitado y vive para siempre, todos nosotros resucitaremos en el último día.

1017 "Creemos en la verdadera resurrección de esta carne que poseemos ahora" (DS 854). No obstante, se siembra en el sepulcro un cuerpo corruptible, resucita un cuerpo incorruptible (cf. 1 Co 15, 42), un "cuerpo espiritual" (1 Co 15, 44).

1018 Como consecuencia del pecado original, el hombre debe sufrir "la muerte corporal, de la que el hombre se habría liberado, si no hubiera pecado" (GS 18).

1019 Jesús, el Hijo de Dios, sufrió libremente la muerte por nosotros en una sumisión total y libre a la voluntad de Dios, su Padre. Por su muerte venció a la muerte, abriendo así a todos los hombres la posibilidad de la salvación. ¿Dónde están los muertos? ¿Qué están haciendo? ¿Tienen ellos conciencia de los que viven? ¿Pasan los muertos “a mejor vida” en el cielo o en el infierno? ¿Tienen las personas almas inmortales? ¿Pone realmente el suicidio fin a todo? ¿Verá usted nuevamente a los seres queridos que han muerto? ¡He aquí las respuestas bíblicas!

¿Es esta vida todo lo que hay? Muchas religiones profesan saber lo que sucede después de la muerte. No obstante, éstas no están de acuerdo. ¿Por qué tal confusión acerca de la vida después de la muerte? ¿Por qué tal misterio — tal desacuerdo?

Esta pregunta de la vida después de la muerte ha confundido a la humanidad a lo largo de las eras. Hace miles de años, el patriarca Job preguntó: “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?” (Job 14:14). Esta pregunta permanece hoy. La mayoría de los cristianos profesos creen que poseen un alma inmortal. A ellos les ha sido enseñado que los muertos van ya sea al cielo o al infierno. La mayoría de ministros, evangelistas y religiosos hablan libremente de “cuando todos lleguemos al cielo”. Ellos declaran que ésta es una enseñanza bíblica. Pero, ¿es eso cierto? No debemos asumir. Jesús dijo: “Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres” (Marcos 7:7-8). Los hombres tienen sus propias ideas — sus propios mandamientos, sus propias tradiciones — basadas invariablemente en asunciones bíblicas. Si la Biblia es la Palabra de Dios, debemos examinar lo que ésta dice en realidad, no lo que las personas dicen que dice. Esté dispuesto a hacer a un lado las tradiciones más queridas para reemplazarlas con la escritura. Luego, esté dispuesto a creerle a Dios, no a los hombres. El momento de la muerte Antes de responder la pregunta “¿hay vida después de la muerte?”, examinemos qué sucede al preciso momento de la muerte. Recuerde, Job preguntó: “¿volverá a vivir?” ¿Qué quiso decir él con “volverá”? Si los muertos están realmente vivos de manera permanente, ¿cómo pueden ellos volver a vivir? La paga del pecado Si usted tiene un empleo, usted recibe cheques de pago regulares. Éstos representan el sueldo que se le paga por el trabajo hecho. ¿Qué acerca de Dios? ¿Paga Él salarios alguna vez? Note Romanos 6:23: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Aquí, la vida eterna es contrastada con la muerte — ¡perecer! La paga del pecado es muerte, no vida. Veremos que este entendimiento no es compatible con la tortura eterna en el infierno. No hay misterio acerca del significado de la paga que un empleador da a un empleado por su trabajo. ¿Por qué debería haber confusión respecto al significado de la paga que Dios da al pecador por sus obras? Él les paga a los malvados un cheque de muerte — no de vida en un lugar de tormento. La Biblia dice lo que dice, y lo dice en serio. (Lea nuestro folleto La autoridad de la Biblia… ¿puede ser probada?). ¡Considere esto! Quizás el versículo más familiar y más frecuentemente citado de la Biblia no es comprendido por nadie. Juan 3:16 dice: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” [Biblia de Jerusalén]. Millones citan este versículo mientras ignoran uno de sus puntos clave.

Vuelva a leerlo. ¡Note que reproduce exactamente Romanos 6:23! Esta vez, la vida eterna es contrastada con perecer — muerte. La palabra griega traducida como perezca es apólumi y significa: “destruir completamente, morir, perder, perecer”. No hay duda de lo que estas palabras significan. Los artículos “perecederos”, tales como las frutas y los vegetales, son aquellos que se pudren — hasta que son “destruidos completamente” o “se pierden”. Esto no es difícil de entender cuando estamos hablando acerca de otra cosa que no sean seres humanos. A aquellos quienes reciben salvación se les promete que “no perecerán” ¡sino “tendrán vida eterna”! Si el infierno es un lugar de tortura eterna, entonces las personas que allí sufren tienen vida eterna. Pero el versículo dice “no perezca” y no “no sufra vida eterna en tormento”. ¿Cómo se relaciona la palabra perecer con la enseñanza popular acerca del infierno? ¿Por qué inspiró Dios a Juan a usar esta palabra si esto no era lo que Él realmente pretendía? ¿Tienen las personas almas inmortales? La idea de un infierno que siempre arde es inseparable de la idea que todos los seres humanos tienen almas inmortales. ¿Es esto lo que Dios dice? ¡Prepárese para ser sorprendido! La mayoría de las personas no entiende la relación entre los hombres físicos y las almas. A usted probablemente le fue enseñado en la escuela dominical que todos los seres humanos nacen con un alma inmortal. La creencia común es que tras la muerte, las almas de los pecadores que no se arrepintieron van al infierno para siempre. Pero, si la paga del pecado es muerte, ¿cómo es que la Biblia también puede enseñar que las personas tienen un alma que es inmortal? Génesis 2:7 declara: “Formó, pues, el Eterno Dios al hombre del polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y fue el hombre en alma viviente” (Reina Valera 1909). Este versículo no dice que los hombres tienen almas. Aquí dice que son almas. Adán se convirtió en un alma — a él no le fue dada un alma. Entonces, casi de inmediato, Dios le advirtió: “Y mandó el Eterno Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (vs. 16-17). La palabra hebrea aquí también significa “destruir”. Al ser colocados juntos, estos versículos expresan claramente que los hombres son almas ¡y que las almas pueden morir! El profeta Ezequiel fue inspirado a escribir (dos veces): “el alma que pecare, esa morirá” (18:4, 20). La muerte es la ausencia de vida. Es la interrupción — cesación — de la vida. La muerte no es vida en otro lugar. No es dejar “esta vida” por “otra vida” — en la “siguiente vida”. Además, considere Mateo 10:28: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel [Dios] que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”. ¡La Biblia dice que las almas pueden ser destruidas! De acuerdo con este versículo, éstas pueden ser destruidas tanto como pueden serlo los cuerpos. Nadie duda que todos los cuerpos mueren

eventualmente. Cuando lo hacen, estos también se descomponen y con “destruidos” completamente debido al proceso natural de corrupción. Cualquier enterrador reconoce este proceso. ¡Este versículo presenta el hecho de que Dios hace la destrucción de las almas en el infierno! Los cuerpos pueden morir y ser destruidos de muchas maneras diferentes. Sin embargo, las almas son destruidas en el infierno por Dios. He aquí lo que el profeta Malaquías escribió acerca del estado final de los malvados, quienes han sido destruidos en el infierno: “Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho el Eterno de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. Más a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho el Eterno de los ejércitos” (Mal. 4:1-3). Abdías 16 amplía esto con: “…y serán como si no hubieran sido”. (Lea nuestro folleto La verdad acerca del infierno, para aprender mucho más). Los muertos estarán tan completamente “muertos”, que será como si ellos jamás hubieran existido. Ciertamente, si ellos estuvieran rostizándose en el infierno para siempre junto a otros millones, y otros millones estuvieran “en el cielo” viéndolo, este versículo difícilmente podría aplicar. ¿Están conscientes los muertos? ¿Qué acerca del momento preciso de la muerte? ¿Qué sucede exactamente? Las mentes humanas se diferencian de los cerebros animales por el pensamiento inteligente. Presumiblemente, si los muertos no están muertos, sino que en realidad están vivos, entonces ellos deben ser capaces de algún tipo de pensamiento inteligente. Ellos, al menos, deben estar conscientes de su entorno. Consideremos una serie de escrituras. Primero, note Salmos 146:3-4: “No confiéis… en hijo de hombre… pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos”. Cuando las personas mueren, sus pensamientos terminan inmediatamente — “en ese mismo día”. Eso es lo que su Biblia dice. Este versículo tampoco es compatible con la idea de que los muertos están, ya sea vivos en el cielo o sufriendo conscientemente en un lugar de tormento. Podríamos suponer que, si ellos estuvieran gozando de salvación, ¡ellos ciertamente sabrían que lo están haciendo! ¿Podrían los atormentados, de alguna forma, no estar conscientes de que están sufriendo? Pregúntese: ¿Cuál sería el punto de su sufrimiento, o de su gozo de la salvación, si ellos no pudieran saberlo? La muerte (en realidad vida) en el infierno tendría que ser como si ellos estuvieran en coma — completamente inconscientes de lo que sucede a su alrededor — mientras su sistema nervioso está sintiendo la agudísimamente dolorosa sensación de quemarse. ¿Cómo podría esto funcionar?

Use la siguiente analogía. Antes de que alguien sea sometido a una cirugía mayor, él es anestesiado — puesto inconsciente — a fin que no experimente dolor. Los médicos entienden esto — ¿por qué no lo entienden los teólogos y religiosos? ¿Por qué niegan ellos las claras afirmaciones de la Biblia? Algunos ignoran voluntariamente el mensaje de la escritura. Ellos alegan que solamente los pensamientos “mortales” perecen, en el sentido que los muertos dejan este plano terrenal y experimentan un misterioso, diferente y nuevo tipo de “pensamiento”. Por supuesto, esto es ridículo, y la Biblia no lo dice, pero debemos al menos examinar la idea. Consideremos ahora un versículo aún más directo. Note Eclesiastés 9:5: “Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben…”. ¡Un lector honesto no puede malentender esto! Salomón también registró: “Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia… Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo” (Eclesiastés 3:19-20). Ahora considere el Salmo 115:17: “No alabarán los muertos al Eterno, ni cuantos descienden al silencio”. La muerte significa “silencio”. Esto ciertamente no concuerda con los conceptos populares de que millones de muertos se lamentan y gritan en agonía — o reciben inmediatamente vida eterna en el cielo, o en alguna otra parte, con otros millones, supuestamente conversando, cantando, tocando arpas y alabando a Dios. ¡Ninguna de estas escenas podría ser descrita como silencio! Salmos 6:5 explica además que los muertos no experimentan memoria consciente: “Porque en la muerte no hay memoria de ti; en el Seol, ¿quién te alabará?” ¿Podría alguien sugerir que los muertos, sufriendo en el infierno, puedan experimentar el rango normal de memoria humana, pero no puedan estar conscientes de Dios — no puedan “recordarle”? ¿Pondría Dios a las personas en el “infierno” y luego las dejaría sufrir para siempre, preguntándose cómo fue que llegaron allí — quién las puso allí — porque no tienen “memoria” de nada relacionado con Dios? Aplicar la misma pregunta a aquellos quienes recibieron salvación es aún más ridículo. ¿Podrían las personas “deambular por el cielo todo el día” y no estar conscientes de que están en la presencia de Dios, o aun de quién es Él? ¡No! ¡Cuando las personas mueren, están muertas! Hasta el momento, no hemos explicado todo acerca de la vida después de la muerte, pero sabemos que la vida posterior ¡no ocurre inmediatamente tras la muerte! Hemos establecido que cuando una persona muere, ¡está muerta! Pero entonces ¿qué sucede?

La resurrección de los muertos Recuerde dejar siempre que la Biblia interprete a la Biblia. El mantener simples las verdades que ésta contiene, permite que las ideas vacías de los hombres caigan como un castillo de naipes. He aquí por qué los muertos no tienen conocimiento o memoria de Dios. Jesús dijo: “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación [griego: juicio]” (Juan 5:28-29). Cristo entendió que la mayoría encontraría esto sorprendente. Por eso es que Él les dijo a los discípulos “no os maravilléis de esto” — Él entendía que la mayoría de las personas se maravillarían ante el pensamiento de que todos los que han vivido alguna vez están ahora “en el sepulcro”, ¡esperando la resurrección! Usted tampoco debería maravillarse ante las palabras de Cristo. ¡Acéptelas! Él dijo que “todos” los que están en el sepulcro, no “algunos”. No hay pensamientos conscientes ni recuerdo de Dios después de la muerte porque todos los que han muerto están ahora esperando una de las resurrecciones a las que Cristo se refirió. Todas las personas serán resucitadas, sea a vida eterna o a juicio. Esto es lo que dice la Palabra de Dios. No es sorpresa que David dijera: “En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza” (Sal. 17:15). Él entendió que la resurrección era un despertar de vuelta a la vida. Job también esperaba la resurrección. Note los versículos que rodean la pregunta a la que nos referimos anteriormente: “¡Oh, quién me diera que me escondieses en el Seol [sepulcro], que me encubrieses hasta apaciguarse tu ira [el venidero Día del Señor, o Día de la Ira de Dios], que me pusieses plazo, y de mí te acordaras! Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi liberación. Entonces llamarás, y yo te responderé” (14:13-15). Job no pidió que Dios escondiera su cuerpo en el seol. Él le pidió a Dios: “me escondieses… me encubrieses… me pusieses… de mí te acordaras”. Él también reconoció que Dios lo mantendría “encubierto”. Pregúntese cómo encaja esto con estar en el cielo o en el infierno. De ser así, Dios sería muy malo para guardar secretos y el resto del versículo no tendría sentido. Ahora vea la pregunta de Job — “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?” Si Job aún iba a estar vivo tras la muerte, ¿cómo podría él “volver a vivir? Job sabía que él estaría “esperando… en el sepulcro” por su resurrección en un “plazo señalado”, cuando él sería “transformado”. Pero, ¿qué significaba que él sería transformado? Pablo también escribió acerca del “cambio” que les espera a todos los cristianos verdaderos. Examine cuidadosamente I Corintios 15:51-52, 54: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta… y los muertos serán resucitados… y esto mortal se haya vestido de inmortalidad,

entonces [no todavía] se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria”. Ciertamente es casi un misterio completo para el mundo que habrá un despertar venidero y un cambio en la resurrección. También debemos preguntar: ¿cómo puede alguien pasar de “mortal” a “inmortal” si ya tiene un alma inmortal? Esta idea también es un misterio — pero, a diferencia de los misterios de Dios, este es uno de los “misterios” inventados por los hombres, que no puede ser comprendido ni resuelto, porque no tiene sentido. ¿Ve usted la absurda lógica de los hombres cuando ellos ignoran escrituras claras? Tal como Job comprendió que él sería “transformado”, y David comprendió que él “despertaría”, Pablo entendió que los cristianos serán “transformados” — despertarán de su “sueño” — una vez haya llegado la resurrección. En la resurrección, las personas literalmente se despertarán de la muerte. Pregúntese: ¿cómo pueden ser resucitadas las personas si éstas ya están vivas como almas inmortales? Solamente los muertos necesitan ser resucitados, como lo fue Cristo de la tumba. Ese es el propósito de una resurrección. ¡No sea embaucado por engañadores que dicen: “la resurrección solamente aplica al cuerpo, ya que el alma ha permanecido viva”! Usted ya ha visto numerosas escrituras que desmienten esa falacia. Tras el examen más básico, las ideas de hombres inteligentes son expuestas con frecuencia como completas tonterías. Los hombres inventaron el concepto popular del infierno como un medio para amedrentar a las personas, a fin de que siguieran las falsas religiones que ellos habían creado. El verdadero Dios jamás rostizaría a las personas por toda la eternidad — sin permitirles quemarse, ni terminar misericordiosamente su sufrimiento. Eso es lo que un monstruo haría. Pero entonces, los dioses ficticios, humanamente concebidos, sí “harán” y “enseñarán” cualquier cosa que sus creadores hayan decidido por ellos. Miles de millones han vivido y muerto sin conocer el nombre de Jesucristo, y sin haber tenido una oportunidad para la salvación. Si los que no son salvos van directamente al infierno tras la muerte, ¡entonces más de la mitad de las personas que han vivido están aún allí! Puesto que ningún humano ha regresado alguna vez de los muertos para ofrecer un reporte de primera mano, debemos elegir, ya sea creer las ideas de los hombres o buscar en las escrituras para ver qué revela Dios acerca del tema. Tres resurrecciones Recuerde que “todos los que están en el sepulcro” serán resucitados eventualmente. De hecho, la Biblia enseña que el plan de Dios incluye tres resurrecciones separadas. Apocalipsis 20 describe cada una. Ya hemos discutido la primera resurrección. El versículo 4 explica que los santos reinarán sobre la tierra con Cristo por 1000 años después de que Satanás haya sido atado (vs. 1-2).

Discutiremos más de la primera resurrección posteriormente en el folleto, pero el versículo 5 explica que “los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años”. Al final de los 1000 años vendrá la segunda resurrección. Esta incluirá a los miles de millones de personas, desde el tiempo de Adán, que jamás tuvieron una oportunidad de conocer la verdad. El mundo ha estado cortado de Dios (Isa. 59:1-2). Ahora continúe en Apocalipsis 20: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos… según sus obras” (vs. 11-12). El libro de Ezequiel contiene un capítulo fascinante que describe, en visión, un valle de huesos secos. Casi cada niño de escuela dominical canta acerca de los huesos descritos en esta visión, no obstante sin entenderlo. Tómese el tiempo para leer el capítulo 37 completo. Este ilustra a los millones quienes han sido parte de la nación física de Israel, antigua y moderna, (las 12 tribus, no solamente los judíos) recibiendo la oportunidad para la salvación espiritual que Dios jamás les ofreció en el Antiguo Testamento. El versículo 11 los describe como “sin esperanza”. A Ezequiel se le instruyó que hablara a esta vasta pila de huesos secos desconectados. Note: “Así ha dicho… el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel” (vs. 12). Aquí, millones son descritos siendo resucitados de sus “sepulturas”. Es obvio que la resurrección que esto está describiendo es física, de vuelta a una existencia de carne y sangre. Ezequiel continuó hablándoles a los huesos: “Así ha dicho el Eterno el Señor a estos huesos… yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis” (vs. 5-6). Los versículos 13-14 añaden: “Y sabréis [aún no] que yo soy el Eterno, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra…”. ¿Cuándo sabrá Israel lo que ha sucedido? ¡En la resurrección! Solamente entonces “sabrá” Israel que Dios los ha sacado del sepulcro. Ellos son parte de los miles de millones quienes resucitarán en la segunda resurrección. Este período es mencionado como el Juicio del Gran Trono Blanco (Apo. 20:11), y es el tiempo en que a todos los seres humanos les será mostrada la verdad. Dios “pondrá [Su] Espíritu [en ellos]”. La mayoría de las personas crecerán, vencerán y calificarán para recibir salvación y unirse a aquellos quienes los precedieron en la primera resurrección. En una nota aparte, yo he aconsejado a varias personas quienes estaban considerando el suicidio. Todos los que son tentados a tomar esta salida fácil, pensando que esto pondrá fin a su sufrimiento y aflicción, deben considerar lo siguiente: Cuando las personas mueren, ellas no saben nada. No hay conciencia del paso del tiempo. En efecto, ellas se despertarán inmediatamente — sin tener conciencia del paso del tiempo — y encontrarán que aún tienen todos sus problemas

antiguos, ¡y que han añadido la culpa del auto asesinato! El suicidio, entonces, no hace mejores las cosas. ¡Las hace mucho peores! Hay una resurrección final, o tercera. Nos referimos a ella cuando leímos Malaquías 4:1-3 y Abdías 16. Apocalipsis 20:13-15 describe a aquellos quienes son resucitados y les es mostrado lo que se perdieron en el Reino de Dios, antes de ser lanzados al lago de fuego (v. 15). II Pedro 3:10-12 describe el tiempo en que los malvados son quemados y se convierten en “cenizas bajo las plantas de los pies de los justos”. El capítulo de la resurrección I Corintios 15 ha sido llamado el “Capítulo de la resurrección”. Ya lo hemos citado, pero examinemos mejor este capítulo. Aunque habla principalmente acerca de la primera resurrección, es un resumen del plan de tres resurrecciones de Dios. El versículo 26 declara: “Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte”. En los funerales, los ministros del mundo frecuentemente ilustran a la muerte como “un antiguo amigo” al cual uno encuentra al final de “la carretera de la vida”. ¿Ha escuchado usted frecuentemente esta frase, o una similar? La Biblia llama a la muerte un enemigo — ¡no hay nada “amigable” con los enemigos! Los versículos 22-23 declaran: “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados [a través de una resurrección]. Pero cada uno en su debido orden…”. Note dos puntos. Primero, cada persona tendrá una oportunidad de salvación. Segundo, la oportunidad de cada persona vendrá “en su debido orden”. Hemos visto que todas las partes del plan de Dios no se cumplen en una resurrección. El versículo 23 continúa hacia el 24: “Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin…”. Cristo fue el comienzo — “las primicias” — de la primera resurrección, la cual incluirá a todos los santos. Pero, “luego el fin” hace referencia al resto del maravilloso Plan Maestro de Dios, el cual continuará a medida que el reino de Dios sea establecido sobre la tierra al Regreso de Cristo. Ese tiempo está justo al frente. El evangelio de Cristo — Un anuncio por adelantado Como un portador de noticias muy adelantado a su tiempo, Cristo vino anunciando un cambio completo en la forma en que el mundo sería gobernado un día. Con este cambio vendría una paz mundial, felicidad y prosperidad sin precedentes. A dondequiera que Cristo iba, Él hablaba del reino de Dios. Este era el centro de la mayoría de Sus parábolas. Cuando Él comisionó a Sus doce apóstoles y los envió a predicar, Su única instrucción fue predicar acerca del reino (Lucas 9:1-2). Cuando Él, posteriormente, envió a Sus setenta discípulos (Lucas 10:1), Él también les ordenó predicar el reino de Dios (v. 9). Pablo predicó este mismo mensaje del “reino de Dios” adondequiera que él iba (Hechos 19:8; 20:25; 28:23, 31).

Adondequiera que Él iba, Jesús anunciaba: “arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15). Pero, ¿qué es exactamente el verdadero evangelio? La verdad del evangelio ha permanecido oculta para la vasta mayoría de los cristianos profesos. Desde el primer siglo ha habido una conspiración por engañar a los cristianos prospectos acerca del significado del evangelio. Por sorprendente que parezca, esta declaración es verdad. La mayoría creen que el evangelio es acerca de la persona de Jesús. Ciertamente, Jesús es un tema importante, pero Él no es el evangelio. La Biblia muestra que Jesucristo es predicado en conjunto con el evangelio. Algunos proclaman un “evangelio de salvación” o “evangelio de gracia”. Otros creen un “evangelio de milagros” o un “evangelio social”, o un “evangelio de alimentos”, o de “sanidad” o “fe”. También están los que simplemente piensan en “música evangélica” cuando escuchan la palabra “evangelio”. ¡Todas estas son ideas hechas por el hombre, y no por lo que la Biblia dice! ¡Note nuevamente el relato de Marcos! “Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios” (1:14). Ese es el evangelio que Jesús predicó. En este contexto, Él había dicho: “arrepentíos, y creed en el evangelio”. ¿Cuál evangelio? Del “reino de Dios”. El versículo uno se refiere a esto cuando dice: “Principio del evangelio de Jesucristo”. El evangelio de Cristo era acerca del reino de Dios — ¡no otra cosa! Uno debe creer ese evangelio para ser salvo — no una falsificación o sustituto. La verdad de este tema es tan vital que Dios inspiró a Pablo a advertir poderosamente a todos los que pervirtieran el evangelio: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” (Gal. 1:6-9). ¡Esta es una fuerte declaración! En el siguiente capítulo (2:5), Pablo continuó enfatizando la esperanza de que “la verdad del evangelio permaneciese con vosotros”. Entonces, puesto que hay un evangelio verdadero, ¡todos los otros deben ser falsos! Esta escritura también revela que Pablo jamás enseñó un evangelio diferente o adicional, como algunos alegan. Los discípulos de Cristo le preguntaron cuál sería la señal de Su Venida y del fin de la era (Mat. 24:3). Él advirtió sobre el engaño de los muchos que vendrían “en Su Nombre”, diciendo “Cristo era Cristo” (v. 5). Él explicó que se haría énfasis en Su persona, en vez de en el mensaje que trajo (lea nuestro folleto El caballo blanco – Muchos vendrán en mi nombre). Pero, justo nueve versículos más adelante, Él profetizó: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (v. 14). Ahora estamos en el tiempo del fin y La Iglesia de Dios Restaurada está predicando este evangelio. Recuerde, si el reino de Dios hubiera sido predicado a lo largo de los siglos, desde Cristo hasta el

presente, el proclamarlo hoy no podría ser una señal de que el mundo ha llegado al final de la era. ¡Pero no había sido predicado! Los impostores y falsos líderes suprimieron el verdadero evangelio hasta el siglo XX. Comenzando en 1934, Herbert W. Armstrong comenzó el cumplimiento de esta profecía. Esto continúa hoy. Mensaje acerca de gobierno Los términos reino y reino de Dios son encontrados muchas veces a lo largo del Nuevo Testamento. No obstante, ¡es absolutamente sorprendente cómo casi todos han perdido el conocimiento de qué es! El mundo entero yace en ignorancia acerca del significado del reino de Dios. La palabra “evangelio” significa simplemente buenas nuevas. De igual forma, la palabra “reino” es un término que significa gobierno. En otras palabras, Cristo predicó “las buenas nuevas del gobierno de Dios”. La llegada de la paz mundial, la felicidad y la abundancia ciertamente serán buenas nuevas para un mundo que no ha conocido estas cosas por 6,000 años. Previo al nacimiento de Jesús, un ángel apareció a Su madre, María. Estos versículos describen el encuentro y lo que a ella le fue dicho: “…el ángel Gabriel fue enviado por Dios a… Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida… Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” (Lucas 1:26-33). En Juan 18:36-37, Jesús dijo: “Mi reino no es de este mundo”. Él estaba parado ante Pilato en juicio por Su vida, y Pilato le preguntó: “¿Luego, eres tú rey?” Cristo respondió: “Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo”. ¡Cristo nació para ser un rey! He aquí lo que fue profetizado en Isaías acerca de Cristo: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre” (Isa. 9:6-7). Cuando Cristo establezca el gobierno de Dios sobre la tierra, ¡éste traerá paz permanente a cada nación! Entrar en el reino La Biblia enseña que el reino de Dios gobierna sobre las personas y naciones de la tierra. Las naciones no son parte del reino, como tampoco lo es un ciudadano promedio de algún país en el gobierno que lo rige. Una persona debe entrar al reino para estar en él. Como distinción de aquellos quienes son gobernados por él, debemos preguntar, ¿quién está realmente en el reino? Recuerde que Pablo dijo: “Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio…” (I Cor.

15:50-51). Ciertamente, como se mencionó, este es un misterio para casi todas las personas — que los seres humanos de carne y sangre no pueden entrar al reino de Dios — que es solamente en la resurrección que todos los verdaderos cristianos son transformados (nacidos de nuevo) de carne a espíritu. Veremos que es en este tiempo — y solamente en este tiempo — que los cristianos engendrados “nacen de nuevo”. Si hemos de creer en la clara verdad de la Biblia, ¡el reino de Dios no puede incluir personas de carne y sangre! Muchas falsificaciones han suplantado el entendimiento correcto de lo qué es el reino de Dios. (Lea nuestro folleto ¿Qué es el reino de Dios? para entender este tema tan importante en toda la Biblia). Un relato en Juan 3 es comúnmente malentendido por las personas quienes creen que pueden “nacer de nuevo” en esta vida (mientras aún son de carne y sangre) y, por tanto, “ven” el reino de Dios en esta vida (v. 3). En este relato, Nicodemo, un fariseo, se acercó a Cristo y reconoció en el versículo 2: “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro”. Él claramente admitió que él sabía quién era Cristo y que (Dios) lo había enviado a la tierra. Note que Nicodemo habló por más personas además de él cuando dijo: “sabemos”. Él se estaba refiriendo a sí mismo y a los otros fariseos, quienes reconocían quién y qué era Jesucristo. Estos líderes no podían negar el poder de Dios, evidente en los milagros que Jesús estaba realizando. Los líderes religiosos, los fariseos, entendían bien que Él era un “maestro venido de Dios” con la verdad. No obstante, ellos aún lo llamaron blasfemo, ebrio, hereje, incitador de levantamientos, bastardo, ignorante, endemoniado, falso profeta, amigo de publicanos y pecadores, etc. — ¡y lo crucificaron! Cristo le dijo a Nicodemo: “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (v. 3). Él estaba explicando que solamente a través del proceso de nacer de nuevo puede alguien “ver” el reino. Entonces, hay una limitante respecto a quién puede verlo. Cualquiera puede ver las cosas físicas. Este no es el caso con el reino de Dios. Capte estos puntos cruciales que Cristo resaltó. En el versículo 5, Cristo dice que el que no “naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. Sí, el reino es algo a lo cual se puede “entrar” — pero el versículo 6 explica la frase de Cristo “nacer de agua y del Espíritu”. Éste declara: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. La carne y la sangre no pueden entrar al reino de Dios — ¡pero el espíritu sí! Puesto que Cristo no quería dejar lugar para malos entendidos, Él comparó el espíritu con el viento. El viento, al igual que el espíritu, es invisible. Éste no puede ser visto. Cristo le dijo a Nicodemo: “El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (v.8). Aquellos nacidos del espíritu serán como el viento — ¡serán invisibles! Pero, ¿cuándo ocurre este cambio de composición física a espiritual?

I Corintios 15:49 declara: “Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos [en el futuro — tras la resurrección] también la imagen del celestial”. El versículo 53 declara: “Porque es necesario que esto corruptible [la carne ciertamente es corruptible] se vista de incorrupción [aquellos nacidos de Dios son espíritu], y esto mortal se vista de inmortalidad”. Es en este punto que la carne es cambiada a espíritu. Génesis 2:7 declara: “Entonces el Eterno Dios formó al hombre del polvo de la tierra”. Aun los seres humanos convertidos están compuestos todavía de carne — del polvo de la tierra. Dios cambiará su carne a espíritu en la primera resurrección. ¡Todos aquellos quienes entren al reino de Dios deben estar hechos — compuestos — de espíritu! Examinemos más esto. Mateo 22:30 declara: “Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo”. Hebreos 1:7 muestra que los ángeles están hechos de espíritu. Es importante entender esto acerca de nuestra composición en la resurrección. Pero no malentienda y piense que Cristo estaba diciendo que los santos resucitados serán efectivamente ángeles. Él simplemente quiso decir que ellos serían “como” los ángeles, en el sentido de que ni los ángeles ni los santos se casan. ¿Vida o muerte? Su existencia humana es literalmente un asunto de vida o muerte. Jesús dijo: “…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). No obstante, Pablo escribió: “todos pecaron” (Rom. 3:23) y “la paga del pecado es muerte” (Rom. 6:23). Hemos visto que los seres humanos no tienen almas inmortales. Recuerde, ellos son almas (Gen. 2:7). El hombre no se dirige naturalmente hacia la vida eterna. ¡Él se dirige hacia la muerte! Los seres humanos viven aproximadamente 70-80 años (y en algunas partes del mundo mucho menos). Algunos pocos se las arreglan para vivir más que esto, pero todos mueren eventualmente (Heb. 9:27). No obstante, este jamás fue el propósito original de Dios. Su propósito supremo es que todas las personas tengan vida eterna (II Pedro 3:9; I Tim. 2:4). Dios pretende que todas las personas reciban finalmente Su Espíritu Santo. Él quiere que éste entre eventualmente a todas las mentes. Note lo que Pablo escribió: “El Espíritu [Santo] mismo da testimonio a nuestro espíritu [el espíritu en el hombre], de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo… para que juntamente con él seamos glorificados” (Rom. 8:16-17). Dos espíritus son descritos aquí. El Espíritu de Dios trabaja “con” el espíritu humano (no un alma inmortal) para llevar a las personas a la salvación como “coherederas con Cristo”. (Lea nuestro folleto Lo que la ciencia jamás descubrirá acerca de su mente para entender más acerca de la diferencia entre el espíritu en el hombre y el Espíritu de Dios). La verdadera conversión revelada Romanos 8:6 declara: “Porque el ocuparse de la carne [lo físico] es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”. Cualquiera que ha recibido el Espíritu de Dios finalmente tiene vida

inherente dentro de sí. Esto significa que tiene el potencial de convertirse en un “heredero” con Cristo. Esto es un entendimiento absolutamente extraordinario — desconocido para todos, ¡excepto algunos pocos sobre la tierra hoy día! La mayoría de las personas han sido engañadas a creer que son cristianas simplemente porque han “aceptado a Jesús” o han “hecho una decisión por Cristo”, o “le han dado su corazón al Señor” — o alguna otra profesión similar de fe. Las personas han sido engañadas a creer que si se unen a una iglesia o se pronuncian “nacidas de nuevo”, esto las convierte en cristianas. ¡Cuán profundamente falso y contrario a las claras palabras de la Biblia! Entonces, ¿cuál es la definición bíblica de un cristiano? He aquí lo que Pablo escribió: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Rom. 8:14). ¡Un cristiano es uno guiado por el Espíritu de Dios! La recepción del Espíritu Santo ocurre de la siguiente manera. Tras el arrepentimiento y el bautismo, uno es colocado dentro del Cuerpo de Cristo, el cual es la Iglesia (Efe. 1:22-23; Col. 1:18). Por esa razón la escritura dice: “por un solo Espíritu [el Espíritu Santo] fuimos todos bautizados en un cuerpo” (I Cor. 12:13). La Biblia declara que el mundo entero está esperando ahora la primera resurrección. Es entonces que los Hijos de Dios serán revelados. Note cuidadosamente: “Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios… porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora” (Rom. 8:19, 21-22). Este versículo muestra que la creación espera la “liberación” de los “Hijos de Dios”. Ésta está “gimiendo” y “con dolores de parto” (esforzándose) hacia esta liberación — este nacimiento — de los Hijos engendrados de Dios, nacidos de nuevo en la resurrección y Regreso de Cristo. ¿Cómo será usted cuando nazca de nuevo? En Génesis 1:26, Dios dijo que Él hizo a los seres humanos a Su “imagen” y “semejanza”. Este versículo quiere decir lo que dice. Dios lo creó a usted para convertirse “como” Él en todo sentido. A través de que Su Espíritu entre en la mente de cada uno de Sus hijos recién convertidos, una nueva vida espiritual inicia. Un pequeño embrión espiritualmente engendrado viene a existir. Justo como los niños pequeños crecen y se parecen a sus padres físicos, también los hijos de Dios toman lentamente la semejanza espiritual de Dios (su Padre), en naturaleza “divina” (II Pedro 1:4) y carácter justo y santo. ¡Tanto el Antiguo como el Nuevo testamento dejan este punto absolutamente claro! ¿Le ha mostrado alguien, alguna vez, las siguientes escrituras? Aunque muchos tienen una vaga noción de que los cristianos son “hijos de Dios”, pocos comprenden: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (I Juan 3:2). Nosotros tendremos la

propia semejanza de Jesucristo. Recuerde que Romanos 8:16 dijo que somos “hijos” de Dios con Cristo. David también entendió esto 1000 años antes, y registró: “En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza” (Sal. 17:15). (Este versículo desacredita el popular engaño de la “visión beatífica” de que las personas no pueden ver realmente el rostro de Dios en la vida venidera). David entendió que él vería el rostro de Dios. También lo entendió Juan. Ambos comprendieron que, en la resurrección — cuando “despertemos” — seremos exactamente como Dios, en forma y carácter. Así, entonces, Dios se está reproduciendo a Sí mismo en aquellos quienes tienen Su Espíritu. ¡Él está creando hijos que se verán y serán justo como Él! Varias escrituras revelan cómo se ve Cristo ahora. Su rostro brilla como el sol, Sus pies resplandecen como bronce bruñido y Sus ojos literalmente flamean como llamas de fuego (Mat. 17:2; Apo. 1:14-16; 19:12-13). Además, Pablo reveló nuestro asombroso potencial cuando escribió: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” (Fil. 3:20-21). ¡Qué glorioso futuro a esperar! El Espíritu de Dios en nosotros nos permitirá despertar en la resurrección. Note Romanos 8:11: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (también I Cor. 15 y I Tes. 4:13-18). Después de cumplir Su tarea de vencer el pecado y de convertirse en el Salvador de la humanidad, Cristo fue levantado para regresar a Su posición con el Padre. Ahora, ¡entienda este punto! Es el mismo Espíritu, morando en nosotros desde el momento de la conversión, el que nos resucitará (a todos aquellos engendrados de Dios) para estar con Él en Su reino. Al igual que el feto recién engendrado crece en el vientre de la madre hacia su nacimiento como bebé, el cristiano también debe crecer antes de que pueda dejar el vientre. Pedro escribió: “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (II Pedro 3:18). Los cristianos han de crecer en esta vida. A fin de recibir autoridad divina y poder, como coherederos con Cristo, ellos deben calificar, a través de la edificación del carácter santo y justo de Dios. La Iglesia alimenta a sus hijos Jesús dijo: “edificaré mi Iglesia” (Mat. 16:18). Ésta es llamada “Jerusalén de arriba” — “madre de todos nosotros” (Gal. 4:26). Hebreos 12:22-23 aclara esto: “os habéis acercado a… la Jerusalén la

celestial… la asamblea general e iglesia… que están inscritos en los cielos. (La Biblia de Las Américas). Allí no dice que la Iglesia está en el cielo, sino, en cambio, que aquellos de la Iglesia están “inscritos en los cielos”. Esto es porque los muertos en Cristo aguardan ahora la primera resurrección. Como cualquier buena madre, la Iglesia nutre y alimenta a sus hijos. Ella ha estado haciendo esto por 2.000 años. Pedro le instruyó al ministerio: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella… voluntariamente” (I Pedro 5:2). Pablo dejó aún más claro el rol de la Iglesia como Madre: “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a… la estatura de la plenitud de Cristo” (Efe. 4:12-13). Dos versículos adicionales demuestran que los “hijos” de Dios, al igual que cualquier otro hijo, han de “crecer”. Note que la Iglesia también es responsable de proteger a la manada de Dios de falsa doctrina: “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (vs. 14-15). Es tarea del ministerio el enseñarle a la Iglesia la verdad y advertirle de los peligros de ser engañada por falsa doctrina. (Lea nuestro folleto ¿Dónde está la Iglesia de Dios? y nuestro libro ¿Dónde está la Verdadera Iglesia? – ¡Y su increíble historia! para aprender cómo identificar la Iglesia de Cristo). Entonces, el hijo engendrado de Dios crece en el vientre de su madre — la Iglesia — como cualquier otro hijo crece durante los nueve meses del período de gestación. Mientras están en el vientre de la Iglesia, todos los hijos engendrados son alimentados con los nutrientes espirituales necesarios, a fin de que crezcan suficientemente para nacer en el reino como Seres Espirituales incorruptibles. Los cristianos deben desarrollarse y madurar espiritualmente mientras están en el vientre. Los fetos humanos comienzan de un tamaño microscópico y crecen hasta el tiempo del nacimiento. El cristiano recién engendrado crece de la misma manera. Él comienza 99.9% espiritualmente inmaduro y progresa lentamente hacia la madurez espiritual — ¡y su nacimiento! Cristo el primogénito — entre muchos Al hablar de Cristo, Romanos 1:3-4 declara: “acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos”. La mayoría ha escuchado que Jesús fue el Hijo de Dios, pero Él solamente fue “declarado” como el Hijo de Dios, en el sentido más amplio, “por la resurrección de entre los muertos”. Por supuesto, Él ya era el Hijo engendrado de Dios previo a Su nacimiento en el reino al momento de Su Resurrección.

Esta escritura muestra que Cristo nació físicamente de María, descendiendo de David, “según la carne”, y nació espiritualmente como Hijo de Dios “según el Espíritu… por la resurrección de entre los muertos”. Regresando a Romanos 8, podemos entender mejor por qué. Note esto acerca del nacimiento de Cristo: “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos” (v. 29). Cristo es simplemente el primer Hijo de Dios “nacido de nuevo”. “Muchos hermanos” (todos aquellos con el Espíritu de Dios durante estos 6.000 años) se reunirán con Él a Su Regreso. Este entendimiento absolutamente sorprendente es conocido solamente por los pocos llamados hoy día (Juan 6:44, 65). Una escritura asombrosa Consideremos una sorprendente serie de versículos. Pablo citó a David, de Salmos 8:4-6, cuando él formuló la importantísima pregunta: “¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él?” (Heb. 2:7). Puesto que Dios es eterno, y se sienta sobre el universo entero y tiene todo el poder bajo Su control, no es sorpresa que David formulara esta pregunta. La asombrosa respuesta está en el mismo versículo: “Le hiciste un poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y de honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos”. Dios pretende compartir el gobierno de toda Su creación con Sus Hijos. Una vez más, Cristo es simplemente el primero de muchos Hijos. El nacimiento de un primogénito no impide la llegada de hijos (o hijas) adicionales en la misma familia. Yo tengo dos hijos y soy un hijo primogénito, con un hermano menor. Mi padre fue el segundo hijo, teniendo un hermano mayor. Pablo explica que Dios planea darles gran poder y autoridad a Sus Hijos: “Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas” (v. 8). Esto aún no ha sucedido, pero pronto ocurrirá — al Regreso de Cristo. Ahora note: “Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos. Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria , perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos”. Los versículos del 9 al 10 revelan el asombroso potencial previsto para todos los cristianos. El hijo engendrado de Dios ha sido llamado a “gloria” y a ser uno de “muchos hijos”. El sufrimiento y sacrificio de Cristo le permitió ser el “autor de la salvación de ellos” — y potencialmente de la suya. Qué increíble futuro para aquellos a quienes Cristo “llama…hermanos”.

Finalmente, note: “Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos” (v. 11). Este versículo muestra que los cristianos son “santificados” (apartados). ¿Cómo? Cristo declaró: “Santifícalos [a los cristianos engendrados] en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Las preciadas tradiciones y las fábulas de los hombres, acerca de la vida después de la muerte o cualquier otra cosa, carecen de valor. ¡Un cristiano es santificado por la verdad! Si Cristo “no se avergüenza de llamarlos (nos) hermanos”, entonces nosotros, hijos engendrados de Dios, tampoco debemos avergonzarnos de defender la verdad que nos santifica. Nosotros debemos “crecer” a la estatura de Cristo (Efe. 4:13) reteniendo solamente las verdaderas doctrinas de Dios. Debemos calificar para estar un día al lado de Cristo sobre “todas las cosas”. Los santos gobiernan con Cristo Mateo 24:27 declara que cuando Cristo regrese, Su Venida será como un relámpago que brille de este a oeste. Será un evento extremadamente importante que nadie podrá pasar por alto. Pero, ¿vendrá Él a gobernar la tierra por Sí mismo — o habrá otros con Él? Cuando Él establezca Su gobierno mundial, ¿formarán otros partes de la estructura de gobierno? Si los gobiernos de los hombres requieren los esfuerzos de muchas personas que asisten a un líder supremo, ¿podría el gobierno de Dios ser diferente? El profeta Daniel habló de Cristo viniendo en las “nubes del cielo” (7:13). Antes de Su Regreso, Dios oficialmente le concede a Él la autoridad para gobernar al mundo. El siguiente versículo (14) declara: “Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”. Una vez más preguntamos: ¿gobernará Cristo solo, o gobernarán otros con Él? Exactamente ¿cómo pretende Dios administrar a todos los pueblos y naciones de la tierra? Es crítico entender varios versículos más en Daniel 7. Ahora note el versículo 18: “Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre”. ¡Correcto! El llamamiento supremo de los verdaderos cristianos es unirse con Cristo para compartir la autoridad en el reino de Dios. Verdaderamente, Cristo es “rey de reyes y señor de señores”. Ese puede ser usted o cualquier otra persona que esté dispuesta a aceptar los términos de Dios para entrar al reino de Dios. Los versículos del 19 al 20 arrojan más luz sobre lo que sucede cuando los santos regresan con Cristo. Su primera responsabilidad es reemplazar lo que Daniel llama la “cuarta bestia” (el final imperio mundial, al cual Cristo reemplazará a Su Regreso), el cual gobierna con la asistencia del

“pequeño cuerno”. Este pequeño cuerno es el reino religioso que es lo mismo que la mujer que cabalga la bestia de Apocalipsis 17. Note: “Y veía yo que este cuerno [el sistema babilónico de Apo. 17:5-6] hacía guerra contra los santos, y los vencía, hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino” (vs. 21-22). Finalmente, el versículo 27 confirma aún más el maravilloso potencial que hay más adelante para los verdaderos santos de Dios: “y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán”. ¿Qué podría ser más claro? No hay duda de por qué Cristo dijo: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre” (Apo. 2:26-27). Unos pocos versículos más adelante, Él añadió: “Al que venciere , le daré que se siente conmigo en mi trono…” (3:21). La frase “en mi trono” es usada porque Cristo entendió que Su trono, a diferencia del trono del Padre en el cielo, está en la tierra. Lucas 1:32 muestra que Cristo se sentará en Jerusalén, en el trono de David. También vea Apocalipsis 5:10; 20:4; Mateo 5:5; Salmos 25:12-13 y 37:11. ¡No hay duda de que cuando Cristo regrese, los santos gobernarán con Él! Pero es la responsabilidad del cristiano actualmente calificar a fin de ser parte del venidero reino de Dios. ¿Lo incluirá eso a usted? Hay vida después de la muerte Herbert W. Armstrong concluyó su folleto ¿Hay vida después de la muerte? con el siguiente resumen, bajo el subtítulo “Gobernando con Cristo”. “Por esos primeros mil años, Jesús ha de reinar sobre el trono de Su antecesor terrenal, David, en Jerusalén (Isa. 9:6-7). Y ‘al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro…’ (Apo. 2:26-27). Pero, ¿cómo y desde dónde gobernaremos? “Jesús dijo, otra vez: ‘Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono [en Jerusalén], así como yo he vencido, y [ahora] me he sentado con mi Padre en su trono’ (Apo. 3:21). “Cuando nazcamos de Dios, seremos espíritu, ya no más humanos de carne y sangre. ¡Nos ha de ser dado poder! “Como Daniel reveló, los santos entonces tomarán los reinos de las naciones de la tierra y los gobernarán por los primeros mil años — estableciendo la paz mundial y el gobierno divino bajo Cristo.

“¿Y después de eso? El pasaje en Hebreos 2 muestra que entonces, una vez más bajo Cristo, nos ha de ser dado poder para gobernar sobre el vasto universo entero — literalmente todas las cosas. Porque ese es el poder que le ha sido dado a Cristo ¡y también será nuestro como coherederos con Él! “Sí, hay una vida después de la muerte para aquellos obedientes a Dios — ¡una vida espiritual de increíble potencial, más allá de lo que nunca hubiésemos podido soñar! ¿Podemos nosotros, los humanos, captar el asombroso presagio de estas sorprendentes verdades? Alcanzar la vida inmortal debería ser nuestra meta general. Porque ese es el regalo y el deseo de nuestro misericordioso Padre y Su Hijo Jesucristo”. ESCRITORIO RECIENTE DE NOTICIAS MUNDIALES

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UN NEUROCIRUJANO DE HARVARD AVIVA EL DEBATE "Sí, hay vida después de la muerte, lo he comprobado" "Sí, hay vida después de la muerte, lo he comprobado" El neurocirujano Eben Alexander, en una imagen de archivo. (Deborah Feingold) Iván Gil16/10/2012 (06:00) 91 AA91Enviar291691 0 inShare 35 2Imprimir “He estado sumido en un profundo coma durante una semana en el que viajé a otra dimensión del universo; una dimensión que nunca antes pude llegar a soñar que existiese”. Así arranca el neurocirujano de la Universidad de Harvard, Eben Alexander, su relato en primera persona sobre la vida después de la muerte, una experiencia que le ha hecho creer en la vida eterna y que recogerá próximamente en un libro titulado Proof of Heaven: A Neurosurgeon’s Journey into the Afterlife (La prueba del cielo: el viaje de un neurocirujano a la vida después de la muerte).

A pesar de que el libro no saldrá a la luz hasta el próximo martes 23 de octubre, las tesis de Alexander han generado una intensa polémica en Estados Unidos después de que la revista Newsweek publicase varios extractos del texto. El neurocirujano asegura que antes de vivir esta experiencia había estado bastante alejado de la Iglesia y no creía en la vida más allá de la muerte, pero ahora dice contar con la prueba irrefutable de que estaba equivocado. Precisamente, el debate abierto en torno al relato del médico norteamericano se centra en si una experiencia personal puede ser una prueba científica o no. Para el mayor experto mundial en estos temas, el psiquiatra y filósofo Raymond Moody, no hay duda: “El doctor Eben Alexander es la prueba viviente de que existe vida después de la muerte. Es el caso más asombroso sobre experiencias cercanas a la muerte que he escuchado desde hace más de cuatro décadas estudiando estos fenómenos”.

Newsweek dedica la portada de su último número al neurólogo Eben Alexander.

Se reaviva el debate sobre la vida eterna en la comunidad científica

La discusión sobre este tema está adquiriendo un creciente auge en el país norteamericano, sobre todo, después de que la prestigiosa fundación John Templeton donase cinco millones de dólares al profesor de filosofía de la Universidad de Riverside John Martin Fischer para que estudiase en profundidad las experiencias al borde de la muerte. Es lo que se ha dado en llamar el Proyecto Inmortalidad. Muchas investigaciones de diferentes ámbitos han intentando con anterioridad abordar este tema. Uno de los estudios previos más importantes se recoge en el ensayo Experiencias cercanas a la muerte entre la ciencia y prejuicio, en el que sus autores, dos profesores italianos de la Universidad de Padua, señalan que cualquier interpretación reduccionista de este tipo de fenómenos suele encontrarse equivocada, ya que las sucesivas investigaciones han demostrado hechos muy diferentes entre sí.La ortodoxia médica suele explicar estos casos como meras alucinaciones causadas por la anoxia (carencia de oxígeno)

Los ecos de este debate ya han llegado a Europa de la mano del cardiólogo Pim van Lommel, quien se dedica a investigar experiencias cercanas a la muerte (ECM). “Las han vivido miles de personas, pero no todas las explican por temor a ser tachadas de lunáticas o porque creen que las causan la medicación o la enfermedad. No todos experimentan lo mismo, pero sí citan algunas experiencias recurrentes que coinciden en un cruce espacio-temporal”, explicaba el médico en una entrevista concedida recientemente. El cirujano norteamericano sí es de los que cuentan su “visita al cielo” con todo lujo de detalles, “una aventura que comenzó en un lugar espacial, más alto que las nubes. Allí había criaturas muy diferentes a las que hay en la tierra, pájaros y ángeles que, sencillamente, eran formas superiores”.

Alexander compara los fuertes sonidos que emitían estas criaturas con “unos cantos gloriosos, que más tarde entendí como gritos de alegría”. Su viaje se produjo rodeado de millones de mariposas y una mujer, al modo de un ángel de la guarda, que le repitió tres mensajes concretos en un idioma desconocido pero entendible para el neurocirujano en aquellos momentos: “Sois amados y respetados, os querremos para siempre”, “no tienes nada que temer” y “no hay nada por lo que puedas hacer el mal”. Esta mujer también le prometió que le enseñaría muchas cosas de ese nuevo mundo, pero que inevitablemente debía volver a la tierra.

Del esoterismo a la física cuántica

“Sé que esto es tan extraordinario como increíble. Otros médicos me dicen que todo es cosa de mi mente, pero está lejos de ser una alucinación porque fue tan real o más que cualquier otro acontecimiento vital anterior”, asegura Alexander. La ortodoxia médica suele explicar estos casos como meras alucinaciones causadas por la anoxia (carencia de oxígeno). Una tesis que el experto en EDM, Pim van Lommel, pone en entredicho porque “si la causa fuera la anoxia, todos los que

vuelven a la vida tras estar cerca de la muerte tendrían ECM porque todos la sufren, pero en cambio, sólo el 18% tiene esas experiencias”.Nuestra muerte sólo es un cambio de conciencia, una transición

Unas experiencias que suelen cambiar por completo la filosofía de vida de sus protagonistas. “Antes de mi experiencia era muy escéptico con las experiencias cercanas a la muerte. Hoy en día sé que son una realidad. Durante toda mi carrera de más de 30 años fui defensor, al igual que la mayoría de mis compañeros, de que el cerebro genera conciencia y de que vivimos en un universo desprovisto de cualquier tipo de emoción. Sin embargo, lo que me ha ocurrido cambió todas mis creencias y teorías, por lo que tengo la intención de pasar el resto de mi vida investigando la verdadera naturaleza de la conciencia”, añade el neurocirujano. Una postura que cada vez adoptan más investigadores médicos.

Van Lommel ha llegado a la conclusión, después de analizar a cientos de pacientes con ECM, de que la conciencia “no es más que un retransmisor para esta dimensión de nuestro ser en varias. Es como una radio que, mientras vivimos aquí, sintoniza con este universo”. Nuestra muerte, añade el investigador sólo es un cambio de conciencia, una transición porque “morimos en una dimensión para pasar a otras”. Una teoría alejada del misticismo que el cardiólogo “no creyente” defiende en términos de física cuántica. El caso del médico Eben Alexander no es un hecho aislado. Cada vez son más los científicos que apoyan las teorías sobre las experiencias cercanas a la muerte basadas en el acceso del ser a otro tipo de dimensiones, además de los testimonios de miles de personas con ECM. El debate no ha hecho más que empezar

La muerte, tal y como la concebimos, no existe, sólo es una ilusión”. Esta es la principal conclusión a la que ha llegado el médico y director de Advanced Cell Technology Robert Lanza, defensor de la teoría del biocentrismo, en la que se niega que el tiempo o el espacio sean lineales. Para la gran mayoría de científicos este tipo de afirmaciones son sólo sandeces o, al menos, hipótesis indemostrables. Sin embargo, Robert Lanza parece haber encontrado en el famoso experimento de Young, también denominado de la doble rendija (doble-split), el perfecto aliado para defender su tesis. Si con este se logró demostrar la naturaleza ondulatoria de la luz, Lanza pretende hacer lo propio con el espacio y el tiempo.

En la obra Biocentrism: How Life and Consciousness are the Keys (BenBella Books), el físico norteamericano parte de la premisa de que la vida crea al universo, y no al revés, la base misma del biocentrismo. A partir de aquí, va deduciendo paso a paso que la mortalidad es una idea falsa, creada por nuestra conciencia.

La mortalidad es una idea falsa, creada por nuestra conciencia En primer lugar, sugiere que la conciencia de una persona determina la forma y el tamaño de los objetos en el universo. Para explicarlo, utiliza como ejemplo la forma en la que percibimos el mundo que nos rodea: “Una persona ve un cielo azul, y se le dice que el color que están viendo es azul, pero las células cerebrales tienen la capacidad de variar esta percepción, pudiendo ver el cielo de color verde o rojo”. En pocas palabras, concluye, “lo que vemos sólo existe gracias a nuestra conciencia”.

-Si quiere saber más sobre la implicación de las teorías de Robert Lanza respecto a la muerte, puede consultar la entrevista realizada a la doctora en Metafísica Anji Carmelo y a la médico anestesista Luján Comas: “Todos los que tienen una ECM cambian su vida: saben que la muerte no es el final”

El multiverso y la teoría de las cuerdas

Este es el motivo por el que Lanza dice que creemos en la muerte. Al observar el universo desde el punto de vista del biocéntrismo, erramos a la hora de concebir el espacio y el tiempo, pues lo haríamos en función de lo que nos dicta la conciencia. En resumen, el espacio y el tiempo son "meros instrumentos de nuestra mente”, por lo que entender la muerte como algo terminal no tendría sentido según sus tesis.

Robert Lanza. Robert Lanza. Al concebir que las dimensiones espacio-temporales son meras construcciones mentales, la inmortalidad sería una realidad para Lanza. Es decir, hay vida después de la muerte (física) debido a que habitaríamos un mundo sin fronteras lineales de espacio y tiempo, lo que entronca con la teoría de las cuerdas.

A pesar de ello, lamenta el científico, seguimos creyendo que “la vida es sólo un poco de carbono y una mezcla de moléculas, las cuales dan forma a nuestra existencia durante un tiempo y luego

vuelven a descomponerse en el suelo”, explica el físico. ¿Por qué? Simplemente, “porque se nos ha ensañado que las personas se mueren, aunque sólo existe la evidencia de que desaparece el cuerpo en un momento dado”.

-Para profundizar sobre las nuevas teorías relativas a la formación del universo, su expansión y contracción, puede leer el reportaje El eterno retorno y el misterio de la energía oscura: otra visión del universo.

“Trascendemos a la vida, pero nuestra mente nos impide verlo” Para explicar la muerte física del cuerpo, Lanza recurre a la teoría del multiverso o universos paralelos. Una interpretación a la que se ha dado un fuerte reconocimiento debido a los datos recogidos por el satélite Planck, que mostró una serie de anomalías supuestamente causadas por la atracción gravitatoria de otros universos. Así, , “todo lo que ocurre en nuestro universo está sucediendo también en el multiverso, por lo que la vida nunca dejaría de existir en este sentido.

Cuando el cuerpo desaparece, nuestra vida se convierte en una planta perenne que vuelve a florecer una y otra vez en el multiverso “Cuando morimos, nuestra vida se convierte en una planta perenne que vuelve a florecer una y otra vez en el multiverso”, explica gráficamente el físico. Por tanto, la vida trascendería a la forma lineal bajo la que se rige nuestro pensamiento. Esto es porque, como sucede con las partículas de la luz, la materia y la energía “funcionan como las ondas”.

El estudio del fenómeno de las Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM) ha centrado en los últimos años la atención sobre la posibilidad de que exista la inmortalidad. Una de cada cinco personas que sobrevive a una parada cardíaca asegura haber tenido una ECM durante el tiempo de duración de un coma o de muerte clínica, en el que supuestamente desaparecen todas las señales externas de vida, pero que son capaces de narrar luego sus sensaciones y percepciones.

-Entrevista con Crystal McVea, protagonista de una de las Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM) que más ruido han generado entre la opinión pública norteamericana: "Me quedé dormida y me desperté en el cielo. Allí estaba Dios".

Investigaciones millonarias para demostrar la inmortalidad

Cada vez son más los investigadores médicos interesados en este fenómeno, y la literatura sobre el tema llegó a su cénit con la publicación el pasado año de La prueba del cielo: El viaje de un neurocirujano a la vida después de la vida (Zenith). Un libro superventas en el que el neurocirujano Eben Alexander narra su supuesta experiencia en el más allá durante el tiempo que estuvo en coma.

Para intentar acabar con esta incertidumbre, la fundación fundación John Templeton que, con base en Filadelfia, se describe a sí misma como “un catalizador filántropo para la investigación sobre las Grandes Cuestiones de la vida”, financiará con cinco millones de dólares una selección de proyectos de investigación sobre las experiencias al borde la muerte. Es lo que se ha dado en llamar el Proyecto Inmortalidad.

Entre los elegidos en el Proyecto Inmortalidad destaca Sam Parnia, director de investigación sobre reanimaciones en la Universidad de Nueva York, quien tratará de de determinar si las ECM son reales. Es decir, discernir si sus causas son físicas o, por el contrario, parapsicológicas o metafísicas. Para ello, el autor de Erasing Death: The Science That Is Rewriting the Boundaries Between Life and Death analizará la actividad cerebral de los pacientes que sufren un paro cardíaco. De este modo, tratará de determinar si las conexiones neuronales son susceptibles de provocar una experiencia subjetiva, verse a uno mismo fuera del cuerpo y en tercera persona mientras los médicos tratan de reanimarlo

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