De Mauritania a Honduras Pablo Fern�ndez del Campo El des�rtico pa�s africano de Mauritania no suele acaparar titulares en la prensa mundial, pero las primeras elecciones democr�ticas que en marzo de 2007 dieron el poder al Presidente Sidi Uld Cheikh Abdallahi centraron la atenci�n internacional. Tras este proceso electoral, Abdahalli deb�a liderar una nueva era democr�tica, cuya transici�n inici� en 2005 con un golpe de Estado incruento contra el r�gimen autoritario que gobernaba el pa�s, como parte de una tendencia hist�rica que se dio desde la independencia de esa naci�n en 1960. Sin embargo, en agosto de 2008, un nuevo golpe de Estado volv�a a traer la incertidumbre y, curiosamente, los generales militares que perpetraron esta acci�n anunciaban la celebraci�n de elecciones presidenciales "lo m�s pronto posible", prometiendo "elecciones libres y transparentes". El fin de semana pasado, como ya es de dominio popular, las Fuerzas Armadas y los poderes Legislativo y Judicial depusieron al Presidente Manuel Zelaya Rosales de Honduras y, en su lugar, tomaron protesta a Roberto Micheletti, en el primer golpe de Estado en tierras latinoamericanas desde 2002, cuando casi todo el mundo pensaba que se hab�a dado la vuelta a esa p�gina, al menos en nuestro continente. Al igual que en el caso de Mauritania, en Honduras, quienes hoy ocupan el poder pese a la condena casi un�nime internacional, sostienen que s�lo ejercer�n un gobierno de transici�n hasta enero de 2010, para convocar a nuevas elecciones. En Honduras se habla de que las cosas vuelven a la �normalidad� y que ya se retir� el toque de queda y que Zelaya Rosales �se merec�a� eso y m�s por sus intentos reeleccionistas, pasando por encima de la Constituci�n de aquel pa�s. Sin embargo, en los dos casos que menciono, tenemos muestras de c�mo los sistemas democr�ticos en el mundo est�n todav�a inacabados, porque carecen de mecanismos para regular el ejercicio de sus gobiernos y cuando no ven alternativas recurren a la violencia, a la fuerza, como medio de control. En Honduras, Zelaya viol� disposiciones del Congreso y de la Corte, en busca del refer�ndum que le permitiera buscar la reelecci�n, pero �precisamente- ni el Congreso ni la Corte siguieron el camino legal, que en todo caso habr�a significado dejar en el poder a un vicepresidente, con lo que todos violaron la ley. Entonces, surge el cuestionamiento: �Las intenciones de Zelaya por violentar la legislaci�n vigente justificaban su destituci�n como Presidente? Yo creo que no. M�s a�n, estoy convencido que la condena un�nime de todos los pa�ses y organismos de la regi�n se debe al temor de que pueda regresar la �poca oscura de los golpes de estado en Am�rica Latina. A pesar de las diferencias ideol�gicas que muchos de los mandatarios del continente puedan tener, hoy, es evidente que pesa m�s el inter�s regional por mantener la estabilidad y sentar un precedente al menos, en apariencia, en defensa de la democracia. Vemos la circunstancia de un pa�s tan cercano al nuestro que nos plantean precisamente la necesidad de fortalecer nuestras instituciones en M�xico, evitar su debilitamiento y fortalecer los procesos democr�ticos, no s�lo durante las jornadas electorales, sino antes y despu�s y, sobre todo, estableciendo mecanismos regulatorios para evitar abusos del poder. Queda claro que en el camino por la consolidaci�n democr�tica en el mundo, falta un buen trecho y en el caso de Am�rica Latina, aunque avanzamos, todav�a resta mucho por alcanzar. *Diputado del PRI y Presidente de la Comisi�n de Gobernaci�n del Congreso del Estado