JAIVER ANDRES CAICEDO Uno de mis temas preferidos es el Arte, por eso a continuación les presento una pequeña reseña: En las artes plásticas existen obras que apelan a la emoción, a la emotividad, a la sensibilidad, es decir al espíritu humano; se encuentran en todas las épocas y lugares. Algunas teorías contemporáneas insisten en que ciertos trabajos en el arte no apelan a la emotividad sino a la razón. Personalmente pienso que una obra de arte que apela a la razón es porque visualmente es tan pobre que efectivamente se necesitan razones o teorías complicadas para justificar su interés. Esto ocurre hoy generalmente con muchos trabajos de origen conceptual e incluso con obras insignes de ese movimiento. Por ejemplo, si alguien expone las mil y una razones que permiten demostrar que los trabajos de Donald Judd o las composiciones de John Cage son magnificas obras de arte, perfecto. Lo que pasa es que así la explicación sea racional, para la mayoría de personas estas obras no producen emoción estética, al menos no más que mirar una mesa o escuchar ruido cuando cambiamos de emisora radial. Otra teoría indica que los trabajos visuales hoy no son necesariamente “retinianos”. Esa retórica sobre lo “retiniano” siempre me ha parecido muy endeble. Es como decir que se puede dejar a un lado la escucha o el oído para “entender” otras formas de música. O dejar lo audiovisual para entender otras formas de cine. El truco consiste en definir una característica fundamental de las artes visuales (que es que las mismas entran por los sentidos y en especial por el ojo) y enseguida decir que esta característica no es intrínseca al arte. Es una estrategia falaz utilizada por algunos para reemplazar una cosa por otra, a su acomodo.