NOMBRE: Cinthia Vargas
SANDRO BOTTICELLI A pesar de que, históricamente, se ha considerado a Rafael como El Pintor de La Virgen renacentista, a Boticcelli le correspondería un homólogo puesto en la lista de creadores de exquisitos modelos femeninos. Será la figura de la dama, en el sentido más "cortés" de la palabra, la gran protagonista de sus composiciones; rodeada de un aura de elegancia y lánguida belleza, la tipología de mujer a la que recurre como leit motiv de su producción ejemplifica, dentro de la corriente pictórica del Quatroccento italiano, la búsqueda del Ideal (frente al intento de aprehensión naturalista e individual llevado a cabo por otros autores). Aún cuando la mayoría de las obras de Botticelli resultan poseedoras de una enorme calidad y un característico estilo muy similar, han sido las composiciones El Nacimiento de Venus y La Primavera las consideradas como sus grandes obras maestras. La primavera es obra realizada hacia 1478 para la casa de Lorenzo di Pierfrancesco de Médici en la ciudad de Florencia. El nacimiento de Venus fue un encargo posterior, de otra persona para un lugar diferente, aunque a fines de siglo estas dos pinturas estuvieran juntas. Se convirtió en el máximo intérprete del neoplatonismo de la época, con su fusión de temas cristianos y paganos y su elevación del esteticismo como un elemento trascendental en el arte. Para dar forma a esta nueva visión del mundo, Botticelli opta por la gracia; esto es, la elegancia intelectual y exquisita representación de los sentimientos. En estas obras la influencia del realismo gótico está atemperada por el estudio que Botticelli hace de la Antigüedad. Pero aunque pueda comprenderse desde el punto de vista pictórico, los temas en sí siguen siendo fascinantes por su ambigüedad. Los complejos significados de estas pinturas siguen recibiendo atención de los eruditos, centrándose principalmente en la poesía y la filosofía de los humanistas contemporáneos del artista. Las obras no ilustran un texto en particular; más bien, cada una de ellas se basa en varios textos para su significado. Sobre su belleza, caracterizada por Vasari como ejemplificadora de la "gracia" y por John Ruskin como poseedora de ritmo lineal, no puede haber dudas. En ambas es posible apreciar el estilo refinado, preciosista y, de algún modo, irreal, propio de Botticelli, al servicio del cual entrará su dominio de la tensión lineal (influencia de Pollaiuolo) y su concepción casi espiritual de la materia. En las composiciones botticellianas la naturalidad de la escena, a pesar de la riqueza decorativa y la complejidad que en ocasiones se muestra, siempre sorprende. De algún modo las figuras parecen existir en sus cuadros porque no podría haber sido de otra manera, resultando siempre ligera la transición entre los diversos personajes (debido en gran parte al empleo móvil que de la línea realiza), existiendo incluso aquellos autores que han teorizado acerca de su producción en términos de comparación musical (en su obra el ritmo y el lirismo se unen para conformar un etéreo conjunto visual resultado de una comprensión del mundo pasada por el tamiz del neoplatonismo y el intelecto).