Aire

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Aire Una bocanada de aire me llegó a los pulmones, y un leve y apenas perceptible suspiro se me escapó inevitablemente… Sin ser consciente aún de qué estaba pasando…seguí caminando arrastrando la maleta, por la interminable rampa de salida del andén. Era un caluroso día de verano, de esos en los que apenas puedes respirar y cada poro de tu piel pide a gritos refrescarse. De esos en los que el calor intenso, nubla tenuemente los sentidos, y todo te parece pesado, lento, agobiante. El viaje vino sin pensar…una locura más en mi vida, de esas que te dan la fama a lo largo de los años, de ser una persona inconsciente, aunque dentro de los límites que marca, la sensatez relativa de saber que es una locura lo que estás haciendo. Unos días atrás, en una conversación que no esperaba, nació la mejor idea de mi vida. Aunque la sensatez relativa ante las locuras, se había tomado la noche libre, y no apareció en ningún momento. La genial idea consistía en un viaje inesperado, un viaje para saldar una deuda. Esa deuda venía de años atrás…un compromiso adquirido, con alguien que despertaba mi ternura, y sin saber por que, necesitaba brindarle mi amistad. La deuda era simplemente, una visita de cortesía, de amistad, de cariño y de curiosidad por conocer a esa persona… En principio, la locura parecía ser el viaje en si, ya que vino sin pensar, sin aviso previo, pero con el paso de las horas posteriores, la idea cada vez me resultaba mas grata…

Después del eterno viaje en el tren del infierno, llegué por fin. Bajé y comencé a subir esa larguísima rampa automática. Esas malditas rampas automáticas, que van lentas, demasiado lentas siempre… Al llegar arriba, tenia solo tres datos sobre quién debía estar esperando. El primero era el que me impulsó al viaje, era una amiga a la que le tenía mucho cariño… Así que confiaba en mi instinto de reconocerla. El segundo dato era el color de sus pantalones. Me había dicho que el amarillo de estos, no me dejaría indiferente, así que andaba buscando un amarillo escandalosamente chillón. El tercero era mas vago, ¿pelo corto de punta? ¿Y revuelto? Este dato me tenía mas despistada, ya que hoy en día, ese tipo de peinado está de moda, así que como pista, era la menos fiable. Confiaba en dar con ese amarillo impresionantemente chillón…según ella. Cuando por fin llegué arriba, y al no verla en primera fila como me había dicho, empecé a otear por encima de las cabezas, de la primera fila de gente que ocupaba la zona de espera de viajeros. Me pareció ver un peinado muy similar al que me había descrito. Al final la que consideraba peor pista, resultaba ser la más fiable. Sin dejar de ver esos pelos, fui acercándome hacia esa persona, aunque la marea de gente no dejaba ver más allá. Cuando por fin tuve cierto grado de visión de la zona en la que estaba ese peinado, bajé la vista, para cerciorarme de su vestimenta. Sí, ahí estaban esos pantalones amarillos, aunque esperaba algo más espectacular, más llamativo, más chillón… Ahí tuve la primera bocanada de aire, apenas perceptible, sin darme ni cuenta, no sentía el calor, ni el

cansancio del viaje, solo pensé en lo gratamente sorprendida que estaba por esa primera impresión. Con una cierta sensación de embriaguez, que achaqué al calor y el cansancio, seguí avanzando hacia ella. Me resultó de lo más interesante, ver su cambio de expresión al parecer reconocerme. Tentada de pasar de largo y gastarle la broma de turno, al ver su sonrisa, se desvaneció cualquier pensamiento de provocarle un solo segundo de angustia. Al fijar mi mirada en la suya, solo pensé en que la habíamos cagado definitivamente. Yo hacía poco, había dejado atrás una relación, que se podría considerar, como decepcionante, y mentalmente agotadora. Aunque fue breve, me había quitado todas las ganas de intentar encontrar a alguien. Ese alguien que ando buscando toda mi vida, sabiendo que pudiera ser que no existiera, o que nunca me cruzaría en mi vida… Mis planes más próximos, eran lo que yo denominaba “zorrear”. Que consistía en salir de fiesta, sin mirar a nadie a los ojos, sin buscar nada, simplemente desconectar y relajar tanta tensión… Y en principio ese era el objetivo del viaje, conocer a una amiga, yo la consideraba así, y salir de fiesta sin mayores compromisos. Ella tampoco andaba en sus mejores momentos sentimentales, así que nos vendría bien a las dos unas horas de relax. Tampoco sabía mucho de cómo estaba su vida, pero intuía que estuviera como estuviese, lo necesitaba igual que yo…desconectar… Sin poder dejar de mirar esos ojos que me habían robado el alma en tan solo un segundo, estuve por fin frente a ella. El saludo fue rápido y breve, como cabía esperar.

Dos besos, un – ¿hola que tal? Y a partir de ahí, perdí toda noción del entorno. No recuerdo que le dije, ni que me dijo, solo recuerdo esos ojos, transmitiéndome tanta calidez que me sentía totalmente embriagada. Salimos de la estación, y mis pulmones se llenaban de aire en demasía. Tanto que intentaba controlar los suspiros que inevitablemente se empeñaban en emitir. No entendía que estaba pasando, pero la sensación me desbordaba de tal manera, que no intenté en ningún momento luchar contra ella. Subimos a un taxi que nos llevó hasta su casa. Otro largo viaje, ya que teníamos que cruzar la ciudad, pero este se me hizo demasiado corto. El tiempo empezó a coger velocidad. El tiempo se me escapaba en sus ojos, mientras escuchaba su voz, esa voz que inevitablemente me hacía sonreír el alma. En modo automático seguía la conversación, intentando parecer normal. Aunque me costaba luchar contra las ganas de quedarme callada, mirándola…cerciorándome de que realmente estaba pasando algo. Esa sensatez relativa apareció y tomó las riendas, mandándome mensajes urgentes de prudencia. Por otro lado, todas mis alarmas internas estaban disparadas. Mandándome mensajes contradictorios. Mis pensamientos se dispararon: Calma…dios esa sonrisa…esa mirada…esa voz…ese olor…que bien huele… desprende una tibieza que me enloquece…CALMA…no te precipites, que tú no vienes a encontrar nada…tú NO buscas nada…es solo una amiga…dios…esa mirada…esa risa…hazla reír más… ¿QUIERES CALMARTE?...bendito sonido el de esa risa… ¿PERO QUIERES CONTROLARTE?

Perdida en mi lucha interna, llegamos a su casa. Subimos, dejamos mi maleta y ella hizo de anfitriona enseñándome donde estaba todo. Dios, me encantaba esa mujer, inevitablemente me atraía…estaba atrapada en esos ojos, deseaba abrazarla, pero la traicionera sensatez relativa, me frenaba. No era lógico ni racional, ni sensato, ni coherente, pero era superior a mis fuerzas todo eso que me hacia sentir. Le propuse bajar a la calle a tomar algo. Necesitaba tiempo para controlar y analizar lo que me estaba pasando. Y por que no, para intentar descubrir si ella sentía algo parecido. Ya he sufrido bastante en esta vida, como para dejarme llevar por algo tan incontrolable, y que no fuera correspondido. No necesitaba más dolor. Solo necesitaba sus ojos…y esa risa… Me llevó dando un paseo, por calles que no recuerdo, a una terraza de un bar que no tengo ni la más remota idea de donde está. Pedimos de beber, y yo seguía sin poder concentrarme en la conversación, pero como tenía puesto el modo automático, pude observarla mientras hablaba y la hacía reír… ese bendito sonido… Necesitaba saber si ella sentía algo de toda esa locura que yo llevaba dentro. Así que premeditadamente, pero haciendo que pareciera casual, rocé su mano. La tensión me tenía solo centrada en sus reacciones. Si apartaba la mano, o simplemente no daba muestras de que le resultara grato, empezaría a descartar la idea de dejarme llevar por ese torbellino de sensaciones. Pareció resultarle grato, cosa que me dejo más perpleja aún. No podía ser que ella sintiera algo ni lo más remotamente parecido. Al cabo de unos minutos, y sin

saber que le estaba diciendo para hacerla reír, fue su mano la que buscó la mía… Cosa que me altero hasta los cimientos de mi alma… No podía ser, serían alucinaciones mías, o las ganas tremendas que tenía de que fuera verdad lo que estaba pasando. Dándole una patada a la sensatez, me atreví a cogerle la mano sin más. No la rechazó, ni la apartó, es más, parecía nerviosa, como si para ella fuera también una necesidad vital…tocarla…deseaba tanto tocarla… Después de una grata estancia en la terraza de ese bar que para mi esta ilocalizable en la geografía del mundo, nos decidimos a volver a su casa. Empezaba a ser tarde, y era lógico volver. Seguía con mis pruebas de cogerle la mano, sabedora de que a la minima cercanía no podría controlarme. Seguía sin entender que estaba pasando. Nunca pensé que algo así pasara realmente. Ves películas, lees libros, y te cuentan historias lejanas, de gente que inevitablemente cae rendida de amor con una sola mirada. Y aunque sueñas en que algo así te pase a ti, la vida te va demostrando que eso es solo para gente privilegiada, y que tú no estás en ese grupo de elite. A medida que nos acercábamos a su casa, las sensaciones eran cada vez más fuertes, más incontrolables. Se acercaba el momento de meterme junto a esa mujer que me estaba volviendo loca, en un cubículo de dimensiones reducidas, llamado vulgarmente ascensor, y que la sola idea de estar tan cerca de ella, me tenía perturbada en demasía…No tenía claro poder controlarme. ¿Y si me equivocaba? ¿Y si no le gustaba como ella a mi? Llegó el esperado y temido momento. Me sentía torpe, al punto de no atinar ni a subir la breve escalera de la

entrada. Entramos en el ascensor…y al mirar sus ojos poniendo toda la pasión que sentía en los míos…vi que sí, que ella sentía si no lo mismo, las mismas ganas de cercanía. Fue algo inevitable, nos acercamos, y nos besamos…y la locura tomo las riendas de mi cabeza y de mi cuerpo…ese beso calido, suave, dulce, lento, deseado… El aire entró de golpe en mis pulmones…y deje escapar ese suspiro que llevaba horas luchando por salir… Paró el ascensor, e intentamos actuar de modo normal, o como lo haría la gente racional. Pero la locura lo llenaba todo. No recuerdo mucho más desde ese momento. Se que estuvimos un rato deambulando por la casa, en el ordenador, pero no recuerdo nada concreto… Sólo recuerdo que la deseaba cada segundo, que respiraba por ella, que la idea de hacerla mía anulaba cualquier otro pensamiento… Descubrir cada rincón de su cuerpo…besarla una y otra vez…darle tanto placer que sintiera toda esa pasión que había desatado en mi… Y así pasó…fue como encontrar todo eso que siempre has buscado, pero que nunca lo hallabas agrupado en un solo cuerpo…perfecta a la medida de mis manos… increíblemente perfecta al calor de mi piel… Desde ese momento vivo atada a sus besos, a su increíble y calida mirada, a esa risa que me enloquece y nubla toda razón, a ese agudo y ágil sentido del humor que me hace reír como cuando nada en este mundo había dañado mi corazón, a esa voz que me roza el alma, a esa increíble pero bendita calidez que me arrebata… Y sigo buscando las palabras que puedan plasmar tanto amor…tanta pasión…tanto deseo y necesidad de tenerla

siempre pegada a mi…tocándola…haciéndola la mujer más feliz del mundo…y aunque parece una locura…cuando no estoy junto a ella…me ahogo…me siento morir…todo pierde sentido y el mundo se torna extraño sin esa tibieza… Algún día espero que alguien más letrado que yo, y con muchos más recursos, invente la palabra que necesito encontrar, esa que diga que estoy completamente loca por ella de una manera incontrolable e inevitable, que diga que nunca he amado así, y que me siento la persona más privilegiada de este mundo por haberla encontrado… Esa palabra que diga que es mi aire, y que sin ella de verdad moriría…

A la única que le ha dado sentido real a mi vida…sin la cual no seré nunca más…por que moriré de amor si no la tengo… Te adoro. (by escud)

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