Agua Fresca: La Necesidad de una Estrategia Nacional Por Carlos Rymer
Las guerras del futuro podrían ser provocadas por la necesidad de controlar recursos hídricos, según muchos expertos climáticos e hidrológicos afirman. Sin ninguna duda, la disponibilidad de agua fresca será uno de los problemas más críticos que el país tendrá que enfrentar por los efectos del crecimiento de la población Dominicana y el cambio climático. Según un estudio hecho en la Universidad de Columbia en Nueva York, la disponibilidad sostenible del agua fresca en el país se reducirá gradualmente de 2,200 metros cúbicos por persona hoy a 400 metros cúbicos por persona al final del siglo. Esta gran reducción se deberá al incremento de la evapotranspiración y una reducción en la lluvia anual, además de un incremento en la población dominicana de 9.5 millones hoy a 14 millones a finales del siglo, según proyecciones. Recientemente, ya se han reportado varios casos donde fuentes principales de agua en el país han tenido muy bajos niveles de agua fresca, incluyendo varios ríos provenientes de los Yaqués. Esto se debe tanto a la extracción de materiales, que ya es prohibido, como a las intensificación de las sequias y los periodos de lluvia. En un encuentro reciente entre funcionarios de la Secretaria de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARN) y el Instituto Nacional Dominicano de Recursos Hidráulicos (INDRHI), se expreso que el país corrientemente demanda algunos 2,300 metros cúbicos por persona, lo que es una tasa de uso insostenible y una de las más altas del mundo. A la vez, se han iniciado varias iniciativas para un menor manejo de los recursos hídricos, tal como el Programa Cultura del Agua Contra la Pobreza, los Pagos por Servicios Ambientales, y el Centro de Agua del Trópico Húmedo para América Latina y el Caribe. Para enfrentar esta crisis venidera, República Dominicana tendrá que comenzar a tomar medidas más apropiadas para prepararse lo más antes posible. Una reducción en la disponibilidad del agua fresca tendrá efectos severos en el sector agrícola y las zonas urbanas, ya que estas son las que más demandan del recurso según el estudio hecho en la Universidad de Columbia. En República Dominicana no existe un plan para enfrentar este problema, aunque se ha venido debatiendo recientemente. Lo único que existe son planes para incrementar el número de embalses, el riego en tierras agrícolas, y los acueductos en zonas urbanas. Las instituciones gubernamentales que pueden afectar el uso del agua en el país (SEMARN, INDRHI, y la Secretaria de Estado de la Agricultura (SEA)) no cuentan con un marco legal para imponer medidas de ahorro y conservación del agua fresca en los sectores que más demandan del recurso. El INDRHI, el cual tiene la mayor flexibilidad para manejar los recursos hídricos, solo tiene poder sobre la
coordinación del uso del agua fresca con sectores usuarios y la protección de las cuencas hidrográficas. La falta de una política que reconozca la situación hídrica del país y otorgue poderes especiales a diferentes instituciones gubernamentales para la implementación de un plan integral con medidas necesarias puede llevar al país a una crisis social en este siglo por la falta de suficiente agua fresca. Las protestas que se ven hoy en varios sectores de zonas urbanas del país por la falta de agua es solo un ejemplo de cómo el público puede responder a la falta de este recurso vital para las actividades diarias. Para enfrentar la crisis, el Congreso Nacional de debe aprobar legislación con las siguientes metas en el sector hídrico del país: •
La creación de un nuevo organismo, radicado del INDRHI, SEMARN, y la SEA para regular y coordinar el uso del agua en todos los sectores del país como sea necesario;
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Evaluar los recursos hídricos del país regularmente y asegurar de que toda la información coleccionada esté disponible al público;
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Evaluar todas las tecnologías, practicas, y metodologías disponibles para cada sector, especialmente el agrícola, y el acceso a estos en mercados domésticos y extranjeros;
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Proporcionar incentivos tributarios a los grandes usuarios de agua fresca para incrementar la conservación y la eficiencia, y proteger ecosistemas que sirven como fuentes vitales de agua en el país;
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Financiar una campaña nacional de conservación de agua fresca para concientizar a la población de la necesidad de conservar el agua fresca y promover el cuidado públicoprivado de los recursos hídricos; y
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Colaborar con organismos extranjeros en el desarrollo y comercialización de tecnologías para la desalinización del agua salada con la meta de hacerlas competitivas con el costo de extraer agua fresca.
República Dominicana debe contar con una ley moderna que garantice la disponibilidad de agua fresca para todos los Dominicanos. De no ser así, el país podría entrar en tiempos de gran agitación social en el futuro por la falta de agua fresca, el recurso básico más vital para la vida humana.