A partir del siglo VII antes de Cristo, Atenas se va transformando de una sociedad guerrera en otra urbana y democrática. Atenas poseía un rico comercio y una intensa vida democrática y cultural, la cual superaba a sus pueblos vecinos en la vida intelectual como consecuencia de su educación. La educación no era pública como en Esparta sino privada, aunque controlada por el Estado. Hasta los siete años, el niño permanecía en el ambiente familiar donde se le permitían actividades lúdicas propias de su edad. A los siete años, bajo la vigilancia del pedagogo, que era el responsable de su conducta moral, el niño era conducido a la casa de los demás instructores. A partir de los trece años la educación era privilegio de los ricos ya que los hijos de los pobres, por el estatuto de Solón, se tenían que dedicar a la agricultura o a las profesiones manuales. Había mayor intervención estatal y a los quince años el joven asistía al gimnasio público para cultivar su cuerpo. A las enseñanzas se añadían elementos de astronomía y matemáticas aplicadas. La música y la gimnasia seguían ocupando un lugar importante pues eran necesarias para alcanzar el ideal educativo. A los dieciocho años entraban a realizar servicio militar donde se les preparaba para la guerra. Durante dos años se ejercitaban en numerosas actividades físicas, deportivas y sociales. Una vez terminado este período, algunos jóvenes, continuaban sus estudios como filósofos o asistiendo a centros considerados de enseñanza superior como la Academia de Platón o el Liceo de Aristóteles donde se entregaban a la medicina o la erudición. Las actividades físicas eran la preparación para la guerra pues había que formar soldados para defender la patria, así es que rindieron un verdadero culto a los ejercicios físicos, pero no descuidaron la formación intelectual como los espartanos, motivo por el cual, Atenas, ha dado al mundo numerosos hombres ilustres que han inmortalizado su nombre, ejemplo de Protágoras que fue quien sentó las bases de la Dialéctica, así muchos otros, quienes conformaron la Lógica, ciencia que comprende la teoría del conocimiento; la Física, que es la que estudia la explicación el mundo mecánico; la Ética, que es la que se ocupa de la moral; etc. En la educación, surgieron varios personajes destacados como lo fue Platón y Aristóteles, pero aun así se les acusó de haber corrompido la juventud. Desde el siglo VI antes de Cristo se conoce la existencia de escuelas dedicadas a los estudios médicos en las que se destacó Hipócrates. Otra escuela fue la de Epicuro, ésta en una casa rodeada de jardines, de ahí es que a las escuelas donde se imparten las enseñanzas, les llamaban jardín de niños. Platón enunció que la educación es fundamental para la buena marcha del Estado y para cada una de las clases sociales. Definió la educación como la que puede dar al cuerpo y al alma toda la belleza y toda la perfección necesaria. En el libro La República nos ofrece su plan educativo que podemos decir que dura casi toda la vida, sobre todo, para aquellos que pretendan ser buenos filósofos y hombres de Estado. La obra de Platón fue tanta que hasta llegó a crear su propia academia, está fue considerada como el antecedente de las universidades y las sociedades científicas de nuestros tiempos.
Menelao
DEL NACIMIENTO A LOS 7 AÑOS Cuando un bebé venía al mundo, comenzaba a pertenecer al Estado. Parece que era una comisión de ancianos, la LESJÉ, la que se encargaba de su examen físico. Si el chiquillo no lo superaba, era despeñado en el monte TAIGETOS, pues se consideraba inútil e indigno de llevar el HOPLON (escudo) espartano. Puede parecer una costumbre bárbara, pero hay que decir que no era propia de los espartanos, si bien otras civilizaciones se limitaban a abandonar en el campo a este tipo de niños que en el caso de ser recogidos muchas veces acababan en la miseria y en la esclavitud. Si el niño o la niña superaban el reconocimiento de la LESJÉ era considerado digno para educarse según el sistema espartano. (A partir de aquí voy a centrarme en la educación de los varones, pues se diferenciaba de la de las féminas, y al final del artículo os presentaré la de ellas) Tras el examen los ancianos devolvían el niño a su madre. Digo madre porque el padre nunca estaba en casa. La vida del espartiata transcurría en los campamentos militares, en la guerra, y muy raramente en el ámbito familiar. Madre espartana inculcando los valores del espartiata La madre, por consiguiente, comenzaba a educar al niño en la estricta educación estatal. Tanto a ella como a las nodrizas, si las tenían, se las instaba a que no diesen al bebé ningún tipo de comodidad o mimo, excluyendo por ejemplo el uso de pañales que pudieran limitar su crecimiento o su tolerancia al frío y la incomodidad. Era fundamental que el niño creciese sin saber lo que era el miedo. Se le acostumbraba a estar solo, en la oscuridad. Nada debía amedrentar su espíritu. Se les bañaba con vino, pues se creía que con ello sucumbirían sus tendencias enfermizas. Las madres no eran cariñosas con sus hijos. Solo estrictas amas que les adoctrinaban en el respeto, primero al Estado, y luego a todos los demás. DE LOS SIETE A LOS 20 AÑOS A los 7 años los chiquillos eran arrebatados de su casa por un PAIDONOMO, un funcionario especializado en la supervisión de la educación de los jóvenes guerreros Los paidonomoi se llevan al niño de 7 años, en 300
Desde ese momento empezaba su instrucción militar. Ya hemos dicho que la única ocupación del espartano era el ejército, y así, a la tierna edad de 7 años, el mocoso era integrado en una AGELÉ, una unidad guerrera comandada por un adolescente de mayor rango, el IRÉN, que contaba con 19 años. Dentro de sus grupos los niños comenzaban a endurecer sus físicos. Debían superar pruebas atléticas y de combate, y se les instruía en el uso de las armas, la marcha de combate, y la obediencia a sus oficiales y al Estado. Se les enseñaba que un ciudadano no era nada sin la polis, que su vida no valía si no era para el bien común.
Los niños iban rapados, descalzos y privados de ropa (300) Su vida era austera. Se les enseñaba a sobrevivir. Iban rapados para evitar cualquier tipo de parásito, dormían en camas con base de juncos del río Eurotas, que cortaban a mano ellos mismos, y tan solo se les dispensaba una manta para todo el año. Casi siempre andaban desnudos y mugrientos y extraordinariamente se les permitía el baño. Los niños combatían para sobrevivir (300) Plutarco afirma que también se conferían a los niños las nociones básicas de la LECTOESCRITURA, de manera que no fueran analfabetos, aunque este tipo de cultura se consideraba algo muy secundario. Asimismo aprendían MÚSICA, pues este arte se relaciona también con la guerra. Dibujos en vasijas que representan los ejercicios de los jóvenes La vida diaria era muy rigurosa. Los niños no disponían de todo el alimento que necesitaban para su crecimiento. De hecho, se les privaba de lo necesario, fomentando el pillaje en los campos cercanos. Los chiquillos aprendían así de forma natural las técnicas de saqueo, y si eran pillados se les castigaba brutalmente. El razonamiento era que si un vulgar campesino
era capaz de descubrirlos, cómo no iba a hacerlo en el futuro el defensor de una muralla enemiga. En la polis cualquier adulto era su padre y tenía la potestad de castigarlo para mejorar su disciplina, lo mismo que cualquier educando de mayor edad. El método más usado eran los azotes con varas de caña, y normalmente se aplicaba hasta que éstas desgarraban la piel. Sin embargo, puñetazos, mordiscos y hasta torturas estaban a la orden del día. En esta atmósfera los pequeños limitaban sus conversaciones y aprendían a hablar de forma breve y concisa, en lenguaje militar. De ahí que el término LACÓNICO haya derivado de los habitantes de Esparta, en la antigua región de Laconia o Lacedemonia. Castigo con la vara (300) Como es lógico, en este estado de supervivencia semisalvaje, florecían la PEDERASTIA y las RELACIONES HOMOSEXUALES, en función de la distancia de edades entre las parejas. Es lógico, pues los chicos crecían separados de las muchachas, y convivían durante casi toda su vida entre hombres. Muchachos entrenando el combate Era habitual, por ejemplo, que desde los 12 años los EFEBOS, muchachos, buscasen entre los jóvenes mayores y más prestigiosos a un ERASTA, amante, que les procuraba protección y una mejora de su estatus. No se veían bien los celos y las riñas amorosas, y de hecho se permitían las relaciones siempre y cuando supusiesen una mejora de la educación de los jóvenes. Si se amaban, entre espartanos, los hoplitas combatirían con más fiereza en el futuro. Los jóvenes aprendían de compañeros de más edad A los 12 años podían calzar sandalias y portar el HIMATION, un capote de lana de una sola pieza. Antes habían ido siempre descalzos, y solo a partir de los 15 años podían empezar a llevar el cabello largo, uno de los rasgos distintivos del soldado espartano, junto con la capa escarlata. Y es que según había proferido el mítico Ligurgo, la melena, pulcra y perfumada, hacía a los bellos más hermosos y a los feos más temibles. Hoplita con la capa roja DE LOS 20 A LOS 30 AÑOS Desde los 20 años los jóvenes eran considerados ESPARTIATAS, hoplitas. Comenzaba su vida en los cuarteles militares y en la guerra y formaban regimientos en los que se hermanaban y convivían intensamente.
Para evitar la ociosidad mientras no había conflictos, se les enviaba a saquear y a asesinar poblados de los ilotas y de los mesenios, de manera que los hoplitas nunca estuviesen demasiado alejados de la batalla. Hoplitas espartanos en formación. La letra de escudo corresponde a la “landa”, inicial de Lacedemonia Solo los más fuertes de entre todos los jóvenes serían destinados a la guardia real de los 300. Para ello deberían superar una prueba: sobrevivir todo un año en los bosques y en las montañas, sin ropa o suministro alguno. Si después de este tiempo regresaban arrastrando el cadáver de un fuerte ilota a sus espaldas, entonces eran considerados para formar parte de los HIPPÉIS, que a pesar de su denominación (caballeros), fueron una infantería pesada hasta el año 404 a.C., cuando empezaron a ir a caballo. A LOS 30 AÑOS Solo a los 30 años el soldado espartano asumía los derechos de un ciudadano, y tenía el derecho de ser tratado como tal por sus HOMOIOI (iguales). A esta edad se le entregaba una hacienda y se permitía su matrimonio con una mujer, algo que únicamente se fomentaba con fines eugenéticos y de procreación. La polis necesitaba más guerreros.
También a esta edad los espartiatas podían participar en la política y acceder a las magistraturas, excepto la GERUSÍA, el consejo de los ancianos. LA EDUCACIÓN DE LAS NIÑAS También las niñas estaban a cargo del Estado. Se instruían en atletismo, gimnasia y lucha, pues ellas serían las madres de los futuros guerreros, y debían ser fuertes, como ellos.
La feminidad se consideraba una debilidad. Las niñas y las mujeres no podían ser dulces y delicadas, sino recias y lacónicas. Tampoco los sentimientos y las emociones eran bien recibidos.El matrimonio no era sino un medio para la procreación, y de hecho, una vez casadas, no se descartaba que pudieran cederse a otros hombres, siempre y cuando éstos pudieran proporcionar vástagos más fuertes a la comunidad. Jóvenes espartanas en competiciones atléticas Las niñas, por lo tanto, eran educadas con el fin de procrear guerreros poderosos, y también paragestionar el OIKOS, el hogar, pues los hombres,
siempre entregados a la guerra, no tenían espacio en sus vidas para la administración doméstica. Así pues, el papel de la mujer espartana no es desdeñable. Asimismo, contrariamente a las demás poleis griegas, las chicas no se desposaban por un contrato entre los padres, sino que ellas y sus futuros esposos podían concertar el matrimonio. Y esto no era a tierna edad, sino más bien a partir de le veintena, cuando ya estaban en la flor de la vida y maduras. Todo esto se concretaba en una ceremonia, el RAPTO, en la que el futuro esposo secuestraba a la mujer, la NYMPHEÚTRIA (criada), y le rapaba la cabeza. Luego, la vestía con el manto de un hombre y unas sandalias, y la forzaba a reclinarse sobre un camastro de paja, a oscuras, y la tomaba tras aflojarle el cinto. Finalmente, después de yacer con ella, regresaba junto a los demás jóvenes de su regimiento para dormir donde antes solía hacerlo. Los jóvenes podían elegir pareja Todo ello, que nos cuenta Plutarco, es la expresión de una sociedad MASCULINIZADA y abiertamente HOMOSEXUAL, en la que a la mujer se la trataba como a un efebo, o un amante masculino. De hecho, el matrimonio no suponía convivencia, pues en adelante el marido siempre se comportaba igual. Pasaba el día con los demás hoplitas, y visitaba por la noche furtivamente a la novia para tomarla y procurarle descendencia. Los espartanos consideraban, además, que el hecho de que los novios se vieran poco fomentaba que los encuentros sexuales fuesen más ardientes, y por tanto más fecundos. Hoplita de Esparta Los padres, se decía, asumían esta condición sin haber visto a su esposa bajo la luz del sol. Las mujeres espartanas vestían el PEPLO, abierto por el costado, y en las ceremonias religiosas, fiestas o competiciones atléticas iban desnudas. Algunas de estas actitudes escandalizaban a los demás griegos, igual que el hecho de que pudieran heredar de sus padres, y tuviesen independencia para gestionar los hogares, pues en las demás polis la esposa se recluía en un espacio concreto de la casa, el gineceo, donde vivía ciertamente aislada. El peplo de las espartanas Como esposas y madres, aunque apenas veían al marido o al hijo, se seguirían encargando de fortalecer la base de la sociedad, los hoplitas. De ahí la célebre cita de la mujer lacedemonia que antes de partir a la guerra, expresa: “¡Espartano, vuelve con tu escudo (vivo), o sobre él (muerto)!”. De ello extraemos dos conclusiones: la rendición era inaceptable, y el escudo (hoplon), irrenunciable.