A LA REALIDAD QUE VIVIMOS Se arrastran entre la hierba, los hombres camuflados como serpientes o naturaleza muerta. Las miras criminales rebuscan con meticuloso sigilo, un latir mínimo de vida. Todos mueren orgullosos por la patria ¡Qué huevones! ¡Qué boludos los que fuimos a pelear por los intereses, de quienes se robaron a nuestra patria! Exclamaron los sobrevivientes heridos… ayer dormíamos
con
la
sangre
hirviendo…hoy
despertamos
temerosos, con el corazón seco, sin sueños en la sangre… Muchos se murieron por publicar bravatas contra uno de los bandos…nos cansamos de leer noticias violentas, de conocer estadísticas o informes, mal intencionados…nadie o ninguno, entendíamos nada…era como intentarle explicar o darle a entender a un extranjero, que es un café con leche…pero sin que conociera el café…la leche…ni el fuego… solo la vida y la muerte…solo se habla de ellos…de la vida con nostalgia, como algo hermoso que se devoró el pasado…y la muerte; como el más absurdo engendro murte, creado por un Dios malévolo, amnésico,
senil…un
Dios
impotente,
sin
corazón,
ni
sentimientos…No fue el revolucionario, que colgaron los romanos; fue el Dios que creó Constantino por decreto, para dominar a las hormigas y a la rebeldía de los cerdos… Héctor ”El Perro Vagabundo” Cediel
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