47 Relacion Fatal.pdf

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UNA PURLIC ACION SEMANAL DE EIJ: C lON ES D f; L DRAC{¡]

Viaje a lo más profundo del delito

LA FUGA DE UN LOCO 1660-1663 Un conocido asesino escapa de un manicomio para criminales .

llNO

MBDIDA illWl

EL DERROCHADOR 1664-1671 •

El dinero y la adoración que su madre sentía por él hicieron de Thaw un hombre egoísta.

ACTO FINAL

1666-1669

EL ASESINATO que La víctima era un hombre célebre sentía debilidad por las muje-

EL ROSTRO DE LA TENTACION 1670-1671

res jóvenes.

BUº nd'

Una corista interpreta distintos • papeles en un drama real. EL ARGUMENTO DE LA DEFENSA 1672-1675 RICOS Y POBRES La defensa afirma que un hombre 1676-1677 puede tomarse la justicia por su mano para salvar el buen nombre Una ciudad de grandes contras~e su mujer. 1::!!~~~~ tes, en la que ricos y pobres se encuentran en el camino de la corrupción .

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EL JUICIO

1,A HISTORIA DE EVELYN 1678-1683 La mujer de Thaw cuenta una extraña historia de drogas y seducción . ~

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VEREDICID FINAL

LA HISTORIA DE UN LOCO 1686-1691 Una vez en libertad, Thaw continúa con sus actos de sadismo.

UN ARREBATO DE LOCURA 1684-1685 •

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Una romántica pasión arrastra a dos hombres a la locura.

Ilustración de cubierta: Topham

Cada fascículo de la colección le p.roporciona la visión de un caso de asesinato. Reuniendo la serie completa de SUMARIO DEL CRIMEN tendrá, además, un conocimiento más profundo de este delito: podrá juzgar todas las similitudes y diferencias, examinar las pruebas y, sobre todo, sacar sus propias conclusiones. Estará más cerca de comprender lo incomprensible: cómo una persona puede llegar a matar. PLAN DE LA OBRA • 100 fascículos de 32 páginas, más cubiertas. • 10 Tapas-Revistero. • 1OIndices. Uno para cada volumen. • Indice General con el fascículo 1OO.

Editor: Jesús Domingo. Dirección Editorial: Miguel Arango y Loreto Corredoira. Dirección de Producción: José Muñoz. Dirección de Fabricación: Arturo Ortego. Dirección de Mari<eting: Román Sánchez. Relaciones Internacionales: Eva Rubira. Redactora jefe: Pilar Rico. Periodistas especializados: Manuel Marlasca, Francisco Pérez Abellán y Adrián Guerra. Equipo de redacción y producción: José Antonio Eguiagaray, Nieves Hernández, Paloma de la Nuez, Juan Carlos Polvorinos, Helena Ramírez, Studio 5, Mercedes Villar de Estaban . Secretaria de Redección: Paloma González. Consejo Asesor: · Eduardo Torres Dulce (fiscal). Susan Blake (psicóloga). José Luis Gaitán (psicólogo). Rafael Gómez Pérez (antropólogo) . David Jessel (periodista). Fabriciano Jiménez Cubero (médico forense). James Morton (abogado). Carlos Perezagua Clamagirand (médico forense). Antonio Viqueira Hinojosa (comisario honorario del Cuerpo Nacional de Policía). Bill Waddel (director del Museo de Scotland Yard). El editor se reserva el derecho de modificar el precio de venta en el transcurso de la obra ante las exigencias del mercado. Pida a su proveedor habitual la reserva de su ejemplar de SUMARIO DEL CRIMEN. Conseguirá un servicio más rápido y seguro. Suscripciones y números atrasados (para Espalla): EDISA. López de Hoyos, 141. 28002 Madrid. Teléf.: (91) 519 67 76. Distribuidora para Espafta: Marco Ibérica, Distribución de Ediciones, S. A. Ctra. de lrún, km 13,350. Variante de Fuencarral-28034 Madrid. Di1tribuldora para México: lntermex, S. A. de C. V. Lucio Blanco, 435-02400MéxicoD. F. Fotocomposición: C&M Fotocomposición, S. A. Imprime: Mateu Cromo Artes Gráficas, S. A. Impreso en España. Printed in Spain. ISBN: 84-86532-38-8 (obra completa). ISBN: 84-86532-39·6. (fascículos). Depósito ·legal: M-27907-1990 © Marshall Cavendish Ltd., 1991. © Ediciones del Drac, 1991. Sebastián Etcano, 30 - 28012 Madrid.

En 1913 Harry Thaw se fugó de un manicomio de Nueva York. Convencido de que no estaba loco y sin sentir remordimientos por la persona a la que había asesinado, estaba decidido a demostrar que no padecía ningún trastorno.

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.AGO.-SEP.1913 Thaw escapa del manicomio de Matteawan, en el Estado de Nueva York 18-8-13 Llega en tren a Canadá. Se ordena su extradición 10-9-13 La policía le conduce hasta la frontera. Lo dejan enVermont 11-9-13 Thaw permanece en Concord, New Hampshire, a la espera de la extradición

17-8-13

1660

a mañana del domingo 17 de agosto de 1913, el camión de la leche se acercó a las puertas de un edificio de grandes proporciones rodeado de altos muros en Matteawan, en el Estado de Nueva York, muy cerca de la frontera canadiense. El guarda de la puerta, Howard Barnum, echó un vistazo por los alrededores antes de abrir las puertas. El edificio era un manicomio para criminales y nadie podía abandonarlo sin autorización. En el patio todo se hallaba en calma. Eran las 7,30 de la mañana. La única persona a la que Barnum vio fue a un hombre llamado Harry Thaw, uno de los reclusos con más años de condena. Thaw no éra peligroso; en el manicomio iba vestido con sus pro-

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pios trajes y se le permitía pasear por el patio durante el día sin ninguna vigilancia. Barnum abrió las puertas para que entrara el camión de la leche y en ese momento se dio cuenta de que había una gran limusina de color negro aparcada al otro lado de la calle. En su interior vio a varios ocupantes con aspecto sospechoso . El guarda se quedó mirando el coche cuando alguien le pasó por detrás corriendo hacia la limusina. Dos o tres hombres se bajaron del coche y empujaron dentro a la persona que se les acercaba corriendo. El coche se largó de allí a toda velocidad. Se alertó a la policía local y la noticia se extendió rápidamente . Muy pronto las agencias de noticias de Estados Unidos divulgaron la noticia de que Harry Thaw se había fugado de un manicomio. Habían pasado ya cinco años desde que se le enviara allí, pero nadie podía olvidar su historia. Esa noche el ayudante del sheriff Burleigh H. Kelsea, de la policía del condado de Coos, en New Hampshire, cogió un tren

con destino al Estado de Maine, en el norte. Mientras leía en un periódico vespertino las noticias sobre la fuga de Thaw, un hombre de unos cuarenta años se levantó de su asiento, puso su mano sobre el hombro del policía y amablemente le preguntó por el nombre del condado. Kelsea pensó que la cara de ese individuo le era familiar y se dio cuenta de que le acababa de ver en una fotografía del periódico. Estaba hablando con Harry K Thaw. El policía le preguntó adónde se dirigía y su interlocutor le contestó animadamente que iba a Canadá para evitar que le extraditaran de vuelta a Nueva York. Kelsea le dejó que volviera a su sitio y, poco después, se bajó del tren en la ciudad de Colebrooke. Cuando terminó allí sus asuntos, En la épóca en que Harry Thaw (abajo) fue internado en el manicomio, Ja psiquiatría no estaba muy avanzada. Los internos (a Ja izquierda) a menudo se converlían en seres indiferentes y apáticos. Thaw combatió el abunimiento con la implacable determinación de huir.

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to~ UNA MUJER ASUSTADA

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La esposa de Thaw, Evelyn Nesbit, una actriz de vodevil, llamó asustada a la policía pidiendo protección cuando se ent~ró de la fuga de su marido. «Harry ha amenazado con matarme», les comentó a los periodistas en su hotel de Nueva York. «No permanecerá escondido durante mucho tiempo. Cuando se emborracha se welve loco, y si eso sucede vendrá directamente aquí... Querrá vengarse.» Avisada por la señora Thaw, la policía envió a varios de sus hombres al hotel. Aunque el evadido se dirigía hacia Canadá, habia buenas razones para creer que intentaria ver a su mujer. En Coatihook, aespués del arresto, declaró a los periodistas que una de las razones de su fuga era evitar que su mujer volviera a trabajar en un escenario. A Harry Thaw le parecía indecoroso que Evelyn volviera a una vida como ésa, ya que para él, ella seguía constituyendo el ideal de pureza femenina.

decidió que le serían útiles los 500 dólares de recompensa que las autoridades de Matteawan ofrecían por la captura del recluso fugado. Siguió la ruta del tren, preguntando en cada una de las estaciones qué personas se habían bajado.

Final del trayecto En la ciudad de Hereford, el ayudante del sheriff se enteró de que Thaw había pagado a un granjero local para que éste le llevara en coche hasta Canadá. Kelsea siguió la misma ruta y llegó al pueblo de St Hermingilde, de Garford, en la frontera canadiense, el martes 19 de agosto a las cuatro de la mañana y se dirigió a la cercana ciudad de Coatihook en busca de un oficial de policía. A las seis, Thaw fue arrestado en un hotel del pueblo. Le llevaron a la cárcel, en la que se había congregado una gran multitud con la esperanza de verle. En los primeros trenes de la mañana llegaron periodistas procedentes de Nueva York y de otros Estados. Al detenido, de cuarenta y dos años, le gustaba llamar la atención. 1661

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IA HGIDA «Hice un buen trabajo en Matteawan, ¿eh? -les comentó con orgullo-. No estoy loco; estoy tan cuerdo como usted o como cualquiera. No habría podido llegar a ningún acuerdo con el Estado de Nueva York.» Las autoridades de Nueva York comenzaron los procedimientos de extradición tan pronto como les llegaron las noticias del arresto. La policía de Canadá le trataba como a un loco fugado del manicomio y le llevaron, rodeado de guardias armados, a la ciudad de Sherbrooke, donde una considerable cantidad de personas le esperaba en la estación de tren para recibirle. Thaw, que parecía más joven de lo que era, SOQreía contento. Los canadienses le veían como a un hombre inocente, absuelto de asesinato, aunque un fugitivo para las autoridades legales de su Harry Thaw pasó gran parte de su vida huyendo de la justicia. Esta pensión de Filadelfia (izquierda) se hizo célebre cuando se supo que fue su escondite de la policía.

Cuando Thaw comenzó su evasión, exisUan pocos automóviles. Viajó en tren hasta Canadá y muchos pasajeros se dieron cuenta de que huta. Allá donde fuet'a, atraia grandes masas que querian ver al fugitivo (derecha), y él parecia disfrutar con esta situación.

país. Creían ver en él a un héroe que se burlaba de la justicia yanki. En la estación de tren, Thaw saludó a la multitud allí congregada y, todavía rodeado de guardias, fue conducido a la prisión local en un carruaje desde el que sonreía a la gente que se agolpaba en las calles. Los procedimientos para la extradición eran complicados, pero el 10 de septiembre el Ministerio de Justicia canadiense acortó los trámites y dictó una orden de extradición contra Harry Thaw. Euando se le informó de esto, intentó atacar con una botella a un oficial de policía. Furioso y gritando: «¡Me están secuestrando!», varios agentes de policía le condujeron en coche hasta la frontera con el Estado de Vermont en donde le dejaron, vagando perdido y confuso, hasta que un grupo de periodistas le encontró. Le llevaron en coche a New Hampshire porque el fugitivo creía erróneamente que así evitarla que le extraditaran a Nueva York.

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Thaw se llevó una grata sorpresa cuando vio que en la ciudad de Concord otra multitud le esperaba para vitoréarle y ofrecerle su apoyo. Le llenó de satisfacción que también los americanos, al igual que los canadienses, le aclamaran. La bienvenida que recibía por parte de toda esta gente había empezado a compensarle por todos los

años de soledad pasados en el manicomio, como un «loco», según las autoridades. Harry Thaw pensaba que por fin se le reconocería públicamente su noble acción, acaecida años antes en Nueva York, cuando, brillándole los ojos de excitación, defendió el honor de una mujer al matar a un hombre llamado Stanford White. 1663

arry Kendall Thaw nació el 12 de febrero de 1871, cerca de Pittsburgh, en Pensylvania, una de las zonas industriales más prósperas del nordeste de Estados Unidos. Esta era la época en la que, justo después de la guerra civil, la América moderna e industrial se estaba forjando. William Thaw, padre de Harry, amasó una fortuna de cuarenta millones de dólares mediante la construcción de vías férreas y fábricas de fundición de coque. La familia vivía en una mansión en Cresson, Pensylvania. Harry heredó muy poco del carácter emprendedor de su padre y de su fisonomía. Era más bien un joven débil y relamido, y se llevaba mejor con su madre, a la que adoraba. Sufrió algunos altibajos durante su vida escolar. Estuvo en un internado en Lititz, Pensylvania; luego le enviaron a un colegio presbiteriano en Wooster, Ohio. Allí estudiaba poco y le aconsejaron que dejara el colegio. Más tarde entró en la Universidad de Pittsburgh, y se matriculó en un curso en la Universidad de Harvard, en donde su principal «asignatura>> era el póquer. Rápidamente se convirtió en un dandy afectado, al que le gustaba llamar la atención. Consiguió entrar en la alta sociedad y se relacionaba con familias de la aristocracia También era muy dado a las peleas. Sus «alborotos», tal y como él los llamaba, frecuentemente tenían lugar en público, y generalmente por ninguna otra razón que por la de llamar >~ la atención. «Una noche, estaba bebido ~ -escribió-. Fui a Mollie's (un .a if. bar) y tuve el capricho de ~ molestar a uno de los tres hom~ bres que allí estaban ... , así que

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Harry Thaw (izquierda) durante el juicio por el asesinato del arquitecto Stanford White, dio Ja imagen de un marido engañado pero sincero.

me acerqué a él y de un manotazo le quité el sombrero.» El incidente terminó poniendo al camorrista de patitas en la calle. En otra visita al Mollie's molestó a dos jóvenes y cuando se despertó, estaba en el suelo cubierto de sangre. Harry Thaw ya había adquirido el hábito de pagar para dar rienda suelta a sus caprichos con colegialas. En Ohio, en una ocasión, pagó a un grupo de· chicas visitantes para que se pusieran ligas con los colores del colegio. A los veinte años

tenía pensamientos eróticos con mujeres. Sobre una de sus aventuras escribió: «Sus labios eran más bonitos que los que Shakespeare describía ... y sus ojos eran como el atardecer, azules y fríos.» Por esa época, trabajó unos meses en un despacho de abogados. Su padre murió y en un codicilo de su testamento le prohibía heredar sus cinco millones hasta que hubiera sentado la cabeza. Lleno de rabia, persuadió a su madre para que le aumenta-

ra la renta a 80.000 dólares anuales A Harry Thaw le encantaba derrochar el dinero, y así lo hizo ostensiblemente en América y en las principales capitales de Europa. En la ciudad de Nueva York, una vez empotró su coche contra el escaparate de una tienda, y otra vez intentó entrar a caballo en un club selecto que se había negado a aceptarle como socio. En P~s se gastó 50.000 dólares en una cena en la que se le

Thaw, vestido a la moda (izquierda), aparece con un aire mundano que refleja su personalidad, la de un hombre arrogante convencido de que el dinero compra cualquier cosa.

dijo que iba a ser el único hombre presente entre «lo mejor» de las prostitutas de la ciudad. En 1902 se enamoró de Evelyn Nesbit, una joven «ligera» de dieciséis años, corista del musical Florodora que se representaba en Broadway. Se la llevó a Europa, lo que provocó un escándalo considerable, ya que no estaban casados y, además, ella era muy joven. Thaw describió a Evelyn como «una criatura adorable, inmutable e inquebrantable». Su madre no pensaba así, y la tildó de «fresca» y «lagarta». Pero la pasión que sentía por la joven era más fuerte, y por primera vez ignoró los deseos de su madre. El 5 de abril de 1905 se casó con Evelyn en Pitts- burgh. Fue una unión fatal. 1665

En el·teatro del Madison ·S quare Garden, las alegres· canciones de un nuevo· musical se vieron mterrumpidas por un disparo. En medio del caos que se , produjo, Harry Tha\!V se quedó tranquilamente junto al cadáver de su víctima; el hombre que había destruido su ideal del amor.

a noche del lunes 25 de junio de 1906 era clara y apacible. La multitud se agolpaba en el teatro al aire libre del Madison Square Garden de Nueva York, en pleno corazón de Manhattan. Se habían congregado allí para asistir a la primera representación de un nuevo musical, Mam 1zelle Champagne. Los hombres llevaban trajes de entretiempo y canotiers, mientras que las mujeres vestían traje de noche y sombrero. Las mesas estaban colocadas entre las enredaderas, iluminadas con luces de colores, y las palmeras oscilaban por la brisa procedente del mar. Se esperaba que el espectáculo fuera todo un éxito y para disfrutarlo se había dado cita toda la elite de Nueva York. Llegaban de dos en dos o de tres en tres y se bajaban de limusinas conducidas por chóferes que previamente les habían llevado a cenar a los restaurantes cercanos. Sin embargo, un hombre muy alto, con bigote y largas patillas, se sentaba solo. Se llamaba Stanford White y era un arquitecto de moda que había diseñado edificios para la gente más rica de América. El público le miraba y le señalaba como a una celebridad. Su presencia hacia el acto más brillante. Pero el arquitecto, de cincuenta y dos años de edad, vestido con traje de etiqueta, tenía poco. interés por el espectáculo de Mam 1zelle Champagne o por la gran gala del estreno. Había arreglado, mediante el productor de la obra, una cita con una de las coristas después de la representación. Se sentó en una mesa a tomar una copa en el momento que el señor y la señora Thaw llegaron.

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Una extrafia pareja

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La presencia de Harry Thaw, de treinta y cinco años de edad, y uno de los personajes más célebres de la sociedad neoyorquina llamó la atención de muchos de los presentes. La gente miraba con curiosidad el grueso abrigo que llevaba en pleno verano. Evelyn, su joven esposa, parecía aturdida. Llevaba un vestido blanco bordado y un sombrero negro, y parecía orgullosa de su aspecto. Era una mujer vanidosa, tal y como se aprecia en la siguiente descripción

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La bella corista Evelyn Nesbit (recuadro) llevó a Thaw (izquierda) a cometer un crimen pasional; sin embargo, aquel amor tan intenso no duró y su matrimonio acabó en divorcio. Durante el juicio permaneció a su lado, pero más tarde calumnió a su cruel marido.

que hizo de sí misma: «Tenía el rostro ovalado, de color aceitunado, sobre el que caían lustrosos ri_ios cobrizos. Mis ojos eran castaño claro y muy brillantes; mi nariz era recta y bonita, al estilo de los irlandeses, y mi boca, muy roja, un poco carnosa.» El matrimonio , que vivía entonces en Pittsburgh, estaba disfrutando de unos días en Nueva York antes de embarcarse rumbo a Europa. En su compañía estaban dos invitados, Truxton Beale y Thomas McCaleb, con los que habían cenado en el café Martin. Stanford White también había cenado en ese popular restaurante esa misma noche, antes de llegar a Madison Square Garden. El espectáculo no parecía ser tan bueno como se esperaba y, poco después del primer acto, el grupo de los Thaw decidió marcharse. Se levantaron de su mesa; McCaleb el primero, llevando de su brazo a la joven Evelyn, de veintiún años, y se dirigieron a la puerta de salida. Thaw y Beale les seguían, pero, al acercarse hacia donde estaba sentado Stanford White, Harry se alejó del

grupo y su acompañante siguió andando. Thaw se había levantado varias veces durante la representación, y sus idas y venidas entre las mesas habían dejado de captar la atención de los presentes. Esta vez se acercó a la mesa en la que estaba sentado White, absorto en la representación. Evelyn y McCaleb llegaron al ascensor y

25 DE JUNIO DE 1906 ""-':! t"!I 20horas Tahw llega al café Martin, en ("l

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Nueva York. 20,5horas Stanford Wlúte entra en el ~ café Martin; Evelyn -· Nesbit le ve llegar. ("l 20,55 horas Wlúte abandona el local. Evelyn pone a su marido al corriente de lo sucedido ...:::1 21,15 horas Wlúte ve entrar a Thaw en el tr:I teatro Madison Square Garden · 22,15 horas Thaw dispara y mata a Wlúte

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1667

EL ASESINATO

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EVELYN Y STANFORD

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Evelyn Nesbit conoció a Stanford White en agosto de 1901, casi cinco años antes de que su marido asesinara al arquitecto. Ella tenía entonces dieciséis años, parecía una colegiala, pero trabajaba en un teatro de Nueva York. Para Stanford White, ella era una mujer demasiado joven para su gusto, pero lo suficientemente bonita para satisfacer al artista que había en él. No era sólo el amante de la chica, también era su protector y la enseñó a vestirse y a comportarse. En 1902, Evelyn terminó sus estudios en un colegio de New Jersey que White pagaba. Stanford también cortejó a la madre de Evelyn, la señora de Charles Holman, y poco a poco se fue ganando su confianza. Encarnaba la figura del padre y como tal la señora Holman permitla que acompañara a su hija a las fiestas. «El señor White no me dejaba tomar más de una copa de champán», comentó Evelyn. Decía cosas como «esta jovencita no debe quedarse hasta muy tarde y debe volver a casa con su madre». Cuando Evelyn le presentó a Thaw, su madre le habló de Whíte como «de un gran hombre».

ella se volvió por casualidad y se sorprendió al ver sólo a Beale detrás suyo. Harry Thaw llegó a la mesa del arquitecto, con el rostro pálido y rígido. En el escenario una de las protagonistas iba a cantar la canción: «! could

Stanford White, mientras que Thaw, todavía con el revólver en la mano, se acercaba tranquilamente hacia su mujer y sus amigos. Un médico se abrió paso entre la multitud mientras retir aban las mesas. El arquitecto yacía love a million girls.» en medio de un De repente, Thaw charco de sangre, con el rostro sacó un revólver de cubierto de pólvosu abrigo, apuntó a la sien de White y ra. No respiraba. No estaba loco cuando El productor se maté a Stanford White. Me disparó. Un grito de alaralegro de haberlo hecho subió a una mesa y ordenó a la HARRYTIIAW ma recorrió todo el orque sta que · auditorio. El agresor disparó otra vez a su siguiera tocando. víctima en la boca y Los músicos volvieron a coger sus en el hombro . La instrumento s de gente corrió a protegerse cuando el arquitecto se desplomó en mala gana, pero las chicas del coro estaban el suelo, volcando la mesa al caer. demasiado asustadas para seguir actuando. Thaw, con una fiera expresión en sus El empresario desistió de su idea e invitó a ojos, dejó de apuntar con su revólver para la audiencia a abandonar el teatro con calindicarles a los allí presentes que el tiroteo ma. Los actores bajaron del escenario y se había terminado. En el ascensor, Evelyn unieron al grupo, alrededor del cadáver de dijo a McCaleb con voz desmayada: «Dios Stanford White. mío, le ha matado.» «Dios mío, Harry, ¿qué es lo que has La gente se precipitó hacia donde yacía hecho?», le preguntó Evelyn, nerviosa, en el

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El teatro Madison Square (abajo y en el recuadro) fue diseñado por Stanford White. No podía imaginar que estaba diseñando el escenario de su muerte.

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Thaw y White nacieron en el seno de familias adineradas. White era apreciado en Ja sociedad neoyorquina (arriba) y siempre era bien recibido en las mejores casas de la ciudad. ascensor. En respuesta, su marido la besó. «Muy bien, querida -le contestó Thaw-. Probablemente te he salvado la vida.» La gente se les acercó. Ella lloraba mientras, muy nerviosa, le decía a su marido que se había metido en un aprieto. Un bombero, Paul Brudi, agarró al agresor y le quitó el revólver. Este no se resistió. El arresto ·

«Tenemos que bajar en el ascensor de todas maneras -le dijo Thaw con calma-. Lléverne abajo ahora, y así no molestaremos más a toda esta gente.» Para entonces, el oficial de policía Anthony Debes ya había llegado y se hizo cargo del detenido, mientras éste le decía: «Se lo merecía.» •En el ascensor, Debes le preguntó por qué había disparado contra Stanford White. «Porque mancilló a mi mujer», fue su respuesta. Cuando llegaron a la calle, el policía condujo a Thaw a la comisaría de la calle Oeste, en un distrito de Manhattan

conocido con el nombre de -.
cometido en público, garantizaban una noticia sensacional. El detenido se negó a hacer declaraciones a la prensa. Pero a varios de sus amigos que le llamaron a la comisaría de la calle 30 Oeste para conocer más noticias, les confesó abiertamente que había disparado a White por el trato que éste otorgó a Evelyn. Aunque no dio más det_alles. Thaw se resignó a pasar la noche en una sucia celda, aunque trataba a los oficiales como si fuesen personal de un hotel. Logró que cambiaran de celda a un borracho albcr rotador que ocupaba una próxima a 1á suya; prometió recordar el nombre del agente qu~ le trajo un vaso de agua y felicitó a otro oficial por el puro que le trajo. Finalmente, trató de dormir utilizando su abrigo como almohada. A las tres de la mañana llegó el juez de guardia del distrito para interrogarle sobre el asesinato. Thaw se negó a hablar sin la presencia de un abogado. Por último, después de recorrer el pasillo una y otra vez escoltado por varios guardias, logró dormirse. Harry Thaw era un prisionero intranquilo y exigente; y no parecía tener ningún remordimiento.

(~ EL MENSAJE

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La noche del asesinato los Thaw se sentaron para cenar en el comedor principal del café Martín a las ocho de la noche. Les acompañaban sus amigos Truxton Beale y Thomas McCaleb. Pocos minutos después, Stanford White pasó por delante de ellos para sentarse en una mesa en la terraza. Evelyn le vio, pero, aparentemente, Thaw, no. Hacia las nueve, White volvió a pasar por el comedor para dirigirse a la salida. De nuevo ella lo vio. Pidió un lápiz a McCaleb y escribió una nota que pasó disimuladamente a su marido. Decía: <>.

1669

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sta mujer joven y hermosa se convirtió en la heroína de un drama . tan antiguo como el mundo. Evelyn le confesó a su marido que había tenido un amante, pero, temerosa de la furia de éste, puntualizó que ella entonces era muy joven e inocente, mientras que describía a su enamorado como a un experto seductor. Este triángulo fatal acabó en tragedia, como sucede a menudo. Pero, ¿cómo era la verdadera Evelyn Nesbit? ¿Una chiquilla inocente o una corista ambiciosa?

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Cuando su trabajo de modelo y sus hombres se lo permiUan, Evelyn se dedicaba a Ja escultura (izquierda).fl.fástarde,se fue a vivir a California y dio clases de cerámica.

La fotografla más famosa y sensual de Evelyn (izquierda) fue tomada en el estudio de Stanford White. En el juicio contó lo ocurrido durante dicha sesión fotográfica y describió a White como un hombre perverso y

Nunca interpretó grandes papeles en los escenarios, pero los fotógrafos la lanzaron a la fama. Abajo posa con uno de los vesüdos uülizados en una obra de teatro.

libertino. Ella declaró, repeüdas veces, que concibió a su hijo (arriba) durante una visita a Thaw en el manicomio; pero éste nunca reconoció esta paternidad. Evelyn le puso a su hijo el hombre de Russell William Thaw. 1671

TRES

. BAJO · CUSTODIA ~

Harry Thaw vivía en la prisión rodeado de lujos mientras esperaba el juicio. Su madre pensaba que podría comprar a la justicia, o inclinarla hacia su hijo. Amparándose en una ley inexistente, creía que sería absuelto por haber salvado el honor de su familia.

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las ocho de la mañana del jueves 26 de junio, el criado de Thaw llegó a la comisaría de la calle Oeste número 30, con un traje gris recién planchado para su señor, que todavía llevaba puesta la misma chaqueta de la noche anterior, cuando mató a Stanford White. Una hora después, el detenido fue conducido a la oficina central esposado. Preguntó si era necesario que le pusieran las esposas, porque le parecía un ultraje, y uno de los detectives le contestó que era costumbre hacerlo a todos los asesinos. En la oficina central, los periodistas se le echaron encima. Buscaban la exclusiva de las primeras palabras de un hombre que aparecía en las páginas de todos los periódicos. Una vez dentro, Thaw tuvo que hacer cola y esperar junto con delincuentes y prostitutas para que le hicieran la ficha correspondiente. A continuación fue conducido al juzgado de Jefferson Market, donde miles de personas esperaban para verlo de cerca. Brigadas especiales de la policía tuvieron que despejar las calles. Dentro, el presunto asesino esperaba y hacía cola de nuevo para que le citaran ante el tribunal. Aquella mañana el New York Times señalaba en la

26 JUN . .- 25 SEP. 1906 26-6-06 28-8-08

24-9-06

1 672

Thaw es conducido a la prisión de Tombs Stanford Wlrite es enterrado en Long lsland. El Gran Jurado procesa a Thaw y es acusado de asesinato en primer grado Estreno en Brooklyn de una obra de teatro sobre Thaw y Wlrite

necrológica de Stanford White, que cabía la posibilidad de que la causa del asesinato fuera otra distinta de los celos. «Nunca fue más feliz -decía el periódico- que en los , apartamentos de la Torre Madison Square Garden, donde era el amo y el rey de las fiestas ... las invitaciones a estas fiestas siempre eran muy caras.» Este artículo era un aviso para todos los ciudadanos ricos de Nueva York. Dejaba bien claro que en el juicio de Harry Thaw saldrían a la luz los vicios secretos de un estrato de la sociedad que supuestamente se identificaba con los tradicionales valores

americanos sobre el hogar, la familia y la · fidelidad. Después del asesinato, Evelyn Nesbit había dormido poco. Beale y McCaleb la llevaron de vuelta al hotel Lorraine, aunque más tarde decidió pasar la noche en la habitación de una corista amiga suya, May McKenzie. Por la mañana, mientras su marido se encontraba en el juzgado de Jefferson Market, ella mantuvo una pequeña entrevista con un abogado conocido de la familia. A la salida, comentó a los periodistas que allí se agolpaban: «Es demasiado horrible para

UNA SOCIEDAD EXTRAÑA

Chaplain McGuire (arriba) recibió calurosamente a Thaw. No abundaban los prisioneros ricos y éste estaba dispuesto a pagar bien cualquier privilegio que se Je concediera. hablar de ello. Harry debe haberse vuelto loco.» Y acto seguido prometió que apoyaría a su marido. Dos abogados de la familia fueron más tarde a visitar al detenido. Este se había negado a desayunar en la comisaría de la calle Oeste y pidió a sus abogados que le llevaran algo de comer. En un restaurante

«La Sociedad para la supresión del vicio» era una organización que se creó a finales de! siglo XIX para defender la rectitud moral en Estados Unidos. Era una época en la que la nación intentaba desprenderse de esa imagen de relajación de costumbres, pérdida de la moral y del respeto por la ley, e intentaba convertirse en una sociedad civilizada. El presidente de la sociedad era Anthony Cornstock (derecha), que no pudo o no quiso atender la llamada de Harry Thaw desde el juzgado. Ya en 1893, Comstock protestó por un baile egipcio que se había celebrado en la feria mundial de Chicago, diciendo que «era un ultraje para la dignidad sagrada del ser humano». A principios de 1905, Thaw facilitó a la Sociedad una lista con los hombres de algunas menores de edad a las que, según él, Stanford White habia «deshonrado». Cornstock intentó encontrar pruebas, aunque sin éxito, en la habitación de White en el Madison Square Garden, pero consiguió por otros medios lo que él llamó pruebas «incri-

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minatorias». Después del arresto ~~/() Thaw, Cornstock dijo que estaba «convencido de la culpabilidad de White, pero que no había conseguido suficientes pruebas como para llevarle a juicio.

1673

BAJO CUSTODIA cercano encargaron melocotones con nata, una tostada y un café. Después de la entrevista, le condujeron a la cárcel de la ciudad, conocida como «las tumbas», y le encarcelaron en una celda de la sección reservada para condenados y sospechosos de asesinato. Al rato de estar allí pidió champán pero se lo negaron. Al día siguiente, miércoles 27 de junio, Evelyn acudió a visitar a su marido en compañía de un hermano de éste, Josiah, y

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Evelyn parecía una de las princesas del País delas Hadas ~

HARRYTHAW

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cuando le vio ojeroso y sin afeitar, le abrazó y se vino abajo. A la salida de la prisión una multitud les esperaba y la policía tuvo que abrirles camino hasta el coche. La viuda de White, Bessie, que estaba en Long Island cuando asesinaron a su marido, recibió cientos de ramos de flores y cartas de condolencia, y profundamente afectada declaró a los periodistas que nunca había oído hablar de HarryThaw. El jueves 28 de junio se celebró en la iglesia de St. James, en Long Island, el funeral por la víctima, al que sólo acudieron los más allegados, y después fue enterrado en el cementerio de la iglesia. · Esa misma mañana permitieron telefonear a Thaw desde el juzgado, donde se abrió, aunque inmediatamente se suspen-

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dió, una investigación sobre el caso Stanford White. El detenido marcó el número de una organización de Nueva York U.amada «Sociedad para la supresión del vicio» y preguntó por «A C.» Le contestaron que "A C.» había salido.

La lealtad de las mujeres Evelyn Nesbit compareció ante el Gran Jurado ese mismo día y se negó a hablar del caso. «No haré nada que pueda perjudicar a Harry», fue su única respuesta. Horas después, el Gran Jurado acusó a Thaw de asesinato en primer grado. Si era condenado, sería ejecutado en la silla eléctrica. 1 La madre de Thaw se encontraba cami-

Durante toda su vida Stanford White no fue sólo el personaje más conocido en Nueva York, sino también el más admirado. Su talento, simpaUay generosidad eran de todos conocido. La pasión que sentía por las mujeres jóvenes no era algo reconocido públicamente, pero tal vez fue la causa de la ruptura con su esposa. La fotografla muestra al matrimonio en tiempos más felices.

no de Llverpool, Inglaterra, cuando se enteró de que su hijo estaba arrestado. Cuando llegó a Nueva York, manifestó a los periodistas que si hacía falta se gastaría un millón de dólares para salvar a su hijo. Esta promesa tan insolente se convirtió en un refrán conocido entre los neoyorquinos que se burlaban de ella: «No se puede condenar a un millón de dólares», decían en tono jocoso. La señora Thaw comenzó a difamar el nombre de Stanford White. Contrató a detectives privados de Pittsburgh para que investigaran lo que pudieran sobre sus aventuras nocturnas. También patrocinó una obra de teatro, escrita en pocos días, y que se estrenó en Brooklyn el 24 de septiembre. El argumento era una versión encubierta de la muerte de White, pero contenía una pista importante de las tácticas con las que la señora Thaw pretendía liberar a su hijo. El drama acababa con una declaración del héroe en la que decía que sería absuelto gracias a una «ley no escrita», según la cual, un buen hombre puede matar a aquel que viola a su mujer. El propio acusado había pensado en esta defensa en su celda de la prisión de Tombs. Al principio, a los neoyorquinos les hacía grada que un «dandi» rico de la costa este fuera a ampararse bajo la ~<justicia de la frontera» del viejo Oeste. En diciembre de 1906, a medida que el juicio se acercaba, la familia de Harry Thaw, que cada vez estaba más preocupada, le suplicó que se defendiera alegando locura temporal. El aceptó a regañadientes.

VICIO Y VIRTUD Durante el verano de 1906, la alta sociedad neoyorquina se vio dividida en dos bandos: los que apoyaban a Harry Thaw y los que apoyaban a Stanford White. Unos y otros intentaban manchar el nombre de su rival. Mucha gente conocida optó por marcharse al extranjero a fin de evitar que investigaran sus vidas privadas. Se supo que en 1902 una mujer llamada Ethel Thomas firmó una declaración jurada en la que decía que Thaw la había seducido con flores y joyas, para después golpearla brutalmente con un lá.tigo. Ese mismo año, Evelyn Nesbit había firmado una declaración jurada, a instancias de White, en la que decía que su marido era un sá.dico. Pero en esta historia fue White el que se convirtió en el hombre tirá.nico, falso y mentiroso; un caballero del que la madre de Evelyn decía que había llegado para «salvan> a su hija de las manos de Thaw. Los abogados del asesino dieron pá.bulo a varias historias en contra de la víctima. Y esto tuvo éxito, ya que muy poca gente defendió públicamente su amistad con él, o al menos pocos declararon que era un hombre bueno y moral. La opinión pública comenzó a apoyar a Harry Thaw, al que presentaba como el marido engañado protector de las mujeres.

El dibujante de un periódico local imaginó a Thaw en su celda, soñando con su amada esposa mientras se enfrentaba a la posibilidad de ser condenado a la pena capital.

finales del siglo pasado, Nueva York era una bella ciudad, extraña y maravillosa. Para los europeos más pobres, como los irlandeses o los judíos, este lugar mítico era la puerta hacia la libertad y la dignidad. Y más aún, era una ciudad en la que cualquiera podía hacerse millonario con bastante rapidez. Por supuesto, esto no era del todo cierto. Es verdad que había muchos «nuevos ricos» que hicieron su fortuna en el ferrocarril, el transporte marítimo o en las industrias de alimentación; hombres que se harían famosos como Rockerfeller, los Vanderbilt, los Nelson o los Ttffanys. Pero estos ídolos de las finanzas salvaguardaban su posición y no estaban dispuestos a compartir toda su riqueza con las «masas». Ctearon clubes, fusionaron sus compaMiles de emigrantes se ñías, cerraron filas y ejercieapiñaban en las casas y en ron un poder enorme. las calles de Nueva York. Los emigrantes europeos y Muchas de estas viviendas se los negros sobrevivían en la transformaron en fábricas, miseria, trabajaban casi como mientras que los más pobres esclavos en pequeñas tiendas buscaban alguna forma de y habitaban con sus familias ganarse la vida en una en apartamentos miserables. ciudad superpoblada. Por aquella época no existían apenas organizaciones sindicales, y, a pesar de que la industria americana se desa- enormes mansiones, de granrrolló con asombrosa rapidez, des edificios románicos con convirtiendo este país en uno torreones, pórticos y ventanas de los más ricos del mundo, con parteluces. Los edificios los salarios, la sanidad y la públicos y los teatros eran vivienda se encontraban aún igualmente lujosos, los ricos se divertían derrochando su en un estado lanientable. Sin embargo, los nuevos dinero y vistiéndose con granricos de la ciudad eran tam- des galas. Les gustaba alarbién emigrantes, y gastaban dear de su riqueza. Los pobres no ignoraban su dinero con la extravagancia propia de los que han salido esta situación, y no se les podía culpar por envidiar a los hace poco de la pobreza. Nueva York se llenó de más ricos. Aprendieron rápidamente que éstos al final pagaban por todos sus vicios, y a Sin el control del gobierno o menudo a un precio muy alto. de los sindicatos, los A hombres como Harry empresarios del siglo XIX Thaw y Stanford White les amasaron grandes fortunas, resultaba muy fácil satisfacer que sus familias disfrutaron todos sus deseos más secrellevando una vida de lujos y tos y llevar a cabo las acciones diversiones (izquierda y más depravadas. En las calles recuadro).

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había mucha gente dispuesta a vender sus propios cuerpos o los de otros. La prostitución estaba muy extendida, y el juego, la bebida, las drogas y las grandes galas eran placeres destinados para

aquellos que tuvieran dinero. Los jóvenes pobres de Nueva York prefeóan prostituirse a manos de los ricos antes que tener que trabajar. Eso les permitía ganar dinero más fácilmente. 1677

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Cuando empero el juicio de Harry Thaw, el caso se centró en las declaraciones de su esposa. El jurado escuchó atentamente la historia de la seducción de Evelyn Nesbit. Tenían que decidir si su marido era un asesino o un loco.

23 ENE. - 12 ABR. 1907 23-1-07 Comienza el juicio de Harry Thaw por asesinato 8-2-07 Evelyn Nesbit declara que Wlúte la sedujo 25-3-07 El juez accede a que intervenga una comisión de expertos 8-4-07 La comisión declara que Thaw no está demente 12-4-07 El jurado no pronuncia ningún veredicto

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oco antes de las 10 de la mañana del miércole s 23 de enero de 1907, Harry Thaw abandonaba su celda para, a través de un pasadizo, «el puente de los suspiros», presentarse en los edificios del Tribunal Criminal de Nueva York a fin de asistir al juicio por el asesina· to de Stanford Wbite. La sala del Tribunal estaba atestada. Se instalaron asientos especiales para 50 periodistas, algunos procedentes del continente, y para un pequeño grupo de gente que gritaba fuera queriendo ver a Evelyn Nesbit. Un destacamento de 100 oficiales

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de policía imponía el orden fuera de la sala. La acusación estaba representada por el fiscal del distrito, William Jerome, un aristócrata de Nueva York que se había ganado una buena reputación con su lucha contra la corrupción entre funcionarios públicos. El juicio lo presidía el juez Fitzgerald. El equipo de la defensa aparecía tan desorganizado que no estaba muy claro cuál de los seis abogados iba a actuar en el juicio. Sin embargo, al ir avanzando el proceso, se hizo cargo d'e la defensa Delphin Delmas, de California, un hombre muy astuto, que había ganado todos los juicios

un primer discurso que duró quince minutos. Expuso que el segundo y tercer disparo que Thaw efectuó contra su indefensa víctima, así como el hecho de realizar al público allí congregado un gesto con el revólver para dar a entender que el tiroteo había terminado, demostraba que se trataba de un asesinato premeditado. Uno por uno fueron desfilando todos los testigos presenciales, pero los hechos ocu_rridos no fueron muy discutidos. El juicio

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que le ayudaba --<:ontinuó la testigo con voz nerviosa__. Me mostraron un vestidor y me puse un kimono muy bonito.» Después de la sesión fotográfica, la joven volvió a vestirse con su ropa, mientras White esper~ba en la puerta del cuartito por si ella necesitaba ayuda. Luego comieron. «El señor White no me habría dejado beber ni una copa de champán», matizó Evelyn. La noche siguiente, el arquitecto volvió a

Este es el caso de una astuta mujer que arrastra a dos honthres a ia perdición WILLlAM JEROME, abogado de la acusación

se centró entonces en lo que Harry Thaw • creía que Stanford White le había hecho a su mujer. Los únicos testigos de importancia eran la propia Evelyn y los psiquiatras. Una multitud de 10.000 personas -nunca se había visto antes tanta gente en un juicio por asesinato en Nueva York- se congregó a las afueras del Tribunal el jueves 7 de febrero; el día en que Evelyn Nesbit tenía que prestar declaración.

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mandar un coche a recoger a la chica, tenía previsto acudir a una fiesta en un estudio de la calle 24. Cuando llegaron, ella y White eran los únicos invitados y él le explicó que los otros no se había presentado. «El señor White me invitó a ver el cuarto de atrás --<:ontinuó diciendo la señora Thaw sin vacilar-. El cuarto de atrás era un dormitorio, y me senté en una mesa pequeña sobre la que había una botella de champán y un vaso ... El señor White cogió la botella

Drogas y seducción Parecía una colegiala, vestida con un traje azul oscuro con un ceremonioso cuello blanco y un lazo negro. Se la veía pálida bajo el sombrero negro cuando se acercó al estrado. En la sala no cabía ni un alfiler. "' El abogado defensor, Delphin Delmas, o~ le indicó que relatara exactamente lo que o:: ella le había contado a su marido sobre

~ Stanford White. Empezó contando que, a

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Evelyn Nesbit (arriba) declaró en el juicio que cuando sólo tenia dieciséis años Stanford White la sedujo. Su historia hubiera conmovido a cualquiera.

anteriores por asesinato, diecinueve en total. Thaw, que vestía traje azul y corbata negra, se dirigió a la mesa de sus abogados con paso apresuarado y sonriendo con nerviosismo. La elección del jurado duró 10 días. Por fin el lunes 4 de febrero el ayudante del fiscal, Francis Garvan, se levantó para hacer

los dieciséis años de edad, en 1901, White le había enviado varios regalos: un sombrero, un chal y una capa roja. Según la versión de la testigo, durante el ' otoño de 1901, White convenció a su madre de que él cuidaría perfectamente a su hija mientras ella estuviera de viaje en Pittsburgh. «Me hizo prometer que no saldría con nadie mientras mi madre estuviera fuera», puntualizó. El público escuchaba absorto sus palabras. El día de la partida de la señora Nesbit, White envió un taxi a recoger a Evelyn para que la condujera a su apartamento en la calle 22 Este. <
LA.S LEYES En la ley de Estados Unidos no existía ningún credo especial que permitiera a sus ciudadanos vengarse de aquellos que dañaran a sus seres queridos o a su propiedad. Este credo se lo inventó el abogado defensor, Delphin Delmas, a fin de suscitar las simpatías del jurado por un marido atormentado que había asesinado a un rival despiadado. En este sentido, fonnaba parte de las «leyes no escritas» que los primeros abogados de Thaw habían considerado como posible defensa, pero que después abandonaron. Pero el planteamiento melodramático de Delmas no funcionó. Hacia el final del proceso, incluso la acusación creía que lo mejor que podía suceder. le al presunto asesino era que le declarasen demente y le enviaran a un manicomio. El hecho de que siete miembros del jurado votaran a favor de la pena capital sorprendió a todos.

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y llenó el vaso .. ., luego me lo ofreció diciéndome que bebiera.» Eve lyn Nesbit se frotaba las manos angustiada, daba la sensación de estar aterrorizada. Su marido estaba en la parte posterior, sudando. Las mujeres que se hallaban presentes en la sala bajaron la cabeza, y un miembro del jurado intentaba tranquilizarse balanceándose en la silla. «Un minuto o dos después, sentí que me estallaban los oídos. No sé qué era, algo así como un golpe fuerte -continuó-, luego toda la habitación empezó a dar vueltas... » La testigo parecía estar a punto de desmayarse, pero Delmas la tranquilizó. «Luego, cuando me desperté, me encontré en la cama desnuda. Me incorporé y empecé a gritar... El me dijo: «Ya todo ha terminado, ya todo ha terminado ... »

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COMISION "q/() DE EXPERTOS

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En el juicio de Thaw, la acusación pidió la intervención de una comisión especial para que juzgara el estado mental del acusado, ya que del testimonio prestado por Evelyn Nesbit resultaba poco probable que del juicio saliera una condena directa por asesinato. Además, sabían que un jurado aceptaría fácilmente que el acusado había enloquecido al enterarse de que White había violado a Evelyn. Pero las pruebas psiquiátricas no fueron concluyentes. Así que, si una comisión especial declaraba que estaba perturbado, la acusación podría conseguir su inmediato internamiento sin que nadie recusara la condena. La comisión la formaron Peter Olney, fiscal del distrito de Nueva York; el doctor Leopold Putzel, un especialista en desequilibrios mentales, y David McClure, un abogado asesor del obispo católico de Manhattan. La comisión deliberó durante siete días, pero tan sólo pasaron unas pocas horas interrogando a Thaw. El acusado se mostraba tan racional que el fiscal, William Jerome, perdió la esperanza de que fuera declarado demente y encerrado en un manicorrúo de por vida.

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El fiscal del distrito, William jerome (izquierda), se enfrentó a la gran dificultad que suponía desmentir las acusaciones que Evelyn había vertido sobre Stanford White.

Co~ LA.S ARMAS

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Parece ser que la noche del asesinato Stanford White llevaba un revólver que estaba dispuesto a utilizar. Thaw habla comprado su pistola, una Srnith and Wesson azul, en diciembre de 1903; y según su esposa, sólo la llevaba cuando iba a Nueva York. Seguramente el arquitecto sabia por ella que su marido iba armado. Le habla dicho a su abogado, De Lancey Nicoll: «Ese petimetre no me amenazará con una pistola. No tiene valor para hacerlo.» Sin embargo, Lionel Lawrence, el productor de Man 'zel/e Champagne que había accedido a presentar a White a una de las coristas después de la representación, contó en enero de 1907 al periódico Evening ]oumal, que después de la muerte de White encontraron en uno de sus bolsillos una pistola, una Srnith and Wesson. En sus memorias, The traitor, Thaw escribió que s~ rival intentó sacar su pistola después de recibir el primer disparo.

Interrogada por la defensa, Evelyn declaró, que al poco tiempo de conocer a Harry Thaw le contó este episodio de su vida. «¿Dónde estaba White?», preguntó el abogado. «En la cama», contestó la testigo. «¿Vestido o desnudo?» «Completamente desnudo.» Evelyn Nesbit siguió contando que se arrodilló ante ella y, con tono persuasivo, le pidió que no se preocupara. «Dijo que todo el mundo lo hacía... , dijo que yo era tan bonita y tan joven que no había podido evitarlo y que por éso lo había hecho ... , me hizo jurar que no se lo contaría a mi madre.» Para la defensa era de vital importancia demostrar el efecto que esta historia tuvo sobre Thaw cuando ella se la contó en París en 1903. Evelyn, a estas alturas de su declaración, lloraba sentada en el estrado, pero haciendo un esfuerzo respondió que él se puso muy neivioso y que, paseando de un lado a otro, mientras se mordía las uñas, sollozaba: «Dios mío, Dios mío.»

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El doctor Britten D. Evans, junto a su colega el psiquiatra O. von Hoffman, afirmó que Thaw sufría de un «trastorno mental» que Je había provocado una locura temporal. 1681

EL JUICIO

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Durante el juicio Harry Thaw relela las notas que su esposa Je enviaba, con lenguaje infantil. Mientras se decidla su suerte, él se dedicaba a hacer retratos de su mujer (arriba).

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EVELYN NESBIT, después del primer juicio

cas, empezó el interrogatorio del fiscal, William Jerome, el martes 12 de febrero. «¿Amaba a Stanford White?, le preguntó. «No.» «¿Le odiaba?» «Sí.» Sin embargo, ella admitió que le había seguido viendo a menudo, varias veces a k ~ semana, durante casi un año, y que aceptó dinero suyo hasta la primavera de 1903. Durante varios días, a pesar de que Evelyn se encontraba al borde de un cola¡:r so nervioso, se la interrogó sobre su niñez, sus convicciones religiosas, su carrera artística y sus relaciones con los hombres. Un periodista se refirió a esto como «la vivisección del alma de una mujer».



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El que mi marido haya asesinado a Stanford White está plenamente justificado

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Dos meses después él le explicó que con esa experiencia había destruido su vida, pero que no era culpa suya y que a pesar de todo quería casarse con ella. Evelyn prestó testimonio durante tres sesiones, y después de un día de descanso en el que se hicieron varias pruebas médi-

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Siguió llevando el mismo vestido azul marino de colegiala, pero, a pesar del cansancio y de los nervios, en todo momento se mostró fría y segura en sus afirmaciones. La acusación consiguió cambiar en parte la imagen de la testigo que aparecía como una joven ingenua atrapada por unos degenerados; pero se mostró firme en la afirmación de que StanfordWhite la había violado. La defensa había contratado a varios psiquiatras, previo pago de cuantiosos honorarios, para que apoyaran la tesis de que Thaw no estaba en su sano juicio cuando disparó a la víctima, pero que ahora volvía a ser una persona cabal y responsable. Sin embargo, las pruebas médicas ofrecidas por ambas partes no eran del todo concluyentes. El 20 de marzo, después de que más de una docena de médicos hubiera testificado sobre el estado mental del acusado, el fiscal del distrito solicitó que se organizara una comisión especial para estudiar el caso. Mientras el juez Fitzgerald consideraba esta petición tan inusual, Thaw declaró:

«No estoy loco, y cualquiera que me conozca sabe que no lo estoy.» El 25 de marzo el juez aceptó la petición. Se estableció una comisión que representaba los intereses legales, religiosos y médicos, y ésta examinó al inculpado durante dos horas. El 8 de abril la comisión elevó sus conclusiones y en ellas le declaraban cuerdo.

Víctimas maltratadas En el discurso final, el abogado defensor, Delphin Delmas, en nombre de «la castidad de una mujer joven», expuso: «Hubiese sido mejor que Stanford White no hubiera nacido, así no habría escuchado el grito agonizante de su maltratada víctima.» El letrado también tuvo palabras duras para la señora Nesbit, quien, según él, intentó arruinar la vida de Thaw. En palabras de la defensa, Harry fue para Evelyn «como una bendición caída del cielo». Por último, dirigiéndose al jurado, manifestó que de lo único que se podía acusar a su defendido era de haber querido proteger

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LA HOLMAN

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Harry Thaw y Stanford White intentaron ganarse la confianza de la madre de Evelyn, la señora Winifield Holman. Cuando Thaw comenzó a ver a la joven con regularidad en 1902, White ya habla conseguido superar la desconfianza que al principio le inspiraba a la madre de la corista, y a sus ojos se habla convertido en un benefactor responsable lleno de buenas intenciones. En 1903, mientras Thaw y Evelyn estaban en Europa, él temía que la señora Holrnan le denunciara porque la chica era menor de edad. Cuando Evelyn regresó, White la esperaba para decirle algunas cosas sobre su acompañante. Ante la gravedad de las acusaciones vertidas por el arquitecto, ella se negó a volver a verle a solas. Thaw le dijo que todo aquello era falso y ella finalmente decidió investigar por su cuenta; pero los infonnes revelaron que todo era mentira y reanudó su relación con él. Después del juicio en 1907, la señora Holrnan negó categóricamente saber que White habla seducido a Evelyn. «Si hubiera sabido lo que ella contó al jurado, no hubiera sido necesario que Thaw matara a Stanford White -dijo-, lo hubiera hecho yo misma.» a su familia. El abogado de la acusación fue más conciso: «¿Podrían ustedes justificar un asesinato cometido a sangre fría, un asesinato premeditado y cobarde, sólo por el hecho de que el acusado tenía una bonita mujer que le engañaba?», preguntó. El 10 de abril el jurado, formado por doce hombres, se retiró a deliberar a las 5,15 de la tarde. Más de 10.000 personas se agolpaban a la salida del juzgado, mientras dentro Thaw esperaba impaciente un veredicto rápido; pero no fue así. El jurado vol- "' vió a la sala el viernes 12 de abril a las 3,45; ~ después de 47 horas reunidos no habían podido llegar a ningún acuerdo. Se levantó ~ la sesión y el caso quedó pendiente de un lij segundo juicio que decidiría la suerte de Harry Thaw. ~

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Detrás del velo, Ja señora Thaw escandia su verdadera personalidad, Ja de una mujer implacable. En el juicio, junto a ella estuvo su hija, casada con un aristócrata inglés.

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arry Thaw y Stanford White estaban enamor ad os de la misma mujer, Evelyn Nesbit, una joven corista. Ambos sentían inclinación por las mujeres jóvenes, y su juventud, junto a la pureza y el romanticismo de su mirada, les atrapó en una pasión fatal. Stanford White era un miembro respetable de la sociedad neoyorquina de la época, que, en secreto, llevaba una doble vida, la de un libertino conquistador de jovencitas. Sin embargo, desde que conoció a Evelyn Nesbit, sintió por ella algo muy especial. A partir del episodio de 1901 -según la versión de Evelyn, después de que él la emborrachara con champán-, White se disculpó diciendo que ella era «tan bonita, joven y delgada» que no había podido evitar seducirla. Un ideal frustrado Thaw, por su parte, describía a Evelyn como una mujer inquebrantable y espléndida, pero cuando ella le contó lo ocurrido con el arquitecto , Harry vio frustrado su ideal de pureza femenina. Evelyn representaba de tal forma su ideal de belleza e inocencia que no podía soportar la idea de que ella hubiera estado con Stanford White, que a sus ojos no era más que un pervertid o gordinflón de mediana edad. Los dos hombres tenían algunas cosas en común, aunque ~ se trataba de caracteres muy o.. .§ diferentes. White era un hom- 0; rel="nofollow"> bre autoritario, un personaje Cl conocido, rico y admirado por ~o su talento y su éxito. Thaw, por ~ su parte, era infantil, inmaduro ~ y de carácter nervioso; un hom- ]

Harry Thaw (izquierda) pensaba que Evelyn era una criatura extraña y especial. Cuando descubrió que existia otro hombre, se puso furioso.

bre insignificante, un donjuán adinerado que disfrutaba de la cuantiosa pensión que le pasaba su madre y que no había trabajado en su vida. Pero la gente le apreciaba, a pesar de las «travesuras del loco Harry>>, no era objeto de las burlas de sus amigos, que siempre le apoyaron, incluso después de la muerte de Stanford White. Sin embargo, los amigos del arquitecto intentaron mantenerse completamente al margen de un asunto tan escandaloso como éste. En 1905, Evelyn contó a su marido que Stanford White la había saludado cariñosamente desde un coche y este hecho insignificante colmó, finalmente, la paciencia de Thaw y logró acabar con su frágil estabilidad mental. Hizo que la «Sociedad para la supresión del vicio» investigara a White, y ordenó a su esposa que le tuviera al tanto de todos

sus encuentros con el famoso arquitecto. Thaw y White se consideraban a sí mismos como unos héroes, mientras que tachaban al otro de ser un monstruo. Ninguno de los dos tenía razón, pero tampoco estaban completamente equivocados; ambos podían ser honestos pero también falsos y violentos. Atrapada entre ellos, e ignoran te de los violentos sentimientos que sentían, Evelyn no era ni la chica «pura y decente» que su marido soñaba, ni la «tigresa esperando al acecho» que describió la acusación durante el juicio, sino más bien una mezcla de las dos personalidades. Parece ser que el ,día del asesinato Evelyn y una corista amiga suya fueron a visitar a White, éste se hallaba fuera, y la joven le dejó un mensaje: «Sólo dígale que la señora de Harry Thaw ha venido a verle.» Al regresar a casa, White

Stanford White se deshizo en atenciones hacia su protegida. No era su amante, tan sólo fue su tutor y confidente y vigilaba Jos amorfos de Eveljn. Sin embargo, no pudo hacerse a la idea de separarse de ella, e incluso después de su matrimonio mantuvo su relación con Ja joven. Había razones para creer que a ella no le disgustaba mantener esta situación con Stannie, tal y como ella lo llamó en el juicio.

PELIGRO CONSTANTE El doctor Ronald Markrnan es un famoso psiquiatra forense americano que prestó declaración en los juicios de Charles Manson y los estranguladores de Hillside, afirma que decidir si la locura que incita a cometer un crimen puede ser sólo un estado temporal es algo que la medicina por sí sola no puede establecer. En su opinión, uno de los problemas principales es la inexistencia de un método objetivo para evaluar desde el punto de vista psiquiátrico si un acusado, ante una determinada situación conflictiva, puede convertirse en un loco peligroso. le envió al hotel Lorraine un ramo de flores y una carta, en la que se lamentaba de no haberla visto, y su marido la encontró. No se sabe qué explicación dio ella a esto, pero es probable que le dijera que el arquitecto la acosaba. La noche del crimen, mientras

Su rostro angelical contradecía la experiencia que Evelyn tenía de la vida. Mantuvo relaciones con White y se casó con Thaw.

Otro problema, en palabras del doctor Markrnan, es la habilidad que tienen muchos criminales dementes para fingir un comportamiento racional. Existen también varios casos en Estados Unidos de internos que con el tiempo han logrado recuperarse, pero que continúan encerrados en manicomios porque sus psiquiatras temen dejarlos en libertad, ya que cabe la posibilidad de que vuelvan a actuar. Ronald Markman afirma que existen muy pocos psiquiatras «capaces de realizar siempre una evaluación médica acertada.» cenaban en el café Martin, Evelyn advirtió a su esposo en una nota que «B» (de bestia) estaba en una mesa cercana. Thaw ya no podía más, temía perder a su bella mujer, lo único que daba sentido a su existencia, y sin pensarlo más en un ataque de celos terminó con la vida del hombre que había destrozado la suya. Después, Evelyn comprendió que Stanford White no significaba nada para ella, sólo podía pensar en Harry Thaw. 1685

1 segundo juicio, en el que se debía decidir si la muerte de Stanford White fue un asesinato o un acto de locura, comenzó el lunes 6 de enero de 1908 en los mismos juzgados de Nueva York, ante el juez Victor Dowling. Thaw tenía un nuevo abogado: Martin Littleton, el cual creía que la única esperanza para su cliente era convencer al jurado de que éste estaba perturbado antes de asesinar al arquitecto, en el Madison Square Garden. Littleton se propuso asegurar el veredicto de no culpabilidad alegando locura, para más tarde demostrár que Thaw había recuperado la cordura y que, por tanto, no se le podía enviar a un manicomio. Su defendido aceptó a regañadientes. En el discurso inicial, la defensa manifestó que la locura de Thaw era hereditaria en su familia. Por parte de su padre, Harry tenía una tía que había estado demente toda su vida, y una prima que murió de melancolía; también una hermanastra de su padre, que sufría de manía persecutoria, estaba internada en un manicomio de Pensylvania. Además, añadió Littleton, Horace Thaw, hermano mayor del inculpado, estuvo recluido desde los veintitrés años en un hospital donde murió aquejado también de manía persecutoria.

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Las autoridades estaban decididas a meter a Thaw entre rejas. El Tribunal (arriba) de Concorde en New Hampshire escuchó Ja petición de la acusación de extraditarle a Nueva York donde Sf!ría acusado de varios cargos.

«Por parte de su madre - continuó el letrado- , uno de sus tíos era retrasado mental y otro sufría ataques nerviosos desde la adolescencia, y uno de sus primos también estaba loco.» La defensa llamó al estrado a varios médicos para que apoyaran estos antecedentes familiares, pero no pudieron demostrar que Harry Thaw estuviera demente. Littleton citó después a varios profesores que habían tratado al acusado en el colegio para que describieran la extraña conducta de éste, su incapacidad para sonreír espontáneamente, su incoherencia en determinadas ocasiones y su falta de interés por lo que le rodeaba. La madre del acusado tuvo que ser atendida por una enfermera que le llevó sales cuando se sentó en el estrado y secándose el sudor, declaró que su hijo, a la edad de tres años, sufrió una congestión pulmonar que también le había afectado el cerebro. «Siempre ha sido bastante nervioso», para después continuar contando que su hijo había sufrido varios ataques de baile de San Vito. Harry Thaw (izquierda) estaba La señora Thaw declaró que un día convencido de que el asesinato de durante el otoño de 1903 encontró a su hijo Stanford White estaba plenamente llorando en su habitación, en la casa que la justificado y que cualquier jurado 'l::i familia tenía en Pensylvania, le preguntó estaría de acuerdo con él. Se mostraba qué le pasaba y él le respondió que la reacio a admitir, que padecla una mujer a la que amaba había sido seducida enfermedad mental. por el hombre más perverso de Nueva

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LOS RECUERDOS DE EVELYN

Mucho tiempo después del segundo juicio de Thaw, Evelyn Nesbit hizo algunas declaraciones que ayudaron a mantener vivo el secreto de sus relaciones con Harry Thaw y Stanford White. En su autobiografía, Prodigal Days, escrita en 1934, declaraba que ella amaba a Stanford White. «Cuando encontré una agenda suya en la que estaban apuntados los cumpleaños de todas las chicas bonitas que conocía, me puse muy celosa... como una niña tonta; yo quería que él tuviera celos de mi.» También contaba que Thaw la había golpeado con un látigo y que así constaba en una declaración jurada que en 1903 preparó White junto con un abogado llamado Abraham Hummel. En ambos juicios negó haber hecho tal declaración y por ello el letrado no fue citado como testigo.

ENE. - FEB. 1908 6-1-08 Comienza el segundo juicio en Nueva York 10-1-08 La defensa alega locura hereditaria 31-1-08 El juez dice al jurado que la acusación tiene que probar que Thaw es un demente. El jurado se retira 1-2-08 Thaw, declarado no culpable. Es enviado a un manicomio

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El público vela en Thaw al hombre que, al proteger a su mujer, había defendido las más puras virtudes americanas. Al abandonar la sala del juicio (arriba), cientos de personas le rodearon aclamándole. Harry adoraba a su madre (izquierda) y confiaba en que ella le salvaria de la justicia.

York. Afectuosamente, ella le contestó que era la madre de la joven quien debía protegerla y no él. Harry volvió a sollozar al mismo tiempo que le decía que ella no lo había hecho. Anthony Comstock, presidente de la «Sociedad para la supresión del vicio», testificó que Thaw creía que le seguían. «Pensé que era un hombre algo desequilibrados», declaró. La estrategia de Littleton fue un éxito y el jurado declaró a Harry Thaw no culpable por razones de locura. El juez aceptó el veredicto del jurado con una matización, ya que creía que Thaw era un peligro para la sociedad y que, por lo tanto, debía de ser encerrado en un manicomio para criminales. Después de tomar el pelo a sus abogados por no haber conseguido una total 1688

absolución, Harry Thaw se despidió de Evelyn en la estación Gran Central y, escoltado, fue conducido a Fishkill, en el norte. La noche siguiente paseó por los alrededores del manicomio Matteawan, al norte del Estado de Nueva York, previa petición de una botella de champán.

Nuevos detalles sobre el caso Aunque se había salvado de la pena de muerte, no parecía entender ni el veredicto de locura ni la gravedad de su crimen. Se comportaba como si fuera un hombre perfectamente cabal, a pesar del hecho de haber matado a un hombre en un ataque de celos. Antes de escaparse, en 1913, del manicomio de Matteawan, había intentado varias veces organizar nuevos juicios a fin de demostrar su cordura, y con este fin varios abogados se seguían encargando de su caso. En 1908 apeló al Tribunal Supremo de Poughkeepsie y en 1909 al de Estados Uni-

dos, pero en ambos le denegaron la celebración de un nuevo juicio. Sin desmoralizarse por ello, solicitó otra audiencia en 1912. En cada una de estas audiencias, todos los testigos, incluida su mujer, revelaban detalles escabrosos sobre su vida, detalles que se cuidaron muy mucho de ocultar durante la celebración del primer juicio, cuando el acusado se enfrentaba a la pena de muerte. · Evelyn Nesbit admitió que su marido la había golpeado con un látigo muchas veces y que se volvía irracional y muy violento cada vez que se emborrachaba. También salió a la luz entonces que la madre de Thaw había pagado dinero suficiente a su nuera para que ésta «omitiera» ciertos detalles durante el juicio y contara al Tribunal que Stanford White era un hombre odioso que había arruinado su vida. (Años más tarde, Evelyn admitió que White la había tratado, de hecho, con mucha generosidad, y que se sentía muy atraída por él.) En una audiencia en 1909 también se presentó a testificar una tal señora Susan

Uno de los encantos de Thaw era su dinero. Incluso siendo ya un hombre maduro y a pesar de los escándalos públicos en su vida, continuó cortejando a mujeres jóvenes (abajo).

VEREDICTO FINAL Merrill, dueña de un burdel, y contó que El chico escapó y les contó a sus padres medios a su alcance y con los de su madre, Thaw alquilaba habitaciones en su casa y lo sucedido. La madre de Harry pagó enor- para demostrar su cordura. que golpeaba sádicamente a las prostitutas. mes sumas de dinero para salvar a su hijo Añadió que Thaw había pagado unos de los tribunales y convenció a una comiSadismo 40.000 dólares para que ninguna de esas sión de especialistas en enfermedades chicas declarara en el juicio. En 1924, en una A pesar de estos audiencia sobre el y otros testimonios caso ~el joven sobre el sádico temmaltratado, un Ahora que todo ha pasado, he de confesar algo jurado declaró peramento de Thaw terrible, que Stanford White era un gran hombre y sobre los testigos cuerdo a Thaw y EVELYN NESBIT a los que había le puso en libercomprado, en 1913 tad. Pero se volvió un jurado llegó a la a hablar de él en conclusión de que los periódicos no estaba loco y • cuando de nuevo que, por tanto, no debía ser confinado en mentales de que la internaran en un mani- en 1929 se le acusó de un acto de sadismo un manicomio. comio, a pesar de la determinación del juez y en 1939 de un ataque violento a otra perPero su libertad no iba a durar mucho. del distrito de acusarle de los cargos de sona. La vida de Thaw, después del asesinato En 1917, Harry Thaw secuestró a un joven , asalto y secuestro. y le golpeó con un látigo. De nuevo, Thaw luchó, con todos los de Stanford White, se convirtió en una sór-

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• La madre de Harry Thaw pagó una gran suma de dinero· a Evelyn Nesbit para que ésta testificara a favor de su hijo en los dos juicios. Más tarde le pasó una modesta pensión para que firmara los acuerdos de la separación. Todo esto se hizo el 12 de marzo de 1908, antes de que finalizara el proceso. • Poco después de la fuga de Thaw del manicomio de Matteawan, se le extraditó al Estado de Nueva York en diciembre de 1914, y volvió a la prisión Tombs. • En 191 S Thaw obtuvo el divorcio cuyo proceso había comenzado en 1908, cuando Evelyn firmó los papeles de la separación. • Evelyn Nesbit siguió trabajando en vodevil~s. teatros y salas de fiesta, pero no encontró ni el éxito ni la felicidad. • En 1934, Evelyn escribi6 una biografía, Prodigal days, en la que cam-

justo antes de que la señora Thaw (izquierda) muriera en 1929 su hijo se volvió a ver envuelto en un escándalo por pegar con un látigo a una joven.

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dida historia de sadismo y exhibicionismo y también en un triste retrato del sistema legal en el Estado de Nueva York. No cabe la menor duda de que logró mantener su libertad porque podía comprar con su cuantioso patrimonio a testigos, jurados, guardas de prisión y periodistas. Dilapidó toda su fortuna, heredada de su padre, y se valió de ella para poner a la justicia de su parte con el apoyo incondicional de su madre, que había admitido estar dispuesta a gastar millones para salvar a su hijo; y, de esta manera, demostraba a su vez que ella también despreciaba la ley y la moral. Evelyn Nesbit no era mucho mejor. Se dejó comprar por ambos hombres, White y Thaw, y mintió acerca de ambos, no tanto para proteger a aquellos a los que amaba, sino para asegurarse una pequeña fortuna. Harry Thaw no sólo mató a Stanford White, sino que con su dinero se encargó de manchar el nombre de su víctima y de manci-

llar su reputación. La pasión que éste sentía pintaba como un «ángel». Pero no lo era. por las jovencitas, algo que ya de por sí era Detrás de su trabajo y su talento se esconcensurable, se convirtió, en palabras de su día un hombre que no podía controlar sus asesino, en la maquinación diabólica de un apetitos sexuales. hombre que drogaba y violaba para conseLa fantástica energía de su juventud no guir sus deseos. Los periodistas le presenta- disminuyó al ir haciéndose mayor y cuando ron como a un pervertido mientras que, por fue asesinado en 1906, se hallaba en la pleel contrario, Thaw aparecía como un caballe- nitud de su madurez artística. ro que sólo pretendía proteger a su mujer. Resulta irónico que un hombre que parecía Antes de las escandalosas revelaciones tener tanto que ofrecer muriera tan violentaque se realizaron durante el juicio, Stan- mente a manos de alguien que estaba conside·ford White estaba considerado por sus rado como un auténtico cretino con una vasta colegas y por el público en general de una fortuna Sin embargo, estos dos hombres que manera distinta, simplemente como un en principio parecían tan distintos, tenían un señor honorable y respetado. vicio en secreto que compartían -su pasión Físicamente se le podría describir como un por las jovencitas- y esto fue lo que les hombre alto y guapo conocido por su gran enfrentó. Starúord White fue el perdedor. Harry Thaw fue un sádico y un criminal vitalidad. Deportista, artista e importante hom- • bre de negocios, socio de w1a de las mayores durante toda su vida, pero continuó en libertad gracias a su dinero. Murió de un empresas constructoras de Nueva York. También hay que destacar que poseía ataque al corazón en Florida a los setenta y un gran talento como pintor y se decía que seis años.

En l 9Z6 Evelyn intentó suicidarse. Thaw fue a visitarla (izquierda) y anunciaron que se iban a volver a casar, pero luego él desapareció y nunca se celebró Ja boda. En 1955 Evelyn visitó el estudio (abajo) donde se filmaba una pellcula sobre el asesinato de White, y se sintió feliz al recordar los viejos tiempos y de que ]oan Collins representara su papel..

biaba sustancialmente l's declaraciones que realizó durante el juicio. Admitía haber mantenido relaciones con otros hombres además de White, y reconocia que lo habia ocultado.para mantener su posición como esposa de un millonario. • Una y otra vez modificó la historia de su relación con Stanford White. En 1955 apareció en el estreno de la pelicula sobre la saga, The girl on the red velvet swing.

1691

FASCICULO E Rl EN DE LA OFICINA DE COR EOS DE LUTON

COOPER, MCMABON, Y MURPBY En 1969, un suboficial de correos caía asesinado en un asalto chapucero. Diez años después continuaba la controversia sobre si los hombres acusados de aquel crimen eran realmente culpables o bien inculpados por alguien con un «perverso propósito ulterior».

FASCICULO 49 SE BUSCA '\'IV() O MUERTO Jolm Dillinger: El legendario proscrito americano que en 1933 inició una carrera criminal que duró once meses, durante los cuales cometió doce atracos bancarios, se fugó en tres ocasiones de la cércel y asesinó a diez hombres.

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