El artículo del día
PERIÓDICO DE ARAGÓN 25/07/2003
EL ESPERPENTO DE YESA La solución tiene que venir del diálogo, tanto en el plano político como en el territorial, pero no entre el llano yla montaña ....:.una dialéctica más mítica que real- sino entre la ciudad y el medio rural
l debate sobre el recrecimiento de Yesa está produ. .dendo efectos poco deseables para la credibilidad institucional y para la convivencia entre diferentes zonas. A modo de aprendices de brujo, asistimos a la irrupcipn-de «ingenieros» que garantizan con mil hectómetros cúbicos las mismas prestaciones para las cuales otros ingenieros menos imaginativos -los que firman proyectos- necesitan lnil quinientos. En otro momento, nos avasallan los «afectados de la Montaña», avecindados muchos de ellos en Zaragoza y autores de argumentos tan vagos y universales que al regante de Bardenas acaban por confundirlo con el Yeti del Himalaya. Hayaragoneses que intentan arruinar en los juzgados el futllro de otros paisanos suyos. Hay «alquimistas del desarrollo» que saben aprovechar el agua sin embalsarla y no faltan tampoco benéficiarios del reérecimiento que fingen alegremente no serlo. Así, entre todos, han conseguido que buena parte de la opinión pública haya entrado en una especie de callejón del Gato, aquel valleinclaniano lugar cuyos espejos cóncavos deforman la realidad hasta convertirla en esperpento. Sin embargo, si so-r metemos la cuestión al rigor del sentido común, esas imágenes disparatadas empiezan inmediatamente a diluirse y muchas de las opiniones emitidas quedan reducidas a simples e incomprensibles ocurrencias.
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Por lo pronto, reflejado en el espejo de la razón, vemos un recrecimiento de Yesa a la máxima cota di-o señado sobre un cálculo correcto de las demandas y sobre la conveniencia de almacenar-agua los años húmedos como reserva para los secos, pues el río Aragón -esto lo igno,ra la ingeniería imaginativa- no aseguia siempre un suministro suficiente. Vemos un solo afectado incuestionable,Sigüés, cuya inundación no es aceptablé. Sflas represas protectoras no fueran jurídicamente viables, 'habría que rebajar la cota de llenado. Pero tal eventualidad, aunque necesaria desde el punto de vista ético, sería negativa desde el punto de vista de los rendimientos sociales y económicos de la inversión, lo cual introduciría elementos nuevos en la relación entre la Administración y los usuario,s. Vemos unbeneficiario, Zaragoza, que tendrá conflictos muy serios con la zona de'Bardenas si el abastecimiento de la ciudad antecede al,recrecimiento o se produce sin éste, ya que, con el Yesa actllal, no es posible traer agua a la capital sin peIjudicar gravemente a las Cinco Villas. Destacado por la ~ente de la verdad, vemos como problema central el hecho incontrovertible de que la obra -tres años después de su adjudicación- no arranca. Unos tienen la obligación de hacerla y no la hacen, otros no la consideran prioritaria y todos ellos encuentran en el debate sobre la cota de la nueva presa la coartada perfecta para justificar el retraso indefinido de su construcción. Vemos también que la solución tiene que venir del diálogo, tanto en el plano político -con el PP como interlocutor esencial dada su condición de responsable de la única ad-
Vemos con inquietud que se habla sólo de Yesa yse silencian otras piezas del Pacto
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ministración competente en la materia- como en el plano territorial. Pero no entre el llano y la . montaña -una dialéctica más mítica que real- sino entre la ciudad y el medio rural, incluida la montaña, cuyo retroceso demográfico es de la misma intensidad que el del resto del territorio y obedece a las mismas razones; entre una ciudad que aspira a disfrutar del patrimonio cultural y medioambiental del «campo» y un medio rural que, sin agua para desarrollos agroindustriales, se despoblará y se desertizará de modo irreversible; entre una dudad que -no lo olvidemos- determina las decisiones políticas importantes yun medio rural al que conviene asumir de una vez esa evidencia. Vemos -con no menor inquietud- que se habla sólo de Yesa y se silencian otras piezas del ,Pacto del Agua como Biscarrués o Mularroya, lo cual no sabemos si es una estrategia para desbloquear estas últimas o un ardid añadido para postergarlas todas. Vemos, en definitiva, que la cuestión hidráulica aragonesa tiene como mínimo dos hojas de ruta distintas. Unos recorren la suya a tr~vés del callejón del Gato de las posiciones blandas o extravagantes. Otros se resisten a entrar allí y algunos pugnan por salir. Las consecuencias, sin embargo, trascienden con mucho el ámbito del agua, pues, en realidad, de lo que se trata es de aspirar al desarrollo rural de manera cabal o de enterrar definitivamente tal aspiración en el cementerio de la retórica.: *sécretario'General del PSOE-zaragoza