Una carta para el buzón de la ausencia Por javito 5- abril- 2019 Quizá estas palabras no serán nunca escuchadas, pero eso es algo que nunca podrá evitar que las escriba. Lo peor de tu pronta e inesperada partida no fue el que me recordara lo efímero de nuestras vidas, sino el hecho de no habernos podido despedir. Un simple hasta pronto, o un te echaré de menos, hubieran supuesto alivio en mis largas horas de soledad mientras pienso que efectivamente mi vida también se acaba, que cada minuto que pasa estoy más cerca de la muerte. A veces me pregunto por qué nos empeñamos en construir una vida pensando que hay un mañana sabiendo de facto que no es así, al menos necesariamente. Cerramos los ojos ante la evidencia, miramos para otro lado y montamos nuestro edificio en base a la ridícula idea de que estaremos aquí para siempre, como si la muerte fuera algo que no nos pertenece. ¡Quién sabe qué será de mi mañana! Cada día en el que el dueño del tiempo pasa de largo frente a la puerta de la habitación donde disfruto de la inconsciencia del sueño y vuelve a poner en hora el contador de mi existencia supone una nueva oportunidad, un regalo, una nueva ocasión para seguir viviendo con las energías renovadas de quien ha jugado a la ruleta rusa del abandono y ha podido escuchar una vez más el sonido del percutor golpeando el aire. Quién sabe si despertaremos al día siguiente. Quién sabe si estaremos aquí dentro de cinco minutos. Que te lo digan a ti. Que se lo digan a tu corazón roto en mil pedazos. ¡Cinco minutos! Es por esto que te escribo intentando mirar a través de la niebla del que sabe morir y se resiste a admitirlo. Niebla del hipócrita. Bruma del que no quiere saber. Es por esto que sigo escribiéndote con el trazo impredecible de quien vive en la ilusión. Y ahora que no estás, que te fuiste sin un adiós, un hasta pronto o un ya nos veremos me pregunto si en mi delirio aún creo que mañana encontraré la respuesta. Esta noche, cuando me sumerja en la mar de la inconsciencia, lo haré pensando que hoy he vivido admitiendo tu pérdida, que hoy he sido capaz de amar de manera sincera. Esta noche, en mi descanso, pensaré que hoy he escuchado canciones que hablan de la vida y de la muerte y quizá mañana, si aún me queda tiempo, haré de tu pérdida la luz que me abra camino en la niebla de los que necesitan creer que el tiempo es real y que aún queda mucho por hacer, mucho que aprender, mucho que amar.