CARTA A UN MAESTRO Vienen a mi mente los recuerdos y apareces tú en un constante sube y baja todo el día, la garganta a veces te fallaba y tu voz disminuía en su sonido, varias voces te llamaban al mismo tiempo y les recordabas que solo tenías dos manos, dos ojos y dos orejas, a veces con tono de impaciencia, en una batalla cotidiana con padres, niños y compañeros de trabajo. Nadie reconocía tu esfuerzo, ni tus ideas creativas y originales, tus compañeros te reclamaban por qué le hacían trabajar más a causa de tus innovaciones y mejoras al sistema, la burocracia no falta en este tema y aún necesito recordar muchas cosas más. Pero no quiero desanimarte, ni obscurecer esta noble profesión. Yo no quería ser maestra, todos decían que tenía "capacidad" para hacer mejores cosas, para alcanzar altos puestos y ganar mayor sueldo. De pronto en el camino te encontré a ti que con tu labor me enseñaste a admirar cosas muy bellas. Descubrí lo grandioso que es borrar una lágrima infantil con sólo un abrazo; aprendí lo mágico que puede ser una sonrisa aunque la dentadura no esté completa; sentí la experiencia imborrable de un apretón de mano, aunque a veces tuviera plastilina, pintura o chocolate; y por supuesto, no podré olvidar jamás los besos pegajosos que gustosa recibías. Tú fuiste mi ejemplo a seguir y hoy puedo decirte que, enseñando aprendí primero a ser persona. Luego vinieron las satisfacciones profesionales cuando descubrí que mis primeros alumnos con sus manos pequeñitas y torpes podían seguir una línea recta al recortar; que coloreaban sin salirse del dibujo, que el lápiz ya sabían agarrar; que el trabalenguas aquel lograban decir sin problemas y con rapidez, que sin ayuda de los dedos podían contar; que trabajaban en equipo y compartían su material; que mostraban interés por asistir y aprender más. Ya no me importó entonces ganar menos que en otras profesiones y mucho menos el celo profesional que muestran algunos compañeros. Ahora todos los días camino alegre y voy directo a mi salón a seguir aprendiendo y por supuesto a enseñar. Ahora tengo la oportunidad de ser mamá, psicóloga, doctora, contadora, investigadora, cantante, actriz, dibujante, inventora, profesora y hasta terapeuta familiar. Profesión más completa nunca hubiera podido encontrar.
¡¡¡SER MAESTRO ES UNA PORFESIÓN COMPLETA!!!
Gracias a todos aquellos maestros que se han cruzado en mi camino y que han dejado una huella en mí. Espero que mis alumnos me recuerden con el mismo cariño con que yo los recuerdo a ellos. ATTE. Profra. Ana Patricia López Islas