El Tercer Tiempo, el espacio más sabio del Rugby, el lugar donde las personas se conocen en casi toda su dimensión. El espacio donde las fricciones habidas en el juego se minimizan o se zanjan. Es un espacio de conocimiento: del compañero del otro equipo; del otro Club, de sus problemas, aciertos y virtudes; del referree y su raro amor por el juego; de los veteranos del otro Club que son amigos de los veteranos del nuestro. Un espacio de aprendizaje donde lo divino y lo humano se colocan a nuestro alcance y hasta en ocasiones llegamos a conocer el porque de aquel golpe. Un espacio de humildad, donde descubrimos que aquella jugada de la que nos sentíamos tan orgullosos, no fue para tanto. El Rugby lo ha mimado a lo largo de años y ha recogido a cambio un imaginario colectivo de características muy especiales, un imaginario sólido, bello y solidario, que se debe magnificar de generación en generación. Pero hoy la preparación física,” la recuperación”, los apuros, la falta de espacios, de dineros, hacen peligrar la existencia de algo tan fundamental en el Rugby como jugarlo. Su reivindicación es esencial porque es la culminación del último partido y el prólogo del próximo. VIVA el TERCER TIEMPO Daniel Aguirre Enero de 2009