Viii Certamen Literario

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VIII CERTAMEN LITERARIO IES MARUXA MALLO GANADORES/AS

Departamento de Lingua castelá e literatura

1os PREMIOS

VIII Certamen literario

1º PREMIO POESÍA: CASI DEL TODO ACOSTADO - PRIMER CICLO Hoy me aburro un montón haré un poema molón. La rima está que arde pero a lo mejor se hace un minuto tarde.

Aunque aún no terminé tengo que hacer que rime. Me estoy quedando agotado mas no lo doy terminado.

Al casi terminar, dos versos me falta completar:

He leído muchos poemas y me quedo adormilado, aún no encuentro un tema, sino lo hubiera acabado.

con plumas de lento pato el décimo verso mato.

Y casi del todo acostado doy este poema por terminado.

LUIS FERNANDO CRUZ RAMOS (2º ESO)

VIII Certamen literario

1º PREMIO: SÉ QUE ESTÁS AHí - SEGUNDO CICLO Sé que estás ahí aunque no te pueda ver,

Recuerdo esto y mucho, mucho más,

miro hacia arriba y pienso, pienso en ti,

como me escribías desde tu aldea lejana,

cada día que me despertabas al amanecer,

como tu cara me hacia saber lo que soñabas…

cada noche que me besabas la frente…

Sé que estás ahí aunque no te pueda tocar.

Anhelo esto y mucho, mucho más, como te reías y hacías reír a la gente,

Sé que estás ahí y en mi imaginación,

como tus ojos me hacían saber lo que pensabas…

miro hacia arriba y pienso, pienso en ti,

Sé que estás ahí aunque no te pueda ver.

solo ver cielo apenas me causa emoción, solo buscar y no verte me causa dolor…

Sé que estás ahí aunque no te pueda tocar,

Tu muerte hace esto y mucho, mucho más

miro hacia arriba y pienso, pienso en ti,

abuela, recuerdo tu ligero y agradable olor

cada domingo que me venías a saludar,

abuela, recuerdo tu pelo de color del oro…

cada sonrisa tuya que veía desde mi ventana…

Sé que estás ahí y en mi imaginación.

CORA DEL RÍO ROSENDE (3º ESO)

VIII Certamen literario

1º PREMIO: LA CIÉNAGA DE LA PERDICIÓN - PRIMER CICLO Fue algo indescriptible, nunca me había pasado cosa semejante; por lo cual es algo digno de mención. Aquella oscura y fantasmagórica noche de febrero me vi arrastrada hacia aquella ciénaga sombría y horripilante. No sabiendo siquiera cómo había llegado a tal espantoso lugar, intenté huir lo más rápido posible. La espesa niebla me negaba la posibilidad de orientarme y no sabía por dónde iba. Me pareció escuchar algo a mis espaldas y en un acto reflejo avancé hacia el lugar del que provenía el extraño e inquietante sonido. Al poco rato de ir avanzando en aquella dirección me desplomé con el eco sordo que produjo haber caído en ese suelo embarrado. Horas después me desperté de aquel desagradable y confuso sueño. Estaba hecha polvo, no podía siquiera con mi alma pero continué avanzando intentando salir de aquel espantoso lugar. Escuche una melodía y sentí una vibración que provenía de mi bolso. A mi teléfono móvil casi no le quedaba batería. Se me ocurrió la idea de llamar a alguien pero en ese lugar no había cobertura. Al momento me fijé en mi bolso, mis zapatos, mi sombrero y mi vestido; estaban llenos de barro. Ya lo estaba viendo: mi hermana me iba a matar. Aunque en aquel instante tan duro eso no me importó lo más mínimo. Estuve horas y horas caminando por aquel horroroso paraje y cuando la niebla se había desvanecido un poco y el hambre me sucumbía divisé lo que me pareció una mansión en el horizonte. Fui corriendo y al llegar me alegré un montón por oler el dulce aroma de la comida que había en aquel lugar. Llamé a la puerta casi rezando por encontrar allí a alguien hospitalario que me ayudase y tuve toda la suerte del mundo: una criada me abrió la puerta: - Buenas tardes señorita, ¿le puedo ayudar en algo? ˉ ¿Buenas tardes? Disculpe ¿qué día y qué hora es? - Día 21 de febrero, cinco y media de la tarde. - ¡Cielo santo! ¡Día 21! Era imposible, no me podía creer que ya hubiese pasado una semana desde aquella fiesta, que era lo último que recordaba antes de llegar. Aún algo confundida decidí seguir hablando con la criada, pues necesitaba ayuda. - Esto... ¿podría ayudarme? Llevo una semana en esta ciénaga y necesito comer, ducharme... VIII Certamen literario

- Espere un momento por favor. Al poco rato volvió a aparecer con unas zapatillas y una bata de casa. - Tome esto. He hablado con el señor y me ha dicho que se puede quedar unos días si hace falta. La llevaré hasta el cuarto de baño. Luego, si quiere, puede ponerse la ropa de la señora mientras no lave su vestido, limpie sus zapatos... - Muchísimas gracias, de verdad si no fuese por ustedes estaría perdida. - Bueno, realmente aparenta estar perdida, ¿no? - ¡Ja, ja, ja! Pero, por favor, no me trate de usted. - De acuerdo. Venga, vamos que está embarrada hasta las orejas. Aquella tarde descubrí algunas cosas del señor. Había cumplido catorce años desde que su mujer había muerto, justamente el día de los enamorados y el día de la fiesta. ¿Era una mera coincidencia o significaba algo? No era de las que creía en lo sobrenatural, ni nada de eso, pero todo aquello me extrañó mucho. También me contó que su mujer era muy hermosa y era una fanática del orden y la limpieza, sin embargo él era todo lo contrario: ni orden, ni limpieza por ello tenían fuertes discusiones. Aunque se querían muchísimo. La noche del 14 de febrero de hacía catorce años su mujer había organizado una cena muy romántica, pero al tomar el cava se desplomó. Desde entonces el se había vuelto todo un fanático del orden y la limpieza. Después de saber esta historia fui al comedor a cenar. Nada más verme el pobre hombre se desplomó. Era normal: llevaba la ropa de su mujer y hacía poco que había sido el aniversario de su muerte. Me preocupé mucho por él y llamé a la criada, Celia. El señor era un hombre alto, muy delgado y el estar tan delgado no le ayudaría en una situación como aquella. Conseguimos despertarle y continuamos la cena. El señor se llamaba Manuel y la muerte de su mujer le había hecho mucho daño. Tenía la tensión muy baja, o esa era mi impresión. Vestía elegantemente y era muy amable. Me ofreció quedarme allí todo el tiempo que quisiera, pero yo le contesté que no haría falta, que VIII Certamen literario

tenía que volver a mi casa, que mi familia estaría preocupada... Entonces lo recordé ¡tenía que llamar a mi familia! Le pregunté si podía utilizar el teléfono, pero me dijo que no tenían. Subí a mi cuarto a ver si tenía cobertura, pero allí tampoco había. Me sentí extremadamente mal, mi familia, toda preocupada, me estaría buscando. Más tarde pregunté si había alguna forma de regresar a casa, pero Celia me respondió que no y también me preguntó si había hecho algo que me molestara. Le expliqué lo que ocurría y me preguntó dónde vivía. Y me quedé asombrada ¡la señora vivía en el mismo barrio que yo! Aquello me estaba volviendo loca. La ropa de la señora estaba hecha a mi medida, vivía en el mismo sitio que yo, yo había desaparecido y ella había muerto el mismo día. Decidí escapar de aquel lugar en cuanto tuviera ocasión y se lo dije a Celia pero no había manera, aunque a mí se me ocurría una: - ¿Tenéis alguna brújula? - Una antigua, pero no sería capaz de asegurarte que funcione bien. ¿Por qué lo preguntas? - Es que mi casa está al norte y a lo mejor... - No creo, es imposible salir de aquí. Yo llegué como lo hiciste tú: perdiéndome y atravesando la ciénaga, pero ahora sería muy arriesgado hacerlo. - Ya, pero aún así voy a intentarlo. Esa semana lo estuve intentando preparar todo sin que Manuel se enterara. Pero me descubrió y no pude marcharme. Me dijo que no era nada agradecida y que no sabía qué me había hecho para que quisiese marcharme. Yo le dije de nuevo que mi familia estaría muy preocupada pero él me contestó que él era mi familia. De tan atónita que me dejo no pude dejar de pensar en lo que me había dicho en los dos día siguientes. Llegué a la conclusión de que lo mejor sería irse de la casa de aquel señor lo más pronto posible y retomar mi vida. Pero... ¿me lo intentaría impedir? Es más... ¿conseguiría que me quedase? Era un mar de dudas en aquellos instantes. Pero cuando ya estaba cogiendo lo que necesitaba para irme volvió a aparecer él y me tiró en el suelo. Creo que su intención era violarme, pero cogí uno de mis zapatos y le clavé el tacón en un brazo. Sentí la necesidad

VIII Certamen literario

de irme ya de allí, aunque no sabía cómo y no tenía lo necesario. En aquel momento me paré a pensar ¿cómo llegaría hasta allí la comida que consumíamos? ¿habría algún almacén? Puesto que era imposible salir de aquel horrendo lugar. Y tan solo con pensar que el señor mataba a toda persona que llegaba hasta allí y luego se la comía me entró todavía más pánico del que ya tenía, es más ¿me habría vuelto yo caníbal al comer lo mismo que él? El terror se apoderó de mí y salí corriendo de la mansión, sin reparar siquiera en que me faltaba un zapato, tenía hambre, no tenía comida... Me volví a perder y tras cierto tiempo, no sé cuánto, estaba otra vez en la mansión. Aquello era desastroso; me sentía fatal, no, muchísimo peor que fatal. De donde huía era donde volvía a estar. Era imposible salir de allí. Pero cuando volví me encontré con un panorama muchísimo peor que el que había encontrado el primer día: Celia me dijo que huyera pues Manuel había dicho que me mataría si me volviera a ver. Me dio algo de comida y yo me fui. Me sentía muy sola, pero como iba a conseguir sentirme acompañada si estaba de nuevo dando vueltas por la ciénaga sin compañía ninguna. Ahora entendía por qué se llamaba “La ciénaga de la perdición” si entrabas allí estabas perdida. Pero aún sintiéndome tan horrorosamente mal no me di por vencida y seguí caminando y caminando, también me volví a encontrar una y otra vez en la mansión. Aquello era un laberinto que terminaba donde habías comenzado tu andadura. Un día ya no pude continuar y tuve que rendirme e ir de nuevo a la mansión. Pero una vez allí no pude soportar más el tener que ir escondiéndome e irrumpí en salón. Había un montón de chicas que le reclamaban algo a Manuel. Poco a poco me fui enterando de lo que le decían. Le reprochaban el haberse aprovechado de ellas porque estaban desamparadas. Me di cuenta de que alguna de mis sospechas era cierta no me quería matar ni comerme pero sí que quería abusar de mí y consideré que había tenido mucha suerte de poder reaccionar y de evitarlo. Pero aún así sentía tal desprecio por aquel ser que me fue imposible dejar de sermonearle yo también. Y expresé toda la rabia que tenía acumulada en griteríos y más griteríos, la verdad: me quede muy relajada después. Conseguimos también que nos condujera a la salida de la ciénaga aún creyendo que era imposible salir de allí. Al llegar a la salida llamamos a la policía y se lo llevaron. Desde entonces no he vuelto a salir ni a ir a ninguna fiesta, pero el meterle entre rejas hizo que mi conciencia estuviese más tranquila que nunca. Entre otras cosas comprobé cuánto me querían mi familia y mis amigos, incluso mis enemigos hasta entonces, fueron en mi busca. Es increíble lo mucho que pueden llegar a quererte aunque te odien. También me hice amiga de las otras chicas que habían pasado por lo mismo que yo y, en algunos casos, más. Y que habían tenido la valentía de enfrentarse a aquel sádico, puesto que todavía no he dicho que él recogía a chicas borrachas en fiestas y las llevaba a la famosa “Ciénaga de la perdición” para que lo pasasen mal allí y tuviesen que ir a su mansión buscando cobijo. Y cuando ellas quisieran huir no hubiese salida y tuviesen que regresar a su lado. Si eso no es ser sádico... LUCÍA ANTELO IGLESIAS (1º ESO) VIII Certamen literario

1º PREMIO: SUEÑOS ROTOS - SEGUNDO CICLO Estaba tirada en el suelo cuando se despertó, como siempre, con los ojos hinchados y la ropa sucia después de tres días barriendo las calles de Londres. Ahora sus padres ya no la ayudaban, después de meses intentando que se recuperara desistieron al fin; decidieron poner punto y final, y aunque contemplaban con amargura cómo su hija se consumía poco a poco, decidieron no consumirse con ella y que esta llegara por su propio pie al fondo del oscuro túnel de la mano de sus mejores amigas y compañeras: la heroína y la coca, e invitando de vez en cuando a las anfetas y el alcohol a ir de fiesta los sábados. Pero no, antes era sólo los sábados, o incluso algún viernes por la noche, pero eso había cambiado hacía ya tiempo, ahora salían juntas los lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábados y domingos, sí, los siete días de la semana, con sus respectivas noches también por supuesto porque claro, ahora ya no podían vivir las unas sin las otras no, no desde hacía tiempo, no después de tantas noches pasándoselo genial todas juntas. La chica por fin se levantó de la caja de cartón en la que había dormido tan cómodamente la noche anterior, o más bien, se podría decir el día anterior y empezó a arrastrarse por la calle como si fuera un zombi la noche de Halloween dispuesta a sentarse de nuevo en la calle; esta vez, con el propósito de mendigar un poco para conseguir “pasta” y lo peor de todo es que la conseguía, de un modo u otro la conseguía, pidiendo, robando, vendiendo alguna porquería... pero la conseguía. Divisó a lo lejos una esquina bastante prometedora para empezar el día, y eso era algo increíble, ya que casi no era capaz ni de levantar los párpados para ver lo que tenía delante pero consiguió llegar sin más problemas que un contenedor traicionero y se dispuso a conseguir dinero para empezar la fiesta. Allí hacía bastante frío, pero ella casi ni lo notaba, a esas alturas ya no notaba ni el frío, ni el calor, nada. Ese día tuvo suerte, apenas tardó un rato en conseguir el dinero así que, en cuanto pudo, se dirigió en busca de su camello favorito. Él siempre le dejaba las drogas a muy buen precio, y tal y como estaba su situación actualmente, no podía permitirse muchos lujos con sus adquisiciones. No le costó mucho encontrarlo, claro, siempre estaba en el mismo bar, o mejor dicho, en el mismo burdel, fuera la hora que fuera. En cuanto lo vio allí sentado tomándose su copa de coñac y acompañado por una exhuberante muchacha de pelo rubio y rasgos marcados, fue a su encuentro y pronto se dirigieron ambos a una zona más privada del burdel. Al rato salió de allí completamente deseosa de consumir su nueva compra, por lo que se dirigió inmediatamente a su zona de siempre, VIII Certamen literario

que se situaba en un callejón tres calles al norte de la plaza principal. Allí era muy raro que pasara gente, estaría tranquila. Cuando llegó, se acomodó en la caja de cartón en la que había dormido la noche anterior y cogió una pequeña plancha metálica oxidada que había en el suelo, junto con la tarjeta de crédito robada hacía ya tiempo a su madre. Sostuvo en alto la bolsa de plástico que contenía las drogas recientemente compradas y después de unos pocos segundos esperando que su contenido cayera en el fondo del envase, lo inclinó lo suficiente para que la mitad cayera sobre la sucia superficie de la plancha metálica. A continuación, colocando un extremo de la tarjeta de crédito sobre el montón de polvo blanco trazó cuatro líneas paralelas de las que derivaron cinco de dicho polvo, luego colocó la tarjeta a su lado en el suelo y con la ayuda de una pajita que tenía desde hacía ya meses introdujo la droga en su cuerpo aspirándola por la nariz. Casi al instante de haberlo hecho, cuando el polvo fluyó a su antojo por su cuerpo ya destrozado, haciendo efecto en rincones de su ser que ni siquiera sabía que existían y llegando a todas sus terminaciones nerviosas, y cuando su nariz empezó a sangrar exageradamente, víctima del maltrato que indirectamente le propiciaba su propia dueña, en ese instante empezó la diversión, su corazón se desbocó de placer y alegría, podía sentirlo todo y a la vez no sentir nada. De repente, de ser un día nublado, feo y lluvioso, pasó inmediatamente a ser un día resplandeciente y lleno de vida, un día perfecto, sólo podía sentir felicidad, nada más, felicidad y relax. Era como tener mariposas en el estómago, algo cosquilleándote por dentro, haciéndote sentir placer, un placer inusual, un placer que una persona normal en circunstancias normales no podría sentir, porque era demasiado bueno para ser real. Pero ella sí podía sentirlo, podía sentir ese calor en la piel que tanto le gustaba, quién se atrevía a decir que en Londres no hacía calor sino frío, ¡ claro que hacía calor ¡ , ¡ mucho calor ¡ Londres era el paraíso, y el callejón en el que ella vivía un campo lleno de flores hermosas de las que solo ella tenía el poder de disfrutar, de sus colores, de su aroma inconfundible, de sus muchas texturas, eran suaves como la seda, todo allí era suave como la seda, su piel, las flores, la hierba verde, todo… pero, de repente, todo eso acaba, tan pronto y fugaz como vino se fue, completamente efímero, algo muy bueno pero muy corto para su opinión. En cuanto las ratas volvieron a ocupar sus ojos y las nubes a llenar el cielo, al mismo tiempo que el frío volvía a ser patente en su piel, en ese mismo instante, supo que quería más, quería volver a sentir todo aquello que la hacía sentir tan feliz. En cuanto sus ojos dejaron de dar vueltas en sus cuencas y su cerebro volvió a la normalidad, o a la máxima normalidad que podía alcanzar en su estado y siendo una adicta desde hacía tiempo y recuperó sus sentidos, cogió la pajita anteriormente utilizada y, al rato, volvieron de nuevo las sensaciones que tanto ansiaba sentir: su corazón se desbocó de nuevo y las flores y las mariposas volvieron acompañadas del suave calor que envolvía su piel como la seda pero, desgraciadamente todo volvió a la normalidad. Otra vez se vio en la tempestuosa calle en la que malamente vivía, pero tenía que seguir, tenía que seguir… a la quinta raya ya no cabía en sí de placer por lo que, aunque volvió a la realidad tan rápido como las veces anteriores, era cómo si no estuviera en el mundo. La cabeza le daba vueltas y temblaba de los pies a la cabeza no por el frío, ya no podía sentir sensaciones tan normales en su estado, simplemente temblaba porque su cuerpo ya no podía más, no resistiría mucho más, pero sin ninguna duda valía la pena, por VIII Certamen literario

supuesto que la valía. Se levantó como pudo cayéndose un par de veces antes de conseguirlo y luego, dando un traspiés salió del callejón a la vez que sentía en su cara las gotas de agua que caían al llover y se fue arrastrando los pies a un bar que había cerca de donde se encontraba. Cuando consiguió llegar a la puerta y venció el escalón que separaba la calle del interior del bar fue directamente al baño pero no sin antes advertir cómo todos los ojos de aquel bar se posaban en ella. Cerró de un golpe la puerta del retrete, abrió la tapa del mismo e inclinó su cabeza sobre la taza para vomitar. Se sentía fatal, muy mal, la cabeza seguía dándole vueltas, las tripas le rugían y le temblaban las piernas…se dirigió al lavabo y abrió el grifo, colocó las manos en forma de cuenco y las puso debajo del agua hasta que se llenaron del todo de ella y rápidamente se las estampó suavemente contra la cara mojándosela, pero eso no la hizo sentir mejor así que, cogió de un pequeño aparato colocado en la pared un trozo de papel y se secó la cara. A cada momento que pasaba se sentía peor y tenía más ganas de vomitar, no había comido nada en dos días. Necesitaba sentars, por lo que buscó una silla en un lugar alejado del resto de los clientes del bar, se sentó allí y con el poco dinero que le quedaba pidió una copa de whisky qué se bebió de golpe. Salió de allí muy cansada y con sudores y temblores por todo el cuerpo, dobló la esquina de la calle donde estaba su callejón intentando alejarse lo máximo posible de una familia que pasaba cerca y la estaba mirando fijamente preguntándose, seguramente, qué le pasaba y por qué caminaba de ese modo. Mientras doblaba la esquina que la separaba de su “ casa “ sintió de repente un retortijón en el estómago, al mismo tiempo que su corazón se desbocaba, pero ya no era de alegría, como la vez anterior, sino que sintió un dolor intenso, acompañado de una profunda oscuridad y sintió también cómo caía en esa oscuridad tan profunda, tan profunda como un pozo…

LORENA CARNEIRO LOZANO (3º ESO)

VIII Certamen literario

2os PREMIOS

VIII Certamen literario

2º PREMIO: UN AMOR QUE NUNCA OLVIDARÉ - PRIMER CICLO Me gustaría que supieras que daría todo por tenerte, y que si fuera delito quererte, tendría la esperanza de en el cielo poder verte. Ya una vez por ti vivo, y mil veces por ti muero. Odio esta montaña rusa que tengo por vida, que ni un momento me deja estar feliz y tranquila. Y es por ti, porque ocupas cada momento que existe en mi mente. Y es por ti, porque ocupas cada espacio de mi corazón hasta ahora inerte. Tú eres mi príncipe azul de un sueño jamás cumplido, ni te imaginas el tiempo que en mis sueños has vivido, ni el tiempo que allí vivirás, porque cada día te quiero más, y espero que algún día ese sueño se haga realidad... Tienes que entender

que no te esperaré toda la vida, pero...¿qué es la vida? Vida es la eternidad que tendré que esperar para poder tenerte, a ti, que estás en cada parte de mi mente. Después de esa eternidad, para mí las puertas del cielo se abrirán. Te buscaré... y cuando te encuentre pensaré, que ha valido la pena esperar... Meses amándote, días llorándote, noches queriéndote, mañanas odiándote... Y alguien pregunta: ¿qué es esto? Es mi vida, le contesto. ¿Y eso es vida? Sí lo es, porque todo esto se puede resumir en dos sencillas palabras, TE AMO, y eso para mí es vivir...

ANDREA IGLESIAS GARCÍA (1º ESO) VIII Certamen literario

2º PREMIO: VISTAS DE MI VENTANA - SEGUNDO CICLO Mi ventana tiene vistas hermosas, a frondosos prados, buenos ganados, y al cielo con nubes llorosas.

Veo en los árboles lana, las ovejas contra estos se frotan, también por el campo trotan, yo las observo desde mi ventana.

Veo a Humberto el cazador, la caza de un pajarillo trama..., Lástima que vaya de bruces contra la lama, bueno, podría haber sido peor.

En el fondo, una torre de alta tensión trata, de llegar al cielo con sus cables, y cortar las nubes con sus hierros de sables, como el primer abordaje busca un novato pirata.

Alcanzo a ver un gran castaño, con ese tronco: ancho y duro, debe ser antiguo, tal vez de antaño, tal madero, fuerte como un muro.

Al mejor genio quiero pedir, observarlo todo sin de aquí salir, empezando aquí y hasta La Habana, quiero explorarlo todo desde mi ventana.

PABLO MEIJIDE SANTOS (4º ESO)

VIII Certamen literario

2º PREMIO - DESIERTO - PRIMER CICLO

VIII Certamen literario

2º PREMIO: EL ASESINATO TROPICAL - SEGUNDO CICLO

El 20 de agosto de 1989 era un caluroso día de verano en Eslovaquia, el país sufría una ola de calor desde el día 14 de ese mismo mes, y, según los expertos, se prolongaría hasta el final de dicho mes. Frank Frankcis, un multimillonario muy conocido en el país, estaba en negociaciones con varios patrocinadores, pero le resultaba muy difícil conseguirlos, pues todas sus empresas terminaban en la ruina, y las pocas que se mantenían en funcionamiento tenían serios problemas económicos; no gestionaba bien el dinero, sólo pensaba en su riqueza y no le importaba hundir sus empresas para ganar más dinero. A pesar de tener a los mejores asesores del país, no les hacía caso, todas sus reuniones terminaban en discusiones y nunca llegaban a acuerdos. Jap, uno de los más prestigiosos detectives de la época, disfrutaba de sus merecidas vacaciones en Bratislava; se alojaba en el City Hotel Bratislava, el mismo en el que se alojaba nuestro multimillonario. Al día siguiente, el 21 de agosto, Frank tenía un viaje de negocios para tratar de salvar una de sus empresas en Estados Unidos, que, como todas sus empresas, estaba al borde de la quiebra; pero no pudo realizar el viaje, tenía una fiebre alta, dolores de estómago, la piel pálida, vómitos y dolores de cabeza intensos; parecía una gripe muy fuerte, decidió descansar, pero los síntomas aumentaron, se negó a ir al médico; Frank no se fiaba de ellos, cuando era pequeño sufrió un accidente de coche con sus padres y se rompió una pierna, sus padres murieron y él casi se queda sin la pierna a causa de una negligencia médica. Desde entonces, no ha pisado un centro hospitalario, siempre se curaba con remedios caseros, o acudía a un fisioterapeuta; pero esta vez ningún remedio casero resultaba eficaz, nadie de su entorno sabía lo que le pasaba, era una enfermedad desconocida para ellos. A la mañana siguiente, los síntomas se habían calmado, pero no se podía mover, sus músculos no tenían fuerza para levantar su peso, le costaba mucho comer, tenía la garganta muy inflamada, eso explicaba que no tuviera fuerzas; nadie sabía qué hacer, a Frank le estaba pasando algo muy raro: si comía, los síntomas aumentaban, pero si no comía moriría de hambre; ¿qué debían hacer? El día 23 los síntomas volvieron, pero esta vez eran más fuertes que los anteriores, seguía sin poder comer y ya había perdido bastante VIII Certamen literario

peso, la inflamación había aumentado y los dolores eran insoportables, Frank se negaba a acudir al médico y dijo que sólo necesitaba descansar, que en un par de días estaría recuperado y que no le molestaran. El día 24 nadie le molestó, tenía la puerta de la habitación cerrada, y nadie quería desobedecer sus órdenes. Al día siguiente, su hermana decidió interesarse por su estado, pero no le abría la puerta, así que decidió avisar a la policía, y estos echaron la puerta abajo. Cuando entraron se encontraron a Frank muerto, tumbado en la cama, las ventanas estaban cerradas, la calefacción encendida, el aire acondicionado apagado y muchos helados tirados por la habitación. El inspector Jack decidió no investigar el suceso, para él había sido una muerte natural, pero Jap tenía muchas preguntas sin respuesta, ¿por qué había helados tirados por toda la habitación?, ¿por qué estaba la calefacción encendida en pleno mes de agosto y cuando el país sufría una ola de calor? Si Frank no tenía fuerzas para levantarse, ¿quién encendió la calefacción?, ¿quién y por qué cerró la puerta?, ¿había sido un asesinato?, de ser así ¿quién, por qué y cómo lo había hecho?; demasiadas incógnitas. Jap ordenó que le hicieran la autopsia al cadáver y que inspeccionaran la habitación a fondo, no había nada sospechoso. Lo más extraño que habían encontrado era un trozo de hilo de pescar cerca de la puerta y una mancha de agua en la pared a la altura del pasador y en la mesa situada al lado de la puerta; nada sospechoso, ninguna pista que indicara que Frank había sido asesinado, ninguna huella del posible asesino, ningún indicio del cual se pudiera llegar a una conclusión, no tenían nada. Jap decidió interrogar a todos los asesores y colaboradores del señor Frankcis, sus empresas atravesaban graves situaciones económicas, y discutían constantemente con Frank, motivos suficientes para ser sospechosos de asesinato, pero sin ninguna prueba más que la intuición de nuestro detective, sería difícil llegar al asesino. La autopsia relevó algo fundamental en la investigación, Frank tenía la fiebre hemorrágica de dengue. El dengue es una enfermedad que se contrae por la picadura de un mosquito aedes infectado, este mosquito habita en las zonas tropicales; el dengue tiene cuatro cepas, tres de ellas son poco más que una gripe, pero la última cepa es mortal, esa es la fiebre hemorrágica del dengue; esta enfermedad no tiene cura ni prevención, una vez contraída, tarda entre tres y cinco días en actuar, pero la picadura que Frank tenía en su brazo era superior a la de un mosquito, era la marca de una inyección. El forense también dijo que murió a causa de un ataque al corazón, posiblemente provocado por las altas temperaturas que había en la habitación, y que tenía una alta dosis de somníferos. Pero, si la enfermedad tarda entre tres y cinco días en actuar, y Frank no había estado en el trópico, ¿cómo la había contraído? VIII Certamen literario

Ahora Jap ya tenía indicios suficientes para realizar una investigación más completa, volvió a interrogar a todos los colaboradores, asesores, patrocinadores, amigos, familiares y empleados de Frank;todos tenían problemas con él, pero sólo tres habían estado en el trópico en los últimos dos años, y ninguno tenía conocimientos de medicina, el único que sabía cómo tratar un virus, no había viajado al trópico, pero le podrían haber traído el mosquito infectado y podía haberle extraído el virus y tratarlo para inyectarle Frank la cepa mortal.No se había encontrado la jeringa, y no había nada que los vinculara con el asesinato, además, las ventanas tenían rejas, y la puerta estaba cerrada por dentro, ¿cómo era posible que alguien entrara en la habitación, le inyectara el virus al señor Frankk, y saliera sin dejar rastro? El conocido detective inspeccionó de nuevo la habitación, se fijó en el hilo de pescar que había en el suelo, eran dos trozos, al lado de la puerta, cada uno tenía un extremo atado a un helado; otro trozo estaba sujeto al pasador, seguramente lo había colocado el asesino allí, pero no había ninguna huella que permitiera identificar al asesino.Ya sabía cómo habían matado al señor Frankcis y cómo habían cerrado la puerta, pero ¿quién o quiénes lo hicieron?, todos eran sospechosos, todos tenían problemas con Frank, pero los tres principales sospechosos, los que podrían haber cogido un mosquito aedes infectado de dengue en uno de sus viajes al trópico, no tenían conocimientos de medicina, no sabían cómo coger la enfermedad sin caer ellos enfermos, y Daniel, el único que tenía conocimientos de medicina, no había viajado al trópico en toda su vida. Aún así, Daniel se había convertido en el principal sospechoso; era el asesor de la empresa Frankk’s Motorist, esta empresa había perdido 250 mil millones de dólares, Frank contrataba a los más prestigiosos ingenieros de los Estados Unidos, sacaba un modelo nuevo cada tres meses, aumentaba la producción, pero no aumentaba la demanda.A pesar de las advertencias de Daniel, siguió aumentado la producción, un día se percató de que ya no tenía fondos en la empresa, los bancos no le concedían créditos, tenía dos naves sin terminar de pagar y cuatro créditos sin devolver, no podía hacer frente a los gastos, por eso se estaba planteando cerrar la empresa. Jap, tras escuchar la declaración de Daniel, ordenó que registraran su casa, esperaba encontrar la jeringa con la que le inyectó el virus a Frank, pero no fue así, no podía acusar a Daniel sin tener ninguna prueba concluyente que indicara que él era el asesino; pero un buen detective siempre sabe como encontrar las pruebas, inspeccionó toda la habitación, ordenó que se registrara todo el hotel. El City Hotel Bratislava era un hotel muy importante en el que, a menudo, se hospeda gente importante, tenía buenas medidas de seguridad, alarmas y cámaras en las entradas de todas las habitaciones; Jap solicitó la grabación de las cámaras de seguridad, en ellas había algo muy extraño, en la grabación del día 24 no aparecía nadie.Era comprensible, Frank había dicho que no le molestaran, pero el termostato de la habitación indicaba que la calefacción había sido encendida ese día a las diez de la mañana, no había sido programada, VIII Certamen literario

¿cómo puede alguien entrar en la habitación sin ser grabado por las cámaras, y subministrarle los somníferos a Frank? Jap decidió investigar más a fondo el hotel y a todos sus empleados, en esa investigación decubrió que Marco,el jefe de seguridad del centro, y Maria, una de las cocineras, habían sido empleados de Frank, habían perdido sus empleos cuando se cerró una de las fábricas que había quebrado. La policía inspeccionó más afondo el hotel, poniendo especial atención en la cocina y en la sala de cámaras; en la cocina encontraron la jeringa, escondida entre los utensilios de pastelería, la analizaron, tenía las huellas de María y de Marco. En su interior, aún quedaban restos del virus, era el virus de la fiebre hemorrágica del dengue, ni María ni Marco tenían estudios de medicina, y tampoco habían viajado al trópico, pero María era licenciada en química, el virus no era el dengue, sino una imitación aún más potente.El 18 de agosto le subministró somníferos en la cena a Frank, durante la noche entró en la habitación y le inyectó el virus; tres días después, como ellos esperaban, dio sus primeros síntomas, todos los día se lo echaba en la comida, de modo que si comía, el virus los debilitaría más rápido, y si no comía, lo haría el hambre; el día 24, con Frank muy débil y más propenso a sufrir enfermedades, Marco entró en la habitación, anudó un extremo del hilo de pescar al pasador, y en el otro extremo le anudó un helado como contrapeso, pasando por el colgador situado al lado de la puerta, anudó otro trozo de hilo al pasador, en el otro extremo le colocó un helado y lo situó entre las dos mesas situadas detrás de la puerta, luego encendió la calefacción y se fue de la habitación, de esta forma, cuando el helado de la mesa de derritiera dejaría de aguantar del helado que actuaba como contrapeso, este caería y la puerta quedaría cerrada.En cuanto a Frank, con una sobredosis de somníferos, un virus mortal actuando sobre su cuerpo, y la calefacción al máximo en pleno mes de agosto, era casi imposible que sobreviviera. La alarma no saltó porque todos los empleados tienen los códigos de seguridad, y no aparecía en las cámaras porque Marco había substituido las grabaciones. MANUEL JOSÉ RIVAS FARIÑA (3º ESO)

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3os PREMIOS

VIII Certamen literario

3º PREMIO: EL FUTBOLISTA Da a la pelota con la punta de la bota, la pelota bota, bota, y en un extremo rebota. El árbitro no lo nota. El contrario va y la chuta; el balón cambia de ruta, vuela sobre sus cabezas, "el nuevo" de una bolea... El portero se mosquea, se coloca en una esquinita, ¡falta! (patada en la pantorrilla). ¡Cero a cero! ¡Qué tensión! partido sin emoción. El muchacho que llegó de segunda división corriendo como un león se hace con el balón. "El nuevo" con maestría la mete en la portería. MANUEL MANTEIGA REGUEIRO ( 1º ESO) VIII Certamen literario

3º PREMIO: RESBALÓN DESAFORTUNADO Me encontraba en el centro comercial de las afueras. Solo y con mi vida vacía, tratando de llenarla dándole sentido y un aspecto más emocionante; no ser siempre uno más del montón. Sin embargo, desde que recuerdo, nunca en mi vida he tenido éxito en algo. Caminaba lentamente observando la gente con la que me cruzaba. Mientras tanto, pensaba en ella, aún no la conozco, lo único que sé es que trabaja en un video club en el cual alquilo películas semana tras semana. Es simpática y muy guapa, su sonrisa se graba en mi mente y su hermosos pelo negro como la noche; creo que el pensar en ella me vuelve loco. La veo en todas partes: atendiendo en el cine, la cajera del súper, el dependiente de la tienda de al lado de mi casa, aunque es un viejo canoso pero aun me parece que es ella, y hasta esa mujer de pantalón negro y camisa rosa que camina en el pasillo hacia donde estoy yo...no, esa mujer es ella. ¡de verdad es ella! No sé qué hacer, si le hablo pareceré un tonto si no se acuerda de mí, ¿qué puedo hacer? Entonces mi cerebro, como una chispa que se encendía en mí, había creado el más minucioso plan en cuestión de segundos. Sería sencillo, desviaré con el pie el carrito de la señora del vestido de flores 45 grados, haciendo que el señor del sombrero dé un paso hacia atrás, con lo que pisará al perro que trae ese niño pecoso. En ese momento, el perro saltará y espantará al señor que se encuentra limpiando las ventanas, el cubo que está a su lado se caerá y el agua se esparcirá por el suelo. Ella resbalará y en ese momento entro yo atrapándola entre mis brazos. Aprovecharé la oportunidad para invitarla a salir, no podrá decirme que no. Una vez desarrollado el plan en mi cabeza me dispuse a ponerlo en marcha: venía la señora con el carrito del súper y lo desvié como en el plan, pero...¡algo falló! El señor del sombrero no retrocedió sino que empujó el carrito golpeando a la señora. Esta perdió el equilibrio y se desparramó; volaron las cosas por todos lados, el azúcar, el aceite, hasta que una lata de sardinas que venía cayendo golpeóa al señor del sombrero que por fin caminó hacia atrás y pisó al perro que salió disparado tirando de la cadena y arrastrando al niño pecoso que golpeó al señor que limpiaba los cristales. No puede mantenerse de pie y cae encima del cubo de agua, desparramándola por todo el piso. La gente que se encontraba allí comenzó a caerse por el suelo; todo estaba saliendo muy mal y debía detenerla antes de que pisara el agua. Fui en dirección hacia ella, salí corriendo intentando esquivar a las personas, a un lado y al otro, hasta salté tratando de no pisar el charco de agua. Era demasiado tarde, traté de detenerla pero se me escurrió de las manos y tan sólo pude cerrar los ojos. Cuando los abrí todo era un completo desastre. Ella estaba tirada en el suelo y un hombre joven se le acercó para ayudarla. Por la forma en que se miraron fue amor a primera vista. Continué siendo un completo desconocido para ella. GLORIA CASAS NEIRA (4º ESO) VIII Certamen literario

Índice 1º PREMIO POESÍA: CASI DEL TODO ACOSTADO - PRIMER CICLO.......................................................................................................................3 1º PREMIO: SÉ QUE ESTÁS AHí - SEGUNDO CICLO................................................................................................................................................... 4 1º PREMIO: LA CIÉNAGA DE LA PERDICIÓN - PRIMER CICLO................................................................................................................................ 5 1º PREMIO: SUEÑOS ROTOS - SEGUNDO CICLO..........................................................................................................................................................9 2º PREMIO: UN AMOR QUE NUNCA OLVIDARÉ - PRIMER CICLO......................................................................................................................... 13 2º PREMIO: VISTAS DE MI VENTANA - SEGUNDO CICLO.......................................................................................................................................14 2º PREMIO - DESIERTO - PRIMER CICLO.................................................................................................................................................................... 15 2º PREMIO: EL ASESINATO TROPICAL - SEGUNDO CICLO.....................................................................................................................................16 3º PREMIO: EL FUTBOLISTA...........................................................................................................................................................................................21 3º PREMIO: RESBALÓN DESAFORTUNADO .........................................................................................................................................................22

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