Valia Carbalho, Artista plástica, coordinadora de Manzana Uno
Manzana uno: La tentación del arte Quien pase por la plaza 24 de septiembre de Santa Cruz de la Sierra verá a toda hora a personas conversando en una esquina mientras escuchan una banda de música que toca melodías regionales. Un poco más allá, gente observando un grupo de teatro callejero ríe de buena gana. Mientras sucede esto, en el otro extremo de la plaza, se anuncia una exposición. Las personas que pasan por el blanquísimo edificio situado en la esquina suroeste al lado de la catedral, que antes era el cuartel general de la policía, se sienten atraídos por formas, colores y luces que pueden apreciar a través de las ventanas abiertas hacia la calle. La gente primero se asoma y luego, casi de manera natural, entra al edificio que les ofrece un festín para los sentidos. Se trata de Manzana Uno, que lleva este nombre por su ubicación en la grilla urbana de la ciudad, y que ha llenado el vacío que existía de un espacio público que ofrezca de manera sostenida muestras de arte.
a buscar financiamiento y a programar actividades.
Pero Manzana Uno no es simplemente una galería de arte, es un espacio abierto a la calle y la plaza pública donde diversas organizaciones programan actividades de todo tipo, desde conciertos hasta ferias artesanales. Valia Carvalho es una de las fundadoras de este espacio de arte y responsable de que Manzana Uno haya adquirido ese dinamismo que la caracteriza.
Valia cuenta que la llamaron de WWF para coordinar Un Arbol Boliva, precisamente a raíz de las actividades que había generado la Manzana. Un árbol Bolivia es una campaña educativa que apunta a mostrar por qué es importante el manejo sostenible del bosque, pero además quiere enseñar cómo el ciudadano común puede ayudar a la conservación del bosque a través del consumo responsable, sobre todo verificando de dónde viene la madera que compra. Por lo general las campañas de concientización sobre conservación no llegan al ciudadano común. Se pensó que a través del arte es posible llegar a más gente, dice Valia.
Artista visual que ha incursionado en la pintura, la fotografía, el dibujo y los medios audiovisuales, Valia se dedica también a la organización y coordinación de proyectos de arte y cultura. Manzana Uno surgió de un proyecto de exposición con Ejti Stij y Juan Bustillo, ambos conocidos artistas nacionales. Fue algo accidental, cuenta Valia. Se inició con una exposición en el edificio abandonado donde antes estaba la policía. Al ver el potencial que ofrecía, los tres artistas decidieron que era una pena no convertirlo en una galería de arte permanente. Ahora es un espacio público, municipal, bajo la dirección de un grupo de coordinadores voluntarios que se dedican
El desarrollo artístico de Valia comenzó con un gusto por expresarse a través del arte desde niña. Así que la decisión de estudiar arte después de graduarse del colegio fue algo natural. Durante sus estudios y con la práctica profesional descubrió que hay muchas posibilidades dentro del campo artístico, siendo la pintura y el dibujo apenas una parte pequeña. Valia ha incursionado en la pintura, el dibujo, el grabado y, últimamente, explora el área del diseño. A partir de la experiencia con Ejtij Stij y Juan Bustillos en el proyecto inicial de Manzana Uno, Valia también descubrió que tiene capacidad para organizar y que le gusta mucho todo lo que tiene que ver con la organización de eventos de arte, desde pedir financiamiento, pasando por estructurar la logística, hasta construir el espacio.
El proyecto es una muestra de todo lo que se puede aprovechar de un solo árbol. La empresa La Chonta, que tiene una concesión certificada en la zona de Guarayos, donó un árbol, un yesquero negro, y se invitó a 70 artistas nacionales y 6 escultores internacionales a crear piezas utilizando semillas, hojas, cortezas, frutos, madera aserrada, todo sacada del mismo
árbol. El mensaje es que se puede seguir usando el bosque pero de manera responsable. Manzana Uno ayudó a coordinar este evento y alojó una exposición con parte de los trabajos que fueron resultado de un Encuentro Internacional de Escultores, evento que fue una iniciativa de Juan Bustillos. En Manzana Uno cada uno de los tres coordinadores se dedica a un área de trabajo. Juan es el encargado de la mano de obra, Ejti es la vocera y Valia arma los proyectos, pero la organización se decide entre los tres. Sin embargo, debido a la gran demanda que tiene el espacio, se dieron cuenta que los tres no daban abasto para todo lo que hay que hacer e incorporaron a tres personas más. La comunicación institucional de Manzana Uno se mueve, según Valia, entre lo organizado y lo instintivo o casual. Siempre se reúnen una vez a la semana, ya que el ritmo de trabajo es intenso y requiere seriedad y responsabilidad. Para iniciar el proyecto de Manzana Uno se buscó financiamiento en muchas partes, empezando por la Alcaldía, que puso el edificio, y sin olvidar el apoyo de AVINA para el fortalecimiento institucional que permitió, entre otras cosas, obtener la personería jurídica y construir un sitio de internet. Hasta la fecha varias cooperativas 1
de servicios apoyan con equipos o rebajas en los servicios, editoriales y empresas papeleras cooperan con materiales de impresión, distintas empresas siguen apoyando el proyecto. Además, a partir de la inauguración del espacio se creó un Grupo Amigos de la Manzana que apoya mensualmente con donaciones. Desde que se dedica a la gestión de proyectos culturales, la utopía de Valia es tener un mundo organizado. Valia opina que sus metas e ideales han ido cambiando a medida que ha ido explorando nuevas cosas. Hace 5 años ni se le hubiera ocurrido estar haciendo lo que está haciendo ahora. A Valia le gustaría que la Manzana continúe, crezca y que ocupe la segunda planta del edificio, que tenga una biblioteca de arte, una sala de proyecciones, staff permanente. Su sueño es que la Manzana funcione como un museo en serio, con actividades permanentes y actividades educativas para que vayan los colegios. Que se transforme en un espacio al que se puedan traer exposiciones internacionales. Para eso es necesario acceder a un financiamiento más grande que pueda asegurar esta continuidad. También ve la posibilidad de que la Manzana se mantenga, al menos parcialmente, a través de una tienda y un café. Para Valia, la relación entre Manzana Uno y la ciudad que lo rodea, con la gente que visita el espacio, ha sido uno de los grandes incentivos que han tenido. “Nunca nos imaginamos la cantidad de público,” cuenta con entusiasmo. “Generalmente, aquí en Bolivia, pasa que la mayoría de las exposiciones la gente va a la inauguración. La inauguración es un acto social y ahí quedó. Después va muy poca gente a ver las exposiciones. En el caso de la Manzana
está el evento de la inauguración pero tenemos una cantidad de visitantes increíble. Gente que posiblemente nunca en su vida antes haya ido a un espacio de arte.” Santa Cruz tiene todavía pocos lugares públicos para pasear. Casi no hay parques. No hay lugares de esparcimiento gratuitos. La remodelación de la plaza principal y la construcción de la plaza adyacente al edificio donde funciona la Manzana han dado esa posibilidad. Cuando la gente va y pasea a la plaza, dice Valia, ni siquiera piensa voy a ir a la galería de arte, pero cuando la ve y están las ventanas abiertas, las puertas abiertas, es casi inevitable entrar. Hay gente que no va a las inauguraciones pero que va a visitar el espacio de arte como parte de un paseo familiar de los sábados o domingos. Esta accesibilidad ha sido posible gracias un cambio en el horario, comenta Valia: “Antes los museos en Santa Cruz cerraban sábados y domingos. No se pueden cerrar los museos esos días, que son cuando la gente dispone de tiempo para pasear. Nosotros cerramos lunes. Y los días de semana se abre hasta las 9 de la noche, cosa que después del trabajo la gente pueda ir. Eso ha contribuido a que la gente sepa que la Manzana es el espacio a donde puede ir a mirar algo el fin de semana. Ha habido exposiciones que han recibido ocho mil visitantes en un mes.” Valia piensa que la actividad organizativa quizás le ayuda a resolver un conflicto personal, pero no sabe si eso ayuda necesariamente a resolver conflictos en la sociedad. A Valia siempre la ha conflictuado el hecho de haber regresado a Bolivia y el de ser artista en Bolivia. Manzana Uno vino un poco a conciliar ese conflicto personal, ya que, por un lado, puede decir que se hacen cosas creativas y, por otro, se abren
espacios colectivos que benefician a más personas. “En el momento que vive el país, con una división muy grande, de un regionalismo muy grande, un momento de ruptura en muchos sentidos, siento que el arte puede trascender un poquito, pero no de manera idealista,” opina. Los tres organizadores de Manzana Uno tienen posiciones políticas distintas, sin embargo se las arreglan para coordinar y hacer cosas juntos, acota Valia. Además aclara que Manzana trae artistas sin ninguna distinción. En ese sentido, la Manzana está conciliando un poco a nivel artístico: “Hemos tratado de dar cabida a distintas expresiones, sin distinción de región. La Manzana contribuye a una cierta integración sin tener ese fin en sí misma.” Un indicio del impacto de esta organización es que cada vez hay más Amigos de la Manzana. Una anécdota interesante ilustra esta percepción: “hemos puesto unas alcancías en la galería para que la gente deje su contribución al entrar. He visto a la gente colaborar voluntariamente, he visto hasta niños dejar sus centavos en la alcancía. Para nosotros eso es increíble. Gente que quizás no tiene mucho dinero pero que siente que está contribuyendo a algo que vale la pena. Esos son indicadores de que la cosa está funcionando…” Por eso Manzana Uno quiere ampliar sus actividades dedicando los martes y los jueves a actividades con los colegios. De hecho, ya se hizo una experiencia piloto con un colegio: “Trajimos a chicos de cuarto medio de un colegio fiscal a una exposición de diseño holandés. Ya se mandaron las cartas a los colegios y tenemos a la persona que va a hacer las visitas guiadas. Ese tipo de actividades va a ayudar a expandir e impacto sobre la comunidad.” ¿Algo que podría mejorar en Manzana Uno? Valia responde que hay que hacer más actividades fuera de las exposiciones, como organizar talleres y cursos. Se tendría que crear un sector de comunicación, si se quiere sacar una línea de souvenirs y desarrollar el marketing institucional. A medida que crezca, la Manzana va a dejar de ser Ejti, Juan y Valia y va a pasar a ser una institución más despersonalizada, “lo cual está bien, ya que creo que la Manzana Uno tiene la capacidad de crecer y de cambiar y de, al mismo tiempo, mantener su imagen de espacio de arte abierto a la comunidad.”
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