Valentina Noyola

  • December 2019
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  • Words: 4,478
  • Pages: 12
Valentina Noyola Piña Valentina Noyola Piña va néixer a Mèxic Districte Federal, de pares mexicans. Els seus pares són María Cristina Pinya Barba i Arturo Noyola Isgleas. La seva àvia paterna va ser Teresa Isgleas Alsina -catalana- i el seu besavis paterns Francisco Isgleas i Rosa Alsina -catalans-. El besavi Francisco, era un militant de la CNT i durant la guerra va treballar en el Consell de Defensa de la Generalitat al costat de Lluís Companys. Va estar afiliat al sindicat del suro on va conèixer a la besàvia Rosa, es van casar i van tenir tres fills, un d'ells l'àvia de Valentina, Teresa Isgleas. L'àvia Teresa es va casar en San Feliu de Guíxols amb Jose Perramon el qual es va anar al front i va perdre el contacte amb l'àvia. Amb la retirada l'àvia de Valentina va sortir a França amb un nen petit que va morir de fam. Va ser internada en un camp de concentració fins a setembre de 1939 quan va localitzar a la seva mare, la besàvia Rosa, que també havia trobat al seu altre fill i tots junts es van embarcar rumb a l’Argentina on no els van acceptar, després a la República Dominicana on tampoc els van acceptar i finalment van ser acceptats a Mèxic. L'àvia Teresa a Mèxic va buscar a algú que li informés del parador del seu marit fins que després de tres anys, la creu vermella internacional els va informar que José Perramon havia mort en un camp de concentració nazi. Valentina va estudiar en el Colegio Héroes de la Libertad i en el Colegio Madrid, i va decidir residir a Barcelona el 1998. Valentina Noyola Piña nació en México Distrito Federal, de padres mexicanos. Sus padres son María Cristina Piña Barba y Arturo Noyola Isgleas. Su abuela paterna fue Teresa Isgleas Alsina -catalana- y su bisabuelos paternos Francisco Isgleas y Rosa Alsina -catalanes-. El bisabuelo Francisco, era un militante de la CNT y durante la guerra trabajó en el Consejo de Defensa de la Generalitat al lado de Lluís Companys. Estuvo afiliado al sindicato del corcho donde conoció a la bisabuela Rosa, se casaron y tuvieron tres hijos, uno de ellos la abuela de Valentina, Teresa Isgleas. La abuela paterna Teresa se casó en San Feliu de Guíxols con Jose Perramon el cual se fue al frente y perdió el contacto con la abuela. Con la retirada la abuela de Valentina salió a Francia con un niño pequeño que falleció de hambre. Fue internada en un campo de concentración hasta septiembre de 1939 cuando localizó a su madre, la bisabuela Rosa, que estaba con su otro hijo y todos juntos se embarcaron hacia la Argentina, pero no les aceptaron, después a la República Dominicana donde tampoco los aceptaron y finalmente fueron aceptados en México.

La abuela Teresa en México buscó a alguien que le informara del paradero de su marido hasta que después de tres años, la cruz roja internacional les informó que José Perramon había muerto en un campo de concentración nazi. Valentina estudió en el Colegio Héroes de la Libertad y en el Colegio Madrid, y decidió residir en Barcelona en 1998.

Entrevista ¿Cuéntanos la historia de tu familia, qué parte de la familia fue la exiliada? Mis padres los dos son mexicanos, mis abuelos maternos son mexicanos y mis abuelos paternos mi abuelo era mexicano y mi abuela catalana. Mi abuela fue refugiada por la Guerra Civil española y de alguna manera fue tanto su dolor que cuando supo que su primer marido que era catalán había muerto, decidió romper con todo su pasado. ¿Tu bisabuelo paterno tuvo un cargo importante, no? Mi bisabuelo trabajó en la Generalitat se llamaba Francesc Isgleas, trabajó como ministro de defensa en la Generalitat durante la Guerra Civil, justamente era anarquista, trabajó al lado del Lluis Companys y fue uno de los principales perseguidos. Mi tatarabuelo luchó mucho en la anterior guerra por la República, o sea la familia viene de ideas republicanas desde principios del siglo XIX. Él, de alguna manera hizo gran amistad con el padre de mi bisabuela, Rosa Alzina y de ahí que se enamoraran. Se casan y tienen tres hijos, que son mi abuela Teresa, mi tío José y mi tía Flora. Abuela de Valentina, Teresa Isgleas Mi bisabuelo de hecho, comienza el sindicato de los trabajadores del corcho en San Feliu de Guixolls, por lo cual la patronal no lo acepta mucho. De ahí empieza a meterse en política directa con el partido anarquista, digamos que los orígenes de Ezquerra Republicana vienen de este sector. Con la guerra, por azares del destino mi bisabuelo termina en Argelia y tanto mi abuela como su madre y sus dos hermanos se van a Perpignan. Esta parte de la historia es para mí un hueco. Mi abuela, cuando vivía en San Feliu de Guixolls se casa con José Parramón y se querían muchísimo. Este chico es también de ideas altruistas y sé que va al frente. Cuando mi abuela llega a Francia pierden bastante contacto, ella llega con un bebé

recién nacido, se llamaba Floreal y muere de hambre como mueren tantos bebés durante toda la guerra. A ella le dolía muchísimo cuando lo explicaba. Entran a un campo de concentración y sé que un militar francés les insiste en que se tienen que ir porque las cosas no van bien, sobre todo para los refugiados españoles y que tienen que coger el primer barco. Pero mi abuela no quiere coger el barco porque espera a su marido y su madre está enferma, al final les insisten mucho y deciden que mi abuela y su hermano cogerán el barco, es de los últimos barcos. Al final llegan a Veracruz después de una larga travesía y de ahí se van a Campeche porque según me explicaban hacen una especie de reparto de los españoles conforme van llegando para que fueran a distintos lugares de la república. En Campeche tienen la fortuna de encontrarse con sus tíos, se encuentran con la hermana de mi bisabuelo, con su marido y sus tres hijos y juntos empiezan a hacer una especie de núcleo familiar en México. Luego van a la Ciudad de México y terminan en Texcoco. Mientras, en Francia se quedan mi bisabuela Rosa con su hija Flora, que tendría unos 16 años, es cuando los alemanes están entrando a Francia y van cogiendo cantidad de españoles para mandarlos a los campos de concentración. De hecho nos enteramos que a mi tía la querían mandar pero finalmente la rescatan de milagro. Termina yendo con mi bisabuela a París, donde al final luego llega mi bisabuelo y de ahí ellos forman un núcleo familiar aparte. Ellos siempre vivieron en París. Mi bisabuelo trabaja como consejero en lo que sería la Generalitat en el exilio, en París. Francesc Isgleas bisabuelo Después por otro lado está mi abuela en México, buscando quién le pudiera informar sobre el paradero de su esposo Parramón. Ella con su hermano reciben una noticia de la Cruz Roja internacional, después de tres años de angustia, de que había muerto en un campo de concentración nazi porque le habían apresado en el frente de batalla.

Es hasta que mi abuela recibe esta noticia que decide iniciar una relación formal en México con mi abuelo, un ‘chapingero’, Ingeniero Agrónomo de Chapingo y es cuando decide que ya no quiere saber nada de la política catalana, ni de la política europea porque ya de alguna manera le destrozó la vida y se desentiende, en general, totalmente de la política. ¿Cuál era el entorno de tu abuela en aquella época? ¿El entorno de mi abuela? Ella tuvo la suerte, porque siempre es una suerte encontrar gente con ideas similares, de reencontrarse con muchas amigas de su juventud, varias hijas de anarquistas y otras a lo mejor del grupo socialista o republicano, que se mantuvieron en contacto mucho a través del Orfeó Català y que coincidían mucho en su manera de ser, formaron una amistad muy fuerte. Tuvimos la suerte porque de hecho hasta los nietos las conocíamos. Cada determinado tiempo hacíamos una excursión y muchas veces íbamos con las familias de las amigas de mi abuela. Tú como has vivido la experiencia de saber todo esto que le ha pasado a tu abuela. ¿Ha sido parte de tu infancia? Mi abuela fue una persona muy especial a la cual siempre quise muchísimo, tenía una gran capacidad de dar mucho sin decir nada. Entonces su manera de ser refleja esa sensación de anarquismo, es digamos la única persona que conozco 100% atea, que tenía sus principios muy férreos, bueno no la única, pero es una generación que hoy en día no se ve. Cuando era niña siempre me gustaba su manera de pensar, por ejemplo cuando decía que ella no creía en Dios, me impactaba la seguridad con la que hacía ciertas afirmaciones. Carnet de la CNT Pero realmente mi abuela cuando yo la conocí era un abuela, es decir ya no tenía juventud, ese brío que tienen los jóvenes, sus ideales, se había dado cuenta que muchos de sus ideales no eran realmente buenos, que había perdido mucho. Quería muchísimo a su padre pero estaba enfadada con él porque por sus ideales políticos y su cerrazón política habían tenido que salir de San Feliu todos y ella no había vuelto a ver a su madre casi.

¿Ella sufría mucho por este tipo de cosas? Ella lo que sufrió más fue no poder ver a su madre, a su madre la vio una vez más, bueno a su padre lo pudo ver dos veces más, pero ella sufría porque ella con su madre estaba muy unida. Sufrió mucho también el dejar de ver la costa brava. Yo digo que la conozco como una abuela pero cuando vine aquí la primera vez a los 21 años, gracias a gente que la conocía, descubrí en aquel momento a una chica joven con ideas muy modernas, para mí era como los precursores del movimiento jipi, eran unas ideas de paz y armonía, nada que ver con la idea de la guerra. Los anarquistas que yo conozco y que conocí siempre, no tenían nada que ver con esto de las bombas, la guerra, nada que ver. Todos ellos siempre pensaban y sobre todo mi abuela siempre me dijo que el anarquista es quien tiene los principios más férreos porque no necesita a nadie más que lo regule y es verdad. Era una persona que tenía una gran capacidad de autorregulación, tú sabes hasta donde están tus limites, nadie te los tiene que imponer, es tu moral y tu propio pensamiento quien te los impone. Realmente decía eso, no necesitas matar, sabes que está mal porque tú no quieres que te maten y todas estas cosas, hablando con otros anarquistas, me enseñaron que era verdad. ¿Y a ti cómo te ha impactado en general tu abuela? Mi abuela en general y no sólo a mí, es que a todos mis primos, vivíamos en un matriarcado, realmente el pilar de la familia siempre fue mi abuela. Será tal vez por el hecho de que mi abuela se quedó viuda por segunda vez, también perdió a su segundo marido joven, por un accidente de coche y se quedó con ocho hijos que tuvo que sacar adelante, una mujer así tiene que tenerlos bien puestos. Fue una mujer de muchas agallas, muy firme, con ideas muy buenas y la verdad es que nos impactó, nos influyó en todo. Lo que pasa es que tan fuerte era ella que no todos los de la familia tenemos esa capacidad, esa fuerza moral, bueno no sólo moral sino esa voluntad de lucha que tenía ella. Escudo del ColegioMadrid Nos influía tanto en la familia y es que cuando ella realmente hablaba de cuestiones morales ninguno de nosotros tenía dudas al respecto, eran cosas que se mantenían. Lo que pasa es que realmente justamente por lo mismo, por su capacidad de aceptación, era como una especie digamos, si lo comparamos hoy en día con una cuestión ideológica, una especie de budismo porque es respetar lo que el otro cree. Y claro al estar en México ella sabía que muchos eran súper católicos y bueno claro tenía que tratar con mujeres muy religiosas, que a propósito alguna que otra por poco

trataba a mi abuela de Satán por el hecho de que ella no creía en Dios. Historias y aventuras que se viven en un país tan religioso como en México. ¿Cuál ha sido tu experiencia escolar? Yo estudié primero en un colegio que se llamaba Héroes de la Libertad, un colegio en el que me inscriben por las cuestiones académicas, tienes la posibilidad de aprender varios idiomas y porque era un lugar donde nos daban de comer y hacíamos prácticas extraescolares. Y como mi madre, Cristina Piña, era investigadora en la UNAM y siempre estaba trabajando mucho, necesitaba un horario amplio. En secundaria como ya te puedes ir caminando del colegio a tu casa tranquilamente pues hacen el cambio al colegio Madrid. Este colegio y el Vives yo creo que representaban los valores en los que mis padres creían y entonces de alguna manera era lo que pensaban.

Valentina y su marido Jordi ¿Te gustó? Me gustó mucho, tuve profesores estupendos, yo creo que me fue muy bien todo porque tuve un colegio donde me enseñaron disciplina, valores, a estudiar de una manera organizada y tal y un colegio donde me enseñaron a pensar, con profesores estupendos y esto es una maravilla porque yo tuve la ventaja de tener las dos partes.

¿En tu casa ha habido influencia española o más influencia de tipo mexicano? ¿Se comían cosas muy catalanas o muy mexicanas? Es un poco raro porque por el lado materno, mis abuelos son arqueólogos, uno de origen maya, Ramón Piña, entonces mi entorno es muy mestizo, yo me siento muy mestiza. Tenía una madre física matemática con poco tiempo para cocinar y un padre físico matemático que también tenía poco tiempo para cocinar y lo que comíamos era mexicano porque era lo que las chicas de casa hacían. A nivel familiar comíamos la típica comida mexicana, pero no elaborada, sencilla, lo más sencillo posible. Todos los sábados íbamos a comer a casa de mi abuela y era comida catalana con un toque mexicano siempre, siempre. Y por otro lado cuando íbamos con la otra abuela era comida mestiza también porque mi abuela era chilanga y mi abuelo maya. Bueno me imagino que tu integración tanto de un lado como de otro ha sido maravillosa ¿no? Yo me siento tanto en casa aquí como allá, me siento en familia estando en Barcelona, en México, en Campeche, en cualquier lado, es verdad, esto es una suerte. ¿Fuiste a la universidad en México? Sí estudié en la UNAM, Derecho, era abogada, terminé la carrera y yo quería hacer un postgrado, entonces viene a la Universidad de Barcelona. Trabajé en México de “pasa hambres” cuatro años, estudié y trabajé al mismo tiempo, me gustó pero reconocí que no tenía hígado para ser abogada. ¿Estos años escolares tenías contacto con el ambiente español? ¿Tu abuela vivió aún cuando tú estabas en la universidad? Sí, de hecho ella fallece cuando yo estoy en el segundo año aquí. En el primer año cuando empecé a salir con Jordi, él conoció a mi abuela vía telefónica y le hizo mucha ilusión poder hablar catalán con un posible familiar. En México ella trata de hablarle catalán a mi padre pero las maestras de su colegio le recomiendan que no lo haga, ahora se vería que es un error, pero en aquel entonces no estaban del todo convencidos los profesores y entonces en la familia no se habló catalán. Solamente hablamos catalán mi hermana y yo pero por interés propio, porque hemos querido aprenderlo nosotras. ¿Qué imagen tenías de Cataluña antes de venir? Mira antes de venir es un poco confusa mi imagen de Cataluña porque mi abuela regresa a Cataluña en los 80 a ver a su hermana y regresa muy dolida porque ella siente que los valores por los que pelearon no es lo que se vive en Cataluña. Ella siente que sus amigas ya no sienten ni piensan lo mismo, que se han perdido valores, se han puesto valores más materialistas, menos idealistas. Que los jóvenes han perdido valores, era cuando también estaba el destape. Todo esto le da pena.

Y claro por un lado tengo esa idea de mi abuela y por otro lado me daba ilusión ver las cosas de mi abuela, lo que me había contado de su infancia. Hacemos el viaje mi hermana y yo y la verdad es que cuando estuvimos aquí en Barcelona casi no la pisamos, nos tocan las olimpiadas y salimos pitando porque todo era carísimo. Nos vamos a la costa brava y llegamos a casa de familiares y nos la pasamos fantástico, la playa, la montaña, las excursiones y entonces yo tengo una idea bastante naturalista, mis primos eran muy de la naturaleza y por otro lado también tengo la idea bohemia de mi tía Floreal, que también vivía en Palafurgell y todo esto es una mezcla.

Valentina Noyola ¿Por qué viniste a Barcelona? Yo vine hace 10 años a hacer un Doctorado en Técnicas y Estrategias para la Empresa, en ese momento las principales empresas estaban en Cataluña, por eso vine aquí y también por la otra razón que es muy importante para mí, la emocional, porque estaba cerca de mi familia. ¿Has buscado parte de tus raíces, o has buscado gente, has ido a los lugares que te ha contado tu familia? Mi abuela vivió un tiempo en Girona, he conocido gente que la conocía, mucha gente me pregunta por ellos, he tenido la suerte de que muchos de los primos de mi abuela me dieron recortes, me dieron información. Muchos de los amigos de mi abuela me contaban historias y realmente mucho de mi abuela lo conocí a través de ellos.

¿En México participaste en política, estuviste en alguna huelga? Digamos por saber si tu abuela o tu abuelo te influyeron su espíritu luchador. Sí, es que esto tiene tela, hay por todos lados. Mira mi madre estuvo en el movimiento del 68 muy metida, a ella le tocó Tlatelolco y tuvo la suerte de que como eran físicos sus amigos, como sabían hacer aparatos y sabían hacer cosas raras, hicieron una radio que captaba las ondas de la policía y tuvieron la suerte de salir a tiempo. Mi abuela no quería hablar de política porque no quería que su familia sufriera lo que ella sufrió, y sin embargo, sus hijos, sobre todo los mayores, han estado activos políticamente, y bueno esto sin quererlo, por ejemplo, tengo un tío anarquista, pero que no se identifica con España, se considera indigenista, en fin.

Campo de concentración Mauthausen ¿Pero tú? ¿Has sido activista? ¿Has participado en Huelgas? A ver, yo he hecho el paro, pero siempre antes de actuar pienso si estoy convencida realmente, si estoy apoyando una idea en la que realmente creo o si estoy siendo manipulada por la masa, siempre lo veo así. Cuando llegas ¿qué sientes? ¿Cómo esperabas tu llegada? Me imagino que tu abuela te describió una Barcelona de una manera y cuando llegaste descubriste una Barcelona distinta. La verdad, para serte sincera, emocionalmente siempre me he sentido mas atraída a Girona que a Barcelona. Descubro una Cataluña, para hablar a nivel general, distinta a la que mi abuela me explicaba, pero eso no es lo más importante para mí, emocionalmente me siento muy contenta en Girona y en aquella zona, mucho debido a mi abuela y a los amigos de mi abuela.

Luego, por otro lado, a nivel personal me siento totalmente defraudada de la universidad de aquí, la falta de motivación de los profesores, la falta de interés por la gente, en ese sentido siento que Cataluña salió perdiendo con todo lo que ha pasado. Cuando yo pienso en cantidad de gente en México que son increíblemente humanos, los amigos de mi abuela, la gente que yo conozco de una calidad humana realmente bárbara, fantástica, los disfrutas. Y cuando llegas aquí y te encuentras, por ejemplo, tengo una compañera que lo único que piensa es cuánto dinero le va a mandar el padre, eso me da mucha pena francamente, yo cuando estudiaba la carrera ya era mayor de edad y trabajaba para sacarme la carrera y aquí no. ¿Cómo te has adaptado en Cataluña? Sí, bueno la verdad es que Cataluña es muy fácil de adaptarte, me gusta mucho porque tiene una democracia, no hay desigualdades sociales como las que hay en México, tienes cosas fantásticas, fiestas regionales, el contacto con la naturaleza. ¿Y la gente? ¿La relación humana? Reconozco que cuando trato con un catalán es como de cero, me gusta la relación, pero también ya hay mucha gente que no es catalana 100%, hay mucha mezcla. También reconozco que hay mucha gente que me impresiona lo maleducada que es, para mí eso es algo que no puedo, me enfada porque no puedo creer lo egoísta y malcriada que está la gente aquí. A mí eso de que haya acosos en el colegio, es que los padres no se encargan de educar, creen que el colegio tiene la obligación cuando eso se mama en la casa, el colegio instruye no educa, eso no lo entienden aquí, entonces si los padres son maleducados los hijos son maleducados y así hay un gran nivel de mala educación. Hay civismo, que es diferente, la gente tira en el conteiner, pero si te encuentras una persona incívica que deja la caca de perro ahí, no puedes decir nada porque antes te abofetea o te escupe un insulto la mar de tranquilos, esto me molesta. No sé, son detalles en donde se ve que aquí se ha perdido mucho, en esto salimos ganando en México. ¿La gente te ha reconocido como hija de exiliado político? No, porque aquí hay mucha gente que no habla de eso, ni siquiera lo conocen. A ver hay mucha gente con la que sí he hablado, gente que además me ha buscado básicamente por eso, por ser bisnieta de quien soy, etc., y que hemos hablado del tema. Hay gente con la que la relación y la comunicación en ese sentido se dan. Pero hay gente y la gran mayoría, que no sabe de qué le estás hablando. El padre de una compañera me preguntó que qué hacia acá y le conté del exilio y tal pero no sabía de qué le hablaba, yo no daba crédito, entonces claro, es necesaria esta memoria histórica.

Hay mucha gente que no quiere hablar del tema, lo sé, porque en el mismo pueblo de donde era mi familia, había habido mucha gente que acusó al vecino por ser rojo, no se habla mucho del tema y esto lo han heredado los hijos y los nietos. Ahora lo empiezan a sacar, se habla en las noticias, se empieza a hacer una justicia histórica que es necesaria sobre todo por lo absurdo de las creencias. ¿Tú crees que es necesario que todos nos demos la mano juntos, sin verdaderamente decir lo que ha pasado? No, se tiene que decir lo que ha pasado, lo que pasa es que lo que no se tiene que decir es quiénes son los culpables. Porque como te decía, el culpable de muchas injusticias es el vecino de al lado, alguna vez hablando con la prima de mi abuela, ella lo explica con dolor cuando lo habla, le tiembla la voz, explica que cuando era pequeña, la vecina, que ella sabe perfectamente quién era, le dijo a la guardia civil que ellos eran primos de mi bisabuelo y en ese momento entraron, les quitaron todos los colchones de la casa, la ropa del niño, todo, ella lo recuerda con mucho dolor. Yo creo que está bien explicar lo que ha pasado, que es justo que se haga justicia histórica para todos estos pobres refugiados, para toda la gente que murió en la cárcel, para toda la gente que sufrió vejaciones, pero también creo que es bueno no hacerlo de un modo rencoroso y esto es lo difícil. De todas formas en este país todavía hay mucho, mucho fascista, más de lo que nosotros podamos ver. Creo que no es un camino fácil, pero se debe hacer justicia y no solamente aquí, también en México se les puede hacer un reconocimiento muy especial porque hay gente que vivió mucho en México, toda una vida entera. Creo que México también está viviendo ahora una etapa de retroceso y de olvido, “que si los gachupines” y no sé qué. Me ha pasado el ir con mi marido y que le recriminen que sea español y lo siento mucho pero en México esta gente también hizo cosas muy buenas. Uno no puede repudiar, no puede ponerle etiquetas a los españoles que van de vacaciones. ¿Qué ha significado para ti ser nieta de exiliados, en qué te ha cambiado la vida, crees que ha sido importante o no? Yo creo que como tal no, no creo que haya diferencia con otras personas que tengan abuelos o padres con ideales, no es necesario, no creo que me haya influido de manera diferente en este sentido. La verdad es que mi abuela se adaptó muy bien a México y realmente no había ninguna diferencia, no era como muchos compañeros que tenían padres con añoranza de España, no. A nosotros realmente ¿esto qué nos enseña? Nos enseñó el sentirnos persona del mundo, no te sientes alejado de ningún lado, cuando yo he venido aquí también me he adaptado perfectamente, no me he sentido ajena. Influye en cuanto a los ideales, pero es diferente, no es por ser una persona del exilio, sino por el hecho de ser una persona con ideales, una persona con principios. Además

mi abuela, su creencia, siempre ha sido muy estricta consigo misma, es decir que yo no le puedo pedir a nadie que trabaje si yo no lo hago, yo no le puedo pedir a otros que no roben si yo robo. En este sentido ella decía que el verdadero juez de todos era cada uno, el que tenía que poner las normas era uno mismo, por eso el anarquismo. El anarquismo viene desde el control de uno mismo para luego mejorar la sociedad. Mi abuela realmente pensaba que el mundo podría ser mejor y que los seres humanos pueden ser mejor de lo que nos han hecho creer o de lo que la sociedad te permite ¿no? Entonces en este sentido sí que te influye, te hace crecer de otra manera, pensar las cosas de otra manera, pero supongo que hubiera sido lo mismo si ella se hubiese desarrollado aquí.

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