Una Noche POÉtica
Nunca antes había leído este autor, lo primero que me impacto y me llevo a leer el libro que se encontraba en el stand de autores clásicos (sección que generalmente ignoro pues solo voy a la biblioteca pública a realizar alguna tarea), fue la portada, en ella se podía observar el macabro rostro del autor, un señor con ojeras inmensas, cabello desordenado, bigote corto pero misterioso, pero lo más curioso era ese aura de mito que se podía leer en la mirada retratada del mismo… Comencé a hojear el libro, de inmediato me cautivo un escrito corto pero fantástico sobre un hombre solitario que en la penumbra de la noche es visitado por un misterioso ser, el poema estaba ilustrado con imágenes de cuervos, eran las 6 p.m. del día 30 de octubre, la biblioteca cumplía horario estricto hasta las 6:30 p.m. pero eso a mi poco me importaba porque el libro que tenía en mis manos me había cautivado con un poder que nunca antes sentía, seguía leyendo mas historias maravillosas que brotaban del libro como una fuente de eterna sabiduría, justo en ese momento me tope con la historia de William Wilson, me confundió, por momentos pensaba que un personaje me hablaba a mí, luego entendí que le hablaba a otro, y finalmente comprendí la macabra escena de locura y animadversión que el relato ocultaba, leía y leía mientras las horas pasaban como segundos, las manos sudorosas pero firmes seguían sosteniendo el libro que envolvía mis pensamientos como un oráculo que responde todas mis inquietudes acerca del sino trágico que tiene la existencia…
Ahora la historia de un sujeto que paga con creces la maldad de sus actos me sumerge en el libro, otra vez aparece un ser místico en las paginas, también con forma animal, también de color negro, aunque no del todo, animal que entraña como todos los de su especie desde tiempos inmemoriales una extraña curiosidad por todo aquello que lo rodea… Un fuerte estrepito me sacude de mis pensamientos flotantes y de la intrigante lectura, la puerta de la biblioteca se ha cerrado, la última persona encargada del lugar se va, sin inmutarse de mi presencia en el recinto, comienza a girar la llave en la abertura de la puerta para dar seguro mientras yo me apresuro velozmente y con fuertes gritos para que me deje salir de allí, llego a la puerta y el hombre ya de espaldas comienza su recorrido cada vez más distante, agito mis brazos por la ventana y me esfuerzo en hacer el mayor ruido posible pero es en vano, la biblioteca tiene un sistema de ventanas blindadas que no permiten que el ruido exterior incomode a los lectores, de igual manera ocurre desde el interior, con pocas posibilidades de salir de allí, analizo la situación y me dispuse a realizar una llamada telefónica a mi casa desde el teléfono de la librería, con tal mala suerte que pronto sentí la desilusión y el pavor de los personajes del libro al saber que el teléfono no tiene servicio… Resignado a pasar la noche en ese lugar, me tire a los muebles más cómodos, sentí un gran frustración y un profundo odio hacia aquel libro que hasta aquel momento era el único culpable de mi desdicha, de inmediato reflexione y pensé que todo aquello sucedía por algún motivo, tal vez el destino conspiraba para que leyera historias geniales y autores fantásticos sin el afán de una lectura impuesta o el esfuerzo de leer a contra-reloj, retome mi revelador manuscrito y procedí a terminarlo antes de la medianoche, eran las 8:45 p.m. y
cada vez me entretenían mas las lecturas, no podía parar de leer, la vista me picaba del dolor pero era más grande el placer de seguir leyendo que la pequeña molestia. Las horas pasaron al compas de las tortuosas lecturas… Me levantó del sofá el leve cansancio de un intenso dolor en la nuca, me había dormido, con el libro abierto en el pecho hacia minutos había interrumpido los cuentos y poemas fantásticos, recogí el libro y lo ubique en su stand, tenía mucho sueño y ya era hora de dormir, utilice mi buzo como cobija y me tire al sofá, a disfrutar de la dicha del Dios Morfeo. Todo iba bien hasta que un fuerte viento que venía del techo de la edificación me despertó, la fuerza del fenómeno había tirado al piso algo, me asegure que no fuera una persona, cuando encontré que el objeto que había caído era el libro que estaba leyendo, lo tome y ubique en su respectivo lugar, otra vez a dormir profundamente, pero esta vez un graznido desde algún lugar de la biblioteca me saco de mis sueños, los graznidos aumentaban el tono, se escuchaban como si un anima revoloteara por todos lados con su ruidoso sonido, encendí las luces del lugar, y de repente un estruendo en la parte de atrás de la librería sucedió, también desapareció el sonido…hasta ese momento me encontraba calmado, pero basto ver el libro de cuentos y poemas en el suelo para que una fina corriente nerviosa alertara todo mi cuerpo, un eléctrico impulso nervioso que erizo todos mis cabellos, la piel de gallina afloro, una sudoración excesiva comenzó a fluir, y pensamientos de locura rondaron mi cabeza… Tome el libro como quien toma un objeto poseído, lo tire esta vez por el nerviosismo que me producían mis especulaciones y pensamientos de sospecha…minutos más tarde unos maullidos misteriosos resonaron por todas las estanterías, de repente sonó un crepitar como si hubiesen destripado algo contra la pared,
los maullidos callaron, me devolvió el alma al cuerpo, pero la dicha no duro mucho, luego unas voces recorrían todo el lugar, inesperadamente unas sombras de dos hombres que peleaban en duelo retumbaron en el sitio…las ansias, los nervios y una involuntaria sensación de escalofríos me embargaron, quería correr pero no tenía a donde, quería gritar pero una sensación me ahogaba en mis propias palabras, me hallaba indefenso en medio de aquella locura…La batalla finalizo con un disparo…no supe a ciencia cierta quién gano el duelo, ambas voces callaron por siempre… Lágrimas de pavor rodaron por mis mejillas, ante el impávido silencio del lugar, de repente un hombre abrió la puerta de la biblioteca, con una seña me invito a salir del recinto, y sin más opción salí de prisa sin mirar atrás, sin dar las gracias, sin respirar por breves segundos…Cuando me sentí seguro volví la mirada y observe a lo lejos a un viejo con una cabellera desordenada, de estatura baja, con un gato en sus brazos y un cuervo en su hombro izquierdo, no logre ver bien su rostro por la oscuridad, este además se acompañaba de una joven que lo agarraba del brazo derecho…La puerta rechino y un tras estrepitoso sonido cerraron la puerta…Esa noche corrí como nunca lo había hecho…llegue a mi casa…mis padres al verme lloraron de alegría, nos fundimos en un amoroso abrazo…no les conté lo sucedido…solo ahora traigo a mi mente los recuerdos de una noche de terribles fantasías… Autor: Aníbal Romero