UN RINCON DEL ALMA POR ERENDIRA MORALES DE ALVEZ. Queridos amigos: Mientras la policía, los políticos y todos aquellos que están involucrados en el caso del joven Fernando Marti, debaten, en si se deben modificar las penas para los secuestradores, o si hay corrupción (¿abra alguien que lo dude?) o la inseguridad, etc. Yo únicamente hago una reflexión, en la experiencia tan devastadora que esta familia, debe de haber vivido desde el día 6 de junio. Primero ante la noticia del secuestro de su hijo, el miedo que debieron haber sentido de que le ocurriera algo a su persona o a su vida. Durante aproximadamente cincuenta y cinco días, la incertidumbre de no saber de él, si estaba bien, si aun estaba con vida. Imaginen el llanto, las suplicas a Dios, a la virgen, y todos los santos que debieron de haber invocado, suplicantes, de que no le hicieran daño a su pequeño (solo catorce años). Imaginen la impotencia de esa madre y de ese padre, que a pesar de todo su poder social o económico, su hijo, carne de su carne, lo mas amado por ellos, se encontraba, a merced de personas sin el mas mínimo escrúpulo. E imaginen, que finalmente el día 1 de agosto, como en la mas terrible de las pesadillas, esa familia, recibió la fatal noticia de que había sido encontrado, un cuerpo en estado de descomposición, que correspondía a su hijo, el cual, había sido abandonado desde hacia 20 días o mas, en la cajuela de un auto.
Y no voy mas allá, de imaginarme en los zapatos de Fernando Marti, por que realmente ahí se me acaban las palabras, por el sufrimiento que en lo particular debió de haber experimentado, solo era un niño. Pero la pregunta para todos es ¿Podemos seguir permitiendo esto?, sabemos como ciudadanos, que la solución, no solo esta en las autoridades, que también nosotros, formamos parte de esta solución y más allá, somos responsables de ella. Es la sociedad que conformamos, la que es responsable; la delincuencia, no sale de las calles, sale de nuestras familias, los policías o funcionarios corruptos, no salen de las calles, salen de nuestras familias, los malos políticos y gobernantes, no salen de las calles, salen de nuestras familias. Por que es en ellas, es donde se generan los valores y no estamos hablando de dinero, por que hay familias verdaderamente pobres, que producen hombres y mujeres intachables, en su ser y en su hacer. Ni tampoco hablamos de que el dinero es el que corrompe, por que también hay familias sumamente adineradas, que producen mujeres y hombres buenos. Tampoco hablamos instrucción.
de
educación,
como
sinónimo
de
Hablamos de mas bien de formación, de cómo se viven los valores al interior de nuestras familias tanto los universales como el Amor, la bondad, la amistad, el perdón, así como los valores sociales, la solidaridad, la justicia, la lealtad, la libertad, la igualdad y que decir de los valores personales como la ética, la honradez, la modestia, la prudencia, la responsabilidad, el deber, la fortaleza, la integridad y la lealtad.
Y bueno siendo México, un país en su mayoría católico, ni que decir de los valores religiosos, como la misericordia y la caridad. Es desde mi punto de vista, en nuestras familias, donde debe incrementarse el combate al narco trafico, a la delincuencia, pero yo creo que mucho mas que eso, el combate al desamor, a la violencia y por supuesto a la desigualdad. Y desde esta columna, humildemente, le condolencia, a la familia Marti. Dios los bendiga.
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