U Mi Vida Libro

  • May 2020
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  • Words: 9,481
  • Pages: 69
Marcelo Valverde

U Mi Vida Hola, yo soy Marcelo. Un chico como tú, que tuvo alegrías, tristezas, penas, logros y derrotas a lo largo de toda mi vida. La única diferencia entre tú y yo es que en los 18 años que tengo pude conocer lo bueno y lo malo de esta vida. Quizás, todo comenzó cuando era un niño, que solo se preocupaba por jugar y pasar el rato entretenido. Mientras fui creciendo, mis aficiones fueron cambiando y empecé a jugar fútbol en las calles y canchas de mi barrio. Realmente, era un deporte bastante interesante, un deporte que te hacía sentir la pasión de meter un gol y la depresión de perder un partido. Tanto era mi gusto por el fútbol que de niño, mi único sueño era ser futbolista. Debido a esto, mis viejos me inscribieron en una academia que quedaba muy cerca de mi casa en el Callao. En mis primeros años futbolísticos, jugué en las canteras del Sport Boys junto con grandes ex jugadores peruanos que me enseñaron, poco a poco,

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U Mi Vida como jugar y dejarlo todo en una cancha de fútbol. Esos fueron grandes días, como olvidar el primer campeonato que jugué y mis primeros goles. Esos goles que jamás olvidaré, los celebraba como si hubiera ganado una copa. Poco a poco, me fui enterando más acerca del campeonato peruano, el cual se jugaba todos los años por el título nacional. Como jugaba en las canteras del Sport Boys, por algún tiempo me interesó mucho este equipo y poco a poco me estaba volviendo más hincha de éste. Sin embargo, un día, la persona que menos esperaba que me lleve a un estadio me dijo lo siguiente: “hijo, levántate, vamos para que veas lo que realmente es fútbol”, ese día mi viejo me ofreció una oportunidad que nunca antes había tenido. Tantos años jugando y nunca pude ir a un estadio y ver un partido de verdad. Fue como una especie de tradición, según mi viejo me contó que su papá también lo había llevado cuando era un niño.

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U Mi Vida Me acuerdo que ese día las personas corearon una canción clásica de este equipo. Una canción criolla conocida que era: “Un capo entre los capos… seguro es la (U) ♪” Los que vestían esta camiseta eran realmente buenos jugadores, tenían picardía, garra y jugaban como se debe jugar al fútbol; como si fuera el último partido que iban a jugar, como si fuera el partido por el cual recibirían alguna copa o ganarían algún campeonato. Estos jugadores dejaban la vida en la cancha. Uno de ellos destacaba por su garra, un jugador que parecía un hincha, de esos que cantaban, su juego era tan apasionado que la gente lo alentaba más a él que a los otros jugadores. Era el líder de aquel equipo de guerreros. Mi viejo con ese júbilo que lo invadía desde que entramos a ver el partido me dijo: “¿Ese?... El es el más grande de estos tiempos… es el Puma”

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U Mi Vida Mis conocimientos acerca del fútbol, en esos tiempos, eran muy limitados por lo que no sabía quién era el Puma. Al final de ese partido ganó Universitario con dos goles de sus delanteros y una espléndida actuación del Puma. Cuando salimos del estadio, en las calles la alegría seguía como si este equipo hubiera ganado alguna copa y las personas que cantaban dentro del estadio seguían cantando fuera de este. Yo me preguntaba si no les dolía la garganta o estaban cansados de tanto gritar y saltar. Su amor hacia la camiseta de Universitario parecía no tener límites. Mi viejo por su parte también estaba feliz, nunca lo había visto tan feliz. Creo que estaba más feliz que cuando nací.

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U Mi Vida Esa fue la primera vez que vi al equipo de mis amores, al equipo más grande del Perú, allí conocí a la (U). Durante años, fui al estadio con mi viejo, siempre íbamos a la tribuna oriente. Una vez le dije para ir a los costados del estadio, a la tribuna norte. En ese momento, me contó lo que significaba ir a esa tribuna. Según su relato, esta tribuna estaba llena de personas de mal vivir: ladrones y drogadictos. Me empezó a contar historias de peleas entre esa barra y otras de los otros equipos del fútbol peruano. Siempre crecí con la curiosidad de saber qué pasaría si iba a esa tribuna, pero nunca pude ir porque mi viejo decía que nos iban a querer robar. Tuve amigos que me contaron lo que era ir a la popular. Según ellos no pasaba nada, a pesar de que si había drogadictos y ladrones, dentro de la misma tribuna no te robaban porque todos eran hinchas

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U Mi Vida del mismo equipo y había una especie de hermandad. Era una familia crema que sufría junta cuando la (U) perdía; y que reía junta cuando la (U) ganaba. Así paso el tiempo y yo me fui haciendo cada vez más hincha de este gran equipo. Tenía pocos amigos hinchas de la (U) por lo que cada vez que iba al estadio era solo con mi viejo. Por el colegio tuve que dejar de entrenar y solo me dediqué a estudiar, pues mis viejos querían que fuera un profesional en alguna rama. De todas maneras yo jugaba en las calles de mi barrio cuando podía. Fueron años un poco aburridos de los cuales no recuerdo casi nada. Cuando terminé la primaria, me cambiaron de colegio a uno más grande.

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U Mi Vida Al entrar conocí gente nueva, pero no tenía muchos amigos. Solo tenía un pata con quien paraba conversando, mi pata se llamaba Omar. Omar, también hincha de la (U), era una persona realmente graciosa por lo que le caía bien a bastante gente. Gracias a su facilidad para socializar pude conocer más gente y hacer más amigos. Para cuando estábamos en tercero, éramos un grupo de 10 amigos. Todos éramos hinchas de la (U) y cada vez más nos apasionaba el fútbol y sobretodo el gran equipo Universitario. La mayoría en el salón de clase nos molestaba porque todos eran gente del Sport Boys. Hasta llegaron a formar una barra, si es que se le puede llamar así a ese grupo. Esta gente se empezó a juntar con otros barristas de la popular del Boys, más conocida como la Juventud Rosada, por eso a la salida siempre había ladrones, también

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U Mi Vida miembros de la Juventud Rosada, que molestaban a todos para divertirse y robaban para poder comer. A mis patas y a mí nos molestaban hasta el cansancio gritándonos gallinas, soplones, etc. Varias veces habíamos quedado frente a frente preparados para pelear, pero ellos eran más grandes y no éramos buenos adversarios por lo que no empezábamos la pelea. Conforme fue pasando el tiempo, nos jodían peor y nosotros decidimos enfrentarlos. Un día salimos y antes que nos empezaran a joder los quisimos agarrar a golpes. No fue la mejor idea que pudimos tener en ese momento, desde el inicio de la pelea nos golpearon y golpearon. Aunque sea se habrán llevado un golpe de nosotros, pero seguro después de esa pelea se habrán burlado tremendamente. Un día yo iba saliendo del cole sin nada que hacer y me crucé como a 5 de ellos. Estaban drogados y se vinieron contra mí. Yo seguí caminando normal y cuando estaba por llegar al paradero para tomar

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U Mi Vida una combi para regresar a mi casa; me agarraron por el hombro y sin decir nada me quisieron golpear y robar mi maleta. Yo me defendí como pude. A uno de ellos le rompí la nariz y los demás se distrajeron por lo que pude escaparme e irme a mi casa. Consciente de lo que había hecho, sabía que iba a tener más problemas. En ese momento, pensé que iban a venir a mi barrio o me iban a buscar cuando este en la calle y me iban a querer revolcarme el piso hasta que les rogase su perdón. Al día siguiente, llegué al colegio y la noticia ya era conocida por todos. Para mis amigos era un “Dios” y para los demás una “mierda”. Ese día recibí amenazas, insultos, etc. Yo me alucinaba misterio por lo que a los que me decían algo se los devolvía. Estaba dispuesto a pelear con cualquiera.

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U Mi Vida A la salida, el mismo grupo con quien un día antes me había peleado me estaba esperando. Mis patas y yo decidimos pelear sin pensarlo dos veces. Ese día no nos sacaron corriendo, nuestra pelea parecía que no tenía fin. Mis amigos se habían inspirado tanto en la bronca contra ellos cinco que no iban a parar hasta verlos inconscientes o botando espuma por la boca. Tuvieron que venir los vigilantes del cole para que nos soltemos. En ese momento, éramos mucho más respetados por todo el colegio que nadie. Sin embargo, esto no nos sirvió mucho. Al llegar a mi casa, después de estar en la dirección del cole unas dos horas discutiendo acerca del amor al prójimo; ósea cojudeces que no me interesaban para nada vi la pared de la entrada de mi casa y estaba pintada con el nombre de una barra del Boys. Era obvio que eran esos 5 que no sabían otra cosa que querer pegárselas de vivos.

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U Mi Vida Mi vieja dio el grito al cielo cuando se enteró de mi pelea y peor aún por la pared que pintaron. Según mi vieja todo era mi culpa por ir “molestando” a otros chicos. Así pasé tercero y cuarto. Peleando con ese grupo de hinchas del Boys. A veces los correteábamos, otras nos correteaban. En quinto, fue donde quizás pasamos de ser los más conocidos del cole a ser los más conocidos del Callao. No porque nos quisieran, sino porque nos odiaban. Un día, la (U) iba a jugar con el Boys, en el mismo Callao y todos decidimos que debíamos ir a alentar.

Casi todos fuimos con la camiseta crema. Camino al estadio no nos cruzamos con los 5 que siempre molestaban, nos cruzamos con todo

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U Mi Vida su barrio. Eran como 30 personas, uno más lacra que el otro. No sabíamos que podíamos hacer. Si corríamos, probablemente, nos cruzábamos con toda la Juventud Rosada, lo cual iba a ser mucho peor. Por hacernos los muy hombres estábamos en esa situación que fácilmente pudo resultar peor de lo que esperábamos. Ese fue el peor día de mi vida. Nos patearon, robaron, nos dejaron sin camisetas y tirados en plena avenida Colonial. Acabamos con cortes y golpes por todo el cuerpo. Mi pata Omar fue quien se llevó la peor parte, con una nariz rota. Era el desquite por haberle hecho lo mismo a uno de ellos. La policía nos recogió y nos llevó a nuestras casas. Nuestras madres siempre exagerando las cosas nos dijeron que eso nos pasaba por ser casi pandilleros, que ellas no nos habían criado así. Nuestras viejas y su menopausia, que más iban a decir.

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U Mi Vida Harto de tanto golpe, al día siguiente con Omar planeamos formar algo grande, queríamos formar una barra. No éramos muchos pero más gente de la (U) era difícil de encontrar en nuestra zona. Cómo íbamos a dejarnos robar nuestras camisetas, era vergonzoso dejarnos controlar por el temor que nos querían sembrar los lacras del Boys. Ese día, a la salida, nos juntamos los diez y otras 6 personas de otros salones que también eran gente crema. Ese día, con Omar y yo a la cabeza, decidimos que ya estábamos siendo imbéciles, no nos podíamos dejar golpear tanto. En ese momento éramos 16, podíamos seguir creciendo. Todavía recuerdo exactamente mis palabras: “Somos 16, esos huevones son ahorita máximo 10. Somos pocos, pero ellos son menos. Ellos son el enemigo ¿cómo nos pueden sacar la corriendo? Vamos a reventarlos carajo que sepan quiénes somos”.

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U Mi Vida En ese momento, salimos como si fuéramos a una guerra, no pensábamos en nada más que vengarnos y causar más daño del que nos habían hecho. Afuera del cole, nos agarramos entre puñetes, patadas y algunas piedras. Los vigilantes salieron, pero no pudieron contra nosotros. No solo eran los del Boys los enemigos, sino también los vigilantes. Igual estábamos decididos a hacerles el peor daño posible. Ya no éramos los jóvenes tranquilos de un colegio monce, la cólera fue más fuerte. Las enseñanzas de ese colegio sobre el prójimo era lo que menos nos importaba. Desde este momento, la barra crema del Callao estaba naciendo. Tanta fue la pelea que tuvieron que llamar a Serenazgo. En la comisaría, llamaron a nuestros padres. Recuerdo con pena a mi vieja llorando al verme allí como si fuera un delincuente más.

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U Mi Vida Esos días, el Callao ya salía en los periódicos como una zona escabrosa llena de delincuentes, por lo que sus calles estaban cada vez más peligrosas. En esos momentos, éramos presa fácil de los policías si nos querían meter a cana. Nuestra barra siguió creciendo; teníamos que ponerle un nombre. Teníamos varias opciones, elegimos la que más amenazadora sonaba. Nuestro nombre desde ese día en adelante fue S(U)B(U)RBIO (U) NORTE. Empezamos por una bandera, ya que todas las barras tenían una. Reunimos algún dinero y fuimos a comprar una tela, Omar y yo. En el mercado del Callao, cuando a los vendedores les pedíamos tela crema nos veían con cara de pocos amigos. Al final, compramos bueno comprar es un decir. Como nadie nos quería vender se jodieron. Uno tuvo que pagar por todos y nos

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U Mi Vida llevamos 6 metros de tela crema de un puesto, de los tantos que había en ese gran mercado popular. Pintamos la bandera con unos grafitis negros que resaltaban la letra (U). Teníamos que hacernos conocidos, y eso no era solo yendo al estadio cada vez que jugase la (U). La mejor manera para hacernos conocidos fue ir al barrio rosado de los que siempre nos buscaban bronca. Esta vez no bajamos como los estudiantes de un colegio pavo. Esta vez éramos S(U)B(U)RBIO y vaya que lo hicimos notar. Pintamos sus casas, rompimos algunas lunas, etc. Nuestra fama después de esta bronca iba a crecer enormemente, pero no sabíamos que en realidad lo que hacíamos por fama era una gran estupidez.

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U Mi Vida Nadie se había acordado que nosotros vivíamos en el Callao y que por todos lados había gente como ellos o que por lo menos sean sus amigos. Desde ese día en adelante a todos nos acechaban a la salida de nuestras casas. Tanto fue nuestro temor que varias veces nos acompañábamos a nuestras casas para andar en grupo y no ser víctimas de los otros. Esto era lo que buscábamos, un poco de adrenalina en nuestras vidas, algo de acción que al final no nos conduciría a nada bueno. Una infinidad de veces en la esquina de donde vivía había gente rosada que me miraban como cuando un león está a punto de cazar a su presa.

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U Mi Vida A pesar de esto, nunca fueron contra mí, tal vez la gente de mi cuadra intercedió por mí ante ellos. Era bueno haber tenido amigos hinchas del Boys que me conocieran desde que era niño. Una ocasión me aproveché de esta situación y pinté la esquina donde siempre se paraban. Lo que pinte fue simple, una (U) inmensa de color rojo. Un insulto para ellos, para la zona donde vivían y para el vecino, una pared más que los pandilleros le pintaban. Total si me querían agarrar me tenían que buscar en el estadio. Por otro lado, mis amigos no la pasaban muy bien en sus barrios, algunos eran insultados y otros no paraban de pelear casi todos los días. Esto sirvió para que todos se vuelvan más violentos y que aprendan a pelear. Ya muchos ni sentían el dolor tanto golpe que les metían.

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U Mi Vida Otros al ver que sus vidas iban a ser imposibles decidieron retirarse, “nunca falta un cabro”, esa era mi frase. Con la gente nos reuníamos todos los domingos en la mañana antes de ir al estadio. Sabíamos que no podíamos hacer mucho escándalo porque sino los rosados se juntaban y allí si perdíamos. Sin embargo, siempre salíamos en caminata sin que ellos nos pudieran hacer algo. Eso me hace recordar la primera vez que salimos rumbo a un partido. Nosotros nos sentíamos malos, fuertes, pendejos no sabíamos a lo que nos exponíamos. No solo las otras barras son los enemigos, sino también los policías o algún soplón que te pudiera ver.

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U Mi Vida Esa vez fuimos caminando hasta una avenida para recién allí tomar un carro que nos lleve. En el camino pasó lo que menos imaginábamos. Otro grupo de hinchas de la (U) nos confundió y nos corretearon por unas cuadras. En ese momento todos nos separamos, éramos unas 20 personas. Omar y yo nos metimos por un barrio que no conocíamos, y cuando pensábamos que ya no nos iban a alcanzar, nos metimos por una calle sin salida. En ese momento no sabíamos que hacer, era la puerta de una fábrica ni siquiera eran casas donde pudiéramos tocar con la esperanza que nos ayuden. Entonces como nosotros éramos prácticamente los que controlábamos la barra decidimos hacernos los valientes y salir. Éramos 2 contra el mundo. Cuando los otros se dieron cuenta de nuestras camisetas pararon y a lo lejos gritaron:

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U Mi Vida “¿quiénes son? ¿Ganso te has puesto una camiseta para que no te mate?” Ganso es el apodo a los hinchas del Boys por lo que entendimos el por qué nos perseguían. Yo no tardé en ir a hablarles y le expliqué a uno de ellos que nosotros somos los que batuteábamos una barra recién formada. Éramos como ellos, íbamos al mismo lugar que ellos. Nos ofrecieron ir con nosotros para que podamos conocer más gente y adéntranos más en el mundo de las barras. Rápidamente, juntamos a toda la gente que estaba esparcida por todos lados y nos fuimos. Éramos un pueblo, estábamos juntos como 3 barras. Solo nosotros éramos de esa parte del Callao.

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U Mi Vida Los patas que conocimos nos comentaron que para formar parte de la peligrosa Barra Norte, teníamos que ser bien valientes porque para ser parte de ésta y no solo un espectador común no debíamos dejarnos corretear por a las barras enemigas de la zona. Era como cuando un animal marca su territorio, ellos lo hacían de la misma forma. Sabiendo eso, era evidente que nosotros siempre estaríamos en constante peligro porque barras enemigas habían hasta por gusto. A pesar de eso, como algo le faltaba a nuestras vidas decidimos correr ese peligro. Como de todas ya muchos maneras nos odiaban, que nos odiasen unos mas o unos menos no iba a ser gran cosa. Ojala ese día no hubiéramos salido rumbo al estadio, ojala pudiera volver y controlar a todos mis patas.

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U Mi Vida Después de ese encuentro, intercambiamos números y direcciones para poder juntarnos e ir juntos a los estadios o pelearnos con alguien que lo busque. Ese día cerramos la tarde con una frase a lo misterio: “Con nosotros quien quiera… contra nosotros quien pueda” De a pocos mis amigos, pasaron de ser tranquilos a ser más rebeldes y violentos que nunca. Omar mi mano derecha también se fue formando así. Las reuniones ya eran con la otra barra crema. Estas reuniones eran un fumadero y nunca faltaba la chela para amenizar la noche. Una vez llegué a probar droga, una fumada. Desde esa vez no lo volví a probar, yo con mi cigarro era feliz. Sin embargo, mis patas seguían en su vacilón y yo no les podía decir nada porque me podían tildar de maricón. Cantábamos y cantábamos, nos pasábamos hablando lo que era ser un hincha crema y nos contaban todas sus peleas y robos. Según sus

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U Mi Vida historias, ellos fueron en un inicio como nosotros y fueron creciendo de a pocos. Como Omar y yo habíamos formado la barra y animado a la gente, nosotros éramos quienes dábamos la cara e impulsábamos a que toda la gente valla a las reuniones. Seguíamos yendo a los partidos, incluso ya teníamos los polos del cono (U) oeste. En esos tiempos, ya éramos una barra oficial de la Popular Norte. Mis amigos empeoraban, algunos empezaron a robar. Los más veteranos, los corrompían. De los 16 que éramos, se quitaron 3 y otros 10 ya estaban en la marihuana y la plata de los clientes que pasaban por las esquinas.

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U Mi Vida Sus respectivos barrios se volvieron más peligrosos. La modalidad de robo de mis amigos era simple, miraban a sus clientes mientras jugaban a las cartas. A sus barrios no cualquiera entraba y si había algún valiente que se atrevía a entrar, salía en una bolsa negra. El Callao cada vez se estaba poniendo peor y toda mi gente estaba absorbiendo eso. Muchos ya nos señalaban como la lacra de la zona, pero que se podía hacer el mundo de las barras bravas es así. Sobrevive el más fuerte, el más pendejo. Cuando todos empezaron a cambiar sus vidas ya estábamos por acabar el cole. Como despedida teníamos que dejar un recuerdo. Que mejor recuerdo que una firma. Unas pintas que nunca creo que olviden sobre todo ese director.

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U Mi Vida Al siguiente año, ingresé a una universidad pituca, y me di cuenta de una cosa. La venta de droga es la misma en el Callao que en la Molina. Solo que allá tienen más plata y controlan más a los policías. Todos hablaban y tenían el peor concepto de mi zona. Lo que no saben que bonito es el jardín, aunque espinas tengan las rosas. Todos tildaban al puerto como una zona de bandas de sicarios donde se trafica y se mata, pero su zona sería igual si tuvieran menos plata. A pesar que yo siempre viví en una zona que pica, donde la sangre salpica y la droga se trafica, siempre quise dejar bien a mi querido barrio. En la universidad, había gente crema de oriente con los que pude hacer amistad y de vez en cuando nos tomábamos una chela y empecé a fumar droga.

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U Mi Vida Justo acababa el primer día de clases y mi hermano Omar me llamó. Tuvo una bronca con los pavos de por su zona y le habían pegado. Era momento de poner el pecho y salir a hacer respetar nuestro nombre. Contactamos a toda la gente y a los de la otra barra. Ese día por la noche fuimos y para pelear, la gente se puso más violenta con su polvo blanco. Todos los de la otra barra estaban su pistola por si la cosa se ponía difícil. Siempre había que estar preparado, porque los pavos estaban dirigidos por un presidente de cono y tal vez por allí había alguno que supiera pelear. Cuando agarramos a los pavos, ellos se quedaron fríos, no sabían si correr o pelear. Al ver esta reacción, los rodeamos y mi hermano Omar le dio de alma al que le había pegado, los demás hicimos lo mismo con los otros pavos que quedaban.

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U Mi Vida Después de eso hubo otras peleas, varias veces terminamos heridos o con golpes un poco graves. Ya todos empezamos a andar con una navaja en el bolsillo. Para algunos robar era su pan de cada día, y muchos fumaban o aspiraban diariamente. Todo eso era la barra. Íbamos a todos los partidos, los clásicos eran nuestros preferidos. Las peleas en plenas avenidas principales son las que más recuerdo. Esas peleas donde escuchas balazos y no sabes si alguno te caerá a ti. Esas peleas donde corres hacia adelante si la gente lo hace y huyes si todos huyen. Como una manada de animales, buscábamos matar a los aliancistas. Los policías en estas peleas solo miraban, ¿qué nos podían hacer 2 patrullas contra dos pueblos que se chocaban?

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U Mi Vida Hablando de Alianza, una vez quemamos un barrio aliancista de La Perla. Hubo una pelea con un pata que vivía por esa zona y como ya la gente estaba malograda y no le interesaba nada, fueron a matar directamente. Llegamos y estaban sentados en su parque, empezamos con algunas piedras y después Omar de la nada empezó a prender los árboles de su parque. Los aliancistas solo corrieron a sus casas; sabían que iban a perder y si ya estábamos quemando su barrio, los siguientes eran ellos. Estábamos totalmente locos. Varias veces pensé en dejar este tipo de vida, una vez en especial por una mujer. En la universidad, conocí a una chica que casi me hace colgar mi polo crema. Ver la sonrisa de esta chica era como ver levantar a la (U) una copa. Verla feliz era como un gol en un clásico. Y hacerle el amor, era meter un gol de media cancha. Lamentablemente, en ese momento estaba más enfocado en seguir

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U Mi Vida conduciendo a la gente y paraba yendo a las reuniones para recoger entradas. Un día de la nada empecé a hablar con esta chica. Su nombre era Evelyn, una chica de piel blanca con unas curvas bien formadas. Le comenté sobre mi afición y a diferencia de otras personas en la universidad, ella no me tuvo miedo, sino que siguió conversando conmigo las siguientes clases. Todas las clases, esperaba que se sentara por donde yo estaba para poder verla y tratar de encontrar la forma de que me haga caso. Tanto me había concentrado en la (U) en los últimos tiempos que me había olvidado de florear a alguna chica. Con mis patas de oriente, un día, andábamos caminando por la universidad y de pronto veo a Evelyn. Me distraje por un momento y después fui a seguirla. Nos pusimos a conversar sobre cualquier cosa

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U Mi Vida y le ofrecí invitarla a almorzar. Grande fue mi alegría cuando me dijo que sí. Después de eso tuve tanta rabia… Fuimos a un salón para que pidiera algo. Yo no sabía lo que me esperaba. Salió un tipo, gordo, alto y con cara de culo. Era su enamorado. Casi todo lo que restó del ciclo no le hablé mucho porque si tenía enamorado no me iba a hacer caso. Me dediqué plenamente a la (U), tanto pude llegar a querer a mi equipo que no me importaba otra cosa. No me interesaba estudiar, ni mis viejos, ni Evelyn.

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U Mi Vida Sin embargo, un día, cuando ya había terminado el primer ciclo, la invité a salir porque sinceramente me gustaba. No pudo ser mejor esa salida, ese día nos besamos. El infeliz de su enamorado estaba de viaje y en verdad a ella no le importaba el huevón solo estaba porque se había acostumbrado a él. En ese momento, estaba por dejar la batuta a mi hermano Omar y yo solo ir de vez en cuando al estadio. Me interesaba mucho esta chica y era de escoger entre la (U) o ella. Como a mi equipo nunca lo iba a dejar le ofrecí ser enamorados, pero yo iba a seguir siendo como siempre. Ella sabía a lo que se exponía, sabía que podía correr peligro si habían peleas con los aliancistas que vivían por su casa; de todas maneras, no le importó y siguió conmigo.

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U Mi Vida La (U) por esos días no estaba luchando nada, los jugadores eran mediocres y las deudas eran agobiantes para el club por lo que pude faltar a algunos partidos para estar con mi nueva enamorada. Era lo mejor estar con ella. En la universidad, me crucé un par de veces con su ex, me miraba con su cara de malo como queriéndome asustar. Una vez nos agarramos, pero no duró mucho la pelea porque mis patas me separaron, sino me botaban de la universidad. Con lo poco que peleamos, el estúpido ese ya no me miraba mal, hasta me tenía miedo. Tan duro le habré dado ese día que lo asusté de por vida. No me acuerdo que tan fuerte le pegué, en ese momento no pensaba en nada más que dejarlo tirado por haber aparentado ser pendejo.

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U Mi Vida Según me había contado Evelyn, su ex antes había sido drogo y andaba en la calle. Por la pelea, me parecía que no tenía nada de calle, a lo mucho en toda su vida se habría peleado con su vieja y eso, tal vez hasta le pegó. En la universidad, me gané un respeto por parte de todos los demás estudiantes. No era común que alguien sea tan valiente de pelearse dentro del campus, tenía que ser alguien que realmente no tuviera temor. Ya era conocido por estudiantes, profesores, vigilantes. Todos me tenían trazado, como el abusivo de la universidad. Por una parte eso era bueno, ninguno se metía con mi enamorada, todos sabían lo que les podía pasar. Pero como siempre pasa en toda relación, siempre hay alguien que quiere molestar.

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U Mi Vida En este caso, hubo una basura, un drogo que nunca olvidaré. Cuando íbamos al estadio, teníamos que pasar por su casa. Infinidad de veces la pintamos, “S(U)B(U)RBIO te está buscando” era la frase que pintábamos para amedrentarlo. Para el partido con Cristal, bajamos hasta el k(U)bil para ir con toda la popular y como éramos tanto no nos podían hacer nada, ese día aproveché para romperle algunas lunas y gritando le recordamos con la enamorada de quien se estaba metiendo.

Ir al estadio con Evelyn era un poco complicado. Yo sabía todo lo que pasaba allí adentro por lo que íbamos a los costados de la tribuna. La gente ya pensaba que me estaba retirando y me gritaban “arrastrado”. Sin embargo, yo nunca los abandoné y hubo partidos

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U Mi Vida que iba solo y los obligaba a cantar cada vez más fuerte como cada partido. Mi amor por la (U) era mucho más grande que el amor que pudiera tener hacia alguna mujer. Cuando peleaba con Evelyn, mi alegría era ir al estadio. Mientras que ella se iba con su amigo el drogo. Tanto tiempo consentí eso, más bien la descuide por ir a alentar y seguir con la manija de la barra, que ya se había tomado como costumbre parar con él. Durante ese tiempo se fue formando un resentimiento que después iba a florecer. Por casi un año, no solo experimenté el amor hacia la crema, sino también tenía el cariño hacia otra persona. Un cariño que no había sentido antes. Fue lo bueno de la vida que me tocó vivir. Días alegres

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U Mi Vida con ella, verla sonreír era algo indescriptible, era una sensación que te podría hacer llorar de la felicidad. Un amor que nunca pensé que llegaría. Estaba feliz de haber logrado estar con ella. Sin embargo, una mujer te puede malograr la vida sin que te des cuenta, te vas aferrando más a tus sentimientos. Ni el amor por la (U) me volvió tan estúpido que el amor por una mujer. Un día pensé: “Si algún día estas entre escoger entre tu equipo de fútbol y estar con una mujer que te promete felicidad, elige a tu equipo. Tu equipo nunca te va a dejar, tu equipo siempre va a estar contigo, tu equipo te puede poner triste, pero después con una victoria te devolverá esa felicidad que tanto necesitas.” Lo bueno fue que nunca dejé de ir a alentar a mi querido Universitario, si en ese momento me alejaba después me iba a quedar totalmente solo.

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U Mi Vida Desde un principio, mi hermano Omar me advirtió sobre el drogo, su mejor amigo. Lamento no haberle hecho caso. Una vez nomás que hubiésemos ido todos y lo hubiera sacado de mi vida para siempre. Nunca olvidaré ese verano, un día de clásico. Un día esperado para bajar como el pueblo crema que éramos. Todos los conos ya estaban preparados, la reunión era en el K(U)bil. El partido en el nacional. Una llamada me dejó frío. Mi enamorada se iba de viaje con su gran amigo el drogo. Más amargo que nunca fui rumbo al terminal de buses para traermela. No la alcancé y se largó. Gran enamorada que me había conseguido. Esa vez lloré como si nunca más la fuera a ver.

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U Mi Vida Llegué tarde al partido, llorando como un niño al que le habían quitado su juguete. Mi hermano Omar me preguntó que había pasado. Le conté la historia y me tiró al suelo y me quiso golpear. Recuerdo sus palabras: “Desahuevate mierda… te pones así por una cojuda que está que se divierte de lo más lindo mientras tú lloras como un imbécil” Ese partido como nunca me fumé droga hasta por las puras. Tenía que apagar mi depresión con algo. Allí tomé ese vicio que me tuvo preso durante bastante tiempo. Los días siguientes fueron solo de pena, no comía; y en las reuniones me unía a la fumadera. Bajé de peso rápido y cada vez me sentía más débil. En el estadio, buscaba pelear con cualquier hincha que estuviese en la popular. Les robaba en los baños. El dejar de comer me hizo mal, me dio tuberculosis y estuve internado como 3 días.

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U Mi Vida Mi vieja estuvo a mi costado, esos días internado solo recordaba que por las puras pensé alejarme de mi vida, mi vida era la (U). Cada vez que llamé a Evelyn, ella paraba con esa basura. Peleábamos por teléfono, yo le decía que no me gustaba compartir a mi enamorada, pero nunca me hizo caso. Los dos de viaje se burlaban de mí cada vez que podían, cada vez que llamaba. A su regreso no la fui a buscar y por su orgullo ella tampoco llamó. Al día siguiente, después de una fumadera fuimos a buscar al drogo. Estaba decidido a matarlo, me malogró los días y yo iba a terminar con los suyos. Entramos a su casa como ladrones, tiramos su puerta y les apuntamos a sus viejos con unos revólveres que la gente se había

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U Mi Vida conseguido. A mí no me importaban sus padres, ellos no tenían la culpa, yo lo buscaba a él. En su cuarto, lo encontré. Estábamos frente a frente. Los dos nos odiábamos a morir. Nuestras miradas eran de fuego. No iba a dejar que se burle una vez más de mí. Cuando ya se estaba viniendo contra mí para pelear, debo admitir que cobardemente le apunté y disparé sin pensarlo. No lo maté, pero inconsciente lo dejé. Si lo hubiera matado no me hubiera arrepentido. Después de eso no volví a saber de él. Dejé la universidad porque no rendía en las clases, era obvio por la TBC. Paraba muy cansado y tomaba las pastillas pero como fumaba no mejoraba.

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U Mi Vida Mi vieja no me botó, pero mi popularidad fue creciendo por los barrios aledaños al mío por peleas y algunos disparos. La gente me veía drogarme, siempre andaba con una pistola en la cintura nunca sabía cuándo podría aparecer alguien que me odiase. Durante meses la pasé escondido por temor, solo salía encubierto para poder ir a donde siempre me podían encontrar, en el monumental de la (U). Ese año estábamos luchando el campeonato y logramos un cupo en la copa Libertadores. Mi salud, por esos días, no era de las mejores, de vez en cuando vomitaba sangre, nunca dejé de fumar a pesar de la enfermedad que tenía, un gran error que me marcó para siempre. Ya no me importaba nada. Terminé en la comisaría incontables veces, nunca me metieron

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U Mi Vida a cana, a los policías siempre es fácil sobornarlos sobre todo en el Perú. Mi vieja lloraba todos los días, su hijo por el cual se había esforzado tanto, ahora era un delincuente de los más reconocidos en el bajo mundo; uno de los más odiados en donde vivía. Aquel niño para el que tenía muchos sueños, aquel hijo que esperaba alguna vez llegara a ser alguien. Ese hijo que soy yo, que le fallé, que no lo puedo remediar. Ya era muy tarde, no solo los malos amigos me afectaron, hay penas en la vida que a uno lo marcan para siempre. Mi viejo me decía que aunque sea juegue fútbol y tal vez me dedicaba a ser futbolista, pero físico era lo que menos tenía. La tuberculosis es una enfermedad que te va matando de a pocos y haber fumado por tanto tiempo me malogró los pulmones. Tal vez en ese momento, mi viejo se habrá lamentado de haberme llevado de niño al estadio. De haberme creado esta pasión que la

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U Mi Vida llevé al fanatismo y al límite. La vida no es como la sueñan, es como la forjas. Elegí un mal camino, a pesar de eso no me arrepiento, la (U) me dio incontables alegrías. Ojala yo se las hubiera dado a mis padres también. Ellos no hicieron nada mal no fue su culpa el que yo sea así. Ese día que mi viejo me dijo que juegue fútbol, ese día llegó muy tarde. Si me lo hubiera dicho cuando era un niño, para esos días no hubiera estado así. Hubiera jugado con todo mi corazón y con todas mis fuerzas por esa camiseta. Ese era mi camino, pero todos nos dimos cuenta muy tarde. Si pudiera retroceder en el tiempo, hubiera seguido jugando en las canteras del Boys hasta que me llamasen a jugar por la (U). Después de lo que me dijo mi viejo, me fui de la casa. Era horrible, se sentía horrible hacer sufrir a personas que te quieren tanto. Era mejor dejarlos que vivan en paz, son buenas personas y buenos esposos, se

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U Mi Vida quieren tanto que su alegría no la iba a apañar. Esa fue la mejor decisión que tomé en mi vida, quizás no los hice felices con esto, pero por lo menos no les di más problemas. El vivir solo con una gente de la barra fue totalmente distinto a vivir con mis padres. Esta gente solo le importa las drogas y vivir como se pueda. Robar no es mi trabajo, yo no soy un ladrón, yo sólo soy una persona que no tuvo una segunda oportunidad. Como no tenía a donde ir me quedé con ellos, era lo único que tenía, no sabía hacer otra cosa que alentar y cantar. Por ser un batutero de esta gente, pude vivir sin mucho esfuerzo, sólo los dirigía y les decía lo que me faltaba para vivir y ellos lo traían. Me aprovechaba de ellos para conseguir lo que yo no podía. A veces sucede eso, el más fuerte manda al más débil. Sobre todo los nuevos integrantes eran los que más me servían, todo les decía que era por la barra y por la (U).

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U Mi Vida Ese año, de Copa Libertadores, fue el mejor año de mi vida. La (U) avanzó a paso firme durante la fase de grupos, ganando de local y sacando puntos de visita. Fue increíble el triunfo ante San Lorenzo de Argentina en el monumental. Ese día me acorde de la primera vez que fui a un estadio, era parecido. Había una multitud inmensa de gente, la única diferencia es que no estaba solo y no era un niño, cuánto pude cambiar en tan poco tiempo y cuánto más llegué a amar a este equipo. Esa noche los argentinos estuvieron inspirados, pero la (U) es más grande en todo sentido. Nunca dejé de creer que podíamos ganar ese partido y a pesar de que estuvo muy luchado, lo logramos. Un penal nos concedió gritar esa palabra bendita que todos teníamos en la punta de la lengua y que esperaba salir, gritamos ¡goooooool! Y nos embolsamos tres valiosos puntos.

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U Mi Vida Ese día fuimos noticia por haber apedreado el bus de los argentinos. Se fueron llorando del Perú y se quejaron, pero nadie les hizo caso. A quién le iba a importar ese equipo, si la (U) acababa de ganarle, casi todo el país estaba celebrando. El equipo había demostrado que era un rival de temer para todos. Esa era la (U), la obsesión de la Libertadores parecía que ese año se cumpliría si seguíamos jugando así. Durante todo el partido, estuve dirigiendo a mi gente junto con Omar. El Callao se hizo presente desde el centro de la popular y vibramos minuto a minuto que pasaba del partido. Canciones como “Dale alegría a mi corazón… la copa Libertadores es mi obsesión♪” sonaron durante los 90 minutos.

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U Mi Vida El sueño más grande de todo hincha de verdad, ese sueño queríamos que se cumpliera, siempre lo habíamos deseado. Salimos segundos del grupo, a pesar de que no perdimos, pero de visitante siempre empatamos. Nos tocaba jugar contra el clásico rival, nos cruzamos con los aliancistas una vez más. Esta vez no fue por el título nacional ni por el campeonato local. Uno de los dos iba a ser eliminado, pero esta eliminación iba a pesar más por toda la rivalidad que nos tenemos. Esa vez, camino al estadio tuvimos varias peleas, toda la gente aliancista había salido rumbo a su estadio, a Matute. El coloso de La Victoria, un conocido nuestro, un lugar donde el gusto de ganar era mucho más que de costumbre. Un lugar horrible, donde el hedor es el de un baño público. Allí estábamos yendo, un grupo de alrededor de 35 personas, todos cremas, todos guerreros, todos chalacos. Omar y

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U Mi Vida yo estábamos a la cabeza como cada partido, como cada domingo. Recuerdo que cantábamos el popular “nos vamos a Matute… que chucha va a pasar♪” Esa noche logramos empatar al final del partido, le pusimos presión a nuestros jugadores que parecía que jugaban en altura por lo lento que estaban. Casi perdemos, nos hubiéramos ido con vergüenza del estadio, y muy probablemente hubiera habido muchas peleas en las calles. Sin embargo, todavía quedaba el partido en el Monumental, el partido que nos dejaba dentro o fuera de la tan añorada Copa Libertadores. Para el partido de vuelta, el Monumental lució repleto, sobre todo mí querida tribuna popular. El partido fue agónico, hubo peleas en la misma barra, a causa de la desesperación de que no metíamos un gol. Tuve que calmar a la gente, porque en esos momentos

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U Mi Vida necesitábamos alentar y alentar. Los jugadores necesitaban del jugador número 12 que se llamaba Trinchera y se apellidaba Norte. Ese jugador que siempre hace sentir su voz, ese jugador tenía que imponer su fuerza en este partido clave. Nunca hemos dejado que los aliancistas nos opaquen, siempre nuestro canto ha sido más fuerte y no podía ser distinto en este duelo. Llegamos hasta penales, yo ya no podía cantar, la debilidad que tenían mis pulmones me lo impedían. A pesar de eso, fumé de nuevo el vicio que tanto daño me hacía. Pensaba que me iba a quitar los nervios y por eso lo necesitaba. Inmensa fue nuestra alegría, cuando nuestro arquero pudo tapar nada menos que el quinto penal, ese penal herrado nos hizo avanzar. Nos burlamos de los aliancistas, siempre fuimos y seremos superiores. Esa era la (U), en el monumental nunca nos van a ganar. Les dejamos el

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U Mi Vida mensaje grabado de que nunca serán tan grandes como lo es Universitario de Deportes. “Universitario del balompié peruano… la máxima expresión♪” era la canción que se escuchaba hasta el cielo. Ese día nuestros hermanos que habían partido seguro estuvieron cantando desde el cielo. De todas partes del mundo donde haya habido un hincha crema se pudo escuchar esa canción. Cuando salimos, la alegría era inmensa. Todos nos fuimos a un bar cercano al estadio, entre trago y trago me sentía más feliz. La droga sólo me servía para calmar mis ansias, mi adicción era enorme en ese momento. Después de esa noche, me sentía mejor, no tenía náuseas y estúpidamente pensé que me estaba mejorando de la TBC. Pasaron los días, y se acercaba el partido por cuartos de final. Estábamos un poco preocupados, ya que nos tocaba con Libertad de

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U Mi Vida Paraguay. El equipo paraguayo no había perdido ningún partido ni siquiera en la fase de grupos. Era uno de esos rivales que llegan con la moral al tope a cada partido. Un equipo que nadie quiere enfrentar. Como los equipos peruanos son mal vistos en el mundo futbolístico, casi todos daban por hecho de que hasta cuartos nomás iba a llegar la (U). Les tapamos la boca a todos y los sorprendimos. En Paraguay perdimos 2 a 1, pero la (U) siempre ha sido grande por lo que en el partido de vuelta en el Monumental, ganamos por 2 a 0. El segundo gol llegó justo unos minutos antes que el árbitro sonara su silbato. Muchos estábamos llorando de la emoción, nuestro equipo que desde que somos niños seguíamos ahora está en semifinales, ya es un grande de América.

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U Mi Vida Esos días fui a visitar a mis viejos, me enteré que mi mamá me estuvo tratando de ubicar y llamó a Evelyn. Lamentablemente, no sabía que yo había terminado hace algún tiempo con ella y estuvo muy apenada por no haberme encontrado. Fue bueno ver a mi familia de nuevo, a pesar de que sé que no están orgullosos de mí, los extrañaba y necesitaba verlos.

Y así llegaron las semifinales, para nuestra suerte nos tocó un equipo mexicano, llamado las Chivas de Guadalajara. Este era un buen equipo, pero tenía muchos expulsados y lesionados por lo que jugaron con más de la mitad del equipo con suplentes. Ambos partidos los

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U Mi Vida ganamos. Esa vez iba a viajar a México, pero me detuvieron en el aeropuerto por la enfermedad que tenía no podía viajar. Solo lo pude ver por televisión y lo vi en un lugar que no esperaba, en un lugar que nunca pensé volver. Esa noche estuve en la casa de Evelyn, durante varias horas conversamos y vimos como la (U) ganaba en tierras extranjeras. Nos besamos, como siempre dije “todos merecen una segunda oportunidad”. En esos momentos, pensé en dejar mi vida de barrista y tal vez volver a mi casa y rehacer mi vida y tener a alguien a mi lado como ella. Pasé algunos días yendo a su casa. Allí almorzaba y hablábamos de los problemas que tenía y ella me decía que podía contar con ella y que me iba a ayudar.

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U Mi Vida Era lo que necesitaba, una persona que me quisiera ayudar, ya no sentía esa pena que me hizo batutear a la gente del Callao. Por esos días fui feliz junto a ella. Entendí que mi segunda oportunidad había llegado, ese día era viernes y el lunes de la siguiente semana íbamos a ir juntos al hospital a que me vea un médico y me diera un tratamiento y así poder curar la TBC que me estaba matando. Pero tenía que despedirme de mi vida junto a la (U), el sábado era la final contra Boca Juniors de Argentina. Ese mismo día iba a ir donde mis viejos a decirles mi decisión, iban a estar felices porque su hijo ahora si se iba a alejar de todo lo malo y volver a estudiar y ser quienes ellos querían que fuera.

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U Mi Vida No pude ir porque tenía que ir a la reunión con la gente de la barra; sin embargo, los llamé y mi mamá se quebró en llanto en el teléfono y mi viejo me dijo que me iba a recibir con los brazos abiertos. Todo era tan perfecto en ese momento, era como si fuera a volver a nacer. Tenía pensado volver a la universidad y estudiar duro para poder obtener un trabajo y salir adelante. Quería formar una vida con Evelyn y que todos sonrían al verme, que todos estuvieran orgullosos de mi. Quería volver a ser como el niño que sacaba buenas notas en el colegio y al que mis viejos felicitaban y hablaban a todos sus conocidos acerca de lo grande que iba a ser. Ese mismo día iba a ir donde mis viejos a decirles mi decisión, iban a estar felices porque su hijo ahora si se iba a alejar de todo lo malo y volver a estudiar y ser quienes ellos querían que fuera.

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U Mi Vida No pude ir porque tenía que ir a la reunión con la gente de la barra; sin embargo, los llamé y mi mamá se quebró en llanto en el teléfono y mi viejo me dijo que me iba a recibir con los brazos abiertos. Todo era tan perfecto en ese momento, era como si fuera a volver a nacer. Tenía pensado volver a la universidad y estudiar duro para poder obtener un trabajo y salir adelante. Quería formar una vida con Evelyn y que todos sonrían al verme, que todos estuvieran orgullosos de mi. Quería volver a ser como el niño que sacaba buenas notas en el colegio y al que mis viejos felicitaban y hablaban a todos sus conocidos acerca de lo grande que iba a ser. Yo sabía que el lunes iba a poder ver otra vez a mi vieja sonreír y pelotear con mi viejo como lo hacía antes. Los iba a ver felices como siempre los quise ver. Íbamos a volvernos a unir como una familia.

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U Mi Vida Y así llegó el sábado, era la final. El sueño estaba por hacerse realidad. Tan solo era necesario un gol y resistir hasta el final del partido. Omar y yo juntamos a la gente con otras barras para ir todo un pueblo junto en caminata al Monumental. Ese día le comenté sobre mi decisión de dejarle la batuta y que yo ya me retiraba por mi bien. Omar siempre fue mi amigo y entendió perfectamente como me sentía. Ese día me dijo que fui un gran batutero y que había aprendido la valentía de mí. Ese era mi hermano Omar, estuvimos en todos los partidos juntos y ahora él iba a continuar lo que comenzamos. Así llegó el sábado, y pensar que ese día estaba en el estadio, como al inicio escuchaba esa canción: “un capo entre los capos… seguro que es la (U)♪ “ Quien iba a pensar que podríamos estar presentes en

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U Mi Vida este partido. Nunca pensamos que íbamos a ser tan grandes. Es cierto, entre drogadictos y ladrones. En ese momento, todos estábamos unidos en nuestra querida tribuna norte. Alentando a la (U) en un partido tan importante. La gente estaba impaciente, la mitad del Perú más uno deseaba un triunfo ese día. Desde el corazón de la popular, el Callao estaba cantando sin cesar. Parecía que todo se definiría en penales, tenía más nervios que nunca, más que cuando iba a pelear con alguien. Seguíamos cantando con todas nuestras fuerzas como si fuera el primer minuto. Estábamos demostrando al Perú y a nuestros rivales que esta hinchada tiene más corazón que nadie.

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U Mi Vida Poco a poco, me empecé a sentir mal. La (U) tenía el partido más importante de su historia futbolística, yo me enfrentaba a un partido de la mía. La tuberculosis había avanzado de una manera muy rápida. Sólo pedía poder ver hasta el final ese partido y ver a mi querida camiseta crema en lo más alto de toda América. Después de eso iba a salir corriendo a buscar a Evelyn para ir a algún hospital. Esos jugadores no eran como los de antes, parecía que les falta el amor propio, no ponían la garra suficiente. Sólo tocaban y tocaban la pelota, porque no se atrevían a llegar más adelante. Deberían saber que a pesar de que el otro tenga más talento, ellos eran unos jugadores cremas y se deberían esforzar al máximo para superarlo. Nosotros coreábamos: “ole le le… ola la la… que chucha están haciendo tenemos que ganar♪”

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U Mi Vida De pronto, Dios me mandó un regalo desde el cielo, un centro inesperado por la derecha y un cabezazo y ¡¡¡¡goooooooooooool!!!!!¡¡¡¡ Gol carajo gol!!! La bendita palabra que todos estábamos esperando desde el inicio, ¡al fin! Esa es la (U), nunca me había fallado, la (U) que siempre me ha dado alegrías. En ese momento, sentí miedo, ya no sentía mi cuerpo y me caí en plena tribuna Omar me agarró, no sabía si reír o llorar. Me dijo gritando: “Párate huevón, la (U) va a salir campeón” Con las últimas fuerzas que me quedaban me logré parar, pero ya no pude cantar. Alentar era lo que más quería. El réferi estaba por sonar su pito, y la alegría más grande de mi vida estaba por suceder.

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U Mi Vida Y sonó el pitazo final…

¡¡Éramos campeones!! Todos cantaban: “sale el campeón… sale el campeón ♪“ De ahí en adelante, no recuerdo nada más…

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U Mi Vida

Cuando desperté estaba solo, ahora me doy cuenta que no llegaré al lunes. Mi segunda oportunidad era un sueño. La poca alegría que les iba hacer sentir a mis padres y a Evelyn, no lo haré. Ya no puedo. No sé donde estoy veo una luz a lo lejos, quiero volver, quiero saber que se siente tener una vida siendo alguien y estando con la persona que amas. Acabo de ver a mis amigos, los que partieron antes…. Ya sé donde estoy…. La pena me invade…. No pude lograr nada de lo que me propuse, no hice feliz a nadie, cuando parecía que todo iba a cambiar, la malogré.

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U Mi Vida A pesar de todo, ese fue el mejor día de mi vida. Como olvidar el día que la (U) salió campeón y estaba con mi hermano en mí casa. El mejor día de mi vida, estuve con mi equipo. Ahora, ya no podré ver a mi querida (U), quisiera volver a los estadios con mis amigos. ¡Por la putamadre! mis viejos y mi enamorada todavía me están esperándome y yo no puedo ir a donde están ellos. Ahora los esperaré aquí, yo sé que ellos vendrán algún día y al fin estaremos juntos. De aquí alentaré a la (U), desde el cielo y junto con todos los demás hermanos que se han ido antes que yo seguiremos la tradición de estar domingo a domingo contigo. Mucha gente antes de morir busca a Dios, yo no lo busqué, el vino a mí y me sostuvo 90 minutos, los últimos 90 minutos de mi vida.

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U Mi Vida A mis amigos desde aquí les digo que sí, Diosito es crema, y siempre pichanguea con Lolo. Universitario de Deportes me dio la alegría que nadie más me pudo dar durante toda mi vida. Le agradezco a mi vieja por haberme querido así con los problemas que tenía y a mi viejo por haberme llevado al estadio aquella vez, por él llegué a la (U). No lloren mucho por mí que no me iré a ningún lado, siempre estaré con ustedes cuidándolos. Evelyn, recuérdame con cariño, yo siempre te quise y siempre te querré, gracias por enseñarme el amor, si estas con alguien más, quiérelo; igual cuando llegues aquí podremos estar juntos por siempre. Ojala nuestra barra siga existiendo, no tuve un hijo a quien heredarla, pero la he dejado en buenas manos.

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U Mi Vida No cumplí mi sueño de ser futbolista, pero por lo menos te seguí a todas partes querida (U). Quien podría pensar que el día más feliz de mi vida, sería el día que morí. Sólo me queda una última canción para dedicarle a mi querido club merengue:

“Gracias por esta alegría de salir primero…. …de salir campeón ♪“ Página 67

U Mi Vida

Marcelo Alonso Valverde Arévalo Estudiante de Administración y Negocios Internacionales – UPC

985764341-4209783

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U Mi Vida [email protected]//[email protected] .pe

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