TURISMO ORIENTADO A LOS POBRES (texto originalmente elaborado en la asignatura de Desarrollo Sostenible de la UOC) Antonio Zafra.
[email protected] Septiembre de 2007 Turismo Orientado a los Pobres (TOP), o Pro-Poor Tourism (PPT), es aquel tipo de turismo que provoca un aumento neto de los beneficios de la gente pobre. No es un producto turístico o un nicho de mercado turístico, sino un enfoque hacia la disminución de la pobreza por medio de la actividad turística. Para alcanzar este objetivo, han de ser tenidas en cuenta las relaciones con los diferentes grupos de pobres: propietarios agrícolas, artesanos, comunidades, etc. El factor crítico para hablar de PPT no es de qué tipo de compañía o producto específico se trata, sino de cual supone una demostración evidente de los beneficios netos que debe obtener la gente pobre. Las iniciativas de PPT no tienen ni siquiera que ser llamadas explícitamente de ese modo, sino en tanto que sean capaces de mostrar impactos contra la pobreza, estrategias útiles y abordar problemas específicos. La idea del Turismo Orientado a los Pobres fue lanzada en el año 2000, sin una elaboración conceptual o análisis de casos previos, sino construida a partir de referencias tomadas del desarrollo del turismo sostenible, el ecoturismo o el turismo comunitario. Turismo y países pobres. El crecimiento del turismo afecta progresivamente a un mayor número de países en desarrollo. Sin embargo, el turismo ha sido considerado más como un instrumento para el crecimiento económico que como una herramienta para reducir la pobreza. Resulta evidente que el turismo no es una panacea y que las decisiones sobre su implantación, así como el grado y ritmo que ésta debe ocupar en el conjunto de la economía, debería estar sujeto al análisis y decisión local. El PPT establece varios argumentos sobre la relevancia que éste puede tener en la lucha contra la pobreza de acuerdo a los “Objetivos de Desarrollo del Milenio” aprobados en su día por Naciones Unidas: Suponer una nueva fuente de ingresos Puede facilitar el desarrollo y la diversificación de zonas marginales Mejorar el acceso de los pobres a los mercados Incrementar la creación de empleos Desarrollar la responsabilidad social corporativa Impulsar la política de lucha contra la pobreza Potenciar otras fuentes de recursos no agrarios Mejorar la educación y capacitación de las personas Fomentar la creación de PYMEs Mejorar las condiciones de salud, infraestructuras y servicios Implementar políticas sostenibles de desarrollo Naciones Unidas clasifica en una lista según su nivel de ingresos, condiciones de vida y vulnerabilidad económica a los 49 países “menos desarrollados del mundo” (LDCs). El turismo tiene escasa importancia en los LDCs, salvo excepciones como Kenia, Laos, Gambia o Papua Nueva Guinea. En 2001 apenas recibieron un 1% de las llegadas internacionales de turistas, y aproximadamente un 0,5% de los ingresos mundiales por turismo. Sin embargo lWTO/UNCTAD (2001) sostienen que en estos países “el turismo puede ser una sustancial contribución al desarrollo y disminución de la pobreza”. La artesanía y el turismo unidos, tal como se ha planteado en la Conferencia Internacional celebrada en Teherán en mayo de 2006, convocada por la Organización Mundial del Turismo (OMT), la Organización del Patrimonio Cultural y el Turismo de Irán, y la UNESCO, pueden ser actividades complementarias tanto para la promoción común de ambas, como para la creación de empleo y la disminución de la pobreza. Las oportunidades que una estrategia común podría explotar, se basan en hechos tales como la expansión del turismo en los países pobres, el interés de los turistas en adquirir artesanía, la importancia económica de los artesanos en los países pobres y el papel de intercambio cultural que subyace en la elaboración artesana y el turismo, entre artesanos y turistas. Para estar en condiciones de aprovechar estas oportunidades será preciso, se ha afirmado en la Conferencia, el reconocimiento de ambas actividades en la economía local, su fomento, así como la conservación y valorización del saber hacer artesanal. Cumplir este objetivo bajo el enfoque común de lucha contra la pobreza, requiere de una aproximación específica que puede hacerse desde la perspectiva diseñada para el PPT. Las estrategias propias del Turismo Orientado a los Pobres se pueden agrupar en tres:
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El incremento de los beneficios económicos (más empleo, más empresas, más ingresos) • El aumento de los impactos no económicos (capacitación, disminución impactos ambientales, mejora de las condiciones sociales y culturales, mejor acceso a infraestructuras y servicios, etc.) • El aumento de la participación y el compromiso (implicar al sector privado en la lucha contra la pobreza, incrementar la capacidad de participación social y política de los pobres, asentar una política firme de lucha contra la pobreza, garantizar flujos de información entre grupos diversos) Mientras que muchos gobiernos han puesto el foco de los beneficios del turismo en aspectos macroeconómicos tales como la creación de empleo, la entrada de divisas o el incremento de las inversiones privadas, cada vez son más los analistas que hacen énfasis en el papel que el turismo juega para alentar la aparición de PYMEs, de relacionar sectores entre sí, tales como pesca o artesanía, en la minimización de impactos ambientales y en el mejoramiento de la cultura local. En el caso que nos sugiere el texto propuesto, se darían a priori algunas de estas circunstancias favorables respecto a la artesanía: Diversificación económica Estímulo al uso de recursos y servicios locales Integración del sector informal Integración y desarrollo local Los países pobres remarcan el potencial del turismo como factor de desarrollo integrándolo en sus planes de lucha contra la pobreza, o en sus planes sectoriales de turismo, tal como han hecho Uganda o Tanzania, en los que el primer objetivo es la reducción de la pobreza. Si los gobiernos de los países pobres quieren maximizar el potencial del turismo para luchar contra la pobreza, ello requerirá: - Tener una gran claridad acerca de las prioridades nacionales - Tener una gran coherencia entre las políticas de turismo y las políticas de disminución de la pobreza - Hacer una buena promoción e implementación de la política nacional para asegurar una buena práctica. ¿Qué dificultades pueden atisbarse en el horizonte de considerar la implantación turística como un objetivo de lucha contra la pobreza? Sin duda que si no existe la claridad y complementariedad citada, las inversiones en turismo, en especial en infraestructuras, pueden con su alto coste de oportunidad, restar recursos siempre escasos a las políticas de primera necesidad. Un reciente informe de Naciones Unidas titulado “Más allá de la escasez: poder, pobreza y la crisis mundial del agua” recuerda que una tercera parte de la población del planeta –unos dos mil seiscientos millones de personas- no dispone de letrina ni de fosa séptica. Unos mil millones utilizan para beber, cocinar, lavar la ropa y su higiene personal, aguas contaminadas por heces. En Nairobi (Kenia), uno de los países pobres de África con mayor número de llegadas de turistas se utiliza el sistema de “inodoros volantes” (bolsas de plástico) donde la gente hace sus necesidades y luego lanza al aire. En Mumbai, en la India –otro país con un crecimiento constante de turistas-, hay un solo váter por cada 1.400 personas. Sirvan estas notas para contextualizar el marco de la pobreza en el mundo. Pero, ¿quiénes son los países pobres? No hay un consenso internacional a la hora de definir la pobreza. En general se acepta un nivel de renta mínimo por debajo del cual la gente es descrita como pobre. Según el World Bank y los Objetivos de Desarrollo del Milenio establecen ese umbral en unos ingresos diarios menores de 1US$. Los países son caracterizados como pobres cuando un porcentaje determinado o una cifra absoluta de su población se sitúa debajo de ese umbral. Pueden existir otros indicadores también a escala nacional. En general estos indicadores se consideran limitados para abordar el carácter multidimensional de la pobreza. En lo que concierne al PPT, los países pobre son definidos como aquellos que contienen la mayor parte de los 1,2 billones de personas que viven con menos de 1 US$. Las debilidades propias de la artesanía y las amenazas derivadas de su integración en una economía “formal” La experiencia en algunos casos estudiados acerca del fomento de la artesanía en mercados muy competitivos, pone al descubierto las debilidades propias de un sector intensivo en mano de obra, con escasa capacidad productiva, fácilmente imitable, escasa capacidad de acceso al mercado, escasos beneficios económicos, malas condiciones laborales, bajos salarios, explotación familiar, niños, mujeres o colectivos marginales, etc.
Conforme estas artesanías compiten en un mercado global, las condiciones se endurecen y sólo aquellas de altísima calidad sobreviven, a costa de “industrializar” ciertos aspectos del proceso, que pueden ir desde la propiedad de los medios de producción, la introducción de mecanismos típicamente industriales, la concentración de la propiedad o la comercialización por grupos externos. Este proceso se ha visto cómo sucedió en su día en países occidentales, siendo España un claro prototipo en este sentido. Los llamados “mercados artesanales” son apenas un reclamo, carentes de las condiciones propias de los productos de elaboración artesanal en la mayor parte de objetos a la venta. Igual tendencia está ocurriendo en países en vías de desarrollo donde la actividad artesanal se halla muy relacionada con el turismo, caso de China, India, Túnez o Marruecos. El propio turismo de masas denigra hasta tal punto las condiciones de compra, interesado sólo en la “compra buena, bonita y barata” que acaba por romper el argumento base e cualquier trabajo, la dignidad misma del trabajador y su obra. Los zocos y mercados de algunos de los países citados son un escaparate de esta situación en la que finalmente acaba triunfando el producto copiado, no artesanal y vendido por comercializadores ajenos a la cadena de valor de la artesanía. De otro lado, las administraciones públicas que podrían llevar políticas coherentes de promoción de la artesanía, apenas se limitan a crear espacios protegidos por la administración del estado para vender ciertos objetos, dejando sin mayor intervención a la gran masa de artesanos. Más aún, cuando la regulación llega, ciertas producciones o elaboraciones artesanales, conocen tal cúmulo de condicionantes, tan inadecuados como injustos, que constituyen un nuevo golpe a la ya difícil existencia de la artesanía. En estos casos la regularización apenas llega a ser una ordenación de un sistema de recaudación de impuestos, que bajo el buen deseo de la integración económica de las llamadas actividades informales no acarrea más que su fin, perseguidas fiscalmente y con sistemas de control, costosos y arbitrarios. No es raro en este contexto de cosas observar qué está ocurriendo con las artesanías allí donde una actividad de rápido crecimiento y de alta demanda de mano de obra como es el turismo irrumpe. Al igual que ocurre con la agricultura –véase el caso de los oasis tunecinos-, la implantación y desarrollo de formas de turismo aparentemente bien intencionadas en sus objetivos de potenciar la valorización de los recursos locales no hacen sino acabar con la vieja economía cuyo orden subvierten. No es raro al igual que ocurrió en todo el mediterráneo ver n los camareros, cocineras o jardineros de los hoteles a los agricultores o artesanos que encuentran aquí una mejora salarial segura. ¿Alguien recuerda qué ha sido de la agricultura, la pesca o la pujante artesanía canaria o balear de hace tan sólo treinta años, e incluso veinte? En estos enclaves e incluso ya en los países en vías de desarrollo y también los LDCs, la industria turística se nutre de “artesanía” y productos locales “low cost” venidos del sudeste asiático. Resulta vergonzoso para una práctica cultural como la artesanía ver las cosas que se venden en muchos enclaves turísticos en tiendas que se anuncian de esta manera. Salvar las producciones artesanas, como en general las producciones de calidad e intensivas en mano de obra, se convierte en un objetivo difícil cuando entran justo en la dinámica del mercado. De algún modo, son parte expresa y sustancial de otro modo de economía pre-capitalista. Por lo tanto posiblemente estas ideas aparentemente bien intencionadas no sean sino otra forma de extender el modelo colonial de desarrollo, igual que fuera antes sobre los recursos naturales ahora sobre la actividad de las personas. Una forma más de eco-colonialismo del que venimos hablando. En el caso específico de la actividad turística será de gran trascendencia el papel y el sentido de las actuaciones que tomen en su política los tour operadores turísticos. Algunos de los principales como TUI, First Choice, Thomas Cook o My Travel disponen de programas de viaje a países en vías de desarrollo o LDCs. Dada su capacidad de decisión y control de los mercados es preciso contar con su complicidad en una política que exige compromiso voluntario y estrategias de acción a medio y largo plazo. El papel coactivo de los gobiernos locales en este sentido es absolutamente necesario (hay antecedentes en este sentido en Bhutan o en rutas incas en Sudamérica), para evitar el continuismo de las indecentes formas “enclavadas” con las que la industria turística ocupa zonas de Asia o el Caribe. Finalmente y como venimos reiterando, el consumidor tiene siempre una palabra importante en su decisión de compra. Unido a ésta pueden apoyarse importantes iniciativas locales de fomento de la artesanía o lucha contra la pobreza. ¿Por qué no definitivamente asumir los impactos derivados de la actividad la industria que se beneficia y el visitante que consume los recursos? Menos “todo incluido” y más “tasas ambientales” sería la propuesta. ¿Qué se puede hacer? ¿Cómo medir los impactos de las iniciativas de PPT?
Si asumimos que de la estrategia del PPT pueden derivarse los beneficios buscados en la economía de los pobres, será preciso disponer de políticas estructurales a todas las escalas territoriales y sectoriales, vertebradas y coherentes, de manera especial la política turística con la de lucha para mitigar la pobreza de la población. La planificación deberá estar acompañada de estímulos y elementos de control capaces de evaluar los impactos y la consecución de resultados objetivos. En ese sentido deberán valorarse por igual la expansión de oportunidades económicas para los pobres (más renta, más empleo, más formación, más ayudas económicas, etc.) como la disminución de los factores negativos coexistentes con el estado de pobreza, sean económicos o no económicos (explotación laboral, sexual, pérdida de identidad local, etc.). En este sentido acciones como la política de micro-créditos se están mostrando muy eficaces por el hecho de contribuir a eliminar o atenuar las barreras que impiden la salida de la pobreza. Por tanto, el análisis de los impactos habrá de valorarse tanto en aquellos que sean directos como indirectos. Igualmente la efectividad de las acciones deberá ser valorada por su carácter de anticipación a otros problemas, efectos multiplicadores, beneficios colaterales, y sostenibilidad misma de las actuaciones. INFORMACION: www.propoortourism.org.uk; http://www.odi.org.uk/propoortourism/index.html