Trastornos De Los Labios, Boca Y Dientes

  • October 2019
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Trastornos de los labios, la boca y la lengua El revestimiento de una boca sana (mucosa bucal) es de color rojizo y las encías, que se ajustan firmemente a los dientes, son de color más pálido. El techo de la boca (paladar) se divide en dos: el paladar duro, que tiene crestas y está situado en la parte anterior, y el paladar blando, que es liso y está en la parte posterior. Un borde húmedo-seco delimita claramente la superficie externa e interna de los labios; la externa es una capa de piel y la interna, una membrana mucosa. La superficie de la lengua está recubierta por pequeñas prominencias cónicas llamadas papilas gustativas. La boca puede verse afectada por enfermedades localizadas (que sólo afectan una zona específica del organismo). Es el caso de algunas infecciones y heridas. También las enfermedades sistémicas (que afectan al organismo en general) pueden causar alteraciones en la boca. Es el caso de la diabetes, el SIDA y la leucemia. Dado que las primeras manifestaciones de estas enfermedades aparecen a veces en la boca, el odontólogo puede detectar estos procesos antes que nadie.

Enfermedades de la boca Entre los problemas que pueden manifestarse en la boca cabría destacar varios tipos de llagas y tumores, como las aftas y el cáncer. El revestimiento de la boca o del paladar también puede experimentar ciertos cambios de color. Otros problemas consisten en el mal aliento y las enfermedades de las glándulas Imagen de aftas bucales en la parte interna del salivales. labio inferior

Aftas Las aftas son pequeñas ulceraciones dolorosas que aparecen en la mucosa bucal Aunque se desconoce la causa, parece ser que el carácter nervioso tiene un papel en su desarrollo; por ejemplo, a un estudiante le pueden salir aftas en la boca durante un examen final. Un afta es una mancha blanquecina redonda con una aureola roja. Es común que la llaga se forme sobre el tejido blando, particularmente en el interior del labio o mejilla, sobre la lengua o en el paladar blando y, algunas veces, en la garganta. Las aftas pequeñas (menores de 12 mm de diámetro) suelen aparecer en grupos de dos o tres; por lo general, desaparecen a los diez días sin tratamiento y no dejan cicatrices. Las aftas mayores son menos comunes, pueden ser de forma irregular, necesitan varias semanas para curarse y es frecuente que dejen cicatrices.

Síntomas El síntoma principal de las aftas es el dolor, que habitualmente es mayor de lo que cabría esperar de algo tan pequeño; dura de 4 a 10 días y empeora cuando la lengua roza la llaga o se ingieren alimentos calientes o picantes. En casos graves puede aparecer fiebre, inflamación de los ganglios del cuello y una sensación general de malestar. Muchas personas afectadas de aftas las padecen de forma recidivante (una o más veces al año).

Diagnóstico y tratamiento El médico, o el dentista, identifica el afta por su aspecto y el dolor que produce. Sin embargo, las llagas causadas por el virus del herpes simple pueden parecerse a las aftas. El tratamiento consiste en aliviar el dolor hasta que las llagas se curen de forma espontánea. Se pueden limpiar con algodón impregnado en un anestésico como la lidocaína viscosa, que también sirve de colutorio (enjuague bucal). Durante algunos minutos este anestésico alivia el dolor y las molestias al comer, aunque puede disminuir el sentido del gusto. Para aliviar el dolor también se puede aplicar una capa de carboximetilcelulosa (protección dentaria). Si el paciente tiene varias aftas, el médico, o el dentista, puede prescribir un enjuague bucal de tetraciclina. Las personas con recidivas de aftas graves pueden utilizar este enjuague en cuanto aparezcan nuevas llagas. Otra opción es la cauterización con nitrato de plata, que destruye los nervios que se encuentran bajo el afta. En algunos casos, el médico, o el dentista, prescribe una pomada de corticosteroides para aplicar directamente sobre las aftas graves y, para los casos agudos, se puede prescribir un

enjuague bucal de dexametasona o unos comprimidos de prednisona.

Infección por herpes oral La infección por herpes oral primario (estomatitis herpética primaria) es una infección primaria originada por el virus del herpes simple. Puede causar llagas dolorosas de rápido desarrollo en las encías y otras partes de la boca. El herpes secundario (herpes labial recidivante) es una reactivación local del virus que produce una úlcera en los labios.

Causas y síntomas Es común que un niño contraiga el virus del herpes simple de un adulto con herpes labial. Tal infección primaria en el niño (herpes primario) produce una inflamación general de las encías y un dolor extendido por toda la boca, provoca incluso accesos de fiebre, ganglios linfáticos inflamados en el cuello y una sensación de malestar general. Aunque la mayoría de los casos son leves y pasan desapercibidos, es frecuente que los padres confundan el trastorno con la dentición u otros procesos. En el plazo de 2 o 3 días, unas pequeñas ampollas (vesículas) se forman en la boca del niño. Éstas podrían pasar inadvertidas porque se revientan rápidamente, dejando la boca en carne viva y dolorida. El dolor puede sentirse en cualquier parte de la boca pero siempre incluye las encías. Aunque el niño mejora al cabo de una semana o incluso antes, el virus del herpes simple no abandona jamás el cuerpo y la infección presenta con frecuencia nuevos brotes en otro momento de la vida (herpes secundario). Las personas que no han padecido herpes oral durante la infancia pero lo contraen siendo adultos suelen tener síntomas más graves. A diferencia de la infección original, que causa llagas extendidas por Herpes simple perioral toda la boca, es común que las recidivas posteriores produzcan un herpes labial (ampollas febriles). Con frecuencia, estas recidivas se desencadenan a consecuencia de quemaduras del sol en los labios, un resfriado, fiebre, alergia alimentaria, una herida en la boca, un tratamiento dental o bien a consecuencia de la ansiedad. Un día o dos antes de que aparezca la ampolla se puede sentir un hormigueo o malestar (pródromo) en el punto en que saldrá la ampolla. Esta sensación es difícil de describir, pero quien haya padecido el herpes la reconoce con facilidad. Una llaga abierta y en carne viva puede aparecer en el labio externo y luego convertirse en costra. Dentro de la boca, la llaga aparece con frecuencia sobre el paladar. Las llagas de la boca comienzan con pequeñas vesículas reunidas en grupos que forman rápidamente una llaga enrojecida y dolorosa. Aunque sean tan sólo una molestia dolorosa para la mayoría de las personas, las recidivas del herpes simple pueden poner en peligro la vida de personas con un sistema inmunitario debilitado a causa de ciertas enfermedades (como el SIDA), procesos de quimioterapia y radioterapia o debido a trasplantes de médula ósea. En tales personas, las llagas grandes y persistentes en la boca pueden interferir el acto de comer. La propagación del virus al cerebro puede ser mortal.

Tratamiento El principal objetivo del tratamiento para el herpes primario consiste en aliviar el dolor para que el paciente pueda dormir, comer y beber con normalidad. El dolor puede impedir que el niño coma y beba; esto, combinado con la fiebre, puede causar su deshidratación. Por ello, cuanto más líquido beba el niño, mejor. Para aliviar el dolor en adultos o niños de más edad se puede usar, por prescripción médica, un enjuague bucal anestésico como la lidocaína. Un enjuague bucal que contenga bicarbonato de sodio también puede aliviar. El tratamiento para el herpes secundario es más eficaz cuando se inicia antes de la aparición de las ampollas, en cuanto se tienen los primeros síntomas (pródromo). Tomar vitamina C mientras dura el pródromo puede acelerar la desaparición del herpes labial. Para evitar la aparición de ampollas se recomienda proteger los labios de la luz solar directa, usando un sombrero de ala ancha o un bálsamo labial con protección solar. Además, se deben evitar actividades y alimentos que puedan causar recidivas. Cualquier persona con recidivas graves y frecuentes puede beneficiarse tomando lisina (disponible en las tiendas de productos alimenticios naturales) durante un período de tiempo prolongado. El bálsamo de aciclovir puede reducir la intensidad de un acceso y curar la llaga con mayor rapidez. Los bálsamos labiales, como la gelatina de petróleo, pueden evitar que los labios se agrieten y reducir el riesgo de que el virus se extienda a las zonas circundantes. Los adultos con llagas graves pueden tomar antibióticos para prevenir las infecciones bacterianas, aunque este

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