II. MODOS DE REPRESENTACION DE LA REALIDAD Según lo que hemos visto en la primera parte del presente trabajo, se puede colegir que, para Bruner, el aprendizaje es activo, teniendo el individuo una estructura cognitiva basada en la asociación con los conocimientos previos que le permite construir conocimiento y realizar inferencias. La representación de la realidad que se realiza mediante la cognición puede adquirirse de tres maneras o modos (llamados también, sistemas de procesamiento de la información), empleados en diferentes momentos evolutivos del desarrollo debido a la necesidad de recursos cognitivos suficientes según se van complicando. Dichos modos de representación no son excluyentes entre sí, pudiéndose aplicar varios a la vez para facilitar el aprendizaje1. Al tratar de examinar la influencia que tienen estos tipos de representación en la educación, Bruner constató que incluso las personas que han accedido a la etapa de la representación simbólica, se valen todavía a menudo de la representación enactiva e icónica, cuando van a aprender algo nuevo. En consecuencia, Bruner aconseja a los educadores que utilicen en las escuelas la representación por la acción y la representación icónica, cuando vayan a enseñar algo nuevo.
2.1. Representación enactiva En este modo, el conocimiento se adquiere a través de la acción e interacción directa con el elemento a conocer, implica codificar información basada en acciones y almacenarla en nuestra memoria. Esta modalidad para representarse la realidad es típica de estadios iniciales del desarrollo, es decir en los primeros años de vida (0-1 años). Es el tipo de representación que se obtiene con un aprendizaje procedimental, como aprender a ir en coche o en bicicleta, o a utilizar los cubiertos para comer. El niño representa eventos pasados a través de respuestas motoras, es decir, un bebé “sacudirá un cascabel” que acaba de ser quitado o caído, como si se esperara que los propios movimientos produjeran el sonido acostumbrado. Y esto no solo se limita a los niños. Muchos adultos pueden realizar una variedad de tareas motoras (mecanografiar, coser una camisa, operar una cortadora de césped) que les resultaría difícil describir en forma icónica (imagen) o simbólica (palabra).
2.2. Representación icónica Se conoce a través del modo icónico cuando se emplean elementos visuales reconocibles y poco simbólicos, como una fotografía o dibujo. Este modo consiste en representar cosas mediante una imagen o esquema espacial independiente de la acción. Echa mano de la imaginación. Se vale de imágenes y esquemas espaciales más o menos complejos para representar el entorno. Según Bruner2, es necesario haber adquirido un nivel 1
GUILAR, M (2009). “Las ideas de Bruner: de la revolución cognitiva a la revolución cultural”. Educere, Caracas. Pág. 13. 2 BRUNER, J. S. (Ed.). (1980). “Investigaciones sobre el desarrollo cognitivo”. Pablo del Rio, Madrid. Pág. 122.
determinado de destreza y práctica motrices, para que se desarrolle la imagen correspondiente. A partir de ese momento, será la imagen la que representará la serie de acciones de la conducta. Su desarrollo va desde 1 a 6 años, edad en que la mayoría de niños y niñas son capaces de utilizar este tipo de representación, debido a su mayor nivel de desarrollo. Para algunas personas esto es un proceso consciente; mientras que otros afirman que no lo experimentan. Esto podría explicar por qué, cuando estamos aprendiendo un nuevo tema, a menudo es útil utilizar diagramas o ilustraciones para que la información verbal sea más comprensible.
2.3. Representación simbólica Conocer desde un modo simbólico implica que se obtiene la información a través de símbolos, tales como palabras, conceptos, abstracciones y lenguaje escrito. El nivel de desarrollo intelectual necesario para este tipo de representación es mucho mayor que las anteriores, pues requiere tener capacidad de abstracción y reconocimiento de símbolos y su significado. Se considera que este tipo de representación ha surgido alrededor de los siete años de edad en la mayoría de niños y niñas. En este punto es donde la información se almacena en forma de un código o símbolo, como el idioma. Esta es la forma de representación más adaptable, ya que las acciones y las imágenes tienen una relación fija con aquello que representan. Los símbolos son flexibles, ya que pueden manipularse, ordenarse, clasificarse, etc., de modo que el usuario no se ve limitado por acciones o imágenes. En la etapa simbólica, el conocimiento se almacena principalmente como palabras, símbolos matemáticos o en otros sistemas de símbolos. La teoría constructivista de Bruner sugiere que es más eficaz, cuando se enfrenta con información nueva, seguir una progresión desde la representación enactiva hasta la representación simbólica; esto es cierto incluso para aquellos estudiantes ya adultos. El trabajo de Bruner sugiere también que un alumno, incluso de una edad muy temprana, es capaz de aprender cualquier tipo de información siempre y cuando esta esté organizada apropiadamente, lo cual desafía la concepción y creencias de Piaget y otros teóricos de su época.