Trabajo Grupal A. Escobar

  • June 2020
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Universidad del Cauca Facultad de ciencias humanas y sociales Programa de Historia Problemas contemporáneos de América Latina

Lady Fátima Puertas 6803-10 Roberto Javier Solarte 6803-1028 David Fernando Prado 6803-1009 Alejandro Castillo Rozo 6803-1020

Capítulo Primero- Introducción: el desarrollo y la antropología de la modernidad. En el primer capítulo de su texto, Arturo Escobar nos ofrece un panorama general del libro, y simultáneamente, establece los lineamientos teóricos y metodológicos desde los cuales parte su investigación. Para este efecto, utiliza como principal referente las obras de algunos autores (también tercer mundistas) que han problematizado previamente la temática que el se propone tratar. Entre ellos, encontramos a Edward Said que expone en su Orientalismo todos los referentes discursivos establecidos desde occidente para interpretar desde una posición de superioridad y dominación, las sociedades orientales. También encontramos en este grupo el trabajo de V.Y. Mudimbe, La invención de África, donde investiga los fundamentos del discurso donde se establece una historicidad que no corresponde a la africana, proponiendo la búsqueda de una mayor autonomía de estos regímenes de representaciones típicamente occidentales. Otro referente es el estudio de Chandra Mohanty, feminista de la India que investiga los estereotipos atribuidos a las mujeres del Tercer mundo y su intervención en las relaciones de poder. Escobar se propone partir de esta perspectiva que el llama posestructuralista “en el sentido de que parte del reconocimiento de la importancia de las dinámicas de discurso y poder en la creación de la realidad social” para abordar el problema del desarrollo como un fenómeno culturalmente creado, apartándose de la interpretación convencional por él mismo creado, que lo vindica dogmáticamente como algo objetivo, concreto e inexorable históricamente. Consideramos realmente legítimo tratar los fenómenos de nuestra propia sociedad con un margen de distanciamiento y extrañamiento, pues es en esta dinámica donde se puede observar con mayor nitidez la forma del mismo; sin embargo disentimos totalmente del tratamiento peyorativo con el que Escobar lo pretende asumir desde un comienzo. La primera referencia al concepto de desarrollo la encontramos desde un comienzo en el discurso del presidente Harry Truman, que en su posicionamiento propone la clara intención de ayudar a las sociedades que no se encuentran alineadas bajo los ideales de orden y progreso por ellos legitimados. La estrategia que solucionaría todos sus problemas (pobreza, desnutrición, baja productividad, atraso en las áreas del conocimiento, violencia, desempleo, y en general subdesarrollo) tenía tres principales fuertes: el capital, la ciencia y la tecnología, que en su proceso de implementación, configuran un plano axiológico e interpretativo (que el denomina 1

régimen de representación) donde los significados de mundo adquieren unas profundas connotaciones socio-políticas, que es necesario observar como históricamente singulares. Capítulo Segundo- La problematización de la pobreza: la fábula de los tres mundos y el desarrollo. Ahora bien, establecidos los parámetros teóricos y metodológicos desde los cuales parte, nuestro autor procede a exponernos el primer acápite de su trabajo. En este capítulo, Escobar empieza con un epígrafe que a grandes rasgos, nos permite ver la pregunta central de su capítulo. En él, Mahid Rahnema1 relativiza el concepto de pobreza, pues está basado en la convicción de una carencia o deficiencia de algo; así las cosas, el epígrafe nos sugiere que lo necesario y lo accesorio son también categorías variables que no se pueden establecer con perentoriedad. El primer problema abordado por Escobar, que a su vez le permite continuar con la indagación, es la consolidación de un discurso alrededor de la pobreza después de los años cuarenta, pues antes, no se consideraba con las connotaciones que a partir de esta fecha adquirió: El Banco Mundial, basado en cálculos estadísticos comparados, llegó a la conclusión de que más de la mitad de la población mundial vivía en condiciones de pobreza, es decir, recibía un ingreso per cápita de menos de 100 dólares promedio anual. Este “descubrimiento” llevó a las naciones auto denominadas primer mundistas2 a intervenir en el endémico problema, pues había adquirido el carácter de problema social que obviamente debía ser solucionado. Sin embargo Escobar no menciona cómo parte del incentivo a esta intervención radicaba en que estas condiciones podían conllevar peligrosamente a la adaptación de modelos político-económicos socialistas en estas naciones Tercer mundistas. De cualquier forma, el siguiente sub-acápite lo dedica a tratar la solución que se propuso al problema: Si la pobreza radica en los bajos ingresos de la población, la solución era lógicamente acrecentar los mismos a través del medio que se consideraba el único adecuado para tal fin, es decir, el crecimiento económico. Ahora bien, ¿cómo lograrlo?. La estrategia del desarrollo tenía ya un modelo a seguir: el ejemplo del Primer mundo. Además, algunas organizaciones internacionales contribuirían en el proceso de desarrollo. El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, organizaciones económicas de planeación y crédito, 1

Rahnema Majad, “Pobreza global: el mito de la pauperización”, 1991.

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En este capítulo, Escobar explica el origen de esa nomenclatura: el Primer mundo, eran las naciones que

participaban activamente en la dinámica del capitalismo. Segundo mundo, eran las naciones declaradas políticamente socialistas, y el Tercer mundo, eran todas las demás que la primera y la segunda categoría excluían.

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cumplirían un papel axial, y en connivencia con el temprano intervencionismo político norteamericano llevarían a cabo su tarea. A continuación, el autor propone hacer un recuento de los acontecimientos históricos de mayor relevancia para el tema abordado. Entre estos, encontramos cómo en la coyuntura de postguerra, los conceptos de subdesarrollo y Tercer mundo empiezan a ser discutidos en el ámbito político internacional. Por otro lado, la posición de Estados Unidos como potencia militar y económica lo lleva a un lugar privilegiado en la geopolítica internacional. Así, el discurso del desarrollo surge paralelamente a los intentos de EEUU por expandir sus mercados, invertir su capital, comprar materias primas a bajo costo, acabar con el socialismo e imponer la Doctrina de la Seguridad Nacional. Además cabe mencionar cómo la aplicación de estereotipos a la población del Tercer mundo donde los juicios racistas salen a flote, toma parte en la justificación dada para la intervención en el multidimensional problema de la pobreza, asociado con la desnutrición, la ignorancia, la insalubridad, la inmoralidad y la barbarie. Gran parte de la solución a esta problemática, radicaba en la implementación científico-tecnológica de carácter moderno proveída (con serios condicionantes de patentes y costos) por los países desarrollados, para de esta forma, modernizar los sectores de la producción y la vida urbana, lo que inexorablemente creían que conllevaría a la erradicación definitiva de la pobreza y sus codeterminantes. Esto, aunado a la difusión del conocimiento científico objetivo y empírico, sacaría a nuestras naciones del atraso en el que se hallaban subsumidas. Ahora bien, la conclusión a la que llega Escobar es la que expone en su tercer y último subacápite: “El discurso del desarrollo”. Según el autor, la interacción de múltiples organizaciones internacionales y prácticas institucionalizadas encaminadas en dirección al desarrollo, crean un sistema cerrado, hermético y hegemónico desde el cual se representa la realidad3; en éste, confluyen la industrialización, la urbanización, el auge de las ciencias positivas, las organizaciones internacionales, las políticas locales, el neoliberalismo, el mercado transnacional, etcétera. Así las cosas, el Tercer mundo es incorporado a la política de conocimiento especializado implícito en la visión de mundo científica de occidente, fenómeno que el autor denomina la “profesionalización del desarrollo. También nos habla de la “institucionalización del desarrollo”, es decir, “la creación de un campo institucional desde el cual los discursos son producidos, registrados, modificados estabilizados y puestos en circulación”4.

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No participamos de esta idea en la medida en que teóricamente cierra las posibilidades de la creación de cualquier contra-discurso, lo que evidentemente no sucede con tal rigidez hermética. 4 Escobar Arturo, La invención del Tercer mundo, pag. 97.

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Capítulo Tercero- La economía y el espacio del desarrollo: fábulas del crecimiento y el capital. A grandes rasgos, gira en torno a cómo las primeras misiones y la llegada de la economía del desarrollo, construyó en sus regímenes de representación una imagen peculiar del “Tercer mundo” tratando de objetivizarlo, y creando un modelo ordenado, que dió como resultado, según las conclusiones de nuestro autor, la construcción de Colombia como “subdesarrollada”, de igual manera se impuso una visión única y “verdadera” de la realidad, relegando o marginando otro tipo de representaciones alternativas, no hegemónicas. En este orden, otra de las conclusiones que Escobar menciona es que, lo que instauró el discurso de la economía del desarrollo fue una conciencia histórica, epistemológica y cultural y un espacio con unas reglas del juego determinadas, donde se piensa y se vive acorde a sus prerrogativas. En esta primera parte, que sirve como introducción a todo el capitulo, Escobar también rastrea cómo el discurso de la economía del desarrollo se transforma desde 1949 hasta 1979, año en el cual desaparece, dándole paso al modelo neoliberal, girando a los modelos clásicos económicos, acarreando toda un proceso de pérdida de autonomía de nuestro país, debido al acoso de la deuda externa y la privatización de empresas, entre otras estrategias, concluyendo que el ajuste económico se enfocó en “un desarrollo con base en el mercado” eclipsando o ignorando todos los aspectos socio-culturales en cuestión. Las otras problemáticas centrales, se exploran a lo largo del capitulo, acorde a las divisiones en las cuales el autor lo expone, en este orden se abordarán dichas problemáticas y las conclusiones a las que llega Escobar. En la primera parte se trata la economía y ciencia como construcciones culturales; aquí se analiza cómo la economía construye una imagen “verdadera” del mundo cuya característica principal es omitir la dimensión cultural en sus discursos, al mismo tiempo que configura unos mecanismos de poder y verdad los cuales buscan la institucionalización de una sociedad disciplinada y normalizada, transformando a los individuos y sociedades. Las conclusiones de Escobar mencionan la importancia de la antropología de la modernidad y la economía cultural, como metodologías que nos ayudan a develar qué es lo que subyace como normal, en la invención cotidiana que generó los discursos económicos en las sociedades e individuos modernos. La segunda parte, versa sobre cuales fueron los discursos clásicos y neoclásicos, antes del desarrollo. En este apartado, la problemática explora los soportes básicos de la economía, su fe en el mercado autorregulado y en equilibrio, y cómo esto se desboronó a la llegada de la

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gran depresión, pero dejando sus principales bases intactas, y quedando identificado solo con el mercado. Hasta este punto Escobar concluye que en esta coyuntura, el problema de la distribución, planteada por los economistas neoclásicos, desapareció de la esfera social y política, y se encamino a la optimización basada en la competencia y en la racionalidad perfecta. En este apartado también se explora el surgimiento del keynesianismo del Estado benefactor y cuales fueron sus principales planteamientos, y qué de esta teoría se aplicó en nuestras sociedades, y qué no. Las conclusiones al respecto es que el keynesianismo, se aplicó de tal forma, que surgieron nuevas maneras de control y de organización, enfocadas en la eficiencia del trabajo y el capital, y que su aporte más importante en cuanto a la función social que debería cumplir el Estado se desconoció por parte de los economistas. La tercera parte sobre la economía y el desarrollo en las décadas de 1940 y 1950, Escobar se remite a los antecedentes del desarrollo, cómo se construyó la economía subdesarrollada y se consideró el elemento crecimiento como factor clave para encarar esta problemática a través de la acumulación de capital, ahorro, inversión extranjera e industrialización. Al igual que expone cuales fueron los modelos mas influyentes de desarrollo económico en nuestro país y su inconvenientes y críticas, las principales conclusiones del autor, es que los modelos que se aplicaron fallaron por su carácter netamente racional, anacrónicos a las realidades sociales y económicas de nuestra sociedades. Finalmente la última parte es una reflexión crítica sobre el papel de la antropología, en la consolidación de los mecanismos hegemónicos de control en las sociedades locales, debido a sus desaciertos metodológicos y su incapacidad de generar visiones y discursos descentralizados del influjo hegemónico. Capitulo Cuarto: La dispersión del Poder: Fábulas del hambre y el alimento. Escobar desarrolla su análisis, girando en torno a cuatro problemas principales, los cuales expondremos ordenadamente a continuación, con las pertinentes conclusiones a las cuales llega el autor. En primera instancia, se aborda tanto en la introducción del capitulo, como en el primer subtitulo la Etnografía institucional: la burocratización del conocimiento sobre el tercer mundo. El autor rastrea los antecedentes de los discursos que problematizan el hambre, y cuales son los regímenes de representación que se ponen en práctica y el juego de visibilidades de las cuales se valen, poniendo de manifiesto que el discurso ejerce una violencia simbólica, al representar a las poblaciones campesinas del tercer mundo, desde una óptica deshumanizante impuesta desde la diferencia en contraste con las sociedades del primer mundo. De igual manera 5

Escobar indaga sobre cuáles son las reglas del juego que pretende instaurar el discurso, a través de su practicas institucionales y profesionales, concluyendo en este primer apartado, que uno de sus efectos es privilegiar cierta subjetividad, marginando a las sociedades receptoras del progreso, así mismo concluye que el discurso construye a sus “clientes” de antemano sin conocerlos en sus propias realidades, al igual que todos los esquemas y procedimientos que estructuran su implantación. En este orden de ideas, el autor también menciona que la institucionalización del discurso, articula las relaciones de poder burocráticas y el conocimiento con el fin de imprimir cierta racionalidad y carácter de veracidad a la “realidad” que representa, al mismo tiempo que margina otras alternativas de visualización, y desplaza la problemática real al campo de la logística y administración burocrática y racional. Este apartado finaliza, concluyendo que el discurso mediatiza y sustituye las relaciones y prácticas reales de los beneficiarios, al igual que define la importancia de la etnografía institucional como metodología que nos permite ver lo que hemos aprendido a ignorar, con el inconveniente que Escobar no menciona que aspectos son los que hemos aprendido a ignorar de nuestra cultura. En el segundo subtitulo: Nacimiento, vida y muerte de la estrategia de planeación y de las políticas de alimentación y nutrición, la problemática gira entorno a cómo las FNPP 5 construyen e irradian el discurso del hambre en la ruralidad y el campesinado, a través de la planeación y su inherente juego de “visibilidades móviles” juego en el cual, solo resulta visible lo permitido, según los intereses y procedimientos burocráticos, ocultando simultáneamente las realidades sociales y su actores. Las estrategias que utiliza el discurso para desplazar el conflicto social y político a la dimensión racional, también se encuentran presentes. En este apartado las conclusiones del autor, apuntan a que la construcción y aplicación de este discurso respondió en primera instancia a obtener una “radiografía” del problema nutricional del país, con el ánimo de construir políticas, que sean manejables, acorde a los dispositivos de poder que se quieren instaurar, ocultando de nuevo los aspectos incómodos que presente la realidad que se interviene, despolitizándola y burocratizándola. El tercer apartado: La crisis agraria y su contención a través de la planeación en Colombia versa sobre el problema que representó la reforma agraria en 1950, a quienes favoreció, realmente, y cuáles eran los intereses de Estados Unidos al impulsar la llamada revolución verde. En este orden, Escobar concluye que la reforma solo favoreció a los grandes capitalistas y los cultivos de exportación, en detrimento de los sectores tradicionales, y que la revolución

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Food and Nutrition Planning and Policy.

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verde represento una estrategia más de desmovilización y despolitización del campesinado y buscó generar excedentes exportables, agravando la situación interna del país. Finalmente en el último apartado, se instala la problemática, en los procesos de planificación del DRI (desarrollo rural integrado) y el PAN, cuales fueron sus estrategias e intereses de por medio. Escobar concluye que el DRI buscó un incremento de la producción en las regiones donde incursionó, racionalizando e insertando estas regiones a la economía de mercado, en busca de la conquista de nuevos territorios para el mercado, despolitizando los conflictos sociales. Al mismo tiempo concluye que se deben adelantar políticas de afirmación cultural mediante la liberación de espacios al interior, al margen de los efectos-instrumento del desarrollo y en una posición ventajosa frente a la imposición cultural. Capítulo Quinto- Poder y Visibilidad:Fábulas de Campesinos, mujeres y medio ambiente El problema central del capitulo radica en estudiar la historia del desarrollo desde las transformaciones del discurso. Examina como el régimen del discurso va insertando en su campo de visión diferentes sujetos o entidades; esto se explica porque el aparato discursivo trabaja mediante mecanismos de abstracción que enlazan lo visible y lo expresable. En este orden de ideas el descubrimiento de campesinos como productores racionales, mujeres y medio ambiente corresponden al la creación de la modernidad por parte del discurso y la práctica que transforma las relaciones sociales. El autor muestra la manera cómo el campesino es aprehendido por el discurso en términos de la racionalidad económica occidental y necesitado del acceso al capital y la tecnología para ser modernizado. Así mismo explica el papel del Banco Mundial como agente de imperialismo económico y cultural que intervino y modificó la sociedad rural evadiendo su responsabilidad ante los fracasos de los proyectos. Concluye afirmando que las luchas campesinas no son tanto una lucha por lo material, sino una lucha simbólica que propugna por la autoafirmación cultural como medio de resistencia; ésto lo analiza desde la perspectiva del discurso y el contradiscurso. La aparición de la mujer en el campo de visibilidad del discurso surge según el autor, no como un proceso democrático sino por imperativos económicos para garantizar la viabilidad de los proyectos.

Cuando la mujer entra en el campo mediante la institucionalización y

profesionalización del conocimiento, el discurso genera por su intervención transformaciones en su estatus social, en las relaciones de género, en la división sexual del trabajo y las relaciones en el hogar apoyado en el uso del patriarcalismo modernizado de occidente que relega a la mujer a actividades pasivas en el nivel económico. Sin embargo, cuando el género 7

se hace visible en el discurso se afirma la neutralidad del género en el desarrollo colocando a las mujeres en situaciones de mayor inequidad económica, social y cultural. Como conclusión, Escobar afirma que el discurso mujer y desarrollo deberá desarrollar formas de conciencia y organización basadas en el género aceptando las diferencias como medio para mejorar las condiciones de vida de las mujeres y superar la mirada que las convierte en sujetos de preocupación problemática. El medio ambiente según el discurso del desarrollo radica en la transformación que sufre la naturaleza de ser una entidad independiente para ser un recurso humano. De esta manera la gestión ambiental arranca a las comunidades del tercer mundo de su contexto local y las define a la vez como recursos. Queda entonces la naturaleza fundida con el sistema urbano industrial dando paso al desarrollo sostenible como alternativa para combatir la pobreza, sostener el crecimiento y proteger la naturaleza.

Las consecuencias de ésto es que la naturaleza es

resignificada por el capital como recurso y a su vez trasforma la vida humana, ya que la primera exige la conquista semiótica de los conocimientos locales para sostener la naturaleza y erosiona la autonomía cultural. Sin embargo Escobar reconoce en el desarrollo sostenible un intento por articular la modernidad y el capitalismo antes de la aparición de la cibercultura, ya que ésta demostrará ser una fuerza capaz de transformar la sociedad debido a la reforma en la relaciones entre maquinas, naturaleza y tecnología. Escobar concluye a modo de alternativa con una propuesta que entienda a la naturaleza según la práctica cultural. El tercer mundo, dice el autor, deberá situarse en relación con los procesos de globalización simbólica y material para superar su posición subordinada en la escena global. Capítulo Sexto- Conclusiones: visualización de una era del posdesarrollo. Cuatro son los ejes problemáticos que Arturo Escobar ofrece en el último capítulo a modo conclusión. Cada uno sucintamente se centra sobre problemas que este autor ha desarrollado en todo su texto, aclarando algunos conceptos y redundando sobre otros. En primera medida, Escobar desplaza su análisis sobre el contenido implícito que las estadísticas ofrecen cuando miden proporcionalmente condiciones de consumo y niveles adquisitivos; estas variables establecen amplias márgenes de desigualdad entre unos países y otros, construyendo una margen de diferencia que ubica a unos en el polo del desarrollo frente a una enorme base de países subdesarrollados. El segundo eje de las conclusiones está centrado en interpretar uno de los sentidos del discurso del desarrollo. Para Escobar el principal sentido se alberga en ser un dispositivo que garantiza niveles de representación ¿qué quiere decir esto? que el discurso del desarrollo se instala en una sociedad modelando su cotidianidad y todas sus expresiones ya 8

sean literarias, políticas, económicas,

artísticas, cinematográficas y audiovisuales;

convirtiendo cada punto en un lugar de encuentro donde una cultura tradicional se desaloja a cambio de unas condiciones y paradigmas de la modernidad. La interpretación que se establece de facto para esta suplantación es un descentramiento de valores que generan lugares de violencia, dados a partir de la transformación de valores y acciones que garantizan niveles de representación de una sociedad. La representación se instala en el orden del discurso, lo cual remite a Escobar a aclararar una de las dimensiones del lenguaje, donde advierte, que el acto de decir es hacer, en otras palabras que el lenguaje es acción; en tal sentido al ser la representación una forma de decir de una sociedad y por lo que se ha expuesto, también es una forma de hacer, el problema se instala en el orden de lo político. El tercer eje se encuentra en la explicación y ampliación de la metáfora “culturas híbridas” y sus implicaciones para América Latina, lugar donde se genera el término a partir de una serie de interpretaciones. Escobar reconoce inicialmente dos condiciones, por un lado la heterogeneidad temporal y social de la modernidad latinoamericana y en segundo lugar las demandas sociales que han surgido de ella. Esto lo lleva a identificar que los términos de tradición y modernidad que se usan cuando se habla de pensar la sociedad latinoamericana solo se instalan en estos dos bloques dado el paradigma del desarrollo, que excluye cualquier otra posibilidad, mutilando otras formas de decir que se extraigan del modelo hegemónico, en este orden hablar de “culturas híbridas” es interpretado por el autor como una salida que faculta el uso de nuevos lenguajes. Finalmente, el cuarto eje recoge las argumentos que este autor ha ofrecido como alternativas al modelo del desarrollo, argumentando de entrada las garantías –políticas- que debe otorgar una sociedad a sus expresiones textuales, visuales y artísticas o cualquier otra manifestación que posibilite a un grupo niveles de representación,

asegurando

así la

diferencia cultural como fondo y herramienta para la vida social. Ahora bien, las conclusiones a las que llega Arturo Escobar en cada punto son las siguientes. Cuando se trata de estadísticas, estas deben ser observadas desde sus consecuencias políticas, desde la construcción de subjetividades, la formación de la cultura y la construcción del poder social ¿por qué? la respuesta nos la da el segundo nivel en el que el autor ha señalado la relación entre el decir y el hacer, ya que Escobar reivindica las posibilidades de hacerle frente al modelo construyendo en el hacer nuevas afirmaciones y visibilizaciones que garanticen nuevas formas de decir, las cuales sean orientaciones para imaginar una discontinuidad anudada en el discurso desde los Siglos en que se articuló las ecuaciones interpretativas :Civilización/Barbarie,

Tradición/Modernidad

(Progreso),

Desarrollo

(Primer

mundo)

/Subdesarrollo ( Tercer Mundo). En otra instancia, plantea los límites y sugiere advertencias 9

sobre hablar de “culturas híbridas”, advierte que hablar de hibridación no es desmontar las estructuras de dominación, ni tampoco el desmonte de imaginarios y cosmologías de las tradiciones milenarias latinoamericanas, pero asegura –con demasiada certeza- que implica una recreación de la cultura y por tanto el laboratorio de nuevas subjetividades, que anudadas unas a otras por medio del tejido social garantizan una transformación de la vida social. Al respecto de estos cuatro puntos pensamos que Escobar finaliza su texto recogiendo puntos centrales que han sido foco de argumentaciones en cada uno de los capítulos que anteceden a las conclusiones; lo que recoge en nuestro criterio resalta elementos fundamentales en torno al discurso y a la acción política como forma de transformación de la vida social, lo cual históricamente cobra valor, ya que son los movimientos que agrupan varios sectores lo que garantizan las transformaciones en la sociedad. Por otro lado, es evidente el problema de la representación en el cual el autor ha resaltado características fundamentales pero ha descuidado elementos orgánicos del problema. Destaca el papel que la representación cumple en la sociedad y la tarea que tiene ésta de recrear formas de representación como condición para la diferencia que garantiza un límite a cualquier intento de hegemonía Occidental. Descuida en nuestro criterio las condiciones históricas de Occidente, donde América Latina ha estado insertada por varias vías –mentales, económicas, políticas- desde el Siglo XVI, lo cual lo ha hecho partícipe de diversos procesos. Los procesos históricos son el punto más descuidado en Escobar, una grave omisión que reduce sentidos a diversos conceptos y problemas ubicados en el eje de la duración y la continuidad.

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