Tony

LA CAJA emBOBA YAMILA FERRIGNO Gris, negra, grande o chica; muchos se sentirían perdidos sin ella. La televisión, ese mundo mágico plasmado de imágenes, la cual nos informa, nos entretiene... Veinte años atrás tener una tele significaba mucho más que poseerla, no todos disfrutaban de este invento, y quienes lo hacían gozaban de cierto prestigio, dando a entender su poder adquisitivo. Tan insignificante cuando está apagada, tan atrapante cuando se enciende. Miles de ruidos, colores, gestos, palabras reflejadas a través de un cristal. Encenderla es sumergirse a un mundo mágico; a través de ella disfrutamos, reímos y lloramos. Historias, noticias, amores, odios, rencores, todo se puede encontrar en la pantalla. Hay personas que la consideran una compañía, otras el mejor invento que se pudo haber hecho, y algunas simplemente una basura. Las opiniones acerca del cristal electrónico son tan amplias como la diversidad de cosas que toman protagonismo en ella. Un medio de comunicación, un elemento para comunicarnos, para transmitir información. Pero ... ¿ es así?. Podemos pasarnos horas frente a la " caja boba" pegados en una silla, de pie, sentados, con los ojos llorosos, con una sonrisa en los labios, abiertos la boca, pero mudos, ni un susurro, ni un movimiento, sin darnos cuenta de que hay gente a nuestro alrededor... ¿ es eso comunicar?. ¿ Une o aisla?. Hay quienes sostendrán que es el objeto ideal para compartir momentos en familia o entre amigos, otras tantas afirmarán que la tele nos congela, nos atrapa y nos hace estar ausente de la realidad para asistir a ese universo del cristal electrónico. A veces nos ayuda a evadir nuestros problemas, nos muestra un mundo de historias que siempre terminan felices, idealiza a las personas y a las situaciones. Otras veces, nos ofrece un sin fin de situaciones dramáticas que nos hacen volver a la realidad. En muchas oportunidades no le encontramos lógica alguna a lo que estamos viendo, pero en ningún momento se nos cruza por la cabeza apagarla. Catorce, veinte, veintiocho pulgadas, lo mismo da, en ella se compacta las infinitas circunstancias de la vida. En tan solo minutos puede generar una combinación extraordinaria de sentimientos: puede hacernos poner nerviosos, tranquilizarnos, reír, llorar, emocionarnos, deprimirnos y hasta reflexionar. Acompañados nos sentimos con ella encendida, y hasta a veces nos cambia el humor. Después de un día no muy grato, al llegar a nuestra casa, esta nos espera en el lugar de siempre para sumergirnos en su planeta. Es increíble todo lo que es capaz de producir, como muchos la llaman, la "caja boba". Pero la pregunta es ¿ los bobos no somos nosotros al quedarse tan hipnotizados frente a la pantalla?, ¿ los tontos no somos nosotros al sumergirnos a tal punto en ese mundo que nos olvidamos de nuestro alrededor?. Sorprendente, mágica, atrapante cuando está encendida. Insignificante, aburrida y hasta inútil cuado está apagada. De boba no tiene nada, ninguna otra cosa logra concentrar a miles de personas a su alrededor y conseguir ser el centro de atención durante un tiempo indeterminado. Nos ofrece de todo, con poco nos quedamos y se lleva algo tan preciado como lo son los segundos, minutos, horas, días, meses y años de nuestras vidas.