Teatros Con demasiada frecuencia tratan las oxidadas materias de apropiarse de determinado patrimonio histórico, barriendo el conocimiento hacia sus arcas. «Esto es arquitectura» o «Esto es cultura» es a día de hoy un modo demasiado simplista de clasificar la belleza que conservamos del pasado, como si esta hubiese sido creada con etiquetas. Nada más lejos de la realidad, hoy hablamos de la evolución de los teatros a lo largo de la historia, y de lo que estos dicen de la arquitectura de la época. Porque ambas materias, teatro y arquitectura, han sido más permeables entre sí y se han necesitado la una a la otra mucho más de lo que en un principio pensamos. Teatro griego: los dioses tienen algo que decir Los teatros fueron durante muchos siglos el máximo exponente de la cultura de masas. En la antigüedad fueron el equivalente a nuestra televisión o streaming. Los primeros teatros no escenificaban para unos pocos, sino que transmitían las palabras de los dioses (muy prolíficos en tiempos griegos) a cuanto más pueblo mejor.
Vista de la orchesta (planta circular en el fondo de la pendiente) del Teatro de Epidauro desde la grada superior. Fuente: Gonzalo Serrano Espada De la falta de un espacio donde muchos de estos ciudadanos pudiesen escuchar las palabras recogidas en los cantos, pronto empezaron a surgir grandes explanadas llanas o cónicas donde se podía sentar uno a contemplar las obras. Durante un tiempo estas versiones no difirieron mucho de los círculos o semicírculos que uno forma en un campamento, pero quedó patente que aquello no era suficiente para todos los oyentes.
Plantas tipo de los templos griegos. Angostas y repletas de muros, hacían imposible las representaciones interiores. Fuente: Bojan Jankoloski La alternativa a esto podían haber sido los templos, pero el limitado espacio entre muros y columnas –resultado de una construcción no demasiado avanzada y de un conocimiento escaso del comportamiento de los materiales– obligó a colocar losas sobre aquellas las explanadas mencionadas. Aprovechando las pendientes para hacer las gradas, pronto apareció el teatro griego.
Planta del Teatro de Epidauro (en fotografía más arriba). Fuente: Laboratorio Artaud Pese a su sencillez, ya contaba con elementos hoy reconocibles como filas de butacas (koilon, gradas), pasillos interiores (scale para los radiales y diapsoma para el que tiene forma de arco), escenario (orchesta) y decorados (skené). Aunque resulta difícil igualar según qué elementos por cómo ha evolucionado el teatro hacia nuestros tiempos. Por ejemplo, los decorados griegos consistían en poco más que un edificio fino de varias plantas sobre el que colgaban cortinajes o colocaban atrezo básico, muy lejos de las producciones modernas en las que los escenarios realizan auténticas transformaciones. Además, el espacio de orchesta recogía en un inicio tanto la instrumentación como la representación. El teatro romano: los humanos también opinan (aunque poco) El teatro romano apenas sí añadió o retiró elementos, probablemente porque su tecnología arquitectónica tampoco había evolucionado lo suficiente como para distanciarse de la griega. Lo que sí hicieron fue separar la orchesta –que se transformó en un foso, del proscaenium que daría lugar al escenario.
Teatro romano de Bosra (Siria). (1) Scaenae frons (2) Columnatio (3) Proscaenium (4) Pulpitum (5) Orchestra (6) Cavea (7) Aditus maximus (8) Vomitoria (9) Praecinctio (10) Tribunal (11) Basilica (ver Teatro romano/Estructura). Fuente: Joris. Una mejor comprensión de la física acústica hizo modificaciones ligeras en la inclinación y las distancias, y permitió hacer los teatros ligeramente más grandes. A medida que las doctrinas sobre dioses iban perdiendo peso para dar paso a los mitos (y de estos a las historias de humanos), el escenario empezó a llenarse de columnas hasta acabar con dos o tres hileras (más claras en la foto delante del scaenae frons). Hacia el final del gobierno romano, los teatros contaban más historias humanizadas que divinas. Tragedias, comedias, sátiras, críticas políticas, mímicas, farsas… La cultura del teatro se enriqueció durante siglos a medida que los muros se hacían más anchos y las construcciones más permanentes. Luego, la cultura se apagó en Europa… Teatro oriental: escuchando a una naturaleza flexible Por suerte, la chispa del conocimiento seguía encendida en otra parte del mundo mientras el Mediterráneo sufría los estragos de las guerras religiosas. A diferencia de los dioses griegos, los Dioses con mayúsculas no eran hermanos entre sí, y sus seguidores combatían en batallas que hacían temblar la cultura a golpe de acero. Cultura que en la India (hinduismo), en Japón (sionistas) y China (budistas) se manifestaba mediante el canto, la danza o la mímica. Esto no quería decir que luego no saliesen a partirse la cara entre pueblos vecinos, pero sí que tuviesen el suficiente respeto a la representación como para que esta siguiese formando parte de su cultura.
Teatros nipones de nō, elevado para darle visibilidad. Fuentes: cheevatravel. Casi todos los teatros orientales disponen de la misma forma cuadrilátera de seis a siete metros de lado que vienen del teatro chino del II a.C., pero en las imágenes se ha plasmado el teatro nō (noh) japonés del siglo XIV, muy reconocible por el mural trasero y los cuatro pilares de madera que conforman el escenario.
Teatro nō y disposición de los músicos. Fuentes: nipponsai.org y Wikipedia Gracias a la cercanía de estos pueblos orientales con la naturaleza, el grueso de los teatros (y prácticamente toda construcción) estaba fabricada en maderas y otros materiales vegetales. Su flexibilidad y comportamiento mecánico les permitían dar forma a escenarios que ni griegos ni romanos pudieron construir, aunque su conservación a lo largo de los siglos ha sido mucho menos frecuente debido a ello. Las artes escénicas encapsuladas en estos pequeños templetes no requerían –a diferencia de occidente– de elementos de adorno sobrantes más allá de los ropajes. Incluso hoy las disciplinas mahanataka, dutangada y kathakali hindúes; el kunqu y el teatro de las sombras chino; o los Nō y jabuki japonesas resultan para los occidentales minimalistas en tanto a elementos arquitectónicos y estructurales, siendo necesaria tan solo la destreza de los intérpretes. Teatro medieval: el teatro de guerrilla
Curioso ver cómo el teatro en todo el mundo dio un salto hacia el siglo XIV(incluyendo la mayoría de los estilos orientales citados en el párrafo anterior y al teatro medieval europeo) pero cómo estos estilos y arquitectura teatral empezaron a diferir entre sí con el tiempo. De hecho, en Europa la arquitectura y el teatro se separaron durante los siglos oscuros del medievo.
Representación del teatro de sombras Karagöz y Hacivat, precursor de los retablos (s.XIV en Turquía), y representación moderna. En una situación histórica en la que las artes eran tenidas como profanas, la ciencia como nigromancia, y la cultura como un elemento indeseable para el feudalismo eclesiástico, muy poco espacio había para los teatros y otras artes no canónicas. De modo que el teatro se escindió en dos grandes grupos:
el teatro permitido y socialmente aceptado, que desfilaba por las estrechas calles de las ciudades, y que ha dado lugar a las cofradías y romerías modernas (entre otros);
y el teatro no permitido (pero también socialmente aceptado) que hoy conocemos como retablos o títeres.
Lo cierto es que –permitidos o no– eran ambos teatros de guerrilla. Mientras que las iglesias monoteístas (idólatras, las otras no) trataban de convencer a los fieles con grandes desfiles de carácter religioso que representaban escenas bíblicas, los retablos y casetas de títeres representaban un tono lúdico y de queja ante el sistema.
Láminas I y III con croquis sobre la ingeniería tras el Paso del Misterio de Semana Santa. Fuente: Ingeniería andaluza Pero aunque carente de una estructura arquitectónica formal (un edificio o un teatro propiamente dicho), las estructuras resultaron cruciales para ambos bandos culturales. En el retablo hizo falta adaptar carros para incluir complejos sistemas de tramoya y mecanismos que ayudasen a mover las figuras de madera y tela por el pequeño escenario (además de poder esconderlo todo en pocos minutos), mientras que en los pasos religiosos la complejidad estructural obligaba a los ingenieros a usar toda su pericia en estructuras de madera. A medida que el pueblo recibía su dosis de cultura en las calles, muy pocos elegidos podían maravillarse de las obras de castillo, estas sí bajo techo. Se trataba de obras clásicas de tradición popular o religiosas, y contaron con los primeros mecanismos que permitían cambios relevantes en la escena durante la actuación, como en el Castillo de Český Krumlov.
Teatro del Castillo de Český Krumlov en Bohemia (República Checa). Fuente: Wikipedia Teatro del Castillo de Český Krumlov en Bohemia (República Checa). Fuente: Wikipedia Mientras el teatro oriental focalizaba sus esfuerzos en la escenificación de los actores, en Europa nos centramos en complejos sistemas de poleas laterales que dieron paso a las tramoyas modernas (para las que aún hacía falta que los edificios fuesen teatros per sé, y no reconversiones de edificios más antiguos). El teatro moderno: un teatro para cada clase social A finales del medievo empezaron a surgir por Europa –primero en patios de casas y luego en edificios construidos a tal efecto– las llamadas corralas. Edificios bajos de tres pisos dentro de los cuales un pequeño escenario resultaba visible desde las terrazas y patio (patio literal) de butacas.
Corral de comedias de Almagro, el único que se conserva en España tal como era en el siglo XVII. Fuente: Educa Madrid Estos edificios rescatan muchos de los elementos del teatro romano, como el foso de la orquesta, el escenario, la disposición en semicírculo (ahora cortados a los lados de las construcciones de líneas rectas del modernismo), o el frontal por el que surgen los personajes. En las corralas se representaban obras para personas con bajo poder adquisitivo –en contraposición al teatro de palacio (para la corte)– con obras alejadas del latín clásico y muy críticas con las coronas o los sistemas de gobierno. Pero cuando la burguesía acaudalada empezó a aparecer en Europa se hizo necesario un tercer teatro muy parecido al que tenemos en mente.
Teatro de la Comédie-Française (s. XVIII). Fuente: Wikipedia. El teatro actual: una síntesis de la historia de la arquitectura Los teatros de finales del modernismo ya incluían los elementos a los que hoy día estamos acostumbrados y que se han ido adquiriendo por herencia helena, romana, oriental y medieval. Por un lado se encuentra el público en el patio de butacas o en las gradas y palcos de varias alturas (tanto laterales como frontales), y por otro está el escenario y la orquesta.
Teatro Real de Madrid Fuente: Rider News Pero el teatro actual tiene su foco en puntos invisibles para los visitantes: los bastidores, el foso escénico bajo la escena, el sistema de peines sobre ella y las bambalinas, entre otros elementos. Todos ellos con el objetivo de dar más realismo a la escena, requieren de grandes volúmenes que rodean el escenario en todas direcciones.
Teatro Real de Madrid. Fuente: Teatro Real
Teatro Liceu de Barcelona. Fuente: RCGEP Teatro Liceu de Barcelona. Fuente: RCGEP Tal y como abría el artículo, las diferencias entre las distintas materias se dan la mano en la actualidad. Hoy en día no podemos decir que el teatro pertenezca al arte escénico, o que el edificio pertenezca a la arquitectura. Porque entonces, ¿qué hacemos con la ingeniería mecánica, eléctrica o electrónica necesaria, con las artes plásticas para la realización de los decorados, con la gestión y coordinación de proyectos requerida para cada función, o con el esfuerzo de todo el personal implicado? Características de las plazas públicas
1. Localización en la estructura contemporánea de la ciudad y características generales.
Estos espacios deben constituirse en nodos urbanos, en la medida en la que sean lugares de confluencia de vías primarias o secundarias.
Por su carácter de nodos, deben ser espacios fácilmente identificables en la estructura de la ciudad.
Deben ser espacios de una alta conectividad, esto es que se encuentren ligados al resto de los nodos urbanos y al resto de la estructura de la ciudad, tanto vehicular como peatonalmente.
Deben ser espacios de una gran permeabilidad peatonal, esto es que sean accesibles y fácilmente penetrables por los peatones.
Deben ser espacios de una gran permeabilidad vehicular, esto es que favorezcan tanto los cruces como la circulación vehicular en su periferia.
Deben ser espacios de una gran versatilidad, esto es que permitan en su interior el desarrollo de todo tipo de actividades públicas: políticas, recreativas, culturales, religiosas, turísticas, etc.
Deben reunir tanto en su perímetro como en su entorno una serie de usos mixtos que permitan el desarrollo de una gran variedad de actividades por parte de los ciudadanos: religiosas, comerciales, recreativas, políticas, turísticas, gubernamentales, de habitación, hotelería, etc.
Algunas de estas actividades pudieran tener un gran peso sobre las demás, por lo que pudiéramos denominarlas como actividades “ancla”.
Estos espacios deben contener hitos urbanos de gran calidad simbólica, estética e histórica, como lo son el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, lo que les conferirá una gran capacidad de percepción e imaginabilidad por los ciudadanos.
Estos espacios a través de sus características arquitectónicas y urbanas deben ofrecer una gran variedad de experiencias sensoriales a los usuarios.
Estos espacios por sus características arquitectónicas y urbanas deben permitir la personalización por parte de los usuarios, esto es que cada visitante los perciba de manera singular, diferente a como lo hacen los demás, y por tanto los puedan convertir en espacios propios.
El proceso de personalización, la apropiación individual, debe conducir a una personalización colectiva, para que pueden convertirse en espacios de identidad general, como ocurre con los espacios del centro histórico.
Estos espacios por sus propias características arquitectónicas y urbanas deberán ser seguros para la población, lo que podrá garantizar la permanencia y continuidad en su uso.
Deberá asegurarse el acceso peatonal en las calles que desembocan en las plazas, en un área periférica de tres manzanas como mínimo.
Deberán asegurarse los usos mixtos en un área periférica de tres manzanas como mínimo en torno de las plazas, considerando un porcentaje importante destinado al uso habitacional.
A través del diseño participativo deberá intervenir la comunidad en el proceso de diseño detallado de las plazas y de su entorno urbano.
2. Características específicas. -
Las dimensiones y formas de ambas plazas serán semejantes a las del jardín Zenea.
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Cada plaza contendrá arbolado y vegetación sembrados a nivel del suelo.
Los estacionamientos no deberán localizarse en el sótano de las plazas, sino en la parte posterior de los edificios periféricos. Uno de los costados de cada plaza como mínimo deberá estar destinado a la circulación vehicular. Uno de los costados de cada plaza como mínimo deberá estar destinado a la circulación peatonal. Las calles destinadas a la circulación vehicular deben contener banquetas adecuadas para la circulación peatonal. -
Uno de los costados de cada plaza como mínimo deberá estar diseñado con portales.
Las edificaciones que conforman el entorno de cada plaza deberán contar con tres niveles máximo de altura. Las edificaciones que conforman el entorno de cada plaza deben ser múltiplemente permeables, a través de vanos de puertas y ventanas, evitando las fachadas transparentes. La geometría interior de cada plaza deberá estar determinada por múltiples senderos peatonales, definidos, directos, rectos y curvos, a la manera de las plazas tradicionales de Querétaro. La geometría interior de cada plaza no podrá definirse por el arbolado, la vegetación y el mobiliario urbano; estos elementos serán complementarios al diseño definido por los senderos peatonales, y para enfatizar la importancia de estos últimos. Los senderos de cada plaza podrán determinarse caminando los espacios, y no necesariamente sujetos a un diseño definido en gabinete. -
Deberá dejarse abierta la posibilidad de romper la simetría.
El mobiliario de las plazas deberá buscar su relación con el tradicional queretano, evitando el uso Hi-Tec.
3. Formas arquitectónicas del entorno. Deberá buscarse el uso de un lenguaje característico de la arquitectura tradicional queretana, utilizando materiales tradicionales como hierro forjado, cantera, piedra, evitando el uso excesivo de acero y cristal. -
Deberá buscarse el uso de vanos verticales, prevaleciendo el macizo sobre el vano.
Deberá recurrirse al uso de cornisas, remates y marcos como en la arquitectura tradicional queretana. -
Deberá recurrirse al uso de colores queretanos tanto en muros interiores como exteriores.
El entorno y el interior de las plazas deberán ser altamente ornamentados, recurriendo a la decoración tradicional queretana, como rejas y barandales. La publicidad comercial deberá estar sujeta a los criterios tradicionales, tanto en formas como en colores, evitando el uso de gas neón. -
En ambas plazas deberá prohibirse el uso de publicidad.
El espacio urbano común no será meramente un contenedor de la actividad social, deberá ser en sí mismo la socialización de la comunidad. -
El espacio público deberá ser la vida social en sí mismo.