Tarde

  • May 2020
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  • Words: 585
  • Pages: 9
Tarde te amé Dibujos: Maria Rosa Guerrini, Tarde te amé, Ed. Paulinas Colores y composición: Pedro Muñoz Peñas

La oración que tal vez mejor resume la vida de San Agustín

Tarde te amé belleza tan antigua y tan nueva... Tarde te amé

Treinta años estuve lejos de Dios. Durante ese tiempo algo se movía dentro de mi corazón... Era un buscador. Buscaba la Felicidad, como tú, como todos...

Tú estabas dentro de mí y yo fuera... Sin embargo, durante los años de mi juventud puse mi corazón en cosas exteriores que al final lo único que hacían era alejarme cada vez más de Aquel a quien mi corazón, sin saberlo, anhelaba... «Los hombres salen a hacer turismo para admirar las crestas de los montes, el oleaje proceloso de los mares, el fácil y copioso curso de los ríos, las revoluciones y giros de los astros. Y, sin embargo, se pasan de largo a sí mismos. No hacen turismo interior» San Agustín, Confesiones 10,8,15

...pero tu me llamaste y tu grito rompió mi sordera En medio de la lucha, acudí a mi gran amigo Alipio y le dije: “Los ignorantes nos arrebatan el cielo y nosotros, con nuestra ciencia nos revolcamos en la Carne”.

Así me encontraba, llorando desconsolado mientras me preguntaba a mí mismo cuándo dejaría de decir “Mañana, mañana...” Fue entonces cuando escuché una voz que venía de la casa vecina. Una voz que decía... TOMA Y LEE, TOMA Y LEE «Me hacías entrar dentro de mí mismo; para no mirarme me había escondido detrás de mis espaldas, pero tú me arrancaste de allí y me pusiste delante de mí mismo a fin de que viese lo indigno que era, lo deforme, manchado y llagado que estaba» San Agustín

Brillaste, resplandeciste... Y ahuyentaste mi ceguera

Entonces cogí la Bíblia, la abrí al azar y leí el primer pasaje que apareció a mi vista. Pertenecía a la carta de San Pablo a los Romanos y decía así: «No en comilonas, ni embriagueces, no en lujuria... Sino revestíos del Señor Jesucristo» Aquellas palabras resonaron dentro de mí. Parecían escritas por una persona que me conocía, que sabía de mi vida...

Derramaste tu fragancia, respiré, y ya suspiro por ti Dios, de quien separarse es morir, a quien acercarse es resucitar, con quien habitar es vivir. Dios, de quien huir es caer, a quien volver es levantarse, en quien apoyarse es estar seguro

Así fue como descubrí a Dios y me di cuenta que en el fondo era a Él, sin saberlo, a quien buscaba ardientemente mi corazón.

Dios, a quien olvidar es perecer, a quien buscar es renacer, a quien ver es poseer. San Agustín, Soliloquios 1,1,3

Me tocaste y ardo en deseos de tu paz

«Dios empieza a habitar en ti cuando tú empiezas a amarle a él» San Agustín, Comentario a la carta de San Juan 8,12

Y ahora, Señor, sólo te amo a ti Sólo te sigo a ti... Sólo te busco a ti... San Agustín, Soliloquios 1,1

Tarde te amé ¡Tarde te amé, oh hermosura siempre antigua y siempre nueva! ¡Tarde te amé! Y he aquí que tú estabas dentro de mí , pero yo de mí mismo estaba fuera. Y por fuera te buscaba... Estabas conmigo, pero yo no estaba contigo... Pero tu me llamaste, gritaste, rompiste mi sordera. Brillaste, resplandeciste, ahuyentaste mi ceguera. Derramaste tu fragancia, respiré y suspiro por ti. Gusté, y tuve hambre y sed. Me tocaste y ardo en deseos de tu paz San Agustín, Confesiones 10,27,29

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